Ospina destaca y comparte el propósito de encubrir los elementos fundamentales del modo de producción capitalista concentrando la crítica en una modalidad de capitalismo, el capitalismo neoliberal o capitalismo salvaje y no en la estructura capitalista sin adjetivos. De acuerdo con esta perspectiva que tiene multitud de seguidores, incluyendo al premio nobel de economía Joseph Stiglitz se trata de promover un capitalismo bueno al servicio de todos, un capitalismo progresista. La argumentación expuesta por Ospina, con base en el manifiesto de Davos es relativamente sencilla y clara: 1) El capitalismo neoliberal está generando serios problemas al propio sistema: un deterioro ambiental de grandes proporciones, una acumulación de riqueza y un aumento de la desigualdad excesivos, una crisis del Estado nacional y de la democracia representativa; 2) lo anterior está conduciendo a malestar e insatisfacción que se expresa en numerosas protestas a lo largo del mundo; 3) las empresas por “razones éticas o de pura conveniencia” o de supervivencia, deben dar una respuesta de fondo.
Conviene de paso señalar que la gran concentración de la riqueza y el incremento de las desigualdades no es un problema, es precisamente el objetivo de los capitalistas como clase. El capitalismo, especialmente con su énfasis neoliberal, es exitoso en la medida en que logra concentrar la riqueza y los ingresos.
La aparente respuesta de “fondo” consiste en pasar de un capitalismo donde el propósito es producir el máximo de utilidades a un capitalismo sostenible o consciente, un capitalismo de “stackholders” que vaya más allá del solo enriquecimiento de los accionistas. Critica Ospina a Milton Friedman “voz cantante de los planteamientos neoliberales” quien “afirma contundentemente que la única responsabilidad de la empresa es producir el máximo de utilidades presentes para sus accionistas”. El capitalismo sostenible y consciente debe abandonar el inmediatismo de la búsqueda de mayores ganancias y debe considerar que la empresa no es solo para generar riqueza material sino para responder a aspiraciones sociales y humanas, sostiene ilusamente Ospina. Las empresas deben comprometerse con la creación de un valor económico compartido y sostenible que beneficie a los accionistas, empleados, clientes, proveedores, comunidades locales y sociedad en general.
Como puede verse, Ospina piensa que la búsqueda de las mayores ganancias posibles por parte de las empresas capitalistas es un objetivo del capitalismo neoliberal y no del capitalismo a secas. El modo de producción capitalista tiene como finalidad fundamental, como motor de su dinámica, la obtención de mayores ganancias posibles, es decir, de la extracción de la mayor cantidad de plusvalor reduciendo hasta donde sea posible el valor que les corresponde a los trabajadores, que son quienes elaboran todo el producto. Esto no es solamente una decisión individual es el rasgo objetivo básico y distintivo del capitalismo. Friedman, a su manera, tiene razón al destacar que esta finalidad del sistema se expresa como el propósito individual de cada capitalista, y en especial de los grandes capitalistas que se reúnen en Davos.
Hábilmente los capitalistas, sus defensores académicos -los economistas- y toda suerte de analistas y columnistas partidarios de este modo de producción, tratan de mostrar como si fuera un simple asunto de decisión voluntaria y pretenden convencer a las clases trabajadoras que las empresas capitalistas son unas organizaciones cuyo propósito es producir objetos útiles para satisfacer necesidades. Simplemente se habrían desviado o equivocado con las políticas neoliberales. Intentan poner al mismo nivel la obtención de ganancias para los propietarios con la realización de actividades de mejoramiento de ciertas condiciones laborales, de apoyo a las comunidades donde se ubican o acciones de filantropía. Pretenden disfrazar de oveja al lobo capitalista con el fin de desviar la atención y ocultar.
Ya Adam Smith, Ricardo y Marx mostraron como el fundamento del capitalismo es la obtención de plusvalor. Los capitalistas no producen mercancías para satisfacer necesidades sino para obtener ganancias; obviamente, para obtener ganancias deben producir objetos útiles, pero este es un medio para el enriquecimiento, no el fin principal. Para obtener mayores ganancias es necesario reducir o limitar los ingresos de los trabajadores mediante diversos métodos, tanto en términos absolutos (acceso a una canasta de bienes básicos) como en términos relativos (reducción de la participación del total de salarios en el valor agregado). Adicionalmente, mediante la reducción de los impuestos y los gastos sociales que van dirigidos a complementar los ingresos de las clases trabajadoras mediante acceso a servicios de educación, salud, servicios y vivienda subsidiados o a través de transferencias monetarias.
El conflicto fundamental en la sociedad capitalista es el reparto del valor agregado entre los capitalistas y los trabajadores. La experiencia de las últimas décadas muestra que los capitalistas reforzaron sustancialmente su poder y fueron capaces de aumentar sustancialmente la masa de plusvalor extraído y su participación en el total. Los datos provenientes de las propias estadísticas oficiales muestran como la concentración del ingreso se agudizó llevando a los extremos de que un puñado de empresas y personas tiene los mismos ingresos o riqueza que miles de millones de personas[3]. En Davos firmó el manifiesto “la flor y nata de las personas y entidades que tienen la última y efectiva palabra en asuntos materiales de economía y riqueza”, los representantes de ese 1% que son los dueños del mundo. Esto le parece destacable a Ospina, como si los propios capitalistas estuvieran renunciando a sus ganancias.
Como dice Warren Buffet, hay una lucha de clases entre capitalistas y trabajadores y la van ganando claramente los capitalistas[4]. El dominio económico y político es contundente, pero lo es aún más el dominio ideológico. La idea de que puede haber un capitalismo bueno, sostenible, progresista, etc., no solo la plantean los capitalistas, la comparten buena parte de las clases trabajadoras, especialmente aquellas capas que obtienen un monto de ingresos absolutos superior al de las grandes masas. Mientras las clases trabajadoras no piensen que la causa fundamental de sus “problemas” -miseria, pobreza, ingresos insuficientes, maltrato laboral, desempleo, subempleo, etc.- es el propio sistema capitalista no pensarán tampoco en cambiarlo. Es notorio que en las recientes protestas en Colombia iniciadas el 21 de noviembre de 2019, las quejas y demandas se concentran en mejoramientos del sistema capitalista, muchos de los cuales no tienen viabilidad alguna.
Las propuestas de Davos, compartidas por Ospina tienen como finalidad contribuir a este engaño. Proponen cambios para que nada de fondo cambie. Los supuestos progresistas, quizá sin saberlo, terminan prestando un gran servicio a esos capitalistas que concentran la riqueza y los ingresos y controlan la vida de miles de millones de personas.
______________________________________________________________________
[1] https://www.elespectador.com/opinion/la-lupa-de-davos-al-capitalismo-neoliberal-columna-902167
[2] https://es.weforum.org/agenda/2019/12/manifiesto-de-davos-2020-el-proposito-universal-de-las-empresas-en-la-cuarta-revolucion-industrial/
[3] Los 2153 milmillonarios que hay en el mundo poseen más riqueza que 4600 millones de personas (un 60% de la población mundial), según revela Oxfam en un informe publicado hoy, la víspera del Foro Económico Mundial de Davos (Suiza). https://www.oxfam.org/es/notas-prensa/los-milmillonarios-del-mundo-poseen-mas-riqueza-que-4600-millones-de-personas
[4] https://www.rankia.com/foros/economia/temas/1643555-warren-buffett-hay-lucha-clases-ricos-estamos-ganando
Alberto Maldonado Copello
Deja un comentario