Mientras Argentina intenta sacudirse del zarpazo que un ignoto le asestó en el 2015, y pareciera volver a tener condiciones para recuperar y reorientar el rumbo y mientras el indio Evo Morales trata de sortear los debates de la oposición y el incendio de la Amazonía, para continuar con su modelo de transformación de Bolivia; mientras Rafael Correa evita caer preso por eso del famoso Lawfair que han aplicado en casi todo el continente suramericano para contener la avanzada del progresismo que había constituido en un alivio para las clases populares en Brasil, Ecuador, Argentina, Paraguay, Bolivia, Venezuela, Panamá o Nicaragua, en Antioquia nadie quiere señalar un camino diferente al que le han señalado por décadas, quizás por siglos sus gobernantes; hacer del “progreso” y la “pujanza paisa” el paradigma de la modernidad, de la creatividad, del emprendimento, de la innovación para todo el país, como cuando se exportaron las convivir como instrumento de barbarie disfrazada de seguridad, sofisma que aún envuelve el imaginario y la mísera cultura política que habita entre sus habitantes. Nada que hacer.
No hay nada nuevo, las encuestas marcan que los candidatos con mayor opción de llegar a los cargos en Medellín y el Departamento son los señalados por la vieja clase política, con la venia del empresariado Antioqueño que apuesta en varias casas electorales, “por si acaso”, es decir, si fallan con uno, ganan con otro. Entre los de Fico-Fajardo-Uribe está el porcentaje más alto de favorabilidad de los habitantes de esos terruños de Don Marco Fidel Suarez y la familia Suarez Mira, para mencionar el rango en donde se pueden ubicar los aspirantes, tanto en términos de genealogía como de perversión. Quiénes más sofisticados y cínicos que fungen de antipolíticos, académicos, profesores, que tratan de explicar con ecuaciones matemáticas la neutralidad cómplice con el poder más infame que ha tenido el país y Antioquia en el siglo XXI, como en los anteriores, mientras se avistan ballenas. Quién más descarado que ofrece “Confianza, progreso y felicidad” mientras su padre paga condena por parapolítico. Quién más torpe y falto de imaginación que necesita del apoyo del alcalde en ejercicio para convencer que el gobierno mediocre o des-gobierno de su jefe, -cuyo secretario de seguridad recibió condena por vínculos con los criminales y se reunía con ellos en las propias oficinas de la secretaría- merece continuar, como si hubiera algo que reconocer, como si la gestión de Fico tuviera hitos memorables para los habitantes, en materia de inclusión social, convivencia, seguridad, dignidad, algo memorable además del helicóptero para pasear de noche por el Valle de Aburrá, como si esta gente se hubiera acostumbrando, de forma masoquista a tener la infamia como virtud, a no esperar nada mejor que Fico cuenta combos, como creativamente lo acuñaron los jóvenes de las periferias.
No importa que en el inmediato pasado los candidatos hayan protagonizado los hechos más relevantes de la política por sus jugadas, por sus torcidos, por sus vínculos non sanctos con personajes de la criminalidad y el delito. No importa que sobre ellos recaiga la sospecha de varios de los grandes descalabros en materia de obras, megaproyectos y cuanto elefante blanco, rosado, morado y verde hay por ahí tirados sin concluir, sin investigación, sin sanción, porque el que debería hacerlo también está fuera de juego por casos similares de corrupción, quien disfruta de sus cirugías estéticas realizadas en hospital público que debía estar bajo su vigilancia para el adecuado manejo de los recursos públicos. Yo te elijo, tú me cubres. Me cubres con tu manto de complicidad e impunidad, para que todo quede aquí entre nos.
Si los encuestadores dicen verdad, e hicieron el ejercicio técnicamente para evitar los sesgos y la parcialidad, cuidando de la consistencia y veracidad de sus datos, entre los paísas no habrá sorpresas. Nada parecido siquiera a la primera y segunda vuelta de las elecciones presidenciales del 2018 de las cuales aún sufren la resaca de las borracheras con las que celebraron el triunfo que le dieron a su gran ídolo para elegir al sub-presidente que señaló y que maneja a su gusto y conveniencia. Aún los más ingenuos celebran con el 1.844.027 votos que constituyeron el 72.53% de la votación en el Departamento. Se sienten orgullosos, nuevamente de su pujanza, de su verraquera, de la enjundia con la que enfrentan los grandes y graves problemas del país, sin miedo, sin cobardía, sin medias tintas, sin asco, como debe ser.
Desde la orilla de los que permanecemos en el margen de error, en lo políticamente incorrecto, en el anacronismo de las esperanzas, en la resistencia frente a la política del miedo, desde los que sentimos que la política es política en tanto está orientada al servicio de los bastantes, los más pobres, los más, se esperaría que algunas listas puedan acceder al concejo como premio de consolación y constancia histórica de la garantía de pluralismo, tolerancia, generosidad y diversidad que esta democracia del pluripatidismo que emerge del Consejo Nacional Electoral como conejos y palomas del sombrero del mago ni ofrece magnánimamente en figura de oficinas de avales para candidatos variopintos que venga el diablo y escoja.
No es este el lugar, ni el sujeto para hacer la selección de los que podrían estar mejor rankeados en las comunidades populares, entre las organizaciones sociales, entre los sectores críticos y rebeldes que subterráneamente conspiran contra el prototipo y estereotipo hegemónico. Tampoco ese debería ser tarea de articulista, columnista, el pueblo consciente debe ser capaz de evaluar con detenimiento e información veraz la hoja de vida de candidatos y candidatas, las listas, las alianzas, las estructuras políticas, la financiación, los antecedentes, los padrinos y financiadores, los sectores económicos y políticos, legales e ilegales que están detrás de los candidatos, para hacer un juicioso y responsable discernimiento. Pero no, el ciberespacio está inundado de los fakenews al mejor estilo de Trump-Bolsonaro-Duque y por lo tanto, cada casa ya tiene su “santo candidato” colgado en el balcón, pegado en la ventana, en el vidrio de su carro como amuleto de la buena suerte, porque ahora sí, vamos palante, Medellín merece más, Es el tiempo de Antioquia, seguiremos contando combos, somos los de Fico, los de Uribe, los de Fajardo, somos los mismos con las mismas, los mismos que no dejaremos de ser los mismos cafres que votamos verracos, que votamos sin asco, que votamos cargados de odio, que votamos sin darnos cuenta que nos programaron para hacerlo así, que merecemos esto y peor que esto, porque somos vagos, ignorantes, pobres, porque sufrir me tocó a mí en esta vida, como dijo Rodolfo Aicardi.
Álvaro Córdoba Obando, Corporación Nuevo Arco Iris.
Foto tomada de: El País
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