- La pandemia puede llevar a una transición hacia otro modelo económico, pero en el marco del capitalismo. Las posibles opciones que plantea son una mayor inversión en sistemas de salud y en una mayor igualdad; el cierre de las fronteras; y la aplicación de reglas sobre los mercados para organizar la economía de otro modo.
- Se trataría de una competencia entre ideologías o narrativas alternativas en el período posterior a la pandemia.
- Sin embargo, no es posible decir que va a ocurrir, dado que los resultados concretos dependen de la movilización política, de las movilizaciones sociales y en definitiva del balance de poder, no solo material, sino del balance de las fuerzas intelectuales e ideológicas.
- Se inclina por un fortalecimiento del Estado de bienestar que, señala, ha sido descuidado por los países más avanzados o ni siquiera se ha desarrollado suficientemente en los países más atrasados; dentro de estos Estados de bienestar debería darse especial importancia a una tributación mucho más progresiva, incluyendo impuestos elevados a la riqueza, y el establecimiento de programas de garantía de ingresos básicos.
- Señala que las instituciones, incluyendo el modelo económico, no son determinadas solamente por las fuerzas económicas o tecnológicas, ni por las demandas laborales, sino que dependen de construcciones ideológicas, de movilizaciones políticas, de balances de poder.
- Afirma que la desigualdad imperante no responde a causas económicas, sino políticas o ideológicas.
Es claro que cuando Piketty habla de cambio en el modelo económico se refiere a cambios dentro del modo de producción capitalista y se inscribe dentro del grupo de defensores del capitalismo que piensan que es posible que este funcione de una manera más redistributiva y social y ambientalmente responsable. Su ideología es una ideología pro capitalista.
Es conveniente examinar sus afirmaciones relativas a las causas de la desigualdad, a la importancia de la ideología y la política, y a la relevancia por tanto del conflicto entre distintas ideologías, lo cual nos invita a buscar en su último libro, Capital e ideología[2], los fundamentos teóricos. El resultado, como veremos, no puede ser más desalentador: Piketty muestra un gran conocimiento de hechos y datos pero un pobre desarrollo teórico
La concepción sobre la ideología
¿Qué es la ideología? Afirma Piketty que utiliza la siguiente definición: “un conjunto de ideas y de discursos a priori plausibles y que tienen la finalidad de describir el modo en que debería estructurarse una sociedad tanto en su dimensión social como económica y política. Una ideología es un intento más o menos coherente de aportar respuestas a un conjunto de cuestiones extremadamente extensas acerca de la organización deseada o ideal de la sociedad”. (p. 14).
Piketty no hace una mínima revisión de la literatura sobre ideología y no cita en esta parte conceptual a ningún autor, razón por la cual tampoco fundamenta su “teoría” en un conocimiento y crítica del estado del arte, salvo un par de menciones breves y superficiales a dos enfoques, como expondremos luego. Es como si antes de Piketty nadie hubiera escrito sobre la ideología. Piketty reduce el asunto al deber ser, al modo en que debería estructurarse una sociedad. Plantea luego un conjunto de tesis que examino a continuación.
Tesis 1: “La ideas y la ideología cuentan en la historia” (p. 1227)
Se trata de una afirmación de una profunda superficialidad en la cual simplemente descubre el agua tibia. La relevancia de las ideas y la ideología en la historia de las sociedades no es ningún descubrimiento. Afirma que se propone en el libro tomar en serio todas las ideologías: “Me gustaría dar una oportunidad a cada una de las ideologías del pasado, y en particular a las ideologías propietaristas (sic), socialdemócratas y comunistas, pero también a las ideologías trifuncionales (sic), esclavistas o colonialistas, resituándolas dentro de su propia coherencia interna.” (p. 21) Aquí se encuentra un sesgo que atraviesa el análisis de Piketty, dado que se refiere a ideología “propietaristas, socialdemócratas y comunistas”, omitiendo la ideología capitalista, la más importante en nuestra época, que oculta bajo otros términos.
