En este artículo presento una traducción y resumen de la introducción del libro como una contribución al conocimiento de la obra de Marx desde una perspectiva crítica[5]. Es un libro muy valioso que satisface la necesidad de conocimiento de la teoría del valor. Recomiendo su lectura.
El propósito del libro
Heinrich plantea explícitamente los siguientes objetivos de su libro:
- Retomar los debates sobre la teoría del valor y del dinero, tratar de superar determinados déficits del aparato categorial de la crítica de la economía política y clarificar los problemas fundamentales de estas teorías.
- Mostrar que Marx realiza una ruptura con la economía política clásica y al hacerlo es protagonista de una revolución científica que abre un campo teórico nuevo. Pero el discurso de los clásicos continua estando presente en partes importantes de su obra.
Althusser habló de una revolución teórica de Marx y afirmó que no llegó a pensar efectivamente el concepto de la diferencia que lo distingue de la economía política clásica. Por lo anterior, su desarrollo categorial es, en algunos aspectos decisivos, ambivalente. Los elementos del discurso clásico son integrados en el nuevo campo, invalidando algunas categorías de fondo y generando problemas específicos.
En este marco, los objetivos específicos de la investigación son: a) identificar los elementos del discurso de los clásicos que permanecen en la teoría de Marx; b) eliminar las ambivalencias de algunas categorías fundamentales; c) distinguir los problemas reales de aquellos que no lo son.
Este trabajo implica examinar la obra de Marx teniendo como referencia el campo teórico de la economía clásica con el cual rompe.
Estructura del libro
En la perspectiva señalada se organiza el contenido del libro. En la primera parte se examina el campo teórico de la economía clásica, pero también el de la teoría marginalista y del equilibrio general, que Heinrich considera se ubica dentro de dicho campo teórico. En la segunda parte se examina el contenido teórico de la revolución científica de Marx, es decir, la nueva concepción de la realidad efectiva y de la ciencia desarrollada por Marx. En la tercera parte se examinan las categorías de fondo de la crítica de la economía política; aquí se muestra como los conceptos fundamentales de la teoría del valor no están libres de nociones naturalistas y sustancialistas que conducen a algunas inconsistencias teóricas. Igualmente, se discute el estatuto teórico asignado por Marx a la existencia de una mercancía dinero. Ofrece Heinrich hacer énfasis en la dimensión monetaria de la teoría del valor y del capital como requisito para desarrollar en forma sensata la teoría del crédito y la teoría de las crisis. Finalmente, examina las consecuencias de las ambivalencias para su concepción del socialismo.
Las críticas a Marx y el debate en torno a El Capital
Recuerda Heinrich que un año después de publicado el tercer tomo de El Capital por parte de Marx se produjo la publicación del libro de Bohm-Bawerk, La conclusión del sistema de Marx (1896), que sometió a crítica la teoría del valor de Marx y la coherencia entre el tomo I y el tomo III. Señala que es la crítica más amplia realizada sobre El Capital, la cual ha servido de fundamento a la mayoría de los críticos posteriores. De otro lado, plantea que con el surgimiento de una nueva problemática económica, por parte de la economía marginalista y de los métodos matemáticos, se efectuó un cambio tanto en los contenidos de la teoría económica como en los estándares de cientificidad. Desde estos enfoques se catalogó el trabajo de Marx como un desarrollo ideológico y no científico y tanto su teoría como la de Ricardo fueron consideradas irrelevantes para el estudio de la realidad efectiva del capitalismo.
Evolución del debate
Según Heinrich no hubo debate sobre la teoría del valor y del dinero dentro de las corrientes marxistas antes de la primera guerra mundial. Los trabajos se enfocaron en nuevos desarrollos como los monopolios, el imperialismo, el papel económico del Estado y las crisis. No hubo discusión sobre los puntos oscuros de la teoría de Marx. Sin embargo, después de la primera guerra mundial aparecieron algunos libros que pusieron en cuestión algunas certezas.
Se produjo un debate filosófico basado en los trabajos de Lukács (1923) y Korsch (1923), debate que recibió impulso por la publicación de las primeras obras completas de Marx y Engels (MEGA) en la Unión Soviética por parte de Riazanov. Además hubo algunos debates sobre la teoría del valor y la estructura de la teoría económica de Marx por parte de Grossmann en Alemania y de Rubin en la Unión Soviética.
