Por lo pronto han garantizado la continuidad de un proyecto político bajo el mandato de la primera mujer Presidenta de México, una mujer científica, con reconocida trayectoria en la izquierda mexicana que había hecho una buena gestión como jefa del gobierno de ciudad de México, Claudia Sheinbaum, ha roto todos los techos de cristal y promete dar continuidad al proyecto de Morena que cuenta con las mayorías para iniciar un proceso reformista a las políticas neoliberales implementadas por los gobiernos conservadores, es este su mayor reto, la recuperación de la intervención del Estado en la garantía de derechos fundamentales como la educación, la salud, el acceso a servicios públicos, soberanía energética, lo que supone un paquete reformista que el Presidente AMLO anunció que dejaría presentado en el parlamento antes de su salida. Esto supone que se desatará una polarización aún mayor que la vivida con AMLO, esto no tiene que ver con el talante de un mandatario necesariamente, sino con el hecho de que la propuesta reformista tocará intereses multimillonarios de quienes han hecho manejo privado de recursos públicos, la cual es la máxima premisa del neoliberalismo también instaurado en México, lo que implica un reto mayor para la presidenta. En el caso colombiano esta polarización se anticipó de manera feroz contra el gobierno de Gustavo Petro, dado que este presentó desde el primer año de gobierno un conjunto de reformas cuyo centro es la superación del proyecto neoliberal que generó la mayor exclusión social que ha tenido Colombia y América Latina, en materia de derechos laborales, acceso a servicios de salud, acceso a la pensión, redistribución justa de la riqueza por la vía de una tributación progresiva. Esta situación aún no la han enfrentado los mexicanos y será el principal reto del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
Morena y AMLO nos dejan unas lecciones para Colombia con este hecho político, la principal es la importancia de la organización política, del partido y la coalición mayoritaria, para la construcción de la correlación de fuerzas para adelantar el proceso de cambio y la continuidad del proyecto político de transformación. En Colombia se ha avanzado de manera importante en el programa, en tanto el presidente Gustavo Petro cuenta con un proyecto reformista sólido, los problemas para llevarlo a cabo han estado en la configuración de la coalición mayoritaria, esta no logró hacerse alrededor de acuerdos programáticos que permitieran el trámite de las reformas; la reforma tributaria contó con este respaldo porque gozaba del favor del viento de cola que tiene un gobierno cuando inicia su mandato, pero por demás, las reformas que tocan el núcleo duro de los multimillonarios intereses del capital financiero, han tenido un tránsito tortuoso e incierto, la de salud en este momento está hundida, la pensional puede ser aprobada en medio de la polémica con las centrales sindicales y movimientos sociales de base del gobierno que piden que el primer pilar de cotización obligatorio al régimen público de prima media sea de 4 salarios mínimos, ante la reducción de este a menos de 2,5 salarios mínimos; la laboral está paralizada.
De otro lado, es muy importante el legado de México en tanto hace realidad el principio progresista de la paridad en el acceso del poder político, no sólo por el hecho de que la presidenta sea mujer, sino porque efectivamente el proyecto político que representa debe favorecer a las mayorías de mujeres mexicanas, en su economía, acceso a la educación, a la salud, los derechos sexuales y reproductivos. Algún feminismo ha perdido la hegemonía y la posibilidad de construir mayorías políticas porque han terminado por adherir a lo que se denomina el neoliberalismo progresista, es el caso de los EEUU en donde algunos movimientos sociales se volcaron a apoyar a Hillary Clinton por el hecho de ser mujer, sin preguntarse que tipo de proyecto y de economía política representaba ella, no era más que el proyecto político que vela por la concentración de la riqueza que excluye a millones de mujeres en EEUU y en el mundo. De igual manera pasó con Obama, muchos movimientos sociales se volcaron a un apoyo bajo el discurso del etnicismo, cuando sostuvo una política excluyente con las mayorías del pueblo norteamericano, en la crisis económica, se ocupó de salvar bancos y no a la gente. Este es el gran debate del progresismo en el mundo, tiene que ver con que los movimientos sociales se han volcado a apoyar como proyecto progresista a las luchas por el reconocimiento de la comunidad LGTBI, de las mujeres, de las etnias, lo cual está muy bien, el problema es cuando se abandona la perspectiva de superar el neoliberalismo como modelo de exclusión de las mayorías, es así como sectores progresistas terminan aupando proyectos políticos estructuralmente excluyentes, y las mayorías trabajadoras terminan siendo cooptadas por la extrema derecha, como ha ocurrido en EEUU con Donald Trump y en otros lugares del mundo. El vacío que ha dejado el progresismo con proyectos de cambio que no sólo transformen la cultura, sino la economía política, lo ha llenado la extrema derecha. Por eso es tan importante que tanto en México como en Colombia se logre avanzar en la superación de la larga noche neoliberal.
Las lecciones que deberíamos aprender, en primer lugar, la necesidad de un partido político democrático que alrededor de un programa de transición democrática que supere y trascienda las políticas neoliberales y al mismo tiempo una propuesta de frente amplio que permita concertar una agenda de transición democrática; son las tareas que nos enseña sin lugar a duda la experiencia mexicana. Unidad de los demócratas manteniendo la pluralidad y la diversidad, pero concertando los grandes proyectos de reformas democráticas de cara a las elecciones congresionales y presidenciales del año 2026.
Carolina Corcho Mejía
Exministra de salud, médica psiquiatra.
Foto tomada de: France 24
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