Tesis 2: La ideología tiene autonomía con respecto a otras dimensiones sociales
En su enfoque, Piketty afirma “insisto, por el contrario, en el hecho de que existe una verdadera autonomía que emana del mundo de las ideas, del ámbito ideológico y político. Para un mismo estado de desarrollo de la economía y de las fuerzas productivas (en la medida en que estas palabras tengan un sentido, lo cual no es evidente) existe siempre una multitud de regímenes ideológicos, políticos y desigualitarios posibles” (p. 19).
Dado que Piketty no expone ninguna teoría sino apenas una definición de ideología, no es posible saber cómo concibe esta práctica social en el conjunto de las otras prácticas, económicas, políticas, científicas, etc. Simplemente afirma que existe una verdadera autonomía pero no explica en qué consiste esta autonomía; sin embargo, es claro que está discutiendo con algunos autores marxistas, aunque no menciona ni cita a ninguno. Afirma que su “enfoque centrado en las ideologías, las instituciones y las evolución histórica, también se diferencia de algunas doctrinas a menudo calificadas de ‘marxistas’, según las cuales el estado de las fuerzas económicas y de las relaciones de producción determinaría de manera casi mecánica la ‘superestructura’ ideológica de la sociedad” (p. 19).
Coherentemente con su tratamiento superficial del tema, Piketty se refiere a algunas doctrinas sin especificar cuáles son, aunque al señalar que son calificadas de ‘marxistas’ parecería que piensa que no lo son. Entonces realmente no discute con Marx sino con otros autores sin nombre. Este es una práctica usual en autores poco serios que consiste en mencionar fuera de contexto, sin citas ni referencias específicas, sin una crítica seria, otras posiciones para refutarlas y superarlas fácilmente.
El debate sobre las relaciones entre la estructura económica y las estructuras políticas, ideológicas, científicas, artísticas, etc., ha sido amplio a lo largo de la historia y es uno de los temas recurrentes en la crítica a posiciones atribuidas a Marx. Piketty básicamente está criticando la tesis de la determinación económica y afirmando, sin mayor argumentación, la autonomía verdadera de la ideología. A estas preocupaciones le respondió hace más de 100 años Engels lo siguiente:
“…Según la concepción materialista de la historia, el factor que en última instancia determina la historia es la producción y la reproducción de la vida real. Ni Marx ni yo hemos afirmado nunca más que esto. Si alguien lo tergiversa diciendo que el factor económico es el único determinante, convertirá aquella tesis en una frase vacua, abstracta, absurda. La situación económica es la base, pero los diversos factores de la superestructura que sobre ella se levanta -las formas políticas de la lucha de clases y sus resultados, las Constituciones que, después de ganada una batalla, redacta la clase triunfante, etc., las formas jurídicas, e incluso los reflejos de todas estas luchas reales en el cerebro de los participantes, las teorías políticas, jurídicas, filosóficas, las ideas religiosas y el desarrollo ulterior de éstas hasta convertirlas en un sistema de dogmas- ejercen también su influencia sobre el curso de las luchas históricas y determinan, predominantemente en muchos casos, su forma. Es un juego mutuo de acciones y reacciones entre todos estos factores, en el que, a través de toda la muchedumbre infinita de casualidades (es decir, de cosas y acaecimientos cuya trabazón interna es tan remota o tan difícil de probar, que podemos considerarla como inexistente, no hacer caso de ella), acaba siempre imponiéndose como necesidad el movimiento económico (…)
En segundo lugar, la historia se hace de tal modo, que el resultado final siempre deriva de los conflictos entre muchas voluntades individuales, cada una de las cuales, a su vez, es lo que es por efecto de una multitud de condiciones especiales de vida; son, pues, innumerables fuerzas que se entrecruzan las unas con las otras, un grupo infinito de paralelogramos de fuerzas, de las que surge una resultante –el acontecimiento histórico–, que a su vez, puede considerarse producto de una fuerza única, que, como un todo, actúa sin conciencia y sin voluntad. Pues lo que uno quiere tropieza con la resistencia que le opone otro, y lo que resulta de todo ello es algo que nadie ha querido.
