A LA MEMORIA DE EDITH DEL CARMEN VERGARA VARGAS
El 20 de febrero de 1963 abrió sus puertas a la población escolar de Sincelejo, el colegio de bachillerato o educación secundaria Antonio Lenis, un grupo de docentes y directivo ponían en marcha un proyecto educativo para adolescente y jóvenes sincelejanos, sin sospechar que se convertiría en una de las instituciones educativas más emblemática, controversial e influyente en la región. Lo que nace de manera espontánea, con la clara misión de ampliar la oferta de servicios educativos, se convirtió con el tiempo, en un torbellino de circulación de ideas, expresiones culturales y acciones para defender la educación pública y la búsqueda del cambio estructural que requiere el país.
En lo interno, el desarrollo de las actividades formativas de la institución educativa Antonio Lenis, es paralela con el surgimiento de hechos y acciones que marcan la vida política, social y económica del país:
El acuerdo bipartidista del Frente Nacional, establecido entre los partidos oligárquicos; liberal-Conservador para alternarse en el poder, repartirse la marrana burocrática y conducir de manera exclusiva los destinos de la nación, cerrando las puertas de las instituciones democráticas a la participación de nuevos grupos y movimientos sociales y políticos, no dejando otra alternativa para estos, que asumir la violencia armada como vía para hacerse sentir e imponer su proyecto de sociedad y Estado.
La existencia de un Estado altamente centralizado y sin democracia local para tramitar las necesidades comunitarias, impone gestionar la solución de problemas como; nombramiento de docentes, construcción de aulas, batería sanitaria, equipamiento y dotación de laboratorios, etc. en el nivel central. Así mismo, alcaldes y gobernadores no tenían compromisos con el pueblo y sus problemáticas, sólo con el político local que los hacía nombrar, lo que genera al interior de los partidos la conformación grupos de gamonales y caciques locales que se articulan con las casas políticas nacionales, para acumular poder y riqueza en beneficio propio.
Surgimiento de la guerrilla marxista, que en principio se alimenta de los reductos de las guerrillas liberales, de las condiciones de pobreza y de la falta de reforma agraria, pues el acuerdo bipartidista del Frente Nacional no contemplo el desarrollo de reformas sociales y reparación a las víctimas de la violencia generada con el asesinato del caudillo Jorge Eliecer Gaitán y que no obstante con la transición pacificadora de la Junta Militar en cabeza del general Gustavo Rojas Pinilla, los conservadores y algunos sectores del liberalismo, siguieron alimentando con saña.
El gobierno de Carlos Lleras Restrepo, decide impulsar la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos, como medida de presión para que los terratenientes se decidan a modernizar sus fincas, generándose un amplio movimiento campesino por la tierra que sacude las viejas estructuras agrarias del país en lo referente a la tenencia de la tierra. En 1972 se realiza el ll congreso campesino en Sincelejo, adoptándose el mandato campesino bajo la égida de “Tierra pa el que la Trabaja”, se rompe con la famosa consigna de “Tierra sin Patronos” alimentada por los troskistas que aislaba a los pequeños, medianos y campesinos ricos de la lucha por la tierra, convirtiéndolos en posibles objetos de las acciones de la organización campesina. Este congreso oficializa la división al interior de la ANUC, crea la Línea Sincelejo y la Línea Armenia por el evento paralelo que se realizó en esa ciudad capital del departamento del Quindío, reuniendo al sector progobiernista de ésta, patrocinado por el ministerio de agricultura.
En enero de 1972, el gobierno del conservador Misael Pastrana Borrero, anuncia el Pacto de Chicoral, donde suspende cualquier intento de reforma agraria y mediante las leyes lV y V conminan a los campesinos a colonizar tierras, esto alimenta con mayor furia las luchas campesinas con tomas masivas de tierras, generándose un escenario de apoyo para los estudiantes. Igualmente, hechos como el discutido fraude electoral que despojó de la presidencia al general Gustavo Rojas Pinillas dio origen a un nuevo grupo guerrillero con perfil urbano; el M-19. Por otro lado, los indígenas abandonados por el Estado y acosados por los terratenientes, impulsan su guerrilla étnica; el grupo armado Manuel Quintín Lame.
En lo externo, la división de movimiento comunista internacional entre rusos y chinos alimenta surgimientos de grupos y organizaciones políticas alinderadas con una u otra potencia mundial: Así por lo menos, el Partido comunista colombiano en IX congreso realizado en 1961 aprobó la “Combinación de todas las Formas de Luchas” como estrategia para llegar al poder en consonancia con la política emanada desde Moscú: De un lado, impulsaban la lucha electoral y por otro, reorganizan los reductos campesinos de guerrilla liberal hasta convertirla en las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC-EP.
De la China roja, comunista, heredamos las llamadas “Tres varitas mágicas”: El partido, Ejército Popular de Liberación y El Frente Patriótico de Liberación, formula implementada por éstos para desarrollar su “guerra popular prolongada” y alcanzar la toma del poder. En consecuencia, se funda el Partido Comunista Marxista-Leninista, PCC, M-L y en el Alto Sinú se crea el brazo armado; Ejército Popular de Liberación; EPL y en el papel, Frente Patriótico de Liberación, FPL.
