Está claro que las coaliciones serán imprescindibles para llegar al poder, pero lo que no se vislumbra por el momento es quiénes serán los contendores. Reuniones, diálogos, anuncios de acuerdos políticos son noticia todos los días, así como las alianzas más insospechadas, los cambios de bando, las descalificaciones y las reconciliaciones. Ante estos hechos la incertidumbre reina y todo se pone en duda.
Se barajan algunos nombres de aspirantes a la primera magistratura que denuncian la evidente polarización de la opinión pública y pregonan la necesidad de superarla para que reine la concordia en el país. Por ese motivo, se menciona con frecuencia la existencia de tres grandes agrupaciones: dos que ocupan los extremos, compuestas por los miembros más radicales y recalcitrantes de cada bando, y un tercer grupo en gestación que ocuparía el centro, moderado y dispuesto a acuerdos.
No obstante, y a medida que la mirada se acerca al terreno donde se llevan a cabo las alianzas y las componendas, el panorama es menos claro y lo que se aprecia son colectividades fragmentadas, fracturadas, sacudidas por egos arrogantes pero carentes de virtudes propias de liderazgo.
En la derecha la ausencia de elementos que puedan tomar el lugar de Álvaro Uribe cuya desfavorabilidad ante la opinión pública es de un 66% según la última encuesta de Datexco, es tan evidente, que una fracción del Centro Democrático ha propuesto que su candidato sea su hijo Tomás, mientras los conservadores permanecen al acecho.
La izquierda, por su lado, fiel a su tradición, se muestra incapaz de mantenerse unida, a pesar de su anuncio de trabajar para llegar a una gran convergencia, porque priman en ella las enemistades personales y viejos rencores.
En medio de fuerzas que buscan posiciones ideológicas menos radicales que permitan tender puentes a sectores supuestamente moderados, surgen propuestas que son calificadas como de centro derecha o de centro izquierda que, en teoría, podrían atraer un electorado hastiado de disputas y acciones que enturbian la convivencia pacífica e impiden la solución a problemas estructurales que minan las bases de la nación.
En este escenario, partidos y movimientos de izquierda presentaron el 11 de febrero el llamado Pacto Histórico, una plataforma que espera llevar 55 congresistas al Senado y 86 a la Cámara de Representantes, así como promover la candidatura de Gustavo Petro a la Presidencia de la República. También en el espectro de lo que se identifica como el centro izquierda de tinte socialdemócrata, se conocen los esfuerzos por organizar una coalición entre fuerzas representadas por Humberto de La Calle, Juan Fernando Cristo y Juan Manuel Galán, de tendencia liberal, el directivo de Alianza Verde Carlos Ramón González y los congresistas Ángela María Robledo, Angélica Lozano, Jorge Enrique Robledo, Iván Marulanda y Antonio Sanguino.
Hasta allí, y viendo la disposición de las fuerzas políticas en el papel, el triunfo de la izquierda en su conjunto se vería como un hecho, siempre y cuando logren superar sus rencillas. Sin embargo, y tal vez ante esa eventualidad y una derrota humillante de las derechas, ha surgido recientemente una nueva apuesta proveniente de tres exalcaldes que cuentan con seguidores entusiastas. Enrique Peñalosa, exalcalde de Bogotá, Alejandro Char, dos veces alcalde de Barranquilla, y Federico Gutiérrez exalcalde de Medellín, anunciaron que exploran la construcción de un proyecto político común, afín a las ideas del centro derecha, que les permitiría albergar la esperanza de ser protagonistas en los comicios presidenciales de 2022.
Algunos analistas (Juan Lozano, por ejemplo) han vaticinado que el resultado para la segunda vuelta se concretaría en una competencia que tendría como adversarios a Gustavo Petro y Sergio Fajardo como representante de la izquierda y de una izquierda moderada respectivamente. Puede decirse, más bien que habrá una confrontación entre defensores del statu quo y partidarios de cambios profundos. Todavía queda mucho trecho por andar y en el camino se darán más cambios y traslados de un campo a otro.
Rubén Sánchez David, Profesor Universidad del Rosario
Foto tomada de: https://www.infobae.com/
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