En su búsqueda de ganancias los capitalistas compiten mejorando su capacidad de producción, mediante la introducción de mejor maquinaria y tecnología, así como formas más eficientes de organización. De este modo logran aumentar la productividad y reducir sus costos por unidad de producto y servicio, con lo cual consiguen ganancias extraordinarias y logran desplazar a competidores y conseguir una mayor participación en el mercado. Este proceso puede ser lento y gradual en ciertos momentos, pero también acelerado según las condiciones del mercado. Adicionalmente, en ciertas industrias desde el inicio se realicen grandes inversiones y se utilicen las tecnologías más modernas. Este proceso tiene varias consecuencias:
- Aumenta el tamaño mínimo de las empresas en las diferentes ramas de producción lo cual dificulta el ingreso de nuevos competidores. Se crean grandes organizaciones que dirigen ejércitos de miles de trabajadores.
- La tendencia de la economía en su conjunto al incremento continuo de la productividad, que se expresa en una mayor proporción del capital constante (fijo y circulante) dentro del capital total, al tiempo que se reduce la proporción del capital variable, es decir el capital destinado a la compra de fuerza de trabajo. En otros términos, un mismo número de trabajadores es capaz de producir en el mismo tiempo una cantidad mucho mayor de mercancías.
- Se produce una tendencia contradictoria con relación a la demanda de fuerza de trabajo. Por una parte, la acumulación, es decir la reinversión de las ganancias en ampliación de la producción, implica la contratación de nuevos trabajadores, pero al mismo tiempo el desarrollo técnico hace que se despidan trabajadores de empresas en funcionamiento, o que las nuevas contraten proporcionalmente al capital constante un número menor. El balance es una tendencia a la creación de una población trabajadora excedente con respecto a las necesidades de valorización del capital en forma permanente, asunto que examinaremos en artículo posterior.
- El desarrollo de la acumulación que avanza mediante el desarrollo de las fuerzas productivas, la competencia y el incremento del tamaño mínimo de las empresas, conduce a una creciente concentración de la producción; es decir, en cada rama productiva unas pocas empresas van desplazando a los competidores y van produciendo cada vez más una parte mayor del total del producto. En algunos casos unas pocas empresas, tres o cuatro, concentran el 70% o más de la producción, lo que se denomina oligopolio. En el caso extremo, una sola empresa realiza toda o casi toda la producción, conformándose de esta manera un monopolio. En estos casos, estas empresas pueden obtener ganancias extraordinarias, no solamente por mayor productividad sino también dado que pueden extraer excedentes de otros sectores en su intercambio.
- Adicionalmente a las tendencias en la concentración de la producción en las distintas ramas industriales, se genera un proceso de centralización, que no es consecuencia del mayor desarrollo técnico en la producción y la competencia, sino resultado de la articulación bajo un centro de control de diversas empresas, ya sea en la misma rama o de diferentes ramas, mediante procesos de anexión o de fusión de empresas. Se crean de este modo grupos empresariales o conglomerados, que controlan una porción importante de la producción de mercancías.
- De este modo, el desarrollo de la producción capitalista se caracteriza por la desaparición de empresas, por la expropiación de pequeños y medianos productores, que se convierten a su vez en asalariados. Se producen además fenómenos de subordinación empresarial en la medida que muchas empresas pequeñas y medianas son proveedoras de grandes empresas (por ejemplo, productores de autopartes para vehículos automotores), lo cual les genera una dependencia por la desigualdad de poder económico. Igualmente, el gran capital comercial puede ejercer un poder sobre sus proveedores y lo mismo ocurre en la relación de los bancos con las empresas de menor capacidad.
- El resultado es que la supuesta “libre competencia” o “libre mercado” de los libros de texto, termina convertida en la competencia entre unos pocos grandes grupos industriales y grandes empresas, que concentran la mayoría de la producción y, especialmente, de las ganancias extraídas a los trabajadores.
