El presidente Petro inició su decálogo con la aseveración hoy incuestionable de; 1. “La humanidad debe saber que si la política mundial no supera la crisis climática se extinguirá. Los tiempos de la extinción que vivimos deben empujarnos a actuar ya y globalmente como seres humanos con o sin permiso de los gobiernos. Es la hora de la movilización de toda la humanidad”. Es evidente que después de la cumbre de Rio, en 1992, se cumplen 30 años de avance muy pobre frente al cambio climático. De hecho, el consumo de energía fósil está creciendo en más de un 60% que lo actual en 2030. La humanidad está ansiosa, aunque parezca lo contrario, y especialmente los jóvenes ante la poca efectividad de los acuerdos internacionales. Esa ansiedad puede tener efectos críticos de toma de decisiones sociales que se aparten de la democracia, como numerosos autores han señalado y existen manifestaciones al respecto. La desobediencia civil, que plantea Petro, será un fenómeno creciente ante la evidencia que los aparatos gubernamentales y los intereses privados predominen en las decisiones políticas y cursos de acción. La movilización ciudadana se convierte en un recurso, derecho y obligación cuando los hechos demuestran que no se ha logrado cambiar el curso ante la inminencia de las consecuencias. Debemos lograr el cambio urgente e inaplazable con el menor riesgo y costo social, económico, político, cultural y natural. La historia nos ha demostrado el valor de la movilización social. A título de ejemplo, un presidente brasileño, Collor de Melo, que gastó cerca de tres millones de dólares en los jardines de su residencia presidencial fue reemplazado gracias a enormes manifestaciones a ritmo de zamba. De nada le valió su cinturón negro y su ego. El pueblo debe pronunciarse ante las falencias de sus dirigentes, en la mejor forma posible. Claro está que en esta ocasión se requiere la manifestación masiva en todo el mundo; Greta Thunberg no asistió en esta ocasión por considerar que no se logrará mucho.
2. “El mercado no es el mecanismo principal para superar la crisis climática. Es el mercado y la acumulación de capital quien la produjo y no serán jamás su remedio”. No podemos olvidar el fraude de la Volskwagen hace algunos años, en 2015, cuando instaló un software para adulterar los resultados de las pruebas de emisiones en los motores diesel de 600 mil vehículos vendidos en los Estados Unidos; ello llevó a que los países, sus gobiernos tuvieran que establecer fechas desde las cuales no se autoriza la producción de motores de combustión interna como la única salida. El mercado actual, distorsionado por el hipercrecimiento de lo financiero, en el cual la recompra de las acciones de las compañías con las mismas utilidades para simular mayor rentabilidad, como lo ha explicado Mazzucato, no es ciertamente el camino que garantiza el cambio necesario; sin embargo, el Estado puede crear nuevos mercados, al posibilitar desarrollos alternativos; el vehículo eléctrico y autónomo ciertamente son ofertas desde el mercado, que responden tanto a la promoción , desde el Estado, de esas nuevas alternativas tecnológicas, como desde el público consumidor que manifiesta en sus compras su decisión y preferencia de cambio. El mercado no se debe descartar ni mucho menos, sino corregir de fondo mediante estrategias de estado que demuestren y validen la inteligencia colectiva de la solidaridad y sustentabilidad y sobre todo, llevarlo de nuevo hacia la concepción de la competencia transparente y la innovación dirigida a resolver los problemas de fondo de la humanidad actual.
3. “Solo es la planificación pública y global, multilateral, la que permite pasar a una economía descarbonizada mundial. La ONU debe ser el escenario de dicha planificación”. Esta aseveración nos lleva a una reflexión mayor: no es solo la descarbonización; es el acceso y dominio de la información personal; la concentración del poder de tener la información, que se manifiesta cada vez más como en la compra de Twitter por parte de Musk, conlleva unos grandes riesgos para el futuro democrático; en el caso de la descarbonización de la economía, es evidente el poder de las compañías energéticas en las decisiones de los países y por ello la ONU es el escenario real existente en el cual se esperaría que podamos converger y tomar las decisiones correctas: sin embargo 27 COPs , aunque se ha avanzado en Montreal, Copenhague, París, no demuestran la dimensión y potencias requeridas cuando “el tiempo se agota” y eso es verdad .
