A la terminación del debate sobre las objeciones presidenciales al proyecto de ley estatutaria de la JEP, algunos congresistas manifestaron que afortunadamente podrían ahora concentrarse en el Plan Nacional de Desarrollo y en la agenda legislativa necesaria para estimular el desarrollo del país. No faltó el periodista que repitiera el lugar común de que el PND es una ley fundamental porque constituye la hoja de ruta o la carta de navegación para el desarrollo del país. Sin embargo, el PND es un mito que oculta mucho más de lo que revela, comenzando porque se presenta como el desarrollo en general escondiendo el carácter capitalista de dicho desarrollo.
La importancia de la planeación
Prácticamente nadie está en contra de la planeación. Es el puente que une el punto donde nos encontramos y nos lleva a la situación donde deseamos llegar. Dice Gómez Buendía que “hasta los niños saben que un plan consiste en escoger las acciones que llevan a lograr el objetivo deseado”. Toda empresa, grande o pequeña, debe planear para poder cumplir mejor con sus objetivos. Los textos de administración privada y pública incluyen a la planeación como una de las funciones básicas de todo administrador, junto a las funciones de organización, manejo del recurso humano, ejecución, control y evaluación. Las facultades de administración en todo el mundo tienen cursos de planeación y se desarrollan “teorías” que proponen diversos enfoques –planeación estratégica, planeación situacional, planeación por resultados, etc. Se ofrecen especializaciones y maestrías. Las facultades de administración de empresas de Harvard a nivel mundial y de Los Andes, a nivel nacional, son lugares especiales para los gerentes y administradores.
Las grandes compañías privadas han desarrollado enormemente las herramientas administrativas y dentro de ellas la planeación. Alcanzar los objetivos de ventas, de utilidades, de producción, etc., exige una planeación técnica; se debe determinar con precisión el papel que le corresponde a cada miembro de la organización para lograr que se elaboran los productos según los estándares de calidad y se vendan adecuadamente a los menores costos. Es inconcebible que grandes organizaciones como Amazon, Apple, Coca-Cola, Exxon, Sony, Samsung, Bavaria, Argos, etc., funcionen sin una planeación que distribuya técnicamente los recursos de la organización.
Sin embargo, curiosamente, los grandes capitalistas y sus exponentes teóricos, los economistas, que defienden al interior de las grandes empresas y las fábricas la planeación, la organización, la dirección y el control, cuando se trata de la sociedad en su conjunto aborrecen la planeación, critican la dirección y el control. Les parece que esto es atentar contra la libertad.
Planeación si pero para los asuntos privados
De acuerdo con la Constitución Política Colombia es una república democrática que tiene como una de sus finalidades garantizar un conjunto amplio de derechos a sus habitantes. Dejando de lado los derechos políticos y civiles, la mayoría de los derechos consiste en ofrecer a todos los colombianos un conjunto de medios de vida que son necesarios para que puedan mantenerse adecuadamente. Estos medios de vida, entre otros, son la alimentación y la nutrición, la vivienda, la educación, la salud, los servicios públicos, la cultura, la recreación y el deporte.
En cualquier manual de planeación el director del DNP encontrará que para cumplir con los mandatos constitucionales básicamente debería: a) medir las necesidades de los colombianos, determinando las magnitudes requeridas con las correspondientes diferencias por sexo, edad y otros factores; b) determinar cuántos recursos humanos están disponibles para la producción, diferenciando según los aspectos técnicos de la producción y los niveles de cualificación; c) establecer cuántas máquinas, herramientas, fábricas, edificios, infraestructuras están disponibles y qué tanto hace falta para cumplir con los objetivos de satisfacción de necesidades; y d) definir los procedimientos organizativos y técnicos para alcanzar la mayor eficiencia en la producción de los bienes y servicios.
Con base en esta información, podría entonces el DNP fijar los objetivos de producción; distribuir a los trabajadores en sectores, empresas y territorios; ejecutar programas de formación de los trabajadores; organizar los distintos medios de producción y sus interrelaciones, etc., etc. De acuerdo con los datos disponibles actualmente aunque Colombia es un país de ingresos medios, podría con una distribución equitativa garantizar a cada persona un ingreso promedio para satisfacer sus necesidades.
Los límites de la planeación
¿Por qué el DNP no hace una planeación completa de los recursos sociales para satisfacer las necesidades de todos los colombianos? Porque la sociedad colombiana no es comunidad de seres humanos libres asociados en la búsqueda de un objetivo común. La sociedad colombiana se conforma a partir de cientos de miles de unidades productivas privadas y autónomas, cada una de las cuales toma decisiones por su propia cuenta con la perspectiva de vender sus productos en el mercado y obtener así a cambio las mercancías que necesitan. Es una sociedad desorganizada por naturaleza. Pero además, dentro de esta sociedad unos pocos de sus miembros son los dueños de los medios de producción (máquinas, herramientas, materias primas). La carne, la leche, el pan, el arroz, necesarios y fundamentales para la alimentación de los colombianos es producida por privados cuyo objetivo es obtener ganancias y no satisfacer necesidades.
Esto conduce a que la planeación social, una función que apunta a la utilización racional de los recursos para obtener la mayor cantidad de productos, no sea aplicable al conjunto de la sociedad. Por principio la sociedad capitalista rechaza la racionalidad planificadora. Y por interés los capitalistas y sus voceros, defienden este tipo de sociedad como el mejor de los mundos posibles. Y los mismos que son dueños de las fábricas acusan a quienes proponen pasar a una economía organizada y planificada en función de las necesidades de las personas de querer convertir a la sociedad en una fábrica, una organización centralizada y autoritaria.
El gobierno, los congresistas, los economistas, los columnistas que destacan el Plan Nacional de Desarrollo como herramienta fundamental para el desarrollo del país, engañan consciente o inconscientemente a la gente. El plan de desarrollo se limita a una parte del producto de la sociedad y aún dentro de estos límites tiene enormes restricciones dado que opera en una economía que en su conjunto responde a los propósitos del capitalismo. El plan de desarrollo es principalmente una herramienta para tratar de limitar los efectos nocivos del capitalismo, que pueden generar ingobernabilidad y malestar: las crisis, la pobreza y miseria, los monopolios, pero en ningún momento un medio para garantizar el bienestar de todos.
Para Hernando Gómez Buendía el problema es que Colombia no quiere desarrollarse. Señala que “En un país que quiere desarrollarse, la planeación consiste en escoger los sectores prioritarios y estipular precisamente las reglas y los subsidios que necesitan para llegar a las metas, también precisas, que les sean asignadas.” Pero, ni siquiera en la época en que considera que hubo una “labor meritoria” en materia de planeación se logró esto. El objetivo fundamental de la producción capitalista es la ganancia no la satisfacción de necesidades. Y ya sea con Planes en mayúscula o con planes en minúscula, nuestros capitalistas siguen quedándose cada año con la mitad del producto total del país. ¿Para qué pensar en esas tonterías del desarrollo y bienestar para todos?
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Alberto Maldonado Copello
Foto obtenida de: UNIMINUTO Radio
[1] https://www.elespectador.com/opinion/del-plan-al-plan-columna-860095
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