En todas esas reuniones y eventos llamó a las organizaciones sociales a construir el “Sujeto Social” de la Reforma Agraria Integral (o sea, no sólo se trata de tierras).
Convocó a los dirigentes a pensar en grande, a nivel Latinoamericano y como Humanidad, y a dejar de “mirarse el ombligo”.
Planteó que tenemos poco tiempo y de la existencia de un “enemigo interno” a nivel del Estado que no permite avances más rápidos y efectivos. No se refiere a personas sino a estructuras estatales que son obstáculos para avanzar.
Es decir, empuja para que los movimientos y organizaciones sociales salgan de sus estrechos marcos sectoriales y puramente reivindicativos.
Petro busca al movimiento social para poder empujar “desde abajo” los cambios que necesita nuestro pueblo y país, como parte de América Latina y del mundo (“la Humanidad”).
Mientras tanto, se observa por parte de algunos sectores “cierto afán”, cierta frustración porque los cambios en menos de 2 meses no sean más “grandes” (más radicales, más estructurales).
Podríamos decir que quienes no se sienten incluidos de los inicios del gobierno, empiezan a hacer fuerza por el fracaso del gobierno de Petro.
Unos, porque siguen aferrados a la concepción “putchista” e insurreccional (y armada). Todavía creen que se puede “derrocar a la burguesía y expropiar los medios de producción”.
Todavía piensan -contra toda evidencia- que los “cambios estructurales” se pueden hacer “por arriba” (o sea, sólo desde el “Estado heredado”) y “en un solo país”.
Otros, porque sienten que Petro no les ha dado suficiente participación burocrática, y no entienden que la correlación de fuerzas (o sea, la misma realidad social, económica, política y cultural) obliga a avanzar por etapas, acumulando fuerzas.
No comprenden que -por ahora- la “avanzada” es “liberal” (ministros Leyva, Ocampo, López Montaño, Velásquez, Osuna, etc.). Y así debe ser. Y, efectivamente, si son liberales consecuentes, es más que suficiente, es revolucionario.
Por ahora hay que “subir por las escaleras” y no por el “ascensor”. El ejercicio en sí mismo y el movimiento de “juntarnos” para subir, es importante y unificador. Es un aprendizaje indispensable.
Es evidente que al movimiento social colombiano le falta madurar; le hace falta construir verdadero poder y sentirlo. Cuando en verdad se tiene ese “poder”, el sujeto se hace responsable de su fuerza, y sólo así, puede dosificar, contener y acumular ese poder. Es el arte del “refrenamiento”.
Hasta ahora cada organización social tiene miradas y metas demasiado sectoriales como lo comprobó Petro esta semana en el Cauca. Pero es un problema en todas las regiones y a nivel nacional.
Por ello, llama a constituir el Consejo Intercultural en la región y a nivel nacional construir el Sujeto Social para realizar las transformaciones en el campo (en lo agrario y rural).
Petro llama -con alguna angustia- a indígenas, campesinos y afros, a dejar de mirarse el ombligo y pensar en grande.
Y, es claro que cada reforma (en Salud, Educación, Servicios Públicos, Vivienda, Ambiental, etc.) requiere de “sujetos sociales” de carácter nacional, dado que no existen.
Es evidente que, aun teniendo “ascensores” no es bueno subir tan rápido porque nos congestionamos y no podremos asimilar los cambios. “Vísteme despacio, que tengo prisa”, reza el dicho español.
En fin, pienso que hay mucho afán, demasiado afán. Y las derechas estimulan ese afán porque les conviene. Pero, el pueblo en general tiene paciencia y sabe que efectivamente éste es, por primera vez, un gobierno “cercano”, “casi propio”.
Nota: Detrás de ciertos afanes e incomprensiones también está la errada comprensión del “reformismo”. Hay dos tipos de “reformismo” en juego: el “reformismo pragmático” que juega a que las reformas sirvan para desmovilizar y domesticar al pueblo, y el “reformismo revolucionario” que asume las reformas para acumular fuerza y seguir avanzando.
Fernando Dorado
Foto tomada de: Presidencia de la República
Deja un comentario