Este explica, en parte, la postura de Juan José Nieto, arrojado y con claridad, al inclinarse por el federalismo como orden territorial, fue el primero que, se jalonó la separación estatal, desde Cartagena, de la Confederación Granadina desde finales de 1859, tomando al federalismo como bandera principal y animando a otros Estados para que desconocieran al régimen conservador cuasifederalista. Su guerra local en Bolívar sirvió para que otros se enfilaran por la secesión o separación, entre ellos el Estado de Magdalena, lo hicieron antes de que T.C. de Mosquera declarara la guerra al Estado central en mayo de 1860. El Federalismo, se impondría en la Constitución de Rionegro (1863), Nieto Gil, se convertiría en 1861 en presidente de la República, un momento decisivo de tránsito hacia el federalismo pleno, siendo el primero, y hasta hoy, el único Presidente de origen negro en la historia de Colombia.
De esta manera, Juan José Nieto Gil, vivió sus momentos más críticos al iniciarse la guerra de las soberanías, 1859. Se convirtió en diciembre en el Gobernador del Estado de Bolívar y había sido o tenido similar cargo en 1851 como gobernante de la provincia de Cartagena, año memorable porque el presidente José Hilario López, aprobó la libertad de los esclavos (represada desde 1821), y Nieto fue el primer gobernante regional en exaltar esa manumisión, con un pronunciamiento donde expresó: “Mis hermanos, desde hoy se acabaron los esclavos, y es por eso que les saludo en este día, el más bello que ha traído la República… Es el día en que ha desaparecido de entre nosotros el odioso título de señor y esclavo, y en que ninguno de nuestros hermanos llevará colgada en su cuello la poderosa, la negra cadena de la servidumbre”.
Juan José Nieto, apoyó al gobernante del Cauca, T.C. de Mosquera, contra el presidente Ospina Rodríguez y firmó de primero el Pacto de la Unión, documento preconstitucional que posteriormente le dio paso a la Constituyente de Rionegro. Esta guerra civil conocida como la guerra de las soberanías se realizó entre entes administrativos, entre burocracias regionales, entre entes estatales, como aparatos armados. Se había pactado que él sería el segundo a bordo de la liga Militar, ante los silencios de Mosquera por sus refriegas contra el gobierno central, y ya vencido Ospina, el vacío de poder lo asumió Nieto Gil. “Los Estados todavía fieles a Ospina fueron sometidos en una campaña militar que demandó ingentes esfuerzos del gobierno durante un largo período, pero que culminó con éxito entre finales de 1862 y comienzos de 1863. Los hechos acaecidos entre la fecha del pacto suscrito entre el Cauca y Bolívar y el triunfo de la revolución hicieron imprescindibles la renovación y la ampliación de las cláusulas originalmente firmadas”. (Mejía Arango, 2007)
Se firmó inicialmente el Pacto de la Unión y luego el Pacto Transitorio. que produciría la gran reforma Constitucional, la de Rionegro, Nieto había creído que sería Cartagena, pero le cambiaron el sitio y no asistió por las pujas de poder con Mosquera. El historiador Eduardo Lemaitre, nos dice que, “En aquel momento Juan José Nieto se hallaba en el ápice de su carrera pública. Casado con la hija de un prócer; presidente del Estado soberano de Bolívar; general de las milicias de ese Estado y en vísperas de convertirse General en jefe del cuarto ejército de la República; dueño (dominador), prácticamente de toda la costa atlántica dese la Guajira hasta Urabá; y encima de todo, soberano gran comendador de la Logia Hospitalidad Granadina”. (Lemaitre, 1983).
