Donald Trump gana la presidencia de los Estados Unidos de America y a los liberales europeos – empezando por los que estan al mando de El País de España- se les ofrece la oportunidad de hacerse adultos y establecer por fin una relación adulta con quienes ellos mismos insisten en calificar de “potencia indispensable para el orden mundial “. Una relación equilibrada, de igual a igual, en la que los intereses de Europa y de cada país europeo no se den de antemano por coincidentes con los de los Estados Unidos de Amèrica ni las filias y las fobias profesadas por el inquilino de turno en la Casa Blanca sean necesariamente las que que deban profesar los inquilinos de las sedes de Gobierno de toda Europa. O de la Europa que se considera a sí misma la única Europa. Porque la verdad es que nuestros bien amados liberales no tienen mas remedio que reconocer que les va a ser muy dificil mantener la relación de forófos, de fans, casi de groupies, que han mantenido por décadas con el poder americano ahora que su titular es un millonario mal hablado al que a largo de la interminable campaña electoral que acaba de terminar han calificado de racista, xenófobo, antisistema y de tenebroso populista que, para mas Inri, es !amigo de Putin¡ Esa bestia parda, esa amenaza para la paz mundial. O se desdicen de sus palabras y dando un espectacular giro oportunista se apuntan de nuevo al coro de los áulicos del nuevo ocupante de la Casa Blanca, o se mantienen firmes en sus convicciones y comienzan a sostener una relación critica y distanciada con sus políticas y sus ejecutorias. Una relación que no tiene porqué ser chirreante o histérica sino adulta, simplemente adulta. La relación que Europa, la segunda potencia económica, política y cultural del planeta, debe mantener con quién se empeña en ser la primera cueste lo que cueste y caiga quién caiga. Yo creo que la ciudadanía europea agradecería mucho que lo hicieran y que desde los media que dominan y hegemonizan contribuyeran decisivamente a promover el tránsito de todos a la madurez.
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