“Colombia no puede emplear productivamente a mucha gente. A grandes rasgos, hay 10 millones de subempleados en el llamado “sector informal”; 2 millones largos de desempleados; y cerca de 5 millones de personas que ni siquiera tratan de conseguir trabajo, en particular mujeres, porque cuidan niños o personas mayores, o por intentos fallidos que las han desalentado. Son 17 millones de personas que, o trabajan muy por debajo de su potencial, o malviven en una economía que parece no dar más de sí. Ese es el problema más grande del país.”
Afirma que muchas de esas personas quieren oportunidades (no subsidios o transferencias) pero que no creen que el sistema económico se las pueda dar. Esta creencia los puede hacer presa fácil de políticos populistas. Echeverry explora las causas de estos problemas, los cuales vincula con el subdesarrollo. Menciona una larga lista de posibles culpables[2] y concluye tajantemente: “La causa es la cultura económica de intereses creados, formada a través de décadas, reiterada y justificada por los estudiosos, que mantiene enana a la economía. Entre muchas personas se ha limitado a la economía colombiana de tal forma que no se ve por dónde pueda crear 17 millones de oportunidades; esto es, puestos de trabajo formales y productivos.”
Parece una afirmación muy profunda, resultado de estudios muy juiciosos. Pero si se la examina con cuidado no es mucho lo que explica y más bien exige explicaciones posteriores. Todo se reduce a decir que hay un conjunto de actores sociales que han limitado la economía colombiana al tamaño de una enana. La gran causa es “la cultura económica de intereses creados”. ¿Qué es esto? Echeverry no lo dice claramente pero enumera un conjunto de acciones y actores que son “parte esencial” de esa cultura económica.
- Corrupción de los políticos y de los funcionarios públicos y privados.
- Empresarios que piden frenar la entrada de competidores y mantener precios a costa del bienestar público para perpetuar sus rentas privadas.
- Los sindicatos que protegen a sus afiliados a costa de los desempleados y los subempleados.
- Los profesores y maestros (FECODE) que enseñan lo que no sirve e impiden que se ofrezca mejor educación a los chicos.
- La guerrilla destructora y asesina, así como los paramilitares. Todos son parte esencial de esa cultura económica.
Señala que “cada cuatro años los candidatos presidenciales presentan estrategias y planes de desarrollo pero no cambian la cultura económica de intereses creados y nocivos para la utilización del mejor conocimiento hoy disponible en el mundo. Por sustracción de materia, se llega al recurso petrista y progresista que, ante la incapacidad de creación de economía y oportunidades, propone que los trabajadores formales paguen por todo lo que la economía no genera, lo cual es insostenible.” “Si no hay un cambio de cultura económica, poco servirán las estrategias y nada cambiará para los 17 millones de desamparados.” “La tarea debe ser más ambiciosa y profunda que los planes limitados que plantean los candidatos.”
El concepto central en su argumentación es la “cultura económica”, es decir un conjunto de ideas, costumbres y comportamientos que no son favorables al crecimiento y al desarrollo económico. Dentro de estos comportamientos se encuentra además, según Echeverry, la decisión de un “país pobre” de no usar el conocimiento disponible en materia de tecnologías productivas. Toma como ejemplo Corea, un país que hasta 1965 tenía una cultura económica opuesta a la utilización del conocimiento disponible y llena de barreras. Pero en ese momento Corea cambió y “decidió acceder y utilizar el conocimiento disponible en el mundo, y aplicarlo a su producción de bienes y servicios.” Echeverry registra el dato pero no nos cuenta las causas de un cambio tan sustancial.
La argumentación de Echeverry es poco profunda. La causa del atraso o de la pobreza de un país y, por tanto, de los elevados niveles de subutilización de la fuerza de trabajo (desempleo, subempleo principalmente) es la cultura económica. Pero resulta que esta causa debería a su vez ser explicada, lo cual no hace Echeverry: ¿Por qué existe dicha cultura económica? ¿Por qué persiste en Colombia? Echeverry se detiene en su especulación teórica en el punto fundamental y nos deja hambrientos de conocimiento. Pero además resulta que la causa no es tan determinante cómo parece: en 1965 Corea decide cambiar y su cultura económica se desmorona. Es decir, la causa fue modificada drásticamente.