Nieto, este hiperactivo personaje costeño ya había sido Diputado a la Cámara de la Provincia de Cartagena en 1836; más adelante volvió a la Cámara en 1849; luego gobernó a Cartagena desde 1851 hasta 1864, durante 9 años, con la interrupción de 1855, desde diferentes cargos. Elegido Gobernador en 1854 aprovechando la primera elección popular de estos mandatarios, aprobada en la reforma constitucional de 1853, así repitió. Luego, Jefe Superior nuevamente dentro de la Confederación Granadina, presidente del Estado de Bolívar, y separó a este Estado confederado del gobierno central con una guerra local originada por la inconformidad con las leyes impulsadas por Ospina Rodríguez, entre ellas la creación de Intendentes de Hacienda para vigilar las aduanas, y otra donde el gobierno nacional podía intervenir en las elecciones para Presidente de la República y miembros del Congreso, dos leyes de intromisión una fiscal y otra electoral que, maniataba a los gobernantes locales; la disminución de la libertad de imprenta, el gravamen al consumo de tabaco, el café y el caucho; todo esto motivó profunda inconformidad contra el gobierno de la Confederación Granadina, que en el fondo era un gobierno de hegemonía conservadora con la fachada renovadora por la creación de Estados pero ligados al Estado de la unión sin ninguna autonomía, sin soberanía territorial, esto dio pábulo o razones al Estado de Bolívar para impulsar una rebelión liderada por Nieto desde junio de 1859 hasta diciembre, derrocando al Gobernador Juan Antonio Calvo; fue Nieto, el primero en alzarse en armas y el primero el separarse del gobierno bogotano . Esta actitud de Nieto animó a otros Estados para iniciar el desvertebramiento, se sumaron Magdalena, Cauca, Boyacá, Santander y luego Tolima. No fue Mosquera el de la idea de romper la estructura de este orden territorial del Estado, que tenía un remedo de confederación, ya que los cambios consistieron en achicar provincias o agrandarlas. Nieto inició las refriegas para la secesión interna armada.
Un antecedente importante para resaltar es este, cuando el presidente José María Obando, fue depuesto en 1854 por el General Melo, apoyado por los artesanos y el ejército bolivariano supérstite, un golpe de Estado que el mismo José María Melo, trató de evitar pues le habían ofrecido a Obando que se revistiera de más poderes, a la manera de un autogolpe para vencer en el pugilato entre proteccionistas y librecambistas que estaba afectando a los artesanos por la apertura de las importaciones europeas impulsadas por la burguesia comercial que se consolidaba, sobre todo con mercancías inglesas. Cuando se coaligaron los expresidentes (Mosquera, Hilario López, Ospina…) contra Melo; Juan José Nieto, asume un papel mediador y en el fondo neutral para cubrir el error de Obando, tratando de evitar que lo inculparan por no frenar el golpe de Estado que se precipitó. Juan José Nieto, ya era una figura conocida por su participación en la guerra de los supremos (1839/41), también como Obandista (una mácula viéndolo en retrospectiva, pero fue su protegido/ valido); esa guerra de los Supremos insuflada por Obando buscaba el separatismo o fraccionamiento de Colombia en varios estados, crear confusión para librarse Obando de un proceso penal por la muerte de Sucre en Berruecos. Nieto Gil, había estado exiliado en Jamaica donde se preparó más intelectualmente; se desempeñó como Diputado provincial de Cartagena, y había producido tres novelas que le dieron realce: 1)Rosina, o la prisión del castillo de Chágres, 2)Ingermina, o la hija de Calamar y 3) Los moriscos .
Muy poco se ha tratado académicamente para visualizar a estos dos presidentes actuando en direcciones parecidas, pero sin previa concertación entrambos. En el fondo Nieto fue Melista en esa coyuntura de 1854; Nieto era hijo de artesanos y Melo fue exaltado, animado por los artesanos que no querían ser arruinados por los liberales Gólgotas/librecambistas. Melo fue apoyado por los liberales Draconianos. Nieto era el Gobernador de Cartagena y al conocer los sucesos del Golpe de Estado de Melo, respaldado por los artesanos y los militares, trató de manejar la situación con mesura y cálculo, mientras se decantaban los acontecimientos, pero con una simpatía interna que muchos notaron por Melo, al ver que era respaldado por los militares que el Congreso quería achicar y romperles los beneficios que traían desde fundada la República, por eso aplacó los ánimos encendidos del Capitán Pío Ricaurte. Además, debió sentir una enorme contradicción frente a los hechos: estaban derrocando a su amigo J.M Obando, pero el mismo Obando estaba perplejo por no haber aceptado el autogolpe. Nadie columbró la reacción de dos expresidentes reformistas, José Hilario López y Tomás Cipriano de Mosquera que, terminaron apoyando a Obando, bajo el ropaje de constitucionalistas, respaldando al vicepresidente Obaldía, escabullido y “refugiado” en Ibagué. López el reformador que había nombrado a Melo, como Jefe Miliar de Cundinamarca en 1851, y a Nieto como Gobernador de la provincia de Cartagena, en julio del mismo año, pero era también amigo de Obando pues le había organizado la campaña a la presidencia; y eran conmilitones desde 1829 cuando exhibieron su antibolivarismo a dos manos para desestabilizar al Libertador entre 1829 y 1830 insuflados por el General Santander (ya exiliado). Y Mosquera enemigo acérrimo de Obando, en este momento de 1854 estaba rechazando su defenestración, quedando en evidencia que estos dos reformadores de la mitad del siglo XIX, cuando vieron que el ascenso al poder era netamente popular, se alinearon con las élites criollas que habían manejado el aparato del Estado desde que se desintegró La Gran Colombia.