El que los discípulos hagan a veces más hincapié del debido en el aspecto económico, es cosa de la que, en parte, tenemos la culpa Marx y yo mismo. Frente a los adversarios, teníamos que subrayar este principio cardinal que se negaba, y no siempre disponíamos de tiempo, espacio y ocasión para dar la debida importancia a los demás factores que intervienen en el juego de las acciones y reacciones. (Engels, Federico, Carta a José Bloch, Londres, septiembre de 1890[3])
Tesis 3. Los enfoques conservadores están equivocados con respecto a la interpretación de la ideología
El enfoque de Piketty se distingue también de los discursos conservadores según los cuales existen fundamentos naturales que explicarían las desigualdades, a continuación de lo cual afirma que “las élites de las distintas sociedades, en cualquier época y en cualquier lugar, tienden a naturalizar las desigualdades; es decir, a tratar de asociarlas con fundamentos naturales y objetivos, a explicar que las diferencias sociales son (como debe ser) beneficiosas para los más pobres y para la sociedad en su conjunto, que en cualquier caso su estructura presente es la única posible y que no puede ser modificada sin causar inmensas desgracias” (p. 19). En esta crítica es claro que ya no está utilizando la definición que decidió utilizar, dado que no se trata del modo en que debe estructurarse una sociedad, sino de la manera en la cual las élites tratan de justificar las desigualdades.
Piketty solo crítica a este enfoque conservador y al enfoque aparentemente “marxista”, los cuales llama conservadurismo elitista y mesianismo revolucionario (p. 20), en forma impropia en el segundo caso, porque pasó sin solución de continuidad del debate sobre la relación entre la estructura y la superestructura a las prácticas políticas en las revoluciones socialistas. Pero el propósito es claro, Piketty quiere situarse en el medio, entre los conservadores y los revolucionarios, simulando ser un crítico radical del capitalismo
Tesis 4: La historia de todas las sociedades es la historia de la lucha de las ideologías
A partir de la tesis sobre la verdadera autonomía de la ideología y del “gran descubrimiento” sobre la importancia de la ideología en la historia, Piketty coherentemente sostiene que la historia de la humanidad es la historia de las luchas ideológicas:
“”La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días es la historia de la lucha de clases”, escribían Friedrich Engels y Karl Marx en 1848 en el Manifiesto del Partido Comunista. La afirmación sigue siendo pertinente, pero tengo la tentación de reformularla de la siguiente manera como resultado de esta investigación: la historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días es la historia de la lucha de las ideologías y de la búsqueda de la justicia. Dicho de otro modo, las ideas y las ideologías cuentan en la historia.” (pp. 1226-1227).
Parecería que Piketty ignora que la lucha de clases, eminentemente política se fundamenta en las relaciones económicas que sustentan a las clases, se expresa en conflictos de diversa naturaleza y se manifiesta además en la lucha de ideas sobre la concepción de la sociedad. Es una separación absurda y sin fundamento que lo sitúa dentro de un enfoque netamente idealista. Pero además acepta que el planteamiento sobre la lucha de clases es pertinente, pero en su reformulación la elimina.
Tesis 5: La desigualdad no es económica o tecnológica: es ideológica y política
Afirma tajantemente: “La desigualdad no es económica o tecnológica: es ideológica y política. Esta conclusión es, sin duda, la más evidente de la investigación histórica que se presenta en este libro” (p. 18). Es bueno observar que además de la ideología, en esta frase incluyó también a la política, asunto sobre lo cual, afortunadamente, tampoco presentó “teoría” alguna en el libro.
Veamos cómo explica esto: “Dicho de otro modo, el mercado y la competencia, los beneficios y los salarios, el capital y la deuda, los trabajadores cualificados y los no cualificados, los nacionales y los extranjeros, los paraísos fiscales y la competitividad no existen como tales. Son construcciones sociales e históricas que dependen completamente del sistema legal, fiscal, educativo y político que decidimos establecer. Estas decisiones dependen, sobre todo, de la interpretación que cada sociedad hace de la justicia social y de qué entiende por una economía justa, así como de las relaciones de poder políticas e ideológicas entre los diferentes grupos y discursos presentes. El punto clave es que estos equilibrios de poder no son únicamente materiales; son también, sobre todo, intelectuales e ideológicos. Dicho de otro modo, las ideas y las ideologías cuentan en la historia. Permiten imaginar y estructurar continuamente mundos nuevos y sociedades diferentes. Los cambios siempre son posibles.” (pp. 18-19). (subrayado fuera del texto)
Aquí toca hacer un extraordinario esfuerzo para tratar de entender: las ganancias y los salarios “no existen como tales”; ¿qué querrá decir esto? Pero luego dice que son “construcciones sociales e históricas”, es decir, son hechos que existen. La desigualdad existe, por lo menos a eso le dedicó un libro entero el propio Piketty, y son desigualdades socio económicas, es decir existentes en la sociedad y la economía. Parecería que está tratando de plantear una nueva teoría del conocimiento pero no resulta nada clara. Y nuevamente se expresa ambiguamente, dado que reconoce que los equilibrios de poder son algo material y también intelectuales e ideológicos.
