Los populismos de derecha han resurgido con el bandazo antiglobalización posteriori a la crisis financiera y gran recesión 2008-10. En general los populismos ya sean de derecha (Trump, Bolsonaro, Uribe, Brexitiers en UK) o de izquierda (peronismo en Argentina y chavismo en Venezuela) está caracterizado por: i) el nacionalismo como tribalismo paranoide en reacción a una amenaza más imaginaria que real (la UE como burocracia centralista, el castrochavismo, los inmigrantes, la UE) ; ii) el culto a la personalidad del caudillo (USA, Turquía) en su rol o mesiánico o de protección parental frente a esa amenaza, culto en el cual la hipnosis mediática lograda mediante la deformación propagandística de la realidad en los medios (Goebbels, Fox, Globo) juega un papel fundamental; iii) la pretensión ignorante de que problemas de enorme complejidad se pueden resolver mágicamente con fórmulas simplistas que, en lo económico, se traduce en una omnipotencia violatoria de las leyes de la economía (Trump, BJohnson). iv) imponer enormes costos económicos y sociales a sus poblaciones en aras del objetivo para el cual el iluminado líder considera haber sido llamado.
A pesar de la negación de sus convergencias con el fascismo causada por el estigma de este, los populismos de derecha están emparentados con él, particularmente en los casos en los que surgen elementos fascista más claros : el poder de la violencia y la consiguiente violencia del poder; el terror a esta ante el derrumbe del estado de derecho y la protección de la ley; el autoritarismo y el ataque a la democracia erosionando sus instituciones, el que en el fascismo se manifiesta en una dictadura[1]; su fortalecimiento en crisis sociales frente a las cuales ofrece una solución mesiánica. Y dentro de la erosión de las instituciones del estado, formas de delegacionismo cooperativista, emparentado con el corporatismo fascista, por el cual grupos sociales asumen funciones estatales, incluyendo el control ciudadano mediante instrumentos de opresión y represión muy eficientes como el uso de la fuerza bruta de pandillas de matones que sirven al caudillo con fidelidad irrestricta. Adicionalmente, en el caso de LA los populismos de derecha son herederos del caudillismo que plagó la historia de nuestros países, en una forma de populismo caudillista del cual el Uribismo es un ejemplo paradigmático. Como lo es lambien de la tradicional capacidad de la clase dirigente colombiana de presentar un régimen de democracia restringida como la democracia más antigua de AL, siendo que erosionó la separación de poderes en la búsqueda de poderes dictatoriales.
El Uribismo es pues claramente un populismo de derecha, un caudillismo con elementos fascistas: el uso de la violencia y el control social que el temor a esta genera; el autoritarismo y la erosión de las instituciones de la democracia y del estado de derecho; el uso de mecanismo cooperativistas de cooptación política; la manipulación de las conciencias mediante hipnosis mediática, propaganda difundida por los medios de comunicación y la persecución de aquellos que no sirven a sus propósitos. Por otra parte, buena parte de la complejidad en su caracterización proviene de la complejidad de la crisis a la cual respondió: el fortalecimiento de la guerrilla. No es este el espacio para analizar este fortalecimiento, pero elementos explicativos son relevantes para entender al Uribismo. La exclusión social en el campo, y su correlativo la propiedad de la tierra y la disputa sobre esta, está a la raíz tanto de la guerrilla como del Uribismo y es central en sus consecuencias; así como revela y encarna su carácter de clase. Pero al Uribismo no le resultó difícil presentar el conflicto por la propiedad rural y la guerra revolucionaria de las Farc como una amenaza para la sociedad entera gracias a la criminalización de ellas y las atrocidades que cometieron en contra de la población de la cual se presentaban como sus liberadores. Uribe es sin duda el político más poderoso de las últimas décadas en Colombia, pero haber derrotado a las FARC no lo hace el más importante del siglo como sostiene el CD[2]. Lo que pasa es que el odio a estas le ha dado un capital político inagotable. A través de su gestión en la gobernación de Antioquia, su campaña política y las políticas de sus gobiernos, Uribe pudo presentarse como quien salvaría y salvó al país de la barbarie de las Farc, y lo hizo tan efectivamente que su carrera criminal como narcotraficante (o sus servicios a Pablo Escobar en la Aerocivil y en el congreso como opositor de la extradición) desapareció de la conciencia colectiva, junto con la forma como la barbarie de las Farc fue enfrentada con la barbarie paramilitar, ahora desatada desde el gobierno que involucró al ejercito hasta llegar al horror de los falsos positivos. Habiendo logrado imbricar las AUC con las fuerzas militares, adquirió un control sobre estas que junto con la erosión de la independencia del aparato judicial manifiestan un ataque sin precedentes recientes a las instituciones democráticas mediante su politización. Ataque que se extendió al proceso electoral expandiendo la penetración de dineros del narcotráfico a las campañas y forzando poblaciones a votar por candidatos de su elección mediante amenazas de los paramilitares.
