El narcotráfico constituye uno de los mayores renglones del comercio internacional después del petróleo, y se estima que representa por lo menos el 1% del PIB global[i]. Según los modelos macroeconómicos globales de Trading Economics[ii], se proyecta que el PIB mundial alcanzará los 108,6 billones de dólares a finales de 2024. Esto implica que los flujos financieros relacionados con el narcotráfico supera el billón de dólares anual, una cantidad que no podría circular a través del sistema financiero global sin la complicidad de actores clave dentro de este.
Un ejemplo ilustrativo de esta connivencia es el papel de Hongkong and Shanghai Banking Corporation (HSBC) en el lavado de activos provenientes de las operaciones de los cárteles mexicanos, como el de Sinaloa[iii]. Cabe destacar que el HSBC fue fundado por bancos mercantiles y casas de comercio británicas durante la Segunda Guerra del Opio contra China (1858-1860), con el propósito de facilitar las transacciones financieras vinculadas al comercio ilícito de opio. Hasta la fecha, su función parece seguir vinculada al comercio ilegal de drogas a nivel mundial.
Las negociaciones de paz con organizaciones armadas como el ELN, las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (También conocido como el Clan del Golfo herederos del paramilitarismo) y las disidencias de las FARC, que están profundamente involucradas en el comercio de drogas ilegales, enfrentan serios obstáculos debido a los enormes recursos económicos que administran y su integración en estructuras criminales transnacionales.
Además, incluso en el caso de que se logren acuerdos con estas organizaciones, la sostenibilidad de dichos pactos resulta poco probable, ya que la paz requiere fundamentos económicos sólidos que suelen estar ausentes en los acuerdos políticos que se hacen con estas organizaciones. La falta de alternativas laborales y de proyectos de vida asociados con actividades productivas que sean rentables lleva a que un alto porcentaje de los desmovilizados regresen a actividades delictivas, perpetuando el círculo de violencia.
Por esta razón, la llamada “guerra contra las drogas” ha fracasado a nivel internacional, ya que se ha centrado casi exclusivamente en la acción militar y policial, descargando el 100% de sus esfuerzos en estas instituciones. Esto no solo ha resultado ineficaz, sino que también ha facilitado la infiltración del narcotráfico en las fuerzas armadas, así como en el sistema político y judicial del Estado, afectando su funcionamiento.
En una verdadera estrategia contra las drogas ilegales, la acción represiva debería tener un papel secundario, representando un margen reducido no superior al 15%. El enfoque principal debe centrarse en dimensiones económicas, culturales, educativas, de salud pública, en el control del lavado de activos y, especialmente, en decisiones políticas contundentes que aborden las raíces estructurales del problema.
Desde la década de 1980, diferentes gobiernos han considerado la posibilidad de legalizar las drogas, apoyándose en el argumento del fracaso de la llamada “guerra contra las drogas”. Sin embargo, esta propuesta presenta múltiples inconvenientes, entre los que destacan:
- El delito no se combate legalizándolo. Legalizar las drogas no elimina las problemáticas sociales, económicas y de salud asociadas a su consumo y comercialización. La legalización no erradica las dinámicas criminales asociadas al narcotráfico como el tráfico de armas, la trata de personas y el contrabando.
- El impacto del consumo de drogas ilegales es destructivo tanto para el ser humano como para la sociedad, lo que convierte esta actividad en antieconómica y perjudicial a largo plazo. El consumo de drogas tiene efectos devastadores en la salud física y mental de las personas, afectando también a sus familias y comunidades. Este impacto genera altos costos sociales, económicos y de salud pública que no se mitigarían con la legalización.
- El narcotráfico y los cultivos ilícitos son una actividad antieconómica que agravan el deterioro económico y social al perpetuar la pobreza, la dependencia y la violencia en las comunidades involucradas, limitando su desarrollo y bienestar. Si el motor de la economía es la ciencia y la tecnología, como lo demuestra la experiencia de China, la economía más exitosa del planeta, entonces la destrucción de la mente humana, que es la fuente de los avances científicos y tecnológicos, implica la anulación de la causa última del desarrollo económico.