Durante los años 60 y 70 se retomó la discusión, en varios países, sobre los elementos fundamentales de la teoría del valor. Se formalizó la teoría del valor, reconectándola con el modelo ricardiano desarrollado por Sraffa; se sometió a crítica esta formalización, e incluso algunos economistas marxistas concluyeron que para salvar algo de la teoría de Marx era necesario abandonar la teoría del valor.
Durante los años 60 se produjo una recepción más amplia de las ideas de Marx y se dieron debates desde la perspectiva filosófica y metodológica, dentro de lo cual tuvo especial importancia Althusser con su texto Para leer el Capital. En Alemania jugó un papel relevante la escuela de Frankfurt y su teoría crítica de la sociedad, con mucho énfasis en los primeros escritos de Marx. Adicionalmente los trabajos de Witali Wygodski sobre la génesis de El Capital y de Rosdolsky sobre los Grundrisse tuvieron gran influencia en los estudios críticos. En Alemania Reichelt y Backhaus promovieron una nueva recepción de Marx poniendo el énfasis en los aspectos cualitativos y en el contenido socio teórico de la teoría marxista del valor y del capital.
A juicio de Heinrich los resultados del debate no han sido satisfactorios. Por una parte, la defensa de la teoría marxista del valor como teoría de la sociedad se realizó al costo de cierta renuncia al análisis económico en sentido estricto; se insistió en el carácter monetario de la teoría del valor pero no se profundizó en el estudio de la teoría del dinero y del crédito, ni siquiera por parte de los autores marxistas. De otra parte, un hecho como la desmonetización del oro y el funcionamiento del sistema monetario sin una mercancía dinero no recibió la atención debida.
Finalmente muy pocos autores han trabajado en desarrollar la teoría del crédito de Marx, en estado rudimentario, a pesar de que es necesaria para entender las relaciones con la crisis y para comprender los desarrollos actuales del capitalismo, en particular, la creación de un mercado monetario mundial y la importancia de la deuda internacional. Adicionalmente, algunos autores marxistas, como Benetti y Cartelier comenzaron a dudar del rigor de la teoría marxista del valor y la mayoría de los autores de la teoría de la regulación en Francia dejaron de lado la teoría del valor.
Desafíos de la teoría marxista del valor
En opinión de Heinrich la teoría marxista del valor y del dinero y, por tanto, el edificio entero de la crítica de la economía política enfrenta dos grandes desafíos: a) sus fundamentos teóricos y su coherencia han sido puestos en duda por diversas corrientes; b) sus conceptos teóricos parecen no tener esperanza de explicar los fenómenos monetarios y crediticios reales. Es por tanto, necesario, clarificar los problemas fundamentales de la teoría del valor y del dinero.
La revolución científica de Marx
Plantea Heinrich que en El Capital y los materiales preparatorios se mezclan dos discursos distintos. Marx realiza una ruptura con la economía política clásica. No es simplemente el creador de una nueva teoría sino también el protagonista de una revolución científica que abre un campo teórico radicalmente nuevo. Pero el discurso de los clásicos continua presente en partes centrales de su obra. Recuerda Heinrich que Althusser afirmó que Marx no llegó a pensar efectivamente el concepto de la diferencia que lo distingue de la economía clásica. En otros términos, Marx cruza el umbral de un nuevo terreno científico, pero el discurso de los clásicos se encuentra al interior de su propio discurso. Por tanto, su desarrollo categorial es ambivalente en algunos temas decisivos. No se trata de remanentes anacrónicos del discurso clásico, que podrían ser removidos sin esfuerzo, sino de elementos integrados en el nuevo terreno, que en ciertos casos invalidan categorías de fondo y generan problemas específicos.
Existe un círculo vicioso puesto que para reconocer las distorsiones al interior del nuevo discurso se supondría que éste ya debería estar listo como criterio predefinido, pero no es el caso; por tanto, es necesario tomar como referencia el campo teórico de la economía clásica con el cual Marx rompe.