Desde luego, las AUC son una perversión de ese cooperativismo delegacionista supletorio de las instituciones del estado cuyo surgimiento fue catalizado por la incapacidad de este de proveer seguridad a los propietarios rurales, quienes se vieron forzados a defenderse de los ataques de las FARC mediante las convivir. Lo notable es el papel de Uribe en esta pérdida total del monopolio de las armas por el estado agenciada por el mismo estado y la forma como las convivir que impulsó se convirtieron en Bacrims que se criminalizaron como las FARC, involucrándose también en el tráfico de drogas y de armas y cometiendo atrocidades peores que ellas. Con la connivencia, apoyo y complicidad de Uribe gobernador y Uribe presidente, estos ejércitos de los latifundistas (ganaderos, palmeros, bananeros) desplazaron a las FARC[3], cooperando con el ejército, el cual se vio así involucrado en sus atrocidades, entre las cuales el desplazamiento forzado de campesinos pequeños propietarios rurales fue central. Una reforma agraria al revés tuvo lugar en varias partes del país, particularmente en Antioquia y Córdoba, la cual tuvo mucho de class cleansing. Lo que confirma que el populismo Uribista es un actor fundamental en la lucha de clases en Colombia (es un fenómeno íntimamente ligado al conflicto sobre la propiedad de la tierra); una noción rechazada por la derecha a pesar de encarnarla en ejemplos como el despojamiento de tierras, una reforma agraria al revés que revela el verdadero carácter de clase del populismo uribista, el cual resulta así siendo también un populismo invertido.
La amenaza de las Farc inicialmente y ahora de la izquierda ha generado una unificación de intereses de las clases propietarias con los de los terratenientes, una alianza que era característica de la fase previa a la industrialización. Pero las contradicciones entre los industriales y los latifundistas características de esta (alrededor de la tasa de cambio), debilitadas por la apertura se superaron por el boom de la minería y la consiguiente enfermedad holandesa. Y estos, aunados a una visión neoliberal del papel de los flujos de capital en el desarrollo y de su manejo que priorizó la fluidez de la cuenta de capital sobre la competitividad y el empleo, resultaron en desempleo e informalización de la fuerza de trabajo de la industria (absorbida solo parcialmente por el crecimiento de los servicios). Finacialización y reprimarizacion minero energética consolidaron la alianza de las clases propietarias, en un proceso que ahondó la brecha social, dada la enorme concentración de esos sectores, a pesar de que medidas asistencialistas compensatorias (ex post, de la exclusión del proceso de desarrollo) alcanzaron a reducir la pobreza.
