Los resultados del 29 de mayo, para el Pacto Histórico no pueden convertirse ni en dolor, ni en martirio, son la esperanza y la luz de un nuevo amanecer.
Nos enfrentamos a un sector del país donde reinan las emociones tristes, incapaces del perdón y la reconciliación, por eso acuden a la violencia, a las acciones planeadas para aniquilar, desaparecer, “borrar” al otro; un país acostumbrado a los mesianismos impuestos y totalitarios, a los falsos caudillos, al líder que todo lo puede; en el Pacto Histórico convergen diferentes movimientos, organizaciones y partidos políticos, es un PACTO, un acuerdo por la Colombia que queremos y soñamos para que sea una realidad; para lograrlo, la elección del Presidente se gana con:
- Argumentos contenidos en las propuestas del programa de gobierno, por eso, la argumentación es de doble vía, por un lado, develando y mostrando quién es el candidato de la otra orilla y su desconocimiento de la realidad colombiana y de la “cosa pública”; por el otro, presentando, difundiendo y promocionando las propuestas del Pacto Histórico; aquí es fundamental llegar a los territorios de la zona andina en donde ganó en primera vuelta el Ingeniero RH; para ello es fundamental que los responsables de la campañas desde el nivel nacional se movilicen a nivel departamental y municipal para desarrollar una labor de pedagogía política con los líderes y lideresas para generar encuentros presenciales con las organizaciones sociales y políticas de base con la mira puesta en sumar votos;
- Votos, para ello el Pacto Histórico tiene tres nichos para trabajar fuertemente: El primero, el movimiento de las mujeres y las mujeres sin movimiento; segundo, los jóvenes que son 14 millones aptos para votar, aunque votaron por el Pacto Histórico aún falta que salgan y voten más; el tercero, ese 45% abstencionistas; hay en estas tres poblaciones un potencial sufragante que puede decidir y elegir. La tarea es perentoria, seducir, alertar, sugerir, inspirar y sumar más votos, es pertinente…
Este es el gran reto en los días faltantes hasta el 19 de junio, tenemos que meterle energía con mentalidad ganadora, tener la esperanza certera de un nuevo amanecer, contrarrestar el pesimismo y la incertidumbre dando pasos adelante, seduciendo, sumando alegría, saboreando la campaña; tenemos la confianza para asumir este reto de ganar en la segunda vuelta, mirando de frente, sin miedo, con serenidad y capacidad para construir y seguir el camino de la Colombia posible y soñada.
En esta coyuntura histórica es el momento de aprovechar para escribir la nueva historia del país, manifiesta en un Poder Real que refleje las diferencias e incorpore a las poblaciones marginadas, con legitimidad social y política; que implemente políticas públicas para construir una sociedad que cultive la paz con justicia social, políticas públicas para tener un sistema tributario equitativo y sostenible, un sistema de salud que garantice la vida y la real prestación del servicio sin intermediación financiera; una política para el sector rural que proteja, estimule, incentive la producción y soberanía alimentaria; un sistema educativo incluyente que garantice no solo la cobertura también la calidad, la infraestructura y las condiciones para la permanencia; romper el principio del modelo neo-liberal de hacer de los derechos y del ser humano una mercancía; estas son entre otras reformas las que con premura reclama la sociedad colombiana y a la que el Pacto Histórico responde con una agenda de transición democrática.
Para ello tenemos que ganar con más votos, desarrollando una estrategia cara a cara sin prepotencia, respetando a la otra campaña y a sus alfiles. En este escenario es fundamental, la pedagogía para el diligenciamiento del tarjetón y atraer a las personas que tienen como opción votar en blanco, los que no votan y aquellos que anulan su voto, con el argumento que somos un pacto de organizaciones y opciones políticas que tenemos propuestas para una transición democrática fundada en el respeto a la vida y la construcción de la paz.
Debemos concentrarnos no solo en acumular votos; sino en pensar en una victoria contundente teniendo en cuenta que la corrupción también permea las mesas electorales y es allí donde debemos estar atentos para vigilar los votos y urnas con nuestros testigos electorales. Es nuestro foco, de lo contrario nos enredamos en las noticias y versiones que pueden llevarnos a transitar por la “desmoralización” y caer en una jaula de hierro vigilada y controlado por lobos y tigres al acecho.
Ante la negativa de asistir a los debates, las campañas han migrado a las redes sociales en esta segunda vuelta, es necesario estar alertas a las arremetidas del otro candidato, noticias falsas, rumores, montajes, lo que conlleva a la ciudadanía a tomar decisiones sin información o desinformados; desde estas líneas, se exhorta siempre y cuando lo amerite dar respuestas con altura y madurez política. De igual manera, insistimos en la necesidad de los debates políticos de los dos candidatos, ello contribuye a que la elección del presidente este basado en un debate abierto y claro como en toda democracia, donde el respeto, el dialogo, la tolerancia y la responsabilidad como virtudes públicas garantizan la convivencia pacífica y le tributan legitimidad social y política al nuevo gobierno.
En este sentido, motiva la llegada de otros sectores políticos después de la primera vuelta, sabedores de la gran responsabilidad con el país y con la historia: dirigir la senda del camino hacia el cambio y romper con las barreras que impiden el crecimiento y desarrollo de la sociedad colombiana.
Algunas voces pregonan que “al parecer estamos muy lejos”, pero al transformar esta oscuridad y reemplazarla por la energía del cambio, estamos cada vez más cerca del triunfo, construyendo la victoria y dispuestos a luchar por una Colombia más habitable y humana.
Luis Ángel Echeverri Isaza
Foto tomada de: Revista Semana
Hector ocampo says
Excelente
Fabio Olaya [email protected] says
Quienes, se han adueñado del país deciden que su incapaz candidato no vaya a los debates por TV con dos razones. La primera porque saben que en el debate de ideas y propuestas el pobre señor no ganaría una sola confrontación y la segunda porque siempre han considerado que ellos son los dueños del país y así como no aceptan que les toquen la propiedad privada de sus empresas y sus fincas tampoco aceptan que les disputen el poder político encarnado en el ejecutivo.. Ellos son el poder y punto. Así piensan y bajo esa lógica actúan, tenemos que mantener el poder como sea, se plantean y usa los recursos, económicos, políticos, informáticos y de fuerza. Por eso nuestra tarea es buscar para este momento de la historia ganar el voto de la mujer, el de los jóvenes que no votaron el 29, lo que más se pueda llegar a l os abstencionistas.
La victoria es nuestra. En democracia popular vivir es sabroso.