Irán ha respondido. El país persa ha mostrado, tras muchos meses de dudas, firmeza frente a Israel tras los distintos ataques perpetrados en territorio de numerosos países de Oriente Medio. El ataque, sin embargo, ha roto todos los equilibrios previos. Podríamos estar ante un punto de inflexión.
Israel no ha dudado en llevar la iniciativa empujando las líneas rojas de manera constante. Tras la invasión de la Franja de Gaza, los distintos miembros del Eje de la Resistencia vinculado a Irán en la región fueron atacando a Israel como represalia por los crímenes que denunciaban frente a los palestinos. En el marco de la escalada contra estos grupos, Israel y Estados Unidos atacaron territorio sirio, libanés, iraquí, yemení e iraní.
Pero ante la división del Eje de la Resistencia y la muerte del presidente iraní, Ebrahim Raisi, la llegada del moderado Masoud Pezeshkian a la presidencia de Irán motivó un relajamiento en el apoyo armado a sus socios en la región. Pero Israel aprovechó su fortaleza ante esta situación, sabedor de que cuenta con el apoyo occidental, especialmente crítico entre sus suministradores principales de armas: Estados Unidos y Alemania.
En esas nuevas escaladas, lo que empezó como un insólito ataque a Beirut se fue convirtiendo en ataques masivos contra el barrio de Dahiya en esa ciudad, la capital libanesa. A su vez los ataques en Irán, ya de manera directa contra objetivos en Teherán, implicaron el asesinato del líder político de Hamas, el palestino Ismail Haniyeh.
No responder desde Irán de manera que el conflicto pueda escalar con tal de mostrar firmeza en la defensa de sus socios, podía encajar. Y más aún con un gobierno reformista que pretendía mejorar sus lazos con Occidente buscando una reversión de las sanciones contra Irán. Pero no responder ante un ataque directo frente a Irán es más complejo de calibrar.
Ante el ataque contra el consulado iraní en Damasco, capital siria, Irán ofreció un ataque con avisos, tiempos de lanzamiento de sus misiles de crucero y drones para que se puedan evitar grandes daños, descubrir la arquitectura de defensa israelí en Oriente Medio y hacer una demostración de fuerza que no implicase una guerra regional.
Después de los sucesos en Líbano, Irán ha vivido una pugna interna que se ha acabado desbalanceando a favor de los más duros frente a Israel y Occidente: el Líder Supremo, ayatolá Ali Khamenei, y la Guardia Revolucionaria de Irán
Pero después de los sucesos en Líbano, Irán ha vivido una pugna interna que se ha acabado desbalanceando a favor de los más duros frente a Israel y Occidente: el Líder Supremo, ayatolá Ali Khamenei, y la Guardia Revolucionaria de Irán. Estos sectores apoyaron a candidatos más radicales en las últimas elecciones presidenciales pero perdieron ante los moderados de Pezeshkian.
Sin duda la voluntad de Khamenei era de ofrecer una respuesta mucho antes. Israel decidió continuar aumentando el alcance de sus ataques con la voladura de la cúpula de Hezbolá, causando miles de heridos y muertos en Líbano durante semanas, con la explosión de los buscas y los walkie-talkies, y otros ataques masivos en el sur del país.
A esta falta de respuesta contundente incluso por los principales implicados, Hezbolá, siguieron nuevas oleadas que terminaron con la mencionada muerte del secretario general de la organización libanesa, Hasán Nasralá. Hezbolá había ampliado el rango de sus ataques desde las localidades israelíes de la frontera hasta la importante ciudad costera de Haifa o la zona de Nazaret. Pero nada que llevase a una guerra regional.
Israel vio en la estrategia de martirio una oportunidad de inutilizar las capacidades de Hezbolá y se apresuró a lanzar una invasión en forma de ofensiva limitada por vía terrestre, después de días de intensificación de la vía aérea. Después de reveló que ya había habido decenas de incursiones para atacar puntos de lanzamiento desde el lado libanés frente a Israel. Esas localidades israelíes a las que se pretendía devolver a los evacuados por los ataques servirían de pretexto para dicha invasión, la tercera de la historia de Israel con Líbano.
Ante este escenario, el ayatolá Khamenei decidió tomar las riendas definitivas de una cúpula iraní dividida. Para ello se asumió el mando bajo sus competencias de política exterior por encima del presidente y se decidió responder a Israel por los ataques en Irán, el asesinato de Ismail Haniyeh o el más reciente de Hasán Nasralá. También se ha mencionado la venganza por la muerte de Abbas Nilforoushan, perfil de alto rango iraní que fue asesinado en Líbano junto a la cúpula de Hezbolá.
De esta manera, Irán lanzó un ataque contra Israel mucho mayor del visto en abril. Se evitó dar aviso a los israelíes, lo cual demostraba que la idea era la de causar daños, no avisar para facilitar la intercepción. Para ello se utilizó misiles balísticos, evitando los drones y los misiles de crucero, más lentos. Sin embargo, estadounidenses y rusos mediaron con iraníes e israelíes para controlar tanto el ataque iraní como el que pudiera sucederle desde Israel. Estados Unidos conocía el ataque y lo publicó horas antes.
Además las dimensiones del ataque iraní han sido mayores, mínimo con el doble de misiles balísticos. Y los daños también han sido superiores puesto que las defensas antiaéreas han quedado saturadas. La Cúpula de Hierro no es la más eficaz para este tipo de elementos sino para algunos como los cohetes que se lanzan de la Franja de Gaza. Pero los Arrow o la Honda de David se han visto superados por la contundencia del lanzamiento iraní y así, se han podido ver impactos en distintos puntos de Israel.
Los daños del mismo serán dignos de análisis por sí mismos, pero las alertas antiaéreas han saltado prácticamente por todo el país, especialmente en la gran aglomeración de Tel Aviv y hasta el desierto del Neguev. Más allá de los daños, que como se ha mencionado, se podrán analizar pronto, la reacción israelí y estadounidense están apuntando claramente hacia el futuro de la crisis regional.
Después de la intervención israelí en Líbano, desde Washington se escuchó a la administración demócrata defender de nuevo el derecho a defenderse de Israel y advirtió a Irán ante posibles respuestas armadas. Pero después de la decisión del ayatolá, Israel prometió contundencia. Es esa contundencia la que sí podría terminar de desatar el círculo de ataques en torno a una guerra regional, ante la previsible decisión israelí de apuntar contra objetivos militares, políticos, energéticos o incluso contra el programa nuclear iraní.
Si nadie acepta un nuevo statu quo, la dinámica se dirige hacia un escenario en el que nadie puede permitirse no responder. Y eso solo lleva a una guerra más amplia.
*Antropólogo y analista de política internacional. Desde el año 2020 forma parte del equipo de Descifrando la Guerra como coordinador. Ha participado en distintas investigaciones y se he embarcado en viajes y expediciones por multitud de países, incluyendo como enviado especial a Ucrania, Rusia o la cumbre de la OTAN. Ponente universitario y analista en multitud de medios de comunicación, tanto en prensa como en radio y televisión por todo el mundo, también ha escrito varios libros como «Ucrania, el camino hacia la guerra» o «La pugna por el nuevo orden internacional».
Alejandro López, Diario Red
Fuente: https://www.other-news.info/noticias/iran-ataca-israel-tras-la-invasion-de-libano-hacia-una-guerra-regional/
Foto tomada de: Euronews.com
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