Veamos algunos datos que permiten ilustrar estas tendencias y estructuras del modelo económico colombiano.
a. Las cifras de las cuentas nacionales muestran un crecimiento del consumo intermedio (materias primas); en 2000 el total del consumo intermedio fue de $230 billones (en pesos de 2005) y en 2016 ascendió a $423 billones, casi se duplicó, y la fuerza de trabajo no creció en la misma proporción.
b. El número de trabajadores asalariados crece en forma importante entre 2001 y 2020. Los datos basados en la gran encuesta integrada de hogares del DANE muestran que en 2001 había 5.0 millones de trabajadores asalariados como obreros o empleados de empresas particulares y en 2020 había 8,8 millones. Estos son los trabajadores asalariados productores de excedente. En el mismo período la población desempleada pasó de 3,1 millones a 3,2 millones y la población trabajadora por cuenta propia de 6,4 a 9,4 millones.
c. En la industria manufacturera entre 1992 y 2018 el consumo intermedio lo mismo que el consumo de energía eléctrica se duplicó. En 1992 la industria manufacturera ocupó 641.232 empleados y en 2018 ocupó 709.507, un aumento de apenas 11% en casi 30 años. Al mismo tiempo el número de establecimientos disminuyó ligeramente, pero la producción se duplicó, el valor agregado aumentó en un 75% y el excedente bruto de explotación más que se duplicó.
d. De otra parte, se crean organizaciones con un número elevado de trabajadores, lo que implica una división interna amplia del trabajo que aumenta la productividad. Hay organizaciones de decenas de miles de trabajadores que conforman obreros colectivos de gran magnitud. Por ejemplo, el Grupo Nutresa emplea 45.618 empleados directos, Avianca 21.061, gaseosas Postobón 11.122, Cementos Argos 9.166, Grupo Manuelita (Azúcar) 9.675[1]. Un pequeño número de empresas grandes coexiste con una gran masa de microempresas. Pero lo relevante es que en estas organizaciones se desarrolla una gran división interna del trabajo, esquemas de planificación y una mayor capacidad productiva. En estas instituciones aparece el obrero colectivo en grandes dimensiones.
- Concentración del excedente. En la industria manufacturera, el 10% de los establecimientos industriales (un poco más de 800), aquellos que ocupan 200 o más personas concentran el 69% del total del excedente bruto de explotación. De estos, 103 establecimientos (1,2%), que tienen más de 800 empleados, concentran el 23% del total del excedente bruto de explotación.
- En el sector comercial el 1,2% del total de establecimientos (125 empresas mayores de 500 empleados) concentra 22% del excedente total y el 10% de los establecimientos (con 100 o más empleados) concentra el 56% de la plusvalía.
- La producción petrolera y minera está concentrada en pocas empresas que a su vez por tanto concentran la mayoría del excedente bruto de explotación.
- Tres bancos, Bancolombia, Banco de Bogotá y Davivienda concentran el 68% del total de las utilidades[2].
En 2015 la información reportada por las empresas a la Superintendencia de Sociedades mostró lo siguiente según cálculos y análisis de Jorge Espitia:[3] “La utilidad bruta de todas las empresas …ascendió a 150,7 billones de pesos en el año 2015. De este total, 451 empresas concentraron el 50 por ciento, y 2.362 recibieron el 75 por ciento. En otras palabras, el 2 por ciento de las empresas concentraron el 50 por ciento de la utilidad bruta, y el 10 por ciento de ellas obtuvieron el 75 por ciento. El GINI respectivo fue un muy alto 0,773.”
De acuerdo con estas evidencias el panorama de la distribución del plusvalor (excedente bruto de explotación) muestra que a pesar de la existencia de miles de empresas, un grupo muy reducido de ellas concentra la mayor parte de la plusvalía generada por los trabajadores. Si la situación de la industria manufacturera y el comercio fuera la misma para todas las actividades económicas, el 1% de las empresas se quedaría anualmente con aproximadamente el 25% del total y el 10% con el 70%. Aquí se observa una de las consecuencias de la acumulación y la competencia capitalistas: producir una masa enorme de plusvalía para un puñado de personas.