¿Qué hizo cambiar tan radicalmente la cultura económica? Saberlo sería muy útil para proponerlo en Colombia. Como bien lo dice Echeverry “el futuro de 17 millones de colombianos y de la economía en su conjunto depende entonces de un cambio de nuestra cultura económica.” Y reitera: “nunca es tarde para que Colombia empiece.”
Apuesto doble contra sencillo a que Echeverry no tiene ni la más remota idea sobre cómo convertir a Colombia en Corea. Cuando estudió en la universidad de los Andes se hablaba de convertir a Colombia en el Japón de Suramérica[3]. Todavía seguimos esperando dicho cambio. Echeverry ha participado durante los últimos 25 años en entidades estatales responsables de promover el desarrollo económico: fue director del Departamento Nacional de Planeación y Ministro de Hacienda. Además ha trabajado con diversos organismos internacionales de desarrollo y ha sido profesor y decano de la facultad de economía de la Universidad de los Andes. Nunca promovió una estrategia de fondo para convertir a Colombia en Corea. Y si la promovió no logró los resultados ofrecidos. ¿Por qué? No nos dice, pero ahora critica al gobierno de la Colombia Humana por no hacerlo.
Si tuviera la fórmula en este momento debería sin egoísmo alguno entregársela al país y en particular al gobierno de la Colombia Humana para que la pusiera en marcha. No por apoyar a Petro sino por mejorar las condiciones de vida de esos 17 millones de desempleados y subempleados que aparentemente tanto le preocupan. No es justo que Echeverry se guarde la fórmula y no la comparta con nadie. Quizá le podría ayudar Alejandro Gaviria desde su enfoque del posibilismo hirschmaniano[4]: abordar los problemas de uno en uno y resolverlos.
La miseria de la economía
Echeverry es un ejemplar típico de los economistas dominantes en nuestro país que tienen en común rasgos como los siguientes:
- Quieren hacernos creer que les preocupa el desarrollo de todos los colombianos y en especial de los más pobres y desempleados.
- Toman la vocería de los desempleados y de los trabajadores pobres pero es evidente que su corazón y su bolsillo están de parte de los capitalistas. Es vergonzoso ver cómo personajes como Mauricio Santamaría, Alejandro Gaviria y Juan Carlos Echeverry (entre muchos otros) se “preocupan” por los pobres y desempleados, al tiempo que prestan sus servicios, generosamente remunerados, a empresas capitalistas o gremios del sector financiero.
- Intentan consolidar la idea de la existencia de propósitos comunes, la cual deriva en buena medida de su enfoque de considerar que la economía capitalista tiene como principal finalidad producir valores de uso para satisfacer necesidades.
- Por lo anterior, desconocen u ocultan la naturaleza específica del capitalismo cuya razón de ser es la producción de plusvalor.
- Plantean que la economía colombiana es “enana”, en lo cual tienen toda la razón pero callan prudentemente sobre la enorme masa de ganancias que genera todos los años para unos pocos.
- Consideran que el desempleo es un “problema” para los trabajadores desempleados pero no miran que al mismo tiempo es un rasgo sustancial del capitalismo y muy beneficioso para los capitalistas.
- Saben que el “problema” del desempleo no se puede resolver pero insisten en vender la ilusión.
- Idealizan a Corea y a otros países destacando unas variables pero no mencionan que incluso en los más desarrollados en forma capitalista existe elevada desigualdad de la riqueza y de los ingresos, gran concentración de la producción y un polo de riqueza junto a un polo de pobreza enorme
En lo sustancial las tesis de Echeverry se parecen mucho a las de James Robinson ganador del premio Nobel de Economía hace algunas semanas. Comparten un campo teórico común. En su ensayo sobre la miseria en Colombia el profesor Robinson es capaz de estudiar este tema sin mencionar una sola vez al capitalismo, a los capitalistas o a los trabajadores asalariados[5]. Sobre esto escribiré una nota en próximo artículo.