En la perspectiva de examinar la ruptura teórica de Marx con los economistas clásicos Heinrich revisa los planteamientos de Schumpeter, Popper, Kuhn y Lakatos. En Schumpeter examina la distinción que establece entre “análisis económico” y “concepciones económico-políticas.” Schumpeter considera las segundas como elementos ideológicos que deben ser depurados en el análisis económico, planteando la existencia de una racionalidad interna, por un lado, y prejuicios ideológicos que se presentan como factores externos que distorsionan la pura ciencia. Es necesario entonces enfocarse solamente en la observación de las relaciones empíricas que son la base para formular teorías que reflejen la estructura del objeto y liberar a la ciencia de elementos subjetivos. Para Heinrich, esta posición es una concepción empirista de la ciencia en la cual no caben rupturas teóricas, concepción que alcanza un máximo con el positivismo del círculo de Viena que considera que son científicos solamente los enunciados obtenidos por inducción a partir de la observación.
Popper, a juicio de Heinrich, planteó que era imposible a partir de un número finito de observaciones elaborar leyes generales, pero que se podría refutarlas; es una crítica al inductivismo que se encuentra ya en la dialéctica de la naturaleza de Engels. De este modo, Popper propuso un nuevo criterio de cientificidad: una teoría es científica si se pueden obtener de ella enunciados falseables. Esta posición ha sido criticada señalando que si una observación parece contradecir una ley esto se registra como un problema a examinar, pero no lleva al abandono del conjunto de la teoría que puede ser eficaz en otros aspectos.
Kuhn intentó demostrar que la ciencia no está organizada alrededor de teorías singulares, sino de paradigmas o modelos típicos que ilustran el uso de las leyes generales. Por tanto, la falsación, en el sentido de Popper, aplicaría a teorías específicas y no al paradigma en su conjunto; solamente en determinadas circunstancias se produce una crisis y la comunidad científica se mueve hacia un nuevo paradigma, dentro del cual se llega a una nueva organización de la investigación científica y comienza una nueva fase de ciencia normal.
Lakatos considera que la unidad fundamental en el desarrollo de la ciencia no es la teoría singular sino el programa de investigación, que se compone de un núcleo duro, un cinturón protector de hipótesis auxiliares y de una heurística positiva; en el interior del programa de investigación pueden ser falseadas teorías singulares, pero no el programa en su conjunto.
Contraposición entre sujeto que indaga y objeto de investigación
Para Heinrich tanto el inductivismo del círculo de Viena como el falsacionismo de Popper, a pesar de sus diferencias, tienen en común la rígida contraposición entre el sujeto que indaga y teoriza, y el objeto de investigación; considera que el objeto de la ciencia no es dado nunca puramente en cuanto tal, sino que siempre está mediado subjetivamente. No quiere esto decir que el objeto es creado por el sujeto, en el sentido idealista, sino que no hay un mundo exterior independiente del sujeto. Todo aquello que del mundo exterior se convierte en objeto de la ciencia, es construido por los científicos, tanto en sentido cualitativo como cuantitativo. Las preguntas de los científicos, a partir de su comprensión inicial más o menos clara, forman el objeto de su ciencia. Kuhn y Lakatos destacan este aspecto: el paradigma o programa de investigación es el punto de partida de las indagaciones y no pueden ser refutados empíricamente.
La concepción de la ciencia adoptada por Heinrich
Lo constitutivo de la teoría es la problemática, es decir, la estructura de un discurso que genera determinados tipos de preguntas y excluye otras; la ciencia no está constituida solamente por observaciones y teorías. La teoría es siempre la respuesta a preguntas originadas en determinadas problemáticas. La base de la problemática es una serie de asuntos no explícitos, sino considerados autoevidentes: este es el campo teórico. Se trata de supuestos que se refieren a la estructura del objeto de investigación y a los modos posibles de su comprensión. De este modo, el campo teórico determina el modo en el cual se da una ciencia, al tiempo que establece la idea de lo empírico vigente.
Los elementos singulares de un campo teórico llegan, normalmente, a ser visibles solo cuando surgen problemáticas derivadas de un nuevo campo, momento en el cual no solo se confrontan diferentes teorías o preguntas de investigación, sino los propios criterios de juicio; por ejemplo, qué cosa es una demostración o qué cosa es la evidencia.
Heinrich utiliza el concepto de problemática en el sentido de que la unidad fundamental en el desarrollo de la ciencia no son las teorías singulares, sino determinada tipología de preguntas que determinan la percepción del objeto de la ciencia. En esta perspectiva, su enfoque se acerca a lo que Kuhn denomina paradigma y Lakatos metodología de programas de investigación. Pero a diferencia de ellos recurre a un nivel que considera fundamental: el campo teórico. Los cambios a este nivel son solo explicables sobre el fondo de los desarrollos históricos y sociales.