La concentración es mucho mayor en productos específicos. Ejemplos relevantes en Colombia son la industria de la cerveza, la producción de cemento, la producción de cuadernos, pañales, azúcar, la telefonía celular, los medios de comunicación. En estos productos unas pocas empresas concentran la producción y las ventas.
La enorme concentración de la producción capitalista es un rasgo antiguo de la economía colombiana. En 1978 decía Gabriel Misas con relación a las 100 empresas más grandes del país: “ Este conjunto que representó aproximadamente el 1% de las plantas de producción realizó en 1968 el 46,4% de la producción industrial y generó el 28,9% del empleo. En general cada una de estas empresas goza de una posición oligopolista altamente concentrada, cuando no monopolista, en la fabricación de una amplia gama de sus productos.” [4]
Centralización de capital
Además de la concentración del capital, este se centraliza, mediante diversos procesos de adquisiciones y fusiones, y por medio de la diversificación de inversiones. Los grandes capitalistas acumulan enormes excedentes y buscan nuevas opciones de inversión en ramas de producción diversas en las cuales puedan obtener rentabilidad. Mediante compras y funciones, tanto horizontales y verticales se conforman los grandes grupos empresariales y financieros, siendo los más importantes en Colombia, los siguientes, de acuerdo con los estudios de Julio Silva Colmenares: grupo financiero Suramericana, grupo financiero Sarmiento Angulo, grupo financiero Bolívar, grupo financiero Ardilla Lulle, Grupo Financiero Santodomingo, grupo financiero Oligarquía Azucarera, grupo financiero Gillinski, grupo financiero Colpatria, así como algunos conglomerados no vinculados a grupos financieros en diferentes sectores industriales[5][6].
El resultado combinado de todo lo anterior es que la economía colombiana está controlada por un pequeño grupo de capitalistas, nacionales y extranjeros, que concentran la capacidad productiva y el excedente producido por los trabajadores; estos capitalistas son los verdaderos dueños del país que toman decisiones fundamentales sobre el qué producir, cómo producir y a quién distribuirlo, decisiones que afectan las condiciones de vida de millones de personas.
La finalidad del capitalismo es producir plusvalor que se distribuye en ganancias comerciales, ganancias industriales, ganancias financieras e intereses, renta de la tierra rural y urbana e impuestos. El 10% de las empresas concentra aproximadamente todas las ganancias. La sociedad colombiana en su conjunto está al servicio de este pequeño grupo de privilegiados.
Quien quiera tener éxito tratará de estar al servicio de estas grandes empresas y magnates. Ejemplo reciente de los servicios prestados por eminentes funcionarios públicos son los casos del fiscal general de la Nación, Néstor Humberto Martínez y del procurador general, Fernando Carrillo, que estuvieron ambos en la nómina de don Luis Carlos Sarmiento. La sumisión y pleitesía por parte de políticos y medios de comunicación a los grandes capitalistas es evidente. Con ocasión de la muerte de uno de los grandes ricos colombiano, Carlos Ardilla Lulle, manifestó Germán Vargas Lleras: “Admiré mucho a Carlos Ardila Lülle. El más importante líder industrial del país. Todo se lo apostó a creer en Colombia[7]”
Dice el editorial de La República[8]: Los empresarios son quienes verdaderamente desarrollan las sociedades y les dejan el producto de su trabajo, de las innovaciones o los liderazgos en el mercado, que les permitieron tener éxito económico en sus vidas. Ha muerto Carlos Ardila Lülle, uno de los empresarios con mayor legado en la historia de Colombia y de la región. Su andar por el camino del emprendimiento lo comenzó muy joven, en la década del 50, y en la actualidad la organización empresarial que él forjó emplea a más de 40.000 trabajadores directos, en unas 80 empresas que indirectamente generan trabajo a cerca de medio millón de personas. Fue un hombre adelantado a su época, que deja un legado inmaterial tan importante como el liderazgo de cada una de las compañías de su grupo. Humberto de la Calle: “lamento la muerte de Carlos Ardila Lulle. Gran empresario y filántropo.[9]”
Jorge Enrique Robledo: “Reciban mis condolencias los familiares, amigos y colaboradores del doctor Carlos Ardila Lulle, quien con sus empresas le hiciera significativos aportes al progreso de Colombia, generando numerosos empleos tanto en la industria como en el sector agropecuario[10]”
El presidente Duque: “Lamento profundamente el fallecimiento del dirigente empresarial Carlos Ardila Lulle. Su vida fue un gran ejemplo de tenacidad, amor por Colombia, fraternidad con los trabajadores y patriotismo. Pierde Colombia a uno de sus grandes transformadores.”