Un columnista habitual los domingos en El Espectador, el capitalista Mauricio Botero[6], comenta la columna de Echeverry y con su habitual mala fe y desprecio por el conocimiento serio considera que la existencia de 17 millones de colombianos sin oportunidades de trabajo formal y/o productivo es un “nubarrón.” El término es coherente con la concepción de Botero: el desempleo es visto normalmente como un fenómeno natural. Pero a continuación hace un aporte trascendental a la explicación social del problema: “Naturalmente no hay un solo culpable, pero si uno fuera a señalar dos serían: FECODE, que se ha encargado de que la educación en Colombia sea una de las peores del mundo; y un marco laboral que ha sido diseñado para privilegiar a los que tienen empleo formal, desincentivando la creación de nuevos empleos.” Hay que ser muy cínico para escribir esto: ¿Pensará Echeverry lo mismo?
Durante más de un siglo la economía colombiana ha estado bajo el dominio del modo de producción capitalista y la dirección de los capitalistas por medio de gobiernos a su servicio. Durante las últimas décadas en su gran mayoría los principales cargos relacionados con la promoción del desarrollo económico han estado en manos de economistas de la Universidad de los Andes que se precian de su profundo conocimiento de la economía. Incluso un premio Nobel de Economía dicta clases en sus aulas. Y el desempleo, el subempleo, el trabajo precario por cuenta propia, los bajos ingresos y la pobreza siguen ahí. No lo han podido resolver. Pero ahora resulta que los culpables son FECODE y los propios trabajadores asalariados. Es la miseria de la economía.
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[1] https://elpais.com/america-colombia/2024-09-29/el-problema-mas-grave.html
[2] Empresarios, sindicatos, pensionados, profesores, congresistas y políticos delas regiones, funcionarios de agencias como el Invima, el ANLA, la DIAN, las superintendencias, las CAR, las ÍAS, los municipios, los ministerios, gremios de la producción, economistas y abogados.
[3] https://logisticaencolombia.jimdofree.com/historia-de-la-log%C3%ADstica-en-colombia/escenario-exportador-1967-1974/colombia-el-jap%C3%B3n-de-sudam%C3%A9rica-1975-1989/
[4] https://www.sur.org.co/la-limitada-nocion-de-cambio-y-progreso-social-de-alejandro-gaviria/
[5] https://revistas.uniandes.edu.co/index.php/dys/article/view/6678
[6] https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/mauricio-botero-caicedo/dos-nubarrones-se-perfilan-en-el-horizonte/
Alberto Maldonado Copello
Foto tomada de: Agencia de Periodismo Investigativo
Nelson Guzmán Baena says
No hay que dejar que los intelectuales jueguen con fósforos pues se siguen quemando en la hoguera de su autodenominada ciencia que es la que los identifica con sus intereses de clase y a favor del gran capital. Que se bajen de las inmensas sapiencias amañadas que ninguna organización de masas puede ser la responsable de los seudo intelectuales y malos gobernantes que han existido en el planeta entre ellos Colombia y que se esfuerzan por acumular riquezas. Ni FECODE que en ocasiones con las uñas sacan lo humano de su ignorancia.
Objetivo y pedagógico el articulo de Alberto Maldonado Copello y se siguen equivocando los simples “teóricos” de la economía que es una ciencia social de mucha profundidad si se lleva a la práctica como lo esta haciendo nuestro Presidente Gustavo Petro, su Vicepresidenta Francia Márquez, sus Ministros, Congresistas, Diputados, Concejales y funcionarios y orientados por PACTO HISTORICO.
Nelson Guzmán Baena
Presidente Comisión de estudios e investigación de la U.I.S. (Unión Internacional de Sindicatos) de P y J (Pensionistas y Jubilados) de la F.S.M. (Federación Sindical Mundial). Calarcá, Quindío noviembre 8 de 2024.
Fernando says
Es una broma, o, mejor, un chiste que Juan Carlos Echeverry esté preocupado por los trabajadores de Colombia y, ahora de los desempleados. Igual, el mismísimo Alejandro Gaviria y de otros especímenes de este régimen al servicio de la oligarquía en Colombia. No le den resonancia y gasten tinta sobre estas sabandijas, póngase a educar a nuestro pueblo en vez de estar dándole pantalla a estos personajes de cartón.
Luis GonzálezRubio Ibarra says
Esté señor Echeverry y el señor cardenas son los considerados gurú de la economía en colombia siempre al servicio de los grandes capitales de este país.cuando salen con sus pseudos razonamientos no aportan nada al problema del desempleo y recurren a la mentirá y a los señalamientos.