Los autores consideran que hay “problemas” que “enfrenta Colombia”. Resulta sorprendente que prestigiosos académicos se expresen en términos tan generales, como si Colombia fuera una entidad homogénea a la cual atribuirle el sufrimiento de ciertos problemas. La pobreza, el desempleo y la desigualdad no son problemas de Colombia en su conjunto. Hay pobreza efectivamente, pero también riqueza y en grandes cantidades; algunos colombianos son pobres, otros son ricos, hasta Pambelé entendía esto con claridad. Hay colombianos desempleados y otros que en su vida han sufrido de este mal. La enorme concentración de la riqueza significa que hay unos pocos que están muy bien, junto a una gran mayoría que la pasa muy mal. Parece algo banal señalar esto, pero en mi opinión refleja un sesgo, una orientación del pensamiento tendiente