Leyendo estos y muchos mensajes similares está uno a punto de creer que Carlos Ardila Lulle invirtió para ayudar a los trabajadores a tener empleo y para beneficiar a la sociedad mediante diversas donaciones. Afortunadamente contamos con la sabiduría de Luis Carlos Sarmiento Angulo, quien sabe claramente que se trata de afirmaciones fariseas: “En primer lugar, dejemos claro que uno funda empresas para ganar plata. Es que aquí ese concepto se distorsiona y a la gente le da pena decirlo. Específica y únicamente es para ganar plata. Decir lo contrario es fariseísmo[11]” Ardilla Lulle, Luis Carlos Sarmiento, Julio Mario Santodomingo son, o fueron, personificaciones del capital, son los funcionarios de un sistema cuya finalidad consiste en extraer plusvalor a los trabajadores. Esto les permite a su vez ser generosos y dar limosnas. Es indiferente sin son personas amables o groseras, cultas o incultas, lo esencial es su función dentro del modo de producción capitalista: extraerle plusvalor a los trabajadores.
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[1] https://www.pulzo.com/economia/empresas-con-trabajadores-colombia-PP311059
[2] https://www.larepublica.co/finanzas/ganancias-de-bancos-de-enero-a-agosto-2019-cuales-son-los-de-mayores-utilidades-2925291
[3] Estos cálculos se realizan sobre la base de los estados financieros de 25.515 empresas publicados por el Sistema de Información y Reporte Empresarial (SIREM) de la Superintendencia de Sociedades en 2015. El análisis de la concentración se llevó a cabo en relación con tres variables: utilidad bruta, utilidad operacional y utilidad antes de impuesto. https://razonpublica.com/index.php/economia-y-sociedad/9725-las-grandes-empresas-concentran-las-utilidades-y-no-tributan-lo-suficiente.html
[4] Misas, Gabriel, Contribución al estudio del grado de concentración de la industria en Colombia, p.83.
[5] “Podemos definir el grupo financiero como la conjunción de capitalistas y capitales de diversas ramas (bancaria, industrial, comercial, etc.) que obedecen a un centro de orientación común y responden a unos intereses estratégicos globales, al tiempo que las empresas que lo conforman mantienen su independencia jurídica y administrativa. Como dijimos más atrás, actúa como un gran capitalista colectivo.” (Silva Colmenares, Julio, p. 24)
[6] Silva Colmenares, Julio, Los verdaderos dueños del país -2. De la monopolización precoz del siglo XX a la transnacionalización audaz del siglo 21, Ediciones Aurora, Bogotá, 2020.
[7] https://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/german-vargas-lleras/revivieron-los-auxilios-columna-de-german-vargas-lleras-610744
[8] https://www.larepublica.co/opinion/editorial/la-herencia-de-un-empresario-muy-optimista-3217259
[9] https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/humberto-de-la-calle/izquierda-y-derecha/
[10] https://twitter.com/JERobledo/status/1426179319538360323?s=08
[11] https://www.semana.com/nacion/articulo/el-rey-midas/110419-3/
Alberto Maldonado Copello
Foto tomada de: Portafolio
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