Por ello, el punto 4 “Es la política mundial, es decir la movilización de la humanidad la que corregirá el rumbo y no el acuerdo de tecnócratas influidos, muchos, por los intereses de las empresas del carbón, del petróleo y del gas” se torna real sin que signifique una incitación a la violencia; el poder de las redes sociales puede ser un instrumento formidable al respecto, como lo demostraron en su momento los “indignados”, en la medida en la cual se base en conclusiones serias como las del IPCC; los científicos también deben manifestarse con más fuerza y las comunidades rodearlos e impulsarlos para que sus planteamientos lleguen con más fuerza. No podemos cometer el error de seguir ignorando las evidencias que nos han mostrado.
El punto 5 “Hay que salvar los pilares del clima del planeta, antes que nada. La selva amazónica es uno de cuatro existentes. Colombia otorgará USD 200 millones anualmente durante 20 años para salvar la Selva Amazónica. Esperamos el aporte mundial” demostró nuestra voluntad clara de frenar la deforestación actual de esa región tan estratégica para el mundo y la generosidad y altruismo colombianos al cuidarla para la humanidad. Contrasta esto el ofrecimiento de los 25 millones de Noruega, Reino Unido y Alemania, aunque se entiende que es continuación, hace parte, del apoyo existente de estos países con el fin de detener la deforestación inclemente que estamos sufriendo en esta parte del país. Los fondos provendrán de vigencias futuras y del impuesto al carbono. Este esfuerzo grande del país debería ser contraprestado o mejor, “reciprocado” por los países que han sido los principales emisores como son los Estados Unidos históricamente, China más recientemente y los europeos en mayor magnitud. Es cierto que Europa enfrenta un duro invierno por la invasión Rusa a Ucrania pero requerimos que esta coyuntura tan dramática constituya por el contrario un gran acicate para acelerar radicalmente la independencia de los combustibles fósiles.
Por ello el punto 6 “La crisis climática solo se supera si dejamos de consumir hidrocarburos. Es hora de desvalorizar la economía de los hidrocarburos con fechas definidas para su final y valorizar las ramas de la economía descarbonizada. La solución es un mundo sin petróleo y sin carbón” cobra todo el sentido. Hemos repetido en esta publicación varias veces los resultados de la investigación del profesor Shindell (2016) de la Universidad de North Carolina: en la región plana y a nivel del mar, con más concentración de oxígeno en el aire, cada galón de gasolina o diesel , que cuesta desde 2,50 dólares hasta 5,0 como ha llegado a costar últimamente (aunque ha bajado de nuevo), los daños a la salud humana y a los cultivos están entre U$3,80 y U$4,80 por galón. Que civilización somos que comete ese inmenso error: toda la sociedad subsidia el consumo privado a costa de su enfermedad y la de los cultivos para alimentarse; somos una sociedad enferma en ese sentido.
En la misma lógica, el punto 7 “Los tratados constitutivos de la OMC y el FMI van en contra de la solución de la crisis climática y por tanto se deben supeditar y reformar a los acuerdos de la COP y no al revés. Mientras mantengamos el actual tratado de la Organización Mundial de Comercio no avanzaremos, retrocederemos en la solución de la crisis climática y nos acercaremos cada vez más al final” suscita una discusión de fondo; la “curva del elefante” de Milanovic , demuestra que en los últimos 30 años (realmente desde 1998 a 2008 cuando estalló la “burbuja inmobiliaria” en los Estados Unidos demuestra que la globalización resultó ciertamente en el desplazamiento de la mano de obra y de numerosas fábricas desde los Estados Unidos y Europa hacia la China y el Asia. Su población experimentó aumentos de ingreso hasta el punto que 750 millones de chinos ascendieron a un “estrato medio” en función de su capacidad adquisitiva. Pero es necesario cambiar radicalmente esa sociedad de consumo basada en promover tanto la acumulación económica como la adquisición de cualquier cosa compulsivas” hacia una civilización que tenga por norma “vivir sabroso” sin atesorar bienes innecesarios, disfrutando incluso que los demás estén bien. En esencia, Bill y Melinda Gates sienten mucha alegría y felicidad en su fundación filantrópica porque , por la ley de rendimientos decrecientes, todas las satisfacciones hedónicas convencionales están agotadas. EL riesgo es que sólo el criterio de los más poderosos sea el que determine las tendencias del mundo.
