El 46º presidente, que pone en marcha el gobierno más diverso de la historia del país, cita la pandemia y las desigualdades como los dos grandes retos de su mandato y llama a la unidad y a combatir el “supremacismo blanco”.
Tras casi 50 años dedicado a la vida pública, el exsenador por Delaware y exvicepresidente de Barack Obama, Joe Biden, tomó ayer posesión como el 46º presidente de los Estados Unidos. Es, a sus 78 años, el más longevo de la historia del país y llega a la Casa Blanca en su tercera intentona, tras haberse presentado a las primarias de su partido con escasísimo éxito en 1988 y 2008. Biden juró su cargo once minutos antes de lo previsto y las 11.49 horas era ya el nuevo presidente de Estados Unidos. Biden hereda un país polarizado tras cuatro años de trumpismo, con unas desigualdades sociales y raciales en cotas récord y con 400.000 muertos por covid-19 alcanzados esta misma semana.
Trump, que ha dejado la presidencia con un impeachment bajo el brazo, no sólo no quiso cruzarse con Biden en la jornada de transición del poder sino que en su discurso de despedida no se dio por acabado: “Volveremos de alguna forma”, dijo.
Arranca el fin del trumpismo
Tras jurar su cargo, Biden dedicó su discurso a señalar la pandemia, las desigualdades, el racismo y la polarización como los grandes retos de su mandato. Tras los actos por la toma de posesión, el demócrata estrenará su primera tarde en la Casa Blanca firmando órdenes y notas presidenciales precisamente sobre la pandemia, la economía, la inmigración, la igualdad racial y el medioambiente. Sobre esto último, el nuevo presidente firmará un comunicado para informar a Naciones Unidas de que Estados Unidos volverá en 30 días al Acuerdo del Clima de París. Son las primeras actuaciones para empezar a enterrar cuatro años de trumpismo.
“El virus”, recordó Biden en su discurso de toma de posesión, “se ha llevado tantas vidas como la Segunda Guerra Mundial”, y mencionó explícitamente el asalto al Congreso hace dos semanas, “esa violencia que quiso parar la voz el pueblo y frenar la democracia” y que ha puesto sobre la mesa otro de los problemas más acuciantes que tendrá su gobierno: “Tenemos que confrontar a los supremacistas blancos y los terroristas domésticos”, dijo el nuevo mandatario, ante apenas unos pocos cientos de asistentes, entre ellos los expresidentes Barack Obama, Bill Clinton y el republicano George W. Bush. El otro presidente vivo, Jimmy Carter, de 96 años, no pudo asistir a la ceremonia por primera vez en más de 40 años.
“La democracia es frágil pero ha prevalecido”, celebró Biden al tiempo que pidió “unidad” para afrontar los “muchos retos” que el país enfrentará: “Ataques a la democracia y a la verdad, el coronavirus, el cambio climático, el racismo, las desigualdades”. El demócrata recalcó el hito que supone que Kamala Harris sea no sólo la primera vicepresidenta del país, sino la primera de origen afro y asiático en tener esa posición: “Hace 50 años, en las marchas sobre Washington en este mismo National Mall, Martin Luther King habló de sus sueños y del derecho de los afroamericanos al voto y hoy está Kamala Harris de vicepresidenta”. El césped del National Mall, cercado y sin público debido al blindaje de la capital del país para evitar disturbios como el del asalto al Capitolio, fue poblado por casi 200.000 banderas estadounidenses en homenaje a los ciudadanos que no han podido asistir al Día de la Inauguración.
“Tenemos que vernos como vecinos, no como adversarios, tenemos que bajar la temperatura. Entiendo el miedo de muchos al futuro”, añadió el presidente, que vinculó ese miedo no sólo al virus sino a problemas como “las coberturas sanitarias, las hipotecas, el paro. Lo entiendo. Pero podremos afrontar todo esto con unidad y si abrimos nuestras almas”.
Los primeros pasos de Biden en la Casa Blanca
Precisamente, sobre todos esos aspectos versarán las órdenes y notas presidenciales que Biden se dedicará a firmar en su primera tarde en la Casa Blanca. Sobre el covid-19, el nuevo presidente firmará una nota presidencial para reclamar a los ciudadanos a que lleven mascarilla durante cien días y hacerla obligatoria en todos los edificios federales, en otra orden frenará la salida de Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud y creará la posición de Coordinador en la Respuesta al Covid-19; sobre economía, Biden extenderá la moratoria sobre desahucios al menos hasta el 31 de marzo; sobre medioambiente, rubricará una orden para que las agencias federales revisen las normas sobre emisiones (rebajadas por Trump) y para imponer una moratoria temporal a la extracción de gas y petróleo del Ártico; sobre equidad racial, el presidente ordenará revisar las desigualdades sistémicas en los programas federales y anulará la orden presidencial de Trump en la que excluía a los ciudadanos no estadounidenses del censo; sobre inmigración, Bidel declarará detener de forma inmediata la construcción del muro con México.
