Federico ha demostrado que no sabe absolutamente nada de Estado, política, economía y mucho menos de geopolítica y relaciones internacionales. En su discurso confunde elementos básicos como Gobierno, Estado y Nación. Lo mismo le pasó a Duque, el cual ya se va y nunca quiso comportarse como un verdadero Jefe de Estado. Por eso no respetó las independencias de las ramas del poder, hizo cabecitas con la Constitución y ahora quiere tocar guitarra con las elecciones.
Bien lo señaló Uprimny (2021) cuando cuestionó el nombramiento que le hizo Duque al saliente ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, cuando lo puso en el Banco de la República:
“Este nombramiento no es un error aislado de Duque, sino que hace parte de su estrategia de copar con amigos, no siempre muy competentes, los organismos independientes, como la Fiscalía, la Procuraduría, la Defensoría o el Centro Nacional de Memoria Histórica. Al hacerlo, el presidente pudo haber respetado formalmente las reglas jurídicas, pero incurre en prácticas que erosionan la separación de poderes y desconocen la distinción entre Gobierno y Estado. El presidente tiene todo el derecho a nombrar en el Gobierno a quienes lo apoyan, pero tiene, como jefe Estado, el mandato constitucional de proteger la separación de poderes y la independencia de ciertos órganos de Estado.”
Estos personajes como Duque, Federico, Zuluaga y tantos más de ese mismo grupo, se prestan para congraciarse con la maldad por el simple hecho de acceder temporalmente al poder donde están obligados a hacer favores y mandados, es decir, llegan con una misión que les encomiendan y todo el mundo sabe quién, no es necesario nombrarlo. Si Duque no supo diferenciar cuando es jefe de Estado o Jefe de Gobierno, es un ignorante, y si lo sabía y no lo hizo, es un pícaro, luego por donde se mire no está a la altura de la tarea ‒para allá va Federico‒.
Estos personajes tienen todas las credenciales de mandaderos: no tienen una idea propia porque tienen hipotecado su pensamiento y su libertad. Lo peor es que no se han dado cuenta de ello, ni teniendo enormes espejos al frente, como Andrés Felipe Arias y Yidis Medina, entre un sinnúmero de protagonistas.
A manera de ejemplo, en el debate del lunes 21 de marzo convocado por RCN, Federico Gutiérrez culpó a Petro por la inflación que se vive. Su argumento es que la inflación es producto del Paro Nacional de 2021 y sostuvo ‒señalando una foto‒ que Petro había convocado dicho Paro. ¡Miente! Pues ni fue promotor, ni tampoco la inflación se explica por ello.
Los datos oficiales que existen demuestran con suficiente claridad que el impacto del Paro sobre los precios fue temporal, es decir, afectó únicamente el momento en que tuvo lugar. Hasta hoy ningún informe serio, ni gremial o gubernamental, se ha atrevido a decir semejante barbaridad, porque saben que no es cierto y que es muy fácil desmentirlo; pues no se necesita ser economista para percatarse de que existe una crisis logística global y un desajuste productivo que no ha podido alinearse; en otras palabras, cualquier persona interesada en estos temas, con mayor razón un candidato, debe saber que la inflación que vive el país tiene vasos comunicantes con la crisis de los contenedores, el precio de los fertilizantes, los conflictos globales y especialmente el que se vive entre Rusia y Ucrania, así como el cambio en los ciclos productivos; incluso, hasta la misma especulación juega un papel en esta ecuación. En síntesis, son un conjunto de factores los que explican la inflación, para que venga Federico a decir semejante barbaridad.
Las afirmaciones de Federico entonces sobre esta relación Petro-inflación reflejan bien su incapacidad analítica y su deseo efervescente por desinformar e intimidar. Con esa estatura política difícilmente alguien podría poner sobre su cabeza un voto, y si lo hace, se explicaría solamente por presión, ignorancia o miedos infundados, que es el aprovechamiento de la misma ignorancia.
Pero Federico no sólo no sabe de los problemas del país, sino que en los debates no tiene temas ni propuestas concretas, ni siquiera aprovechando que su contrincante mayor no ha ido a los debates. Ha perdido la posibilidad de hacer planteamientos ‒quizá porque no los tiene‒, por centrar su estrategia política en criticar a Petro e instalar miedos. Sus potenciales votantes ya se han percatado de ello.
Pero aún peor, Federico se autodenomina como el cambio, sin haber dicho qué pretende cambiar. No ha deslizado una idea seria, ni ha hecho un diagnóstico profundo sobre el modelo económico, puros lugares comunes y parece estar muy cómodo con la debilidad productiva, las fragilidad empresarial, la desconexión comercial, la exclusión financiera y la precariedad laboral. Persiste en ideas trasnochadas como reducir impuestos para crear empleo, algo que el London School of Economist hace un año desmintió como política para Europa y que Duque aplicó en su primera parte del gobierno. En la segunda lo quería volver a hacer, pero la gente se percató e hizo estallar al país.
En fin, suficiente ilustración para decir que Federico no conoce los problemas políticos, económicos y sociales del país, por eso le cuesta hacer propuestas de fondo, de cambio y de progreso. Si la versión de Federico sobre la inflación fuese cierta, entonces en este momento no habría inflación, debido a que el Paro terminó a principios de junio de 2021, justo en el momento en que empezó a presentarse los aumentos de precios, según el DANE. En ese momento la inflación anual estaba en 3,3%, terminó 2021 en 5,6% y en febrero va en 8,0%, tal como puede apreciarse en el gráfico 2. ¿En qué país vive Federico? ¿Cuáles son sus saberes?
Jorge Coronel López, Economista, Profesor, Columnista Diario Portafolio
Foto tomada de: Colombia ES Euro News
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