RESUMEN: Entre finales de los años 70 y el 2007, las redes colombianas del narcotráfico, dominaron el mercado norteamericano en dos aspectos cruciales para sus finanzas: UNO la entrada de cocaína al mercado con el mayor número de consumidores y DOS la comercialización en sus ciudades; a finales de los años 80 la DEA ya había detectado un red de 550 grupos colombianos de distribución, 300 del Cartel de Medellín y 250 del Cartel de Cali, esta era la fase más rentable del negocio, representaba hasta un 70% del valor agregado; el punto principal de entrada era el eje Miami- New York, desde allí se distribuía el 80% de la cocaína; sin embargo, en los albores del nuevo milenio, los carteles colombianos se fragmentan y rápidamente son desplazadas por los poderosos carteles mexicanos, organizan unas 3.000 redes de distribución más integradas a la economía legal hasta lograr el control de toda la cadena logística de la distribución: la hegemonía del narcotráfico colombiano será desde entonces cosa del pasado; en consecuencia, el torrente de dinero “caliente” que entraba al país disminuirá de modo inversamente proporcional al crecimiento del PIB nacional.
Adicionalmente el fin de esa hegemonía coincide con 4 hechos: primero, la extradición de los jefes paramilitares de las AUC (13 de mayo de 2008) lo cual desvertebra sus redes de producción y distribución; segundo, la derrota de las FARC en el Sur y el Oriente del país que genera el efecto balón de los cultivos hacia el suroccidente (Nariño, Cauca); tercero, la caída vertical de los ingresos de los narcotraficantes en términos de porcentajes del PIB nacional, en 1982 llegó a representar 6,07% que se reduce a 1,88% en 2018 y cuarto, la guerra contra los carteles que desata el gobierno de Felipe Calderón en México.
EL MAPA DEL PUNTO DE INFLEXION 2008: En su edición del 8 de junio de 2008 la revista PROCESO de México publicó en su portada un mapa de los Estados Unidos bajo el título “La Narcoinvasión Mexicana”; (Proceso, 2008) basado en una investigación del Departamento de Justicia de USA, estableció que para 2007 los carteles mexicanos ya habían desplazado las redes colombianas de comercialización en 195 ciudades de 50 estados de USA; se habían convertido en la mayor trasnacional del crimen en los Estados Unidos, con una característica adicional, el Cartel de Sinaloa en la costa del Océano Pacífico dominaba en 82 ciudades y era hegemónico sobre los demás: Cartel del Golfo en 43, Cartel de Juárez en 44 y Cartel de Tijuana en 20.
El mayor peso poblacional, 38 millones de mexicanos frente a un millón y medio de colombianos, la extensa línea fronteriza, 3152 Km, mejores y más eficaces contactos y mayor arraigo en la economía legal fueron factores decisivos a su favor; no solo se quedaron con el 80% del mercado; sino que, ganaron la etapa más productiva del negocio, la distribución genera el 70% del valor agregado; a partir de ese momento impusieron las condiciones a los narcotraficantes colombianos; sin embargo, el hecho pasó desapercibido para los investigadores y la academia en Colombia, incluso para los medios de comunicación, por hallarse dedicados al tema del paramilitarismo (sometimiento de las AUC a la Ley de Justicia y Paz) y la guerrilla (FARC).
Por su desarrollo económico Colombia se aleja cada vez más de los criterios errados de Narco-estado, Estado mafioso, Narco-democracia e incluso Estado fallido que le han endilgado por causa del narcotráfico, criterios generadores de un estigma, Colombia es sinónimo de Cocaína, una especie de INRI para los colombianos que emigran o simplemente viajan al exterior; al comparar el impacto del narcotráfico en la economía y la sociedad colombiana se concluye que ha decrecido a tal punto que hoy representa solo un 14% frente a la exportaciones legales; en tiempos de Pablo Escobar llego a representar un 100%; es decir, igualaba las exportaciones legales con todas las nefastas consecuencias que generaba.
BAJONAZO DEL 86% EN LA MAGNITUD DE LAS EXPORTACIONES DEL NARCOTRAFICO EN COLOMBIA (comparativo con las legales):
En la época de Pablo Escobar los carteles colombianos exportaban, entre 100 y 180 tm de cocaína con un valor de 3.500 a 4.500 millones de dólares, equivalente al 75%-100% de las exportaciones legales, en un país cuyo PIB rondaba los 40.000 millones de dólares y las exportaciones legales no superaban los 5.000 millones de dólares el impacto era gigantesco; hoy las exportaciones de cocaína representan solo un 14% de las legales, giran alrededor de 1.000 a 1.200 tm y los ingresos fluctúan entre los mismos 4.500 millones y 7.000 millones de dólares, pero el PIB ha crecido hasta los 300,000 millones de dólares y las exportaciones legales superan los 45.000 millones de dólares, una baja sustancial, casi 8 veces menos.
Pero actualmente el valor agregado del negocio de la cocaína por trasporte y distribución, que puede llegar a los 50.000 millones, infla las arcas de los poderosos carteles mexicanos; estos se han extendido como una hidra por todo el hemisferio desde la Baja California hasta la Patagonia; rotan en un ciclo de muerte dejando caminos cubiertos de sangre en Latinoamérica; los brazos de este monstruo llegan a Venezuela, Perú, Brasil, Ecuador, El Salvador, Argentina, Chile, y desde luego Colombia.