Sobre este suelo echará a andar el gobierno de Biden. Será la administración más diversa de la historia del país, con miembros de la comunidad negra como la vicepresidenta Kamala Harris; latinos como los secretarios (ministros) de Salud, Xavier Becerra, Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, y Educación, Miguel Cardona; nativos americanos como Deb Haaland, la responsable del Departamento de Interior; y la primera transgénero en ocupar un puesto en un gobierno de Estados Unidos: Rachel Levine, hasta ahora ministra de Salud de Pensilvania, será la próxima subsecretaria (viceministra) de Salud.
Trump y los 152 años del último desplante
El día había amanecido frío pero soleado. Nada más comenzar los actos por la toma de posesión en el edificio del congreso, frente al National Mall, el cielo se nubló y hasta empezó a nevar, aunque débilmente. Poco a poco el día fue mejorando hasta que se hizo soleado cuando Biden juró su cargo once minutos antes del mediodía, con Trump ya fuera de la Casa Blanca y de Washington. Era la primera mañana soleada para un Día de la Inauguración en casi 30 años, desde que Bill Clinton juró el cargo en 1993. Ese año los Chicago Bulls de Michael Jordan le ganaron la final de la NBA a los Phoenix Suns de Charles Barkley. Ya ha llovido.
La jornada había empezado en Washington con una escena que no sucedía desde hace 152 años. Donald Trump abandonó la Casa Blanca a las 8.17 horas a bordo del helicóptero presidencial, el Marine One, que lo trasladó a la base militar Andrews, en el estado vecino de Maryland. Fue su manera de evitar cruzarse con el presidente entrante Joe Biden, un desplante que no se veía en Washington desde que Andrew Johnson evitó a Ulysses S. Grant allá por 1869.
Según ha apuntado el historiador de presidentes Douglas Brinkley al New York Times, antes de Johnson, un desplante así sólo había sucedido con el segundo presidente John Adams, que rechazó cruzarse con quien había sido su vicepresidente Thomas Jefferson, y con el hijo de aquél, John Quincy Adams. Estos tres comparten un perfil similar con Trump: todos han sido presidentes de un solo mandato, y Johnson, como Trump, recibió un impeachment. “Normalmente, esta actitud es una señal de que la sociedad estadounidense está en medio de una enorme contienda política”, dice Brinkley.
Ya en la base Andrews, Trump protagonizó una breve ceremonia de despedida en una explanada ante unas pocas decenas de seguidores, la mayoría de ellos sin mascarilla alguna. Fiel a su estilo hasta el final, en un discurso hilado a golpe de ocurrencia y lleno de medias verdades, reivindicó como presuntos éxitos suyos su ley sobre “la mayor bajada de impuestos en la historia de Estados Unidos, la reconstrucción del ejército, los datos del empleo hasta antes de la pandemia, [los resultados de] las bolsas, que están ahora”, dijo, “a niveles más elevados que antes de la pandemia”, y se puso la medalla de haber desarrollado la vacuna “contra el virus chino en menos de un año”. Deseó “suerte y éxito a la nueva administración”, aunque sin mencionar a Biden, y aseguró que estará “escuchando y mirando”. “Volveremos de alguna forma. Buena vida y nos veremos pronto”, concluyó.
Después de eso, se bajó el escenario y se subió junto a su familia al Air Force One, que lo trasladaría a su destino final en Florida. Eran las 8.47 horas, el final definitivo de la era Trump. A Biden le quedaban aún poco más de tres horas para jugar el cargo, pero Washington ya era suya. A las 9.20 horas, con Trump ya en los cielos del país rumbo a Florida y adelantándose a lo que vendría, el demócrata tuiteaba: “Es un nuevo día en Estados Unidos”.
La fiesta inaugural empezaba en el Distrito de Columbia.
MANUEL RUIZ RICO
Fuente: https://www.publico.es/internacional/estados-unidos-comienza-biden.html
Foto tomada de: https://www.publico.es/internacional/estados-unidos-comienza-biden.html
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