Este comportamiento de esa prensa colombiana resulta curioso: Tanto esfuerzo por no informar lo que saben puede ser la obertura de uno de los mayores acontecimientos del siglo XXI: Una gran crisis financiera. Resultó mejor comunicador el señor presidente, que es un economista, no un aplicador de recetas; y que se caracteriza por ser perspicaz. Cuando Gustavo Petro pone un Twitter solicitando a los fondos de privados de pensiones “traer al país el ahorro pensional”, el ahorro de los trabajadores, que han sacado al exterior, ante el “derrumbe de los mercados extranjeros”, hubo algarabía de la derecha. Añadió el presidente: “Hoy el 55% de la cartera de los fondos pensionales, es decir del stock del ahorro de los cotizantes, está fuera del país”.
En EEUU se quebraron tres bancos en dos días, en esos casos la economía pierde su lenguaje propio y se vuelve retórica. Entonces hay “nerviosismo”, “tempestades”, “contagio”, “calma”, “confianza”, … con el debido respeto por los economistas, podría decirse que la economía es una disciplina que se vuelve líquida cuando hay crisis, y que termina en manos de la política, porque las soluciones a las crisis siempre son políticas.
Ante la quiebra de los bancos norteamericanos, el gobierno del presidente Biden intervino veloz, y anunció que no habría contagio, que no se extenderá a Europa. El mismo anuncio que se hizo con la crisis bancaria de 2008, cuando quebró el banco Bear Sterns, y seis meses después fue Lehman Brothers, y la crisis financiera fue mundial. Esta vez se dijo que no será como en el 2008, pero no fue así. La crisis iniciada el 8 de marzo de 2023 se extendió y el 15 de marzo colapsa el Credit Suisse, de Suiza, y cuatro bancos europeos suspenden su cotización.
Parece que la crisis actual avanza más rápido que en 2008, hay motivos para pensar que se trata de la misma. Sólo que ahora se propaga en una Europa empobrecida porque EEUU la ha obligado a pagar la guerra que libra contra la Federación Rusa, en Ucrania. Entre las causas generales de la crisis está el predominio de las políticas ultraconservadoras que han desregulado la banca, complacientes con la especulación financiera, mientras que han pauperizado a las masas de trabajadores restringiendo su consumo, y su capacidad de pago. Enriquecer a los ricos y empobrecer a los pobres nunca ha sido saludable.
No ha sido diferente en esta parroquia que tiene por dogma la infalibilidad de los tres banqueros para los que legislan sendos partidos, con la misma agenda: No regular a los privados y desposeer a los trabajadores. Entonces, con maniobras políticas no exentas de sospecha, el ahorro de los asalariados para su vejez se entregó a esos tres banqueros para la especulación, sin garantías para los ahorradores. En toda defraudación financiera que ha ocurrido en Colombia siempre se han comprometido los dineros de los fondos de pensiones, y sus pérdidas trasladadas a los “clientes”, esto es, trabajadores desprovistos de derechos.
Se debe recordar que nada más en el primer trimestre de 2022, falta por conocerse la cifra del segundo semestre de 2022, los fondos privados de pensiones (Colfondos, Porvenir, Protección, Skandia) perdieron 28,85 billones (millones de millones) de pesos, en un sistema diseñado para que los banqueros hagan especulación financiera con los ahorros de los trabajadores, socializando las pérdidas. Quiere decir que esos casi 29 billones los perdieron los trabajadores, porque las utilidades de los banqueros se mantienen. En 2008 esos mismos fondos perdieron tres billones de pesos en la mayor crisis financiera global que había sucedido en este siglo, hasta ahora.
El modelo de pasar los activos pensionales de los trabajadores a fondos privados fue mandato de organismos internacionales, se impuso en dictadura a los chilenos, argentinos, peruanos, y luego fue agenciado por la extrema derecha latinoamericana para extenderlo a catorce países, entre ellos Colombia. El cambio de sistema se vendió con la engañifa de mejorar las mesadas pensionales de la mano prodigiosa de los banqueros, finalmente se enriquecieron, sin mérito, los especuladores, y se empobrecieron las pensiones de los trabajadores. Cuando no fue que se las robaron del todo, como en Chile. Dieciocho países en el mundo han revertido, parcial o totalmente, ese modelo que en Colombia algunos partidos agitan por bandera.
Fueron sus militantes quienes reaccionaron contra el llamado del presidente Petro a la repatriación del ahorro pensional colombiano, advirtiendo el riesgo de pérdida. Invocaron los del Centro Democrático que esas inversiones eran decisiones de “técnicos” (¿en qué), con atribuciones de infalibles. Sus razones tendrán para estar airados, pero, antes que sacar su ira santa, deberían respaldar la integridad de las finanzas comprometidas, empezando por reponer los 29 billones perdidos. Las afirmaciones de Uribe Álvaro, de Uribe Miguel, y demás copartidarios, debería estar respaldada con su patrimonio y garantizar los recursos de los trabajadores, en caso de pérdida. Si no es así, estamos ante un caso de complicidad con una defraudación masiva. Es más, si en Colombia existiera un Fiscal General comprometido en combatir el delito, y no en cohonestarlo en sus copartidarios mientras persigue a los contrarios, como hace Barbosa, ya habría tomado medidas cautelares sobre los bienes de los banqueros y de sus voceros políticos, evitando que acaben de sacar los activos.
La temporada de crisis es una magnífica coartada para robar a la clase obrera, enhorabuena el ejecutivo interviene en favor de los más débiles. Enhorabuena también al frente de la nación hay un estadista para afrontar una crisis pensando en el bien común. Así, mientras el Banco de la República, cooptado por la extrema derecha, juega a hacer imposible el crédito subiendo las tasas de interés, con el consiguiente freno de la economía, el presidente Petro salió a tratar directamente con la banca privada para bajar esas tasas, y protegerse ante la crisis mundial que se acelera.
Resultamos con dos políticas económicas: una dirigida a dinamizar la producción y otra a detenerla. En el relato bíblico de los sueños del faraón, tras la figura de las vacas se recomienda tener un administrador lúcido que conduzca los tiempos difíciles, Gustavo Petro ha demostrado ser aquel administrador, y que por ética no está del lado de los manilargos banqueros.
José Darío Castrillón Orozco
Foto tomada de: Youtube – elsalvadorcom
María Berta Valencia Herrera says
Excelente artículo, describe en forma clara para las personas que no manejan el tema financiero, porque se oponen a las reformas del actual.gobierno colombianos
Jose gutierrez says
Y lo peor de todo ello , es que los medios siguen hablando del comunismo y la izquierda que quiere acabar con el país; y los aulicos del capitalismo salvaje y el neoliberalusmo olvidan que mediante las redes y medios alternativos el pueblo el que vota y elige va tomando conciencia poco a poco.
Wilson Montoya says
En el atrabiliario gobierno de César Gaviria, el presidente del sindicato del seguro social, denunció que éste sacó 66 billones del instituto, fruto de las contribuciones pensionales de trabajadores y empresarios y se los inyectó al sistema financiero en crisis. Un robo que hasta hoy, no se ha esclarecido.
Blanca Echeverri says
Sencilla y clara explicación sobre el destino que pueden correr los dineros de las pensiones cotizadas a los fondos privados que están en el extranjero….
Hay que socializarla por medios alternativos para que los cotizantes exijan su dinero de regreso.