Con siete años de diferencia, en la mitad del siglo XIX Colombia tuvo a dos presidentes de etnias aherrojadas históricamente, excluidas y menospreciadas por las élites de todos los gobiernos durante 203 años. Un Presiente de origen indígena (Pijao), de Chaparral, José María Melo, en 1854; y Juan Jose Nieto, mulato de la costa atlántica (Sirbaco/Baranoa), en 1861, su padre era albañil, partero y fabricante de velas. Ambos presidentes duraron poco tiempo en el poder, Melo un período de 8 meses, y Nieto 6 meses. Ambos en circunstancias que tienen relación con guerras civiles bipartidistas, ambos acosados por la cúpula del partido Liberal y sus fracciones, los dos discriminados y subvalorados. Se llevaban 4 años de diferencia, prácticamente pertenecieron a la misma generación, no fueron amigos cercanos, pero lograron realizaciones similares, llegaron a la cúpula del poder central y representaron con reciedumbre al pueblo ninguneado.
El Cadáver de Melo sigue en México, donde luchó coadyuvando las revueltas que inspiró Benito Juárez , ningún presidente ha reclamado debidamente la repatriación de sus restos, el Presidente Petro está adelantando esa solicitud ante el Gobierno de López Obrador; del otro lado, el retrato de Nieto nunca fue colocado en la galería de los presidentes, primero trataron de blanquearlo y luego lo relegaron hasta el año 2018 que el presidente J.M. Santos, autorizó exhibir el retrato retocado, quien le siguió la huella al retrato fue el periodista Gonzalo Guillén, impulso una acción popular y realizó el documental Historia de un retrato, para explicar la infamia racista contra un Presidente borrado y ocultado.
Tanto Melo como Nieto, presidentes de breve duración por las razones descritas, debido a la inclinación intelectual que mostraron y su afinidad por las ideas modernas en Europa, contribuyeron al ingreso de corrientes renovadoras que llegaron a sembrar acciones de cambio para salir de la estructura colonial que aún persistía en la conducta de los grupos criollos cercanos al poder que apuntalaban la República Señorial. Melo, como proteccionista aliado de los artesanos, y Nieto como federalista, reclamando autonomía para las regiones; ya desde el segundo Gobierno de Santander, después del exilio (1832/36) había propuesto un cambio del orden territorial en ese sentido. Los dos pertenecieron a la masonería. Ambos, Melo y Nieto, por diferentes vías de contactos, se acercaron al socialismo utópico francés y nutrieron sus idearios para la acción política. Ese mismo socialismo utópico había nutrido al hombre más preclaro, correcto y justo de la mitad del siglo XIX, Manuel Murillo Toro, dos veces presidente en el período del Olimpo Radical.
“La logia masónica es una institución de origen burgués; la burguesía en su confrontación con el clero feudalista utilizó la clandestinidad de la organización masónica y sus fondos económicos que recogían como organización secreta en la conquista de la independencia de América, sirviendo a los intereses del capitalismo en la apertura de los mercados en las colonias en su desarrollo y expansión. La masonería fue un fenómeno europeo a la que pertenecían las castas oligárquicas y los criollos y, que fue utilizada posteriormente en las guerras internas de la oligarquía por el poder político y que se inscribe en la defensa de las nuevas fuerzas progresistas de la burguesía que se opusieron a las órdenes religiosas reaccionarias”. (Acevedo, 2013)
La guerra a la que Mosquera ingresó la empezó en mayo de 1860, meses después de haberlo hecho Juan José Nieto, y dependió de Nieto que ya era el líder de toda la costa desde la Guajira hasta Urabá, porque el Estado de Magdalena lo había secundado. Por lo tanto, T.C de Mosquera dependía de ese apuntalamiento para proseguir las batallas en el interior del país. Y Nieto fue presiente de la república en 1861 durante el primer semestre, gobernado desde Cartagena. Juan José Nieto se autoproclamó y ejerció un gobierno provisorio ante el vacío creado por la continuidad de la guerra de las soberanías y sus estertores. La caída del gobierno de Ospina Rodríguez seguía su marcha (andaba escondiéndose) pues 5 Estados confederados se unieron, solo le quedaban cuatro Estados, dos de ellos con dubitaciones (Antioquia y Panamá); entonces Nieto Gil, aplicó el Pacto de la Unión firmado en septiembre de 1860, quedó facultado para tomarse el poder y esperar la reaparición de T.C de Mosquera. Y así lo cumplió. Pero Mosquera no fue agradecido, ni quedó satisfecho como lo demostró con la interrupción de las revueltas contra Antioquia, invitando a ese Estado remiso para que ingresara al Pacto Complementario, por ende, haciendo cesar los combates. Después regreso a la presidencia de ese Estado ya federal y aspiró a un período más por elección popular, cuando fue traicionado por sus amigos cercanos que se volvieron mosqueristas desde Rionegro en 1863.