La consciencia de clase es pues un elemento importante en el fenómeno Uribe, el cual explica como la sociedad colombiana se ha fracturado entre partidarios y opositores en forma similar a la que la chilena alrededor de Pinochet, fractura en Colombia de la cual los resultados hipotéticos apabullantemente polarizados en las preferencias de un experimento de encuestas en los clubes sociales vs en los mercados populares, serían una muestra contundente; como también la polarización alrededor de la medida de aseguramiento contra Uribe y la concentración de la protesta en los sectores sociales más acomodados es ilustración clara del carácter de clase del Uribismo. La lucha y la conciencia de clases explica pues una parte importante de ese fenómeno como lo manifiesta el apoyo a Uribe que, en el caso ilustrativo del empresariado antioqueno, se extiende del irrestricto de los latifundistas de Urabá, el bajo Cauca y el Magdalena medio al de pequeños empresarios enriquecidos súbitamente (como el papa de Uribe) a uno menos fundamentalista del resto del empresariado de los sectores industrial y de servicios[4]. Pero esa dicotomía marxista clásica requiere de modificaciones y complementos derivados del populismo. La distorsión de la realidad central a este mediante una ideología de catástrofe-mesías permitió cooptar grupos sociales que se agregaron a latifundistas y financistas; los cuales también se sentían amenazados primero en forma real por las FARC y después en forma ficticia por el Castro chavismo, un fetiche en el cual el populismo uribista proyecto toda clase de temores acerca de su amenazar la civilización, siendo que el total fracaso económico del socialismo en LA[5], ya sea ortodoxo cubano o deformado venezolano, evidente en el colapso de las economías cubana y venezolana (por la destrucción de la estructura de incentivos de mercado), lo hace inocuo (es falta de seriedad hablar de copiar esos desastres económicos, para no hablar de los niveles de represión política), Pero el agradecimiento a Uribe se extendió de los empresarios del campo beneficiarios de su política de sangre y fuego en contra de la población campesina a la mayoría de la población cansada de los abusos de las FARC, la cual celebró la posibilidad de salir a las carreteras como una recuperación de su libertad como desde luego lo fue el freno a los secuestros. Pero el núcleo más fuertemente uribista siempre fue los propietarios rurales más golpeados por esos abusos criminales entre los cuales se destacan quienes se beneficiaron de la guerra contra la población civil que desató la reacción paramilitar que llevó la noción revolucionaria (Mao, Guevara) del guerrillero como pez en al agua de la población civil al extremo de vaciar el lago para eliminar al pez. Lo que pudo realizarse con algún grado de ocultamiento del papel de los militares mediante el uso de un ejército de criminales desatados con una crueldad que supero a las de las FARC. El caso de las restitución de tierras es un sinceramiento del carácter clasista del Uribismo, lo que junto con las políticas a favor del sector minero y el sector financiero manifiesta su sesgo económico objetivo a pesar de todas las alharacas populistas como los consejos comunitarios y el día sin IVA con las cuales crea una falsa conciencia de clase en los sectores menos acomodados. Pero esta cooptación está ligada a otra característica fundamental del Uribismo, el cronysmo, la corrupción, la mermelada, algo muy importante en los populismos, como en el simétrico de izquierda de Maduro en Venezuela donde tienen comprada la cúpula militar y mucho político y funcionario de poder, y cooptados a los miembros de su partido condicionando el acceso a servicios sociales y alimentos a la presentación de su carnet.
Pero el caso es que el populismo uribista ha sido tan efectivo que generalizó una falsa conciencia entre muchos grupos sociales, desorientándoles al ocultar el elemento neoliberal del Uribismo y su programa de reforma agraria invertida mediante sus esquemas cooperativos delegacionistas como los consejos comunitarios, los talleres construyendo país y las conversaciones sectoriales, que debilitan los conductos institucionales y le dan a la gente una idea de cercanía solidaria; claro con alguna ayuda de su ideología guerrerista que convencía mucho a las víctimas de las Farc. Esa dualidad política económica neoliberal y represión inmisericorde de los campesinos vs recuperación del país de las manos la guerrilla[6], arraigada en la conciencia deformada, ve en Uribe la figura parental que los protege de sus temores al supuesto caos que amenaza a la civilización cristiana occidental, un caso clásico de falsa conciencia pues en términos objetivos de política económica Uribe sostuvo la orientación neoliberal que condujo a la desindustrialización-reprimarizacion-finacializacion que ha agudizado la concentración del ingreso en Colombia (siendo ya la colombiana es una de las sociedades más inequitativas del mundo) al agravar la informalidad. Como populismo cooperativista el Uribismo es una ideología no neoliberal contenida en términos vacuos como economía fraternal, pero el CD ha logrado crear una falsa conciencia presentándose como cercano al pueblo y a sus intereses[7].