- Los cultivos ilícitos y los procesos químicos asociados al narcotráfico tienen un impacto ambiental severo, incluyendo la deforestación, la contaminación de fuentes hídricas y la degradación del suelo, lo que afecta de manera irreversible los ecosistemas locales.
- La propuesta carece de viabilidad política en el ámbito internacional, donde persiste un consenso mayoritario a favor de políticas prohibicionistas.
Por ello, el gobierno debe replantear su enfoque en la lucha contra las drogas, tomando como referencia experiencias exitosas a nivel internacional que combinan diversas acciones para abordar este problema de manera integral.
La experiencia de Tailandia
Un ejemplo destacado en Asia de un país que ha abordado con éxito el problema de las drogas ilegales mediante estrategias de desarrollo rural es Tailandia[iv]. Aunque no ha eliminado completamente el problema, Tailandia ha logrado reducir significativamente la producción y el tráfico de drogas a través de un enfoque integral.
Aspectos destacados de la estrategia de Tailandia
- Desarrollo de comunidades rurales. Tailandia ha invertido en mejorar la calidad de vida en las comunidades rurales, creando oportunidades económicas que disminuyen la dependencia de actividades ilícitas, como el cultivo de amapola para las drogas.
- Infraestructura vial. Tailandia ha priorizado el desarrollo de carreteras y vías de acceso en áreas rurales. Estas mejoras permiten que los agricultores transporten sus productos legales a los centros urbanos, facilitando el acceso a mercados más amplios y mejores precios. Esto ha sido clave para hacer que los cultivos legales sean económicamente viables.
- Sustitución de cultivos. Se implementarán programas para que los agricultores sustituyan cultivos utilizados en la producción de drogas por otros legales y sostenibles. Estas alternativas económicas han contribuido a generar ingresos estables y legales.
- Educación y concientización. Las campañas de educación han jugado un papel crucial, informando a las comunidades sobre los riesgos y las consecuencias del tráfico y consumo de drogas ilegales, fomentando el cambio de mentalidad.
- Rehabilitación y tratamiento. En lugar de criminalizar automáticamente a las personas con problemas de adicción, Tailandia ha priorizado programas de rehabilitación y tratamiento, ofreciendo apoyo integral para su reintegración social.
- Cooperación internacional. Tailandia ha trabajado con organizaciones internacionales y otros países para combatir el problema de las drogas ilegales a nivel regional y global, fortaleciendo la lucha conjunta contra el narcotráfico.
- Acciones contra el lavado de dinero. Tailandia ha promulgado leyes y regulaciones estrictas para prevenir el lavado de activos relacionados con el narcotráfico. Los bancos y otras instituciones financieras están sujetos a controles rigurosos y requisitos de informes para evitar que el sistema financiero sea utilizado para actividades ilícitas. Además, el país coopera con organismos internacionales para fortalecer sus esfuerzos en este ámbito.
El enfoque de Tailandia para combatir las drogas ilegales combina el desarrollo rural, la sustitución de cultivos, la rehabilitación y medidas financieras y legales. Si bien las medidas de aplicación de la ley son parte de esta estrategia, el éxito de Tailandia radica en abordar el problema desde una perspectiva integral que atiende las causas subyacentes. Su experiencia ofrece un modelo para otros países que enfrentan problemas similares.
Propuesta Integral de Combate al Narcotráfico
El narcotráfico, como una transnacional del crimen, tiene en su cúspide intereses financieros estrechamente ligados a centros de poder como la City de Londres y Wall Street, los cuales dependen en gran medida de la especulación, la industria militar y el tráfico de drogas. El avance del narcotráfico en el mundo está profundamente vinculado a la crisis económica que afecta al hemisferio. Sin resolver el deterioro económico y socio-laboral, cualquier esfuerzo por combatirlo será ineficaz.
Por tanto, la acción represiva no debe ser el eje central de la solución al problema de las drogas. Para enfrentar este desafío, es fundamental diseñar e implementar una política económica que aborde las raíces estructurales del narcotráfico. Basándonos en la comparación de experiencias exitosas, como las de Tailandia con la poco exitosa de Colombia[v], proponemos las siguientes acciones:
- Estrategia económica de desarrollo. Combatir el narcotráfico exige un enfoque centrado en el desarrollo económico. Una política de industrialización efectiva puede, al igual que en Tailandia, absorber la mano de obra de las regiones afectadas por cultivos ilícitos, proporcionando alternativas laborales sostenibles. Es fundamental mecanizar la agricultura y avanzar gradualmente desde procesos protoindustriales hacia el sector de máquinas – herramientas, que constituye el núcleo de un auténtico proceso de industrialización.