Tomás Cipriano de Mosquera, se erigió como el supremo triunfador de la guerra después de las batallas de Subachoque y Bogotá. Pero seguía siendo visto como un líder sin muchos compromisos con el liberalismo que, mutaría al radicalismo. Mosquera fue una figura camaleónica, primero bolivariano desde 1822, luego con dubitaciones al final de La Gran Colombia (1829/30); posteriormente jugó al bolivarismo supérstite dentro del gobierno de José Ignacio de Márquez; y al santanderismo dentro del gobierno de Pedro Alcántara Herrán; como presidente sucesor de este se comportó como conservador, ante sus ambiciones de poder siendo Gobernador del Cauca, reta a este partido y se pasa al liberalismo, para más adelante ser el guerrero transformador del Estado dentro de Olimpo Radical, pero primero deseó fundar su propio partido el mosquerista, intentando un partido nacional, mixto, con liberales y conservadores. En el seno de la Convención de Rionegro, Mosquera se transformó en un federal -radical, propenderá por la refundación de La Gran Colombia y se convertirá en anticlerical extremo. Todas sus veleidades y saltos ideológicos concluirán en su concentración para impulsar el liberalismo radical que, lo hizo presidente otras dos veces, completando 4 ascensos a la Presidencia de la República. Este fue el hombre que por celos frenó el ascenso de la carrera política de Juan José Nieto.
Podría afirmarse que Juan José Nieto, fue uno de los más activos federalistas desde el segundo gobierno de Santander, siendo santanderista al asumir un cargo de almacenista en Cartagena en 1835. No solo le envió una misiva al presidente Santander, sino que lo dejó ver luego en sus escritos y novelas (escritas en Jamaica), donde cuestionó la etapa de la Conquista española por los despojos y posteriormente la imposición del régimen colonial con sus vejaciones. Juan José Nieto fue un republicano/federalista, consciente del antimonarquismo que dejó la guerra de independencia, cuestionó los privilegios de la iglesia católica. Como miembro de la masonería y gobernante le correspondió aplicar e implementar las leyes reformistas de J. Hilario López, un paquete de reformas desde la libertad a los esclavos, pasando por la sustitución del diezmo (gravamen rígido para beneficio de la iglesia), que se sustituyó por una renta directa, y la elección de los curas por los cabildos. El enfrentamiento con el obispo Torres y el pleito jurídico para cesarlo en funciones levantó voces inconformes de la población católica.
Bibliografía.
Acevedo Antonio. Los principales masones de Colombia y qué es la masonería. Columna publicada en la revista digital Las2Orillas.www.las2orillas.co / noviembre del año 2013.
Lemaitre Eduardo. El General Juan José Nieto y su época. Libro publicado por Carlos Valencia Editores. Talleres de la impresora grafica LTDA. Primera edición, Bogotá, 1983.
Mejía Arango Lázaro. Los Radicales. Historia política del radicalismo del siglo XIX. Libro publicado por la Universidad Externado de Colombia. Editorial Kimpres Ltda. Primer edición, Bogotá, año 2007.
Alberto Ramos Garbiras, Abogado de la Universidad Santiago de Cali (USC); especialización en derecho constitucional de la Universidad Libre; Magíster en Ciencia Política de la Universidad Javeriana; PhD en Política Latinoamericana, Universidad Nacional de Madrid (UNED- España); ha sido profesor de las cátedras: derecho internacional, ciencia política, derechos humanos y derecho ambiental, en la Universidad Libre, Cali.
Foto tomada de: Radio Nacional de Colombia
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