Señala que los planteamientos sobre la necesidad del decrecimiento no son nuevos, que tienen un fundamento sólido y añade: “A pesar de la diversidad de matices, estos planteamientos comparten una crítica a la idea de que la mejor forma de lograr la expansión de las capacidades y el bienestar humanos es crecer y crecer, que es una tesis, casi un dogma, compartida paradójicamente tanto por el marxismo ortodoxo como por la economía neoclásica.”
Uprimny no dice en su artículo a qué se refiere con marxismo ortodoxo. ¿Tendrá en mente al Manual de Economía Política de la Academia de Ciencias de la URSS? ¿Se refiere a declaraciones de dirigentes políticos y gubernamentales de la época soviética? ¿Está pensando en el grupo de teóricos que sucedieron a Marx y Engels? Perry Anderson, en su libro sobre el marxismo occidental, destaca entre los teóricos sucesores de Marx a un grupo de 11 autores entre los cuales se encuentran Kautsky, Plejanov, Lenin, Luxemburgo, Hilferding, Trostki y Bujarin, que quizá caben dentro de la categoría de marxismo ortodoxo. ¿Alguno de estos autores o todos ellos plantearon que la “mejor forma de lograr la expansión de capacidades y el bienestar humanos es crecer y crecer”? ¿O por marxismo ortodoxo se refiere a otros autores?
No creo que estos autores hicieran este planteamiento, puesto que sus escritos se enmarcaban en la teoría de Marx y Engels, especialmente en El Capital.
Con seguridad, tampoco Marx planteó esto en ninguna parte de El Capital. Evidentemente, Marx afirmó que el papel histórico del capitalismo era el desarrollo de las fuerzas productivas y en La Ideología Alemana afirmó que el comunismo requería una base material avanzada para poder consolidarse. La mayoría de autores clásicos del marxismo no conocieron La Ideología Alemana, texto que se publicó por primera vez en 1932, pero pudieron haber encontrado algunos planteamientos similares en el Manifiesto del Partido Comunista.
Sin embargo, las tesis de Marx no podrían reducirse en ningún caso a algo tan simplón como lo que le atribuye Uprimny al marxismo ortodoxo. Marx muestra en El Capital que la razón de ser del capital es la valorización del valor, la búsqueda incesante de incrementar el capital y que el fin subjetivo de todo capitalista es obtener el mayor plusvalor posible en un proceso interminable. Igualmente, Marx mostró que en la búsqueda insaciable de mayor plusvalor los capitalistas, presionados por la competencia desarrollan enormemente la capacidad productiva mediante el mejoramiento de la organización del trabajo, la introducción de mejores medios de producción y el desarrollo de herramientas y maquinaria. La historia del capitalismo muestra claramente que en la búsqueda de ganancias se han desarrollado extraordinariamente las fuerzas productivas.
Pero al mismo tiempo Marx explicó que se trataba de una estructura productiva y un proceso basado en la explotación de los trabajadores que conducía a un enorme deterioro humano y a la conformación de un polo de extrema riqueza junto a un polo de enorme pobreza y miseria. El desarrollo del capitalismo se basa en el deterioro de la mayoría de la población trabajadora, pero también en la destrucción de la naturaleza. Es un proceso contradictorio.
Por tanto, en ningún momento Marx, y muy probablemente el marxismo ortodoxo tampoco, planteó lo que Uprimny afirma.
Marx consideraba que la clase trabajadora debía suprimir el capitalismo, es decir la relación social entre capitalistas y trabajadores y la producción autárquica, para avanzar hacia una sociedad de hombres libres que definieran democráticamente cómo organizar la producción para satisfacer las necesidades sociales.
Marx no elaboró una teoría del crecimiento de la economía en general. Ofrece una teoría del funcionamiento de la economía capitalista, dentro de la cual muestra las tendencias a la acumulación, la concentración y centralización de la producción, con sus efectos sobre los trabajadores principalmente, y algunas menciones sobre la naturaleza. La finalidad de la producción capitalista no es el crecimiento, es la obtención del mayor plusvalor posible.
De otra parte, el estudio de El Capital es muy útil para comprender los límites a las aspiraciones y propuestas para detener y controlar el crecimiento económico. La producción en el modo de producción capitalista es dirigido por los capitalistas y, especialmente por los más grandes. El proceso de acumulación del capital se desarrolla mediante la competencia incesante entre los capitalistas en la búsqueda de ganancias y, por tanto, la necesidad permanente de reinvertir el plusvalor con miras a mejorar la productividad, ampliar la participación en el mercado y desplazar a los competidores. No es un asunto solamente de rasgos sicológicos de los capitalistas como la avaricia o el egoísmo. Los capitalistas son forzados por la competencia a mejorar sus técnicas de producción, a aumentar sus capacidades productivas y a aumentar la producción con miras a obtener mayor plusvalor.
En esta perspectiva, el Estado capitalista tiene serios límites para controlar estas tendencias. La ganancia está por encima de la gente y de la naturaleza. A pesar de todas las advertencias sobre los límites físicos para la producción y las consecuencias catastróficas para la propia especie humana, los capitalistas son simplemente personificación de unas estructuras, de unas relaciones de producción, de unas lógicas estructurales que los condicionan. Sin cambiar esta estructura es prácticamente imposible lograr cambios de fondo en los países capitalistas.
El objetivo de la sociedad capitalista no es el crecimiento
Pensar que el objetivo de la sociedad capitalista es conseguir un elevado y continuo crecimiento económico, medido básicamente con el producto interno bruto, es una equivocación. Este es un discurso de los gobiernos, de los políticos, de los organismos internacionales, de los medios de comunicación dominantes y de los capitalistas, que buscan esconder la razón de ser del capitalismo, la obtención del mayor plusvalor posible, bajo sus distintas formas: ganancias industriales, ganancias comerciales, ganancias financieras, intereses, rentas de la tierra. El indicador de éxito del capitalismo se encuentra en los estados de ingresos y resultados de las empresas y en las cifras sobre concentración del ingreso. Mientras exista el capitalismo la sociedad estará dominada por la búsqueda de plusvalor.
Es igualmente erróneo pensar que el Estado capitalista va a actuar radicalmente en contra de los intereses fundamentales de los capitalistas. El Estado capitalista tiene como función principal el mantenimiento del propio sistema capitalista.
Buena parte de los diagnósticos e interpretaciones de la situación, en mi opinión no examinan las determinaciones fundamentales del sistema. En buena medida piensan con el deseo. Exponen con cierto detalle el deber ser, pero no examinan a fondo los límites para transformar la realidad existente.
Esto se puede ver con claridad en dos artículos recientes de periódico escritos por William Ospina[2] y Arturo Escobar[3]. El primero ofrece el “método gratuito para salvar al mundo”. Es destacable la enorme capacidad de Ospina para hacer el ridículo intelectual. Escobar, aparentemente, hace una crítica radical, pero me parece que no va al fondo del asunto. Son dos textos ejemplares del capitalismo utópico. Los comentaré en próxima columna.
_______________________
[1] https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/rodrigo-uprimny/decrecimiento-crezcamos-el-debate/
[2] https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/william-ospina/el-metodo-gratuito-para-salvar-el-mundo/
[3] https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/arturo-escobar/por-que-hablar-de-decrecimiento-buen-vivir-y-vivir-sabroso/
Alberto Maldonado Copello
Foto tomada de: El Colombiano
Deja un comentario