- Proyectos de infraestructura de gran escala. Es indispensable invertir en infraestructura en territorios dominados por cultivos ilícitos, como el Catatumbo. Construir vías, ferrocarriles, sistemas de riego, sistemas energéticos, hospitales y centros educativos mejorará la rentabilidad de actividades productivas legales y fortalecerá la presencia estatal. Paralelamente, el desarrollo de infraestructura a nivel nacional fomentará la industrialización orientada a la generación de empleos estables y bien remunerados.
- Invertir en ciencia y tecnología. Es fundamental darle estatus en la política pública a la ciencia y la tecnología para alinearnos con los avances del conocimiento que impulsan el desarrollo económico global. Esta inversión debe también inspirar a los jóvenes hacia propósitos superiores, fomentando la cualidad distintiva del ser humano: su potencial creativo para resolver problemas y avanzar hacia un futuro que renueve nuestra capacidad de asombro, impulsada por el descubrimiento constante de nuevos principios físicos universales. Colombia invierte menos del 0,3 % de su Producto Interno Bruto (PIB) en ciencia y tecnología, ubicándose por debajo del promedio de la región. En contraste, la media de los países de la OCDE es del 2,7 %, y algunos países destinan casi el 6 % de su PIB a la generación de nuevo conocimiento y al desarrollo tecnológico[vi].
- Uso de tecnología avanzada en la acción militar. Incorporar tecnología espacial y satelital permitirá rastrear y combatir las operaciones del narcotráfico con mayor precisión. Es necesario emplear capacidades militares de vanguardia contra los grupos armados ilegales, pero priorizando herramientas no letales hacia la población civil para garantizar un enfoque integral y efectivo.
- Cooperación internacional. El narcotráfico trasciende fronteras, lo que hace fundamental fomentar una cooperación internacional sólida y efectiva. Esta cooperación debe incluir la auditoría de los flujos financieros globales para rastrear y bloquear los recursos ilícitos, como parte de una reorganización del sistema financiero internacional. Es imprescindible eliminar los paraísos fiscales que facilitan el lavado de activos de la transnacional del narcotráfico. Además, un tratado mundial basado en los modelos de los BRICS y la Iniciativa de la Franja y la Ruta podría establecer un sistema de crédito orientado al desarrollo productivo, debilitando simultáneamente las actividades antieconómicas del crimen organizado.
- Participación activa de la juventud. Implementar programas dirigidos a concientizar a los jóvenes sobre los impactos negativos del narcotráfico en la economía, la salud pública y la sociedad. También se debe educar sobre la necesidad de combatir los intereses financieros que sostienen esta actividad ilícita.
Enfoque Integral
Si bien el narcotráfico debe ser enfrentado con acciones militares y judiciales, el peso de la estrategia debe recaer en alternativas económicas y sociales. Sin estas bases, el resultado sería un caos social que perpetuaría el problema. Combatir el narcotráfico implica no solo reprimir, sino transformar las condiciones que lo hacen posible.
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[i] https://ethic.es/2021/04/cuanto-pesa-la-actividad-criminal-en-la-economia-mundial/
[ii] https://tradingeconomics.com/world/gdp
[iii] https://oem.com.mx/elsoldesinaloa/local/auge-y-caida-de-hsbc-en-culiacan-la-gran-lavadora-de-dinero-del-cartel-de-sinaloa-13283610
[iv] https://revistas.uexternado.edu.co/index.php/ecoins/article/view/5087/6455
[v] https://ideaspaz.org/publicaciones/opinion/2019-01/tailandia-fue-declarada-libre-de-cultivos-ilicitos-que-puede-aprender-colombia
[vi] https://periodico.unal.edu.co/articulos/claves-de-la-crisis-de-la-financiacion-en-ciencia-tecnologia-e-innovacion-en-colombia
Carlos Julio Diaz Lotero
Foto tomada de: Radio Nacional de Colombia
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