El tráfico de cocaína solo ha tenido 4 cambios importantes en su ciclo económico desde la perspectiva colombiana, el primero se da cuando Pablo Escobar organiza el doble puente aéreo para traer la pasta base desde Perú y Bolivia (Sector I cultivos) a los laboratorios en Colombia (Sector II), procesar la cocaína, trasportarla a las islas del Caribe y México, introducirlo a través de la frontera porosa y distribuirlo en las grandes ciudades norteamericanas (Sector III); el segundo fue el traslado de los cultivos (Sector I) a Colombia durante la expansión paramilitar (años 90), el tercero se consolida hacia 2008 cuando los narcotraficantes colombianos pierden el control de la fase más rentable del negocio en el mayor de sus mercados (Sector III), la distribución en 195 ciudades norteamericanas a manos de los carteles mexicanos “La narcoinvasión mexicana”; simultáneamente la extradición de los jefes paramilitares a Estados Unidos hace que pierdan las rutas de exportación del alcaloide en América; el cuarto cambio se da en el consumo en Estados Unidos con la crisis de los opiáceos especialmente el Fentanilo; hoy estos hechos, retrospectivamente analizados, le están dando la oportunidad a la PAZ TOTAL en Colombia.
El narcotráfico no ha sido el único “combustible” que ha financiado el Conflicto Armado pero sí fue el más importante para el esfuerzo bélico durante la fase más brutal de la guerra interna (1993-2006) y lo sigue siendo en esta etapa del Post-acuerdo; frente a otro tipo de ingresos para financiar la guerra, Gutiérrez Sanín explicaba en un conversatorio en la Defensoría del Pueblo que “los ganaderos se pusieron el camuflado paramilitar para la guerra” pues según datos de “Justicia y Paz” más de la mitad de los jefes paramilitares eran ganaderos (Chepe Barrera en sur del Magdalena, Juancho Prada en sur del Cesar, Severini Caballero en Pivijay, el mismo Mancuso en Córdoba); a propósito de tal tema Salvatore Mancuso sostuvo que el 40% de los recursos provenían de la contratación pública, el contrabando, el “vampireo de hidrocarburos” y las contribuciones de empresas ganaderas, bananeras, la palma y el carbón; sin embargo, los dineros del narcotráfico sostuvieron la actividad paramilitar de las AUC (32.000 desmovilizados en 2006).
La economía del narcotráfico cambia principalmente a favor de los carteles mexicanos del océano pacífico en el continente americano.
LA EXTRADICIÓN: “El 13 de mayo de 2008, en medio de una sorpresiva decisión del entonces presidente Álvaro Uribe, 14 exjefes paramilitares fueron trasladados de diferentes cárceles del país hacia el aeropuerto de Catam con rumbo a los Estados Unidos” fueron Juan Carlos Sierra, alias “el Tuso”, Salvatore Mancuso, Rodrigo Tovar, alias “Jorge 40”, Diego Fernando Murillo Bejarano, alias “Don Berna”, Ramiro “Cuco” Vanoy, Hernán Giraldo, Nódier Giraldo, Guillermo Pérez Alzate, alias “Pablo Sevillano”, Manuel Enrique Torregrosa, Diego Ruiz Arroyave, Eduardo Enrique Vengoechea Mola, alias “el Flaco”, Francisco Javier Zuluaga Lindo, alias “Gordolindo”, Martín Peñaranda “El Burro” y Edwin Mauricio Gómez; para esa época ya había sido extraditado alias Macaco.
El sometimiento a la justicia y posterior extradición a Estados Unidos de los jefes paramilitares agrupados en las Autodefensas Unidas de Colombia AUC (Castellanos, 2020), desvertebró las estructuras mafiosas del narcotráfico en gran medida gracias a sus confesiones (Verdadabierta.com, 2010), esto le permitió a los carteles mexicanos consolidar la apropiación de las rutas de exportación, distribución y trasporte hacia el mercado norteamericano, especialmente por el Océano Pacífico, las terrestres por Centroamérica y las aéreas por las dos vías (Pacífico y Caribe) debido al gigantesco músculo financiero y al control de la frontera sur de Estados Unidos.
Como se observa en el mapa el grueso de la cocaína se trasporta desde Colombia por el Océano Pacífico y solo una pequeña parte por la Costa Caribe.
EL AXIOMA DE LA MAFIA: Una de los más importantes hechos de nuestra historia actual es que el auge de los carteles mexicanos del narcotráfico ha conducido a un axioma de la economía mafiosa: el que controla el mercado de criminalidad se apodera de la “parte del jaguar” los demás quedan como “zopilotes” recogiendo las sobras (en términos de la mitología Azteca). El dinero de las drogas que antes iba a los carteles colombianos queda ahora en un 70% en las bolsas de los carteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación; las mafias colombianas pasaron a la condición de simples proveedores a través de franquicias.
LA PAZ TOTAL: Pero esa fuga de dineros del narcotráfico colombiano hacía México, tendrá un efecto inmenso en la propuesta de Paz Total; porque al decaer el poder de las mafias colombianas, los actores del conflicto no podrán proveerse igual que antes de dinero para comprar las armas que han alimentado la guerra, el negocio tendrá menor rentabilidad y mayor riesgo, dos factores que actuarán como incentivos para explorar los caminos de la negociación, el sometimiento y la paz.
Hernán Pedraza, Corporación Nuevo Arco Iris
Foto tomada de: BBC
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