Como populismo con elementos de fascismo y de caudillismo el Uribismo es nefasto para la democracia, al menos en la erosión de sus instituciones, y en particular las que garantizan un flujo de la información veraz, tan fundamental en una democracia. Esto último hace parte de un ataque universal en esta era postverdad en la que las fakenews fluyen con más agilidad que esa información creando universos paralelos caracterizados por entelequias como el neocastrochavismo. Estas fakenews pueden ser totalmente fantasiosas como la cientificidad de las posiciones de Trump sobre el COV19 o pueden ser deformaciones de procesos y situaciones que los distorsionan generalmente en la dirección de una amenaza inexistente como esta del neocastrochaismo[8]. Los medios cooptados y las bodegas uribistas han logrado crear una realidad paralela con una eficiencia que Goebbels envidiaría, la cual difunde nociones tan disparatadas sin el menor sentido de realidad como la de la entrega del país a la guerrilla un mantra [9] repetido a lo largo del país por los autómatas uribistas
Como gamonal a nivel nacional, el caudillo desató una guerra contra las instituciones democráticas, especialmente el aparato judicial y el estado de derecho, y contra la prensa libre intentando silenciar a sus críticos, así como contra la oposición; y cuando Santos[10], logro negociar la paz, Uribe se ha dedicado a torpedear el acuerdo lo que se ha convertido en el sentido del CD como conciencia torcida capaz de falsear conciencias. Objetivo que ha logrado en una muestra del poder que ostenta en el aparato político gracias a la hipocresía de su acolito en la presidencia y de la agresividad de sus copartidarios contra varios aspectos del tratado. El ataque contra la restitución de tierras ha sido sistemático desde la obstaculización de los procesos hasta la obscenidad de la senadora Cabal quien sincerando el carácter de clase del Uribismo abiertamente defiende los intereses de sus amigos y socios terratenientes palmeros, bananeros y ganaderos con un proyecto que les garantiza la conservación de los territorios que compraron a paramilitares que sacaron a sus pequeños propietarios a sangre y fuego. Asimismo una enemiga jurada de la paz (Paloma Valencia) es nombrada como representante del gobierno en el Concejo de paz; el torpedeo a la JEP es permanente como el de la CEV; la desfinanciación del pivote del acuerdo en lo social y productivo, los proyectos de desarrollo rural; y el horror de la repetición del genocidio de la UP en los 80 ahora contra exguerrilleros desmovilizados. Y después de todo esto, en un caso para mención de honor de conciencia torcida creadora de falsa conciencia sobre la realidad y de universo paralelo de la postverdad, la senadora Valencia declara que Duque ha hecho más que Santos por la paz. Esta curiosa paradoja entre haber hecho por la paz vs que esta es la peor desgracia para el país refleja ese grado de falsedad de conciencia que el Uribismo ha extendido alrededor del acuerdo logrando desorientar la claridad sobre los propios intereses de los colombianos hacia que lo que les conviene es más guerra, más aproximación testicular a la solución de problemas, a tiros o a trompadas (el sea varón a Chávez de Uribe), en lugar de mediante proceso político democrático, opción por la violencia claro síntoma del carácter fascista del Uribismo, el cual incluye también su uso falseador de los aparatos ideológicos del estado. .