Desde Cuba soplan vientos revolucionarios, un grupo de dirigentes sociales y políticos colombianos, deciden adoptar la llamada “Teoría del Foco” implementada por Fidel y el Che Guevara en Cuba y con la toma de Simacota un pueblo del departamento de Santander, dan a conocer el nacimiento del Ejército de Liberación Nacional, ELN, caracterizado como una organización político-militar para tomarse el poder por la vía armada, el pequeño foco de guerrilleros peleando motivarían la insurrección popular. Los grupos armados surgidos en la década de los sesentas, constituyen una guerrilla rural, campesina cuyo escenario principal de operaciones es el campo, especialmente, la zona montañosa.
La guerra del Vietnam, promovida por los Estados Unidos, generó movilizaciones de rechazo en el movimiento estudiantil y contribuyó con el desarrollo de una conciencia antiimperialista, fueron muchas las banderas y esfinges del tío Sam quemadas en todo el territorio nacional y Sincelejo, no fue la excepción. Por último, la revuelta de los estudiantes franceses en mayo del 68 exigiendo libertad, también tuvo influencia en la vida universitaria y estudiantil, complementada con la imponente figura del “Guerrillero Heroico”, El Ché Guevara.
Es indudable, que todos estos hechos, situaciones y corrientes de pensamiento y acción en boga en círculos sociales, universitarios, políticos y en las luchas sociales en general, van a tener un gran impacto en las fuerzas estudiantiles de Colombia y particularmente al interior de la Institución Educativa Antonio Lenis de Sincelejo
La influencia de las ideas y militancia revolucionaria marcan a los estudiantes del Antonio Lenis de la época, generándose a su interior debates permanentes que obligaban a los activistas a apropiarse de la realidad y el estudio del marxismo como ciencia guía. Las estructuras de la izquierda revolucionaria, acechaban a los estudiantes para convertirlos en militantes y voceros de su línea política en el movimiento estudiantil, en el marco de un contexto social, económico e institucional proclive a las protestas y a la lucha por las reivindicaciones populares y el cambio revolucionario. Igualmente, existió un grupo de profesores, docentes identificados con el proceso de cambio y el rector de la época permitía y apoyaba la causa de los estudiantes.
La lucha por la educación pública constante, significó para los estudiantes Lenistas, el fuego donde se forjó el acero; el nombramiento de docentes, construcción de aulas para cubrir la demanda de cupos, dotación de laboratorios, mejoramiento de instalaciones, material didáctico e implementos deportivos provocaban movilizaciones estudiantiles, tomas de parques y pedreas callejeras, bloqueos, etc. Así mismo, nos movilizábamos a otras ciudades cercanas a ayudar a resolver problemáticas similares, Corozal, Sampués, Tolú, los estudiantes de las instituciones educativas de otras partes del departamento venían a buscar ayuda y ahí estábamos los Lenistas ejerciendo la solidaridad y defendiendo la educación pública. Igual ocurría con otros colegios de la misma ciudad como la Normal Nacional de Señoritas y el Simón Araujo.
La solidaridad con el movimiento campesino organizado en la ANUC, luego del Pacto de Chicoral, fue fundamental, la represión a las invasiones campesinas fue abierta y sin piedad por parte del gobierno; acompañábamos sus movilizaciones, las invasiones de tierra, varios estudiantes Lenistas fueron detenidos en la finca Mula del municipio de Ovejas, cuando acompañaban la toma de ese predio, otros salieron casi desnudos perseguidos por la policía secreta cuando hacían presencia en la invasión a la finca Guadalupe en el municipio de Sampués. La fuerza pública quemaba ranchos y hacía detenciones colectivas en las tomas de tierra masivas ordenadas por la ANUC el 21 de febrero de 1972, como respuesta a la política oficial contenida en el Pacto de Chicoral, éstos eran traídos hasta al coliseo de ferias de Sincelejo. Un grupo recogía alimentos en el mercado para llevarle comida a los campesinos detenidos y por otro lado, realizábamos amplias movilizaciones exigiendo la libertad de los campesinos presos, por lo general se terminaba en una batalla campal con la fuerza pública, pedreas.
El apoyo y promoción de invasiones urbanas en solidaridad con los destechados, fue otro campo de acción, se tuvo presencia en la invasión del barrio Bogotá en el sur de la ciudad, Pablo VI en el occidente y la organizada, promovida en el año 73 desde el Circulo de Estudios Lenista, CEL, así camuflamos, lo que hoy legalmente se llama, Consejo Estudiantil, en esa época eran prohibidos; el barrio Camilo Torres Restrepo, bautizado con ese nombre en memoria del “cura guerrillero” como se le conoce al sacerdote que partió en dos la doctrina de la iglesia católica en Colombia y América Latina.