El punto 8 “El FMI debe iniciar el programa de cambio de deuda por inversión en la adaptación y mitigación del cambio climático en todos los países en desarrollo del mundo. Las políticas de bloqueo económico hoy no favorecen la democracia y van en contra de los tiempos de la humanidad para actuar contra la crisis” nos parece de los mejores del decálogo. Colombia ya vivió una experiencia modesta en 1992 cuando los Estados Unidos de Norteamérica y posteriormente Canadá “perdonaron” los intereses de la deuda pública colombiana a cambio de inversiones en protección a la naturaleza y protección a la niñez, que detonaron la creación de Ecofondo, que fue una gran organización de la sociedad civil , representada por las organizaciones no gubernamentales ambientales y por organizaciones sociales de base, que lograron iniciar numerosos proyectos de agricultura agroecológica, reforestación , protección de fuentes de agua entre otros. El FMI podría encargarse de adquirir la deuda privada de los países “en desarrollo” a precios incluso menores a los nominales .
El punto 9 es casi obvio: “ La banca privada y multilateral del mundo debe dejar de financiar la economía de los hidrocarburos”; esperamos que el criterio estrecho de la tasa interna de retorno al más corto plazo sea reemplazado por una visión económica más profunda en la cual la riqueza natural, que es la que provee sin costo alguno para la sociedad, las bases para poder producir y también produce, pues la fotosíntesis es ante todo un proceso de transformación permanente de energía solar y de CO2 en biomasa, enormes cantidades de beneficios, de servicios ecosistémicos, de materiales y bienes tangibles y condiciones ambientales que permiten la vida, de manera saludable para la gran mayoría de la población. Incluso desde el análisis de beneficio-costo ya se puede demostrar que muchas tecnologías nuevas ya son mejor inversión que las convencionales contaminantes. Las evidencias cada día son mayores y necesitamos que la liga de grandes superricos del mundo se manifiesten con mucha fuerza e inversión con el mecanismo de “First Movers Coalition” puesto que sería posiblemente la única decisión que salvaría la COP 27: el mecanismo consiste en que los grandes billonarios del mundo invierten en subsidiar la compra de materiales como el cemento, el acero , el plástico, que sean producidos sin emisiones de CO2 , lo cual los hace todavía un poco más costosos que los producidos con emisiones contaminantes y CO”, de tal manera que se acelere su producción hasta alcanzar economías de escala que hagan innecesarios los convencionales contaminantes. Agregaríamos que debemos valorar adecuadamente todas las emisiones para que sus precios reflejen la realidad de los daños a la sociedad, que hoy se lanzan impunemente a la atmosfera como “externalidades” como si fueran inocuos.
Es importante reconocer que, gracias a los adelantos de la ciencia y la tecnología, dentro de una economía que compita transparentemente debe presentarse la “destrucción creativa” que saque del mercado gracias a la innovación correcta con el ambiente, a las demás tecnologías, bienes y servicios, que dañen el ambiente. Así lo están demostrando por ejemplo las celdas solares, que hoy han logrado un costo por kilovatio/hora menor que las tecnologías convencionales. Si a ello se le incorpora la medición correcta de las “externalidades” podríamos avanzar mucho más.
Finalmente, el planteamiento 10 “De inmediato hay que iniciar las negociaciones de la paz. La guerra quita el tiempo vital de la humanidad para evitar su extinción” que surge claramente de la experiencia colombiana; hemos perdido tantos años en la guerra fratricida y tantos recursos y tanta gente tan valiosa que no admitimos perder una más; la guerra es la peor demostración de la debilidad y la condición humana de inferioridad. El cambio climático requiere altruismo y pensamiento estratégico al mismo tiempo porque está en juego la vida misma. El presidente Petro quiere demostrar con hechos que estamos trabajando duro para recuperar el tiempo, para rehacer la vida digna que merecemos todos los colombianos, para merecernos una segunda oportunidad sobre la tierra, porque el tiempo se agota y debemos actuar en consecuencia, pensando en todos los demás, en los animales humanos y los no humanos, en todos los organismos vivos que han evolucionado en millones de años y queremos acabar en pocos años. Entendemos claramente el mensaje y, así suene un tanto duro a algunos, lo compartimos bajo la premisa fundamental que la vida humana es sagrada y que la democracia generosa es el camino.
Carlos Hildebrando Fonseca Zárate
Foto tomada de: Presidencia de la República
Mery Esther Heredia de Insignares says
Todo expresado con transparencia y sin escondites. Acogernos a la ley divina nos cuesta. Claro está que no solo las políticas de gobierno y los tecnicismos tienen la última palabra. Como dice Petro el pueblo tiene su propia lectura. Es el momento de organizarnos para poder hacer valer nuestros derechos