El concepto de campo teórico no se limita a reconocer que en la teoría hay condicionamientos por intereses de clase o de grupo (el perjuicio ideológico del que habla Schumpeter), sino que se presenta un condicionamiento de estructura perceptivas fundamentales, una organización del sentido común, aquello que está dado por descontado y que penetra en el trabajo científico. Marx se refiere a este condicionamiento como formas objetivas del pensamiento que resultan de la estructura de base de la sociedad respectiva.
En este enfoque, los objetos de la ciencia no son simplemente datos, sino construcciones de la actividad de los científicos, pero solo son en mínima parte un asunto de arbitrio individual: la subjetividad con la cual los objetos de la ciencia están mediados es ella misma una subjetividad producida socialmente. Los científicos individuales se encuentran no solo con una tradición científica ya existente, y por tanto frente a objetos ya construidos, sino también frente a una determinada forma de racionalidad, evidencias que resultan de un determinado campo teórico, de las formas objetivas de pensamiento de la correspondiente sociedad.
Pero sobre la base de aquellas formas objetivas de pensamiento que constituyen un determinado campo teórico es posible una gran variedad de teorías diferentes. Cada formación social se basa en una determinada relación de los seres humanos con la naturaleza y con los otros seres humanos, y de esta relación surgen espontáneamente algunas líneas generales que estructuran las ideas sobre la naturaleza y sobre la sociedad, líneas que imprimen a la ciencia determinada estructura y también determinados límites.
El concepto de revolución científica se puede precisar por medio de la distinción entre paradigma y campo teórico. Con la noción de revolución científica no se entiende simplemente el paso a un nuevo paradigma, sino el paso a un paradigma que rompe con el campo teórico de los paradigmas precedentes. En otras palabras, para hablar de revolución científica no basta con formular nuevas preguntas, es necesario cambiar el objeto de la ciencia, su concepto de realidad efectiva y, por tanto, coherentemente, el concepto mismo de ciencia.
La crítica de la economía política de Marx no se presenta simplemente como una nueva teoría o problemática en la historia del pensamiento económico, sino como crítica del campo teórico del cual se derivan las diversas teorías de la economía política clásica. A Heinrich le interesa la coherencia y fuerza explicativa de Marx. Le interesa el contenido conceptual de la ruptura con el campo teórico de la economía política, las diversas concepciones de la ciencia y de la realidad, y las consecuencias que se derivan para el análisis de las relaciones económicas. Insiste en que en la ciencia no hay objetos datos, sino que son construidos mediante la actividad de los científicos. Cuando se reconducen diversas teorías a una problemática común, o cuando se verifica una ruptura, se trata de interpretaciones.
Heinrich se propone entonces interpretar los textos de Marx con el fin de determinar la ruptura con respecto al campo teórico de los economistas clásicos e identificar los residuos de los clásicos en su propio discurso. Para Heinrich la interpretación es también un acto de construcción.
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[1] https://www.sur.org.co/la-teoria-del-valor-de-marx-inteligencia-artificial-y-el-presidente-petro/?utm_source=rss&utm_medium=rss&utm_campaign=la-teoria-del-valor-de-marx-inteligencia-artificial-y-el-presidente-petro
[2] Michael Heinrich, La scienza del valore. La critica marxiana dell ´economia política tra rivoluzione scientifica e tradizione classica. A cura de Riccardo Bellofiore e Stefano Breda, Traduzione di Stefano Breda, PGRECO Edizioni, 2023.
[3] Heinrich, Michael, Die Wissenschaft vom Wert, Verlag Westfalisches Dampfboot, Munster, 1999
[4] Heinrich, Michael, Crítica de la economía política. Una introducción a El Capital de Marx. Escolar y Mayo Editores, Madrid, 2008; Heinrich, Michael, ¿Cómo leer El Capital de Marx? Indicaciones de lectura y comentario del comienzo de El Capital, Escolar y Mayo Editores, Madrid, 2011; Heinrich, Michael, How to Read Marx´s Capital. Commentary and Explanations on the Beginning Chapters, Monthly Review Press, New York, 2021.
[5] Este texto es una traducción de extractos del capítulo del libro acompañada en algunos casos de alguna observación o frase de conexión. En sentido estricto todo el texto es de Heinrich razón por la cual no se presentan los textos entre comillas.
Alberto Maldonado Copello
Foto tomada de: Revistaanfibia.com
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