Se creía que la estructura criminal, estaba confinada a la ruralidad sucreña, especialmente en los municipios de las subregiones del San Jorge, la Mojana y Montes de María, su nicho histórico, el paro armado develó su presencia y control urbano de la capital sucreña, con ataques a estación de policías, quema de carros, control militar de barrios y ataques a locales y centros comerciales que rehusaron cumplir la orden de paro. En ese marco, se produce el asesinato vil de un intendente de la policía en el cercano municipio de Sampués, a lo que esta responde con la captura y posterior asesinato de tres inocentes jóvenes del corregimiento de Chochó, crimen que conmovió a toda la sociedad sincelejana y sucreña. Las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, AGC o Clan del Golfo tenían amplia presencia urbana y controlaban gran parte del tejido social, empresarial e institucional.
La llegada de Yair Fernando Acuña Cardales, a la alcaldía de Sincelejo, está precedido por esta situación que se agudizó en el 2023 con el desgobierno de Andrés Gómez, su antecesor, quien sólo se ocupó de defenderse para aferrarse al poder ante fallos judiciales proferidos en su contra, la ciudad sin gobierno, fue capturada en absoluto por el Clan del Golfo quien mediante asesinatos fue eliminando a grupos minoritarios que le disputaban el territorio, fue el caso de “Los Norteños”, eso disparó el número de homicidios en la ciudad de 89 en 2022 a 154 en 2023, como consecuencia de una guerra urbana por el control territorial, poblacional, los circuitos de distribución de la droga y transporte de insumos, la colonización a sangre y fuego se extendió a todo el territorio sucreño con 338 homicidios entre ellos dos líderes sociales y dos firmantes de paz, como en los viejo tiempos de dominio del jefe paramilitar Rodrigo Cadena del Bloque “Héroes de Montes de María”.
La guerra urbana entre estructuras criminales, convirtieron a Sincelejo entre las ciudades más violentas de Colombia e inseguras del mundo, con decoroso puesto 25, según una ONG mexicana, con una tasa de 50.6 homicidios por cada 100.000 habitantes, el tema de la seguridad se convirtió en oferta de campaña en las pasadas elecciones locales del 29 de octubre del año inmediatamente anterior, que permitieron la elección de Yair Acuña con más de 78.000 votos, quien en su empeño de superar la situación de inseguridad heredada, estableció contactos y diálogos con varios grupos de pandillas que acogen en su seno a jóvenes sin alternativas y esperanzas, habitantes de barrios marginales de Sincelejo dedicados a actividades delincuenciales. Por otra parte, de manera sensacionalista lanzó su política de seguridad; el llamado “Bloque de Búsqueda” contra las bandas criminales en Sincelejo, obvio que no han encontrado a nadie con ese objetivo tan difuso y sin identificar claramente, sin restarle mérito al esfuerzo del alcalde, el sometimiento de los “Norteños” por el Clan del Golfo, el triunfo de los últimos sobre los primeros han amainado los asesinatos en la capital de Sucre, a 30 de junio se registra una reducción del 64% de estos comparados con los sucedidos en este mismo período en el 2023, de 86 se bajó a 31.
Recientemente, el alcalde Yair Acuña, sorprendió con un contrato de seguridad privada para fortalecer su política de seguridad, el hecho por su connotación despertó toda clase de opiniones y pronunciamientos del ministro de Defensa, presidente de la república, congresistas, periodistas, etc. Se especula con la resurrección de las CONVIVIR en un contexto golpeado por la violencia paramilitar como el nuestro, en momentos que la guerra entre el Clan del Golfo y los Norteños ha disminuido y hoy la ciudad está a merced de los primeros. El contrato No LP-001-2024 celebrado entre la alcaldía de Sincelejo y la empresa VIPERS Ltda. Por valor de $24.878.992.270 con un tiempo de tres años, 7 meses y 17 días, tienen convencidos a incautos e inocentes que la reducción de los homicidios es productos de la presencia de la seguridad privada cuando esta no tiene competencias ni puede suplantar a la fuerza pública en el cumplimiento de sus funciones constitucionales y legales.