La semana cultural Lenista, otro campo de batalla por el control de la hegemonía desde el ideario revolucionario, era un acontecimiento esperado anualmente, de otras ciudades de la costa llegaban visitantes que permanecían siete (7) días compartiendo de los debates y otras actividades, los campesinos nos traían yuca, ñame plátano y otros productos, el comercio aportaba víveres y cocinábamos para todos. Los barrios populares de Sincelejo, realizaban romerías para disfrutar de las obras de teatro, conferencias, poetas y declamadores, danzas, cantantes y oradores. Por el Lenis pasaron artistas y músicos populares como el gran Alejo Durán, Máximo Jiménez y otros conjuntos de acordeón locales. De la “Nada” llegó Pablus Gallinazus, “El comandante”, con su Mula Revolucionaria, Una Flor para Mascar, Cinco Balas, etc. Quien abarrotó con lleno total, las instalaciones del colegio, fue algo inolvidable, imperecedero. También hizo presencia un grupo conformado por estudiantes universitarias de Medellín; La Muralla.
Al interior del Lenis, surgieron grupos de teatro y artistas propios. En ese marco, se montó la obra teatral Anselmo Mendoza, en honor al primer mártir de la lucha campesina en el departamento de Sucre, asesinado en la finca El Prado, del municipio de Toluviejo, con los recursos artísticos propios y con otros invitados llevamos actos culturales a las veredas, calles y barrios de Sincelejo. Después, con el Festival Internacional de Teatro, organizado por Fanny Mickey apareció el concepto de teatro callejero, ya nosotros desde el Antonio Lenis, lo habíamos hecho hacía rato. Reconocimiento a Manuel Bertel Cántero, Q.E.P.D, quien a través del grupo de teatro “El Socavón” se paseó por diferentes partes del país, ganando premios y reconocimientos, producto propio.
La lucha por los cambios en la super estructura, como se decía en la época, constituía la difusión de todo tipo de expresiones culturales exaltantes del cambio revolucionario. Por ello, además de las canciones de Pablus Gallinazus, Máximo Jiménez con el Burro Leñero, el Indio Sinuano, de Venezuela llegaban las canciones de Alí Primera, interpretadas por el grupo los Guaraguaos; Casas de Cartón, No basta Rezar, Perdóname Tío Juan, entre otras. Piero con Los Americanos, Pedro Nadie, Las Cosas Que Pasan, Ana y Jaime de Colombia con Café y Petróleo, Ricardo Semilla, por decir algunas. Era tanto el ambiente revolucionario vivido que el himno de la institución; “El Turbión”, era una apología a la lucha armada, guerrillera y otras canciones como la “Tortilla”, “El Pensativo” con una letra hermosa perdida y muchas más. Del tercer congreso campesino, celebrado en Bogotá, nos llegó del maestro Jorge Veloza, estudiante en ese entonces, de la Universidad de Nacional “La Lora Proletaria”, para completar el marco musical que rodeaba la semana cultural y las luchas estudiantiles y populares.
A la pregunta, ¿Qué significa ser Lenista? Podríamos decir, que es significado de compromiso, solidaridad, rebeldía y amor por la libertad. El compromiso revolucionario, la influencia de la izquierda revolucionaria de los años 70s, llevaron a muchos activistas estudiantiles asumir la lucha revolucionaria como parte sustancial de su proyecto de vida. Eran tiempo de prevalencia de las tesis del “Callejón sin salida” planteadas por Mario Arrubla, en su libro “El Subdesarrollo en Colombia”; la dependencia ante el imperialismo norteamericano y la falta de solución al problema agrario conducían al país a un levantamiento popular y las convicciones revolucionarias convocaban a ser la “Chispa que incendia la pradera” o “El viejo tonto que removió las Montañas” y convencidos además, que el imperialismo y los imperialistas eran simples “Tigres de papel”. En consecuencia, la revolución estaba a la vuelta de la esquina y había que estar en primera línea.
Los revolucionarios Lenistas, se distinguen por su osadía, eran intrépidos, creían tocar el cielo con los dedos, por eso muchos no dudaron en asumir las consecuencias del compromiso revolucionario entre ellos Edith del Carmen Vergara Vargas, Q.E.P.D. quien estuvo vinculada al trabajo con campesinas y campesinos en diferentes partes de la costa, bajo el seudónimo de “Sofía”. Las tesis de Arrubla del callejón sin salida, hicieron sentir a los Lenistas revolucionarios, que entraban triunfantes a las capitales rodeados de niños, mujeres y hombres enardecidos, era tanto el arraigo al cambio revolucionario que la caída del gobierno socialista de Salvador Allende en Chile y la imposición de la dictadura militar con apoyo gringo, no provocó la realización de movilizaciones de rechazo a este acto criminal, el debate interno solo concluyó la existencia de una sola vía para la toma del poder; la armada. Al final, el sueño del cambio revolucionario no resultó como se esperaba, pero la utopía por una verdadera democracia y una sociedad más justa e igualitaria, continúa. Seguimos haciendo camino al andar, parodiando un poco a Antonio Machado.
JOSÉ FREDY AGUILERA GARAVITO
Foto tomada de: Timetoast Pau_latina
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