Pero para rematar y justificar su paso de la lucha de clases a la lucha ideológica, nos regala otra perla: “A diferencia de la lucha de clases, la lucha de ideologías está basada en el conocimiento y las experiencias compartidas, en el respeto al otro, en la deliberación y en la democracia.” (p. 1227). ¿En qué se basará para decir esto?
Tesis 6: La utopía el socialismo participativo y el federalismo social
Para rematar Piketty decide aportar también su ideología, es decir, sus ideas sobre el modo en que debe estructurarse la sociedad, tanto en su dimensión social como económica y política. Siguiendo la línea de las grandes utopías nos propone la utopía del socialismo participativo y el federalismo social: “Partiendo de las experiencias analizadas en este libro, estoy convencido de que es posible superar el capitalismo y la propiedad privada y construir una sociedad justa basada en el socialismo participativo y en el federalismo social. Esto pasa principalmente por desarrollar un régimen de propiedad social y temporal que repose, por una parte, en la limitación y la distribución (entre accionistas y asalariados) de los derechos de voto y de poder en las empresas y, por otra parte, en una fiscalidad fuertemente progresiva sobre la propiedad, en una dotación universal de capital y en la circulación permanente de la riqueza. También pasa por la fiscalidad progresiva sobre la renta…La superación del capitalismo y la propiedad privada también pasa por organizar la mundialización de otra manera…” (p. 1228) (Subrayado fuera del texto)
Releamos este párrafo: propone superar el capitalismo y la sociedad privada pero…manteniendo a los asalariados, es decir ¡al fundamento de la relación social capitalista! ¡Un estudio de tantos años, un producto de más de 1.000 páginas, para concluir con este contrasentido! Cualquiera, sin estudiar, puede soñar con un capitalismo bueno donde los trabajadores y los capitalistas (accionistas) son dueños de las empresas y el Estado actúan en beneficio de todos. Pero además Piketty considera que a algunos les pueden parecer radicales estas conclusiones pero él los tranquiliza señalando que simplemente está proponiendo el Estado de bienestar capitalista.
“Algunas de estas conclusiones pueden parecer radicales. En realidad son una continuación del movimiento hacia el socialismo democrático que se inició a fines del siglo XIX y que ha supuesto una profunda transformación del sistema legal, social y fiscal. La fuerte reducción de las desigualdades observada a mediados del siglo XX fue posible gracias a la construcción de un Estado social basado en una relativa igualdad educativa y en un cierto número de innovaciones radicales, como la cogestión germánica y nórdica o la progresividad fiscal a la anglosajona.” (p. 1228)
Capital e ideología, se caracteriza por contener una parte extensa de carácter empírico y una parte muy corta de marco teórico, en la introducción y las conclusiones. En su aspecto teórico es un fiasco, una impostura intelectual, pero muy capaz en materia de mercadeo. Ya desde el título del primer libro, El Capital en el siglo XXI, donde utilizó el título de la obra principal de Marx, logró hacer pensar a muchos incautos que se trataba de una nueva versión de El Capital del siglo XIX.
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[1] https://www.eltiempo.com/economia/sectores/coronavirus-thomas-piketty-dice-que-covid-19-puede-cambiar-modelo-economico-496148
[2] Piketty, Thomas, Capital e ideología, Editorial Planeta, 2019.
[3] https://www.marxists.org/espanol/m-e/cartas/e21-9-90.htm
Alberto Maldonado Copello
Foto tomada de: Página12
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