Seguridad, no es solo disminuir los homicidios; es garantizar condiciones para el disfrute de la convivencia sin riesgos y temores permanentes, hoy los sincelejanos y sincelejanas dormimos con el enemigo y nos levantamos con él, las estructuras criminales siguen incólumes, controlan el territorio, la población y la comercialización de la droga sin atenuantes, la extorsión en su más alto grado, todo quien tenga un pequeño negocio paga, hasta los carretilleros, el reclutamiento de jóvenes, las ollas podridas continúan, la venta de narcóticos en las escuelas, en los barrios donde hay expendedores avalados por el Clan del Golfo, existen barrios donde no se puede ir y algunas empresas deben pagar para poder ofrecer sus productos, de cuál seguridad nos hablan, si esta es una plaza trofeo ganada en guerra y la gobierna el ganador. Según estadísticas de Deison Dimas, la reducción de los homicidios no es sólo en Sincelejo, hay otros municipios como San Onofre, histórico en violencia donde los homicidios bajaron el 67%, Corozal, segunda ciudad del departamento en un 69%, Toluviejo el 88%. Otros municipios más pequeños como Galeras el 100% al igual que Los Palmitos y San Juan de Betulia, Hay reducción de los homicidios en el departamento en un 50%, 179 en 2023 a 90 en 2024.
En consecuencia, no es la contratación de seguridad privada, la que incide en la modificación de las cifras de asesinatos en Sincelejo y Sucre; es la baja en la intensidad de la confrontación armada y la imposición de un mandato ganador; las Autodefensas Gaitanistas, AGC, que con grafitis en los barrios de Sincelejo ahora se hacen llamar Ejército Gaitanista de Colombia, EGC, o Clan del Golfo. Se cree que el único municipio donde se libra la batalla por el control es San Marcos, en la subregión San Jorge, clave para el tráfico de drogas e insumos y armas hacia el norte de Sucre, la costa y el interior del país, de un homicidio realizado en el primer semestre del 2023, pasó a 10 en el de este año, un crecimiento del 900%, también hay incremento en Ovejas y Morroa, donde recién acaban de asesinar un firmante de paz.
La gran falencia del burgomaestre de Sincelejo, es que no posee una política de paz para ofrecer a los diversos grupos armados ilegales, por eso sus intenciones o acciones se transforman en cosméticas, no atacan definitivamente el corazón del problema en el corto y largo plazo, está maquillando la situación pero no ataca los problemas estructurales del conflicto, con las pandillas juveniles no hay claridad para dónde va el proceso, dicen los habitantes de los barrios que estas se están fortaleciendo, las verdaderas armas las tienen escondidas o encaletadas como se dice, viven de la oferta del alcalde, reciben dádivas, pero no hay una política de resocialización, oferta educativa, de trabajo, cultura, recreación y deporte, entrega absoluta de armas. Con las AGC o EGC, la cosa es más compleja tienen el absoluto control de la ciudad y el departamento, sus negocios fluyen sin problemas, que oferta puede hacer el alcalde; la Paz Total, sería, buscando apoyo y complemento con el gobierno nacional, pero no existe marco jurídico para avanzar en ese proceso, se pueden implementar acuerdos locales vinculando a las fuerzas vivas de la ciudad, tomando como ejemplo lo que sucede en Buenaventura con los Shiottas y Espartanos, con algunos grupos en Medellín y Envigado donde hay unos mínimos acuerdos de paz, bajando la intensidad de la confrontación y los delitos, de no superarse este cuello de botella, sin la existencia de un norte claro como política sistemática de paz con participación de la sociedad civil, las acciones del alcalde de Sincelejo, quedaran como buenas intenciones y de estas, según un gran pensador; “está empedrado el camino hacia el infierno”.
José Fredy Aguilera Garavito.
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