Esta guerra extendida del campo a las instituciones democráticas se concentra en los aparatos jurídicos y militar. Las revelaciones de las actividades de la inteligencia militar para perfilar, chuzar, amedrentar y amenazar a periodistas, opositores, jueces, continua la imbricación simbiótica del aparato de seguridad y de políticos corruptos del Uribismo[11]. Esto dentro del aparato judicial se traduce en la forma como han logrado detener y sabotear decenas de procesos contra Uribe, en una muestra de cómo este aparato también esta cooptado. Sin embargo felizmente la Corte, en una histórica muestra de independencia, ha reconstituido el estado de derecho; pero como ella procedió conforme al orden jurídico, el CD, en típica omnipotencia y reduccionismo, propone cambiar este orden (la constitución sobre las cortes). Ahora el ataque contra las instituciones llega a las altas cortes como culminación de su erosión de la independencia del poder judicial.
En ese esfuerzo deletéreo contra el estado de derecho y el imperio de la ley la deformación de la realidad convirtió el juicio del caudillo de problema judicial en uno político, incluso por su acolito en la presidencia. La capacidad del CD para falsear la realidad se vio perfectamente reflejada en su comunicado con motivo del enjuiciamiento a su jefe en el cual denunciaban que este no está siendo procesado por su muy nutrida carrera criminal[12] sino por haber salvado al país de los criminales de las FARC que ahora se sientan en el congreso; esto acompañado incluso de una amenaza de desorden social si se llegara a hacer justicia. El reduccionismo del CD, por el cual su bien es el bien del país, nos atemoriza con un caos porque saben que ese hacerse justicia puede significar el principio del fin de un movimiento político que nos regresó 60 años (al nivel de la dictadura de Rojas P) en desarrollo institucional, superación del cáncer de la corrupción y violencia en contra de la oposición y los campesinos pobres: detener eso tiene la significancia histórica de abrir na posibilidad a la paz en Colombia. Pero tal es la conciencia torcida del Uribismo que ha llegado a extremos inverosímiles de paranoides (ya risibles si no fueran tan peligrosos) como que los magistrados de la corte son unos agentes del grupo de Sao Paulo. El juicio de Uribe lo es de las instituciones colombianas. La sentencia a Uribe medirá el grado en el cual en su codicia de poder no logro erosionar la institucionalidad politizando los aparatos judiciales y de seguridad: se nos está juzgando como sociedad normada por una legalidad democrática.
La medida de aseguramiento contra Uribe tiene una enorme trascendencia como principio del fin de la pesadilla de haber hecho de la polarización violenta el principio organizador de la sociedad, de debilitar a los aparatos ideológicos que han falseado la conciencia de clase de la mayoría de los colombianos, de revertir el proceso de destrucción institucional agenciado por el Uribismo. Una medida de lo que puede significar esto como inicio de la superación del falseamiento de la realidad en el universo paralelo del CD es el pronunciamiento de la senadora Holguín en el sentido de que se ha lesionado el estado de derecho pues el hombre que más ha luchado contra el terrorismo! y el narcotráfico! va a ser detenido por criminales! y su llamado a los miliares para que defiendan a Uribe… Intentan desorientarnos desvirtuando el que la corte habla en el nombre del pueblo colombiano y por mandato de la constitución. El coletazo universal del ataque del populismo de derecha contra la democracia ha recibido un golpe en el caso colombiano que genera esperanza para el futuro de ella al menos en Colombia.
