La humanidad con su modelo de vida y consumo, mayoritariamente aceptado y practicado por cada uno de nosotros/tras, está agotando los recursos naturales del planeta Tierra, nuestra única CASA COMÚN, llevándola al desequilibrio económico, político, social y ambiental. Esto lo estamos haciendo de una manera irresponsable e inconsciente, por el afán de satisfacer, las que creemos nuestras necesidades, y los intereses de quienes nos las crean. Pero eso lo podemos cambiar cambiando nuestras acciones como personas, ciudadanos y consumidores. Cada una de nuestras actuaciones fortalece uno u otro modelo, es decir o contribuye a forlatecer el proceso de destrucción en que ya nos encontramos, o fortalecer el florecimiento de una nueva manera de estar y convivir en nuestra madre tierra.
Biocivilización se articula al “Espíritu de cambio de la Época en que nos encontramos”, como estrategia de búsqueda, diálogo, articulación y construcción colectiva a nivel planetario, de un camino común, que nos ayude a salir de la actual crisis sistémica que estamos viviendo, de una manera benéfica para la red de la vida, sin pretender ser una guía política o académica, mucho menos un decálogo de pasos a seguir; pero sí, una respetuosa invitación a avanzar por el camino del cambio esencial, es decir el camino del cambio de conciencia radical y pacífico, que tome forma en los cambios económicos, políticos y sociales que a gran escala debemos hacer como colectivo.
Todos podemos y debemos contribuir al cambio de convivencia planetaria y al cuidado de la red de la vida y del Planeta, comenzando por el escenario cotidiano, donde se refleja el mundo interior de cada uno de nosotros/tras, esto tiene que ver con la toma de conciencia y formación de virtudes que nos lleven a la acción y al cambio, dentro y fuera. Aceptar nuestra parte de responsabilidad en lo que está pasando, nos permite retomar nuestro poder para cambiar las cosas en el mundo que nos rodea de una manera más próxima y evidente. En resumen, como dijo Gandhi: “Se tú el cambio que quieres ver en el mundo”.
Efectivamente, esto no será suficiente, tendremos que caminar juntos mucho más lejos, tarea que será posible a través de la realización concreta y cotidiana de acciones individuales y colectivas, de prácticas e incidencias privadas y públicas… todas ellas permeadas por virtudes éticas como el cuidado, la solidaridad, la responsabilidad, la fraternidad, el respeto… esto hará que cada uno de nosotros afectemos nuestro entorno de una manera diferente en lo interior, lo privado y lo local, espacios donde se desarrolla nuestra vida cotidiana, para finalmente desde allí aportar unos “mínimos”, al escenario del cambio global de paradigma, es decir de la forma que la humanidad tiene de ver y construir el mundo y organizarse en él, a nivel social, político y económico.
Ahora bien estos “mínimos” son importantes, porque de la articulación de todos ellos, gracias a los intercambios, mutuos aprendizajes, articulaciones… se fortalecerán y fortalecerán el nuevo modelo, para ello es bueno aprovechar los diferentes canales tanto físicos como virtuales, en los que el diálogo, el intercambio, la reconfiguración… sean posibles. Estamos hablando, por ejemplo, de los movimientos sociales, las conversaciones familiares, los cafés, las plazas públicas, las redes sociales, Internet, las escuelas, universidades, espacios de formación, de contemplación…
Biocivilización también es un planteamiento estratégico que invita a realizar el cambio ahora que todavía estamos a tiempo de girar la historia, evitando caer en el abismo que ya se ha abierto ante nosotros con el cambio climático. El planteamiento desde Biocivilización y de todos aquellos con quienes se siente afín, es contundente: “El cambio global depende de la decisión que cada ser humano tome “ahora” en su vida cotidiana y de cómo en ella cambie de manera “inmediata” sus prácticas, sus valores, su consumo y su participación ciudadana en el ejercicio del poder. Los grandes cambios necesitan de millones de hombres y mujeres, quienes son los que finalmente podrán cambiar la historia y hacer que un nuevo paradigma de convivencia planetaria respetuoso de la red de la vida, se instale en el planeta. Tres lemas destacó la Revolución Francesa Liberté, égalité, fraternité, hemos trabajado por tener sociedades libres e iguales, pero ahora y sobre todo ahora necesitamos que la fraternidad con todas las especies nos guie en este buen intento.
Sandra Campos, Ecoactivista. Productora del Ghee Caldes d’Estrac
https://espaidelsilenci.com/portfolio/gheecaldes/
Foto tomada de: El País
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