Pero como lo muestra la reacción de la derecha, desde la violación de la división de poderes por el presidente acolito hasta el sinceramiento de los gremios[13] en el sentido de que lo que importa no es la democracia sino el poder de clase imbricado en el Uribismo, ella está en peligro. En realidad el proceso a Uribe no es lo central, lo central es la justicia y la democracia bajo ataque, cuya posibilidad es lo que está siendo juzgado. Esa reacción, primero, delata, contra todo el andamiaje populista para ocultarlo generando falsa conciencia, ese carácter de clase; segundo, muestra el dramático atraso político de este país en el cual ser un demócrata que defiende el orden jurídico implica ser descalificado como neocastrochavista y ser estigmatizado como el que la esa atacando; y evidencia como transitamos un momento de alto riesgo para la democracia colombiana, la cual corre el peligro de ser descarrilad definitivamente si el ataque por esa reacción se agudiza y se traduce en despropósitos como la reforma de las cortes que impulsa el CD. Todo depende de si este es debilitado por el aseguramiento de su caudillo o, en lo que sería una muestra de su poder distorsionador y manipulador como populismo caudillista de derecha con rasgos fascistas, sale fortalecido por dicha reacción.
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[1] El líder autoritario, como el dictador, no acepta restricciones a su poder como las impuestas por el respeto a los derechos de los ciudadanos, como reflejo de una personalidad narcisista omnipotente (se callan o los callamos) que no reconoce limites, de la cual Trump es el caso paradigmático.
[2] Lo que revela una severa ignorancia histórica al poner al caudillo al nivel de estadistas como los Lopez y C Lleras. Ignorancia que llega a los extremos de P Valencia afirmando que Uribe es otro Bolívar.
[3] Algún miembro del CD con inclinaciones por las analogías históricas podría decir que Uribe fue el Stalin que posibilito la derrota del nazismo, en este caso de las FARC, así fuera con medios extremos. También alguien pudiera decir que Uribe fue un engendro de las FARC en la misma forma que Hitler fue un engendro de las draconianas condiciones (tan criticadas por Keynes) impuestas por los franceses a la derrotada Alemania en el 18 (que se combinaron con la gran depresión para producir una pauperización extrema).
[4] Como lo puso en evidencia el aviso de prensa de una página publicado recientemente
[5] Dos cosas caber anotar: los logros en salud y educación en Cuba; y como el Socialismo democrático de las socialdemocracias luteranas del norte de Europa tuvo eco en alguna medida en Chile y Costa Rica.
[6] Entonces si medio entregado por Pastrana, dándoles un margen para su fortalecimiento en su afán de ganar el Nobel
[7] Aunque en cierto sentido un equipo de tecnócratas neoliberales ha protegido la política económica de más desorden populista.
[8] Entelequias que solo existen en la mente de Uribe y sus partidarios, anacronismos pues Cuba primero y después Venezuela dejaron de ser una amenaza (hace al menos dos y una décadas respectivamente).
[9] Entrega porque un par de parlamentarios vinieran de las Farc.
[10] En un logro histórico que ciertamente le mereció el Nobel
[11] De manera que habiendo salido de la presidencia Uribe ha continuado recibiendo información privilegiada sobre opositores como si todavía manejara el DAS.
[12] En realidad como a Capone, a Uribe lo están juzgando por un delito minúsculo frente a los cometidos desde la dirección de Aerocivil hasta su intento de calumniar a uno de los denunciantes de estos crímenes en el congreso. Pasando por las convivir, el bloque metro de las AUC, las masacre cometidas con su connivencia como gobernador, su corrupción del voto de los congresistas para que votaran por su tercer periodo, su beneficiarse con un crédito no reembolsable de $3.000 millones para riego de unos baldías adicionados a su hacienda (dentro del corrupto programa de su protegido Arias), sus amenazas (y supuestas presumibles desapariciones) de testigos, los falsos positivos, etc.
[13] Puede esperarse cualquier cosa de Fedegan gremio legitimidador del despojamiento de tierras, pero es alarmante que buena parte de la dirigencia gremial salga con insensateces como que el pronunciamiento de la corte hace parte de una conspiración de la izquierda internacional (los magistrados son unos infiltrados del grupo de Sao Paulo).
Ricardo Chica
Foto tomada de: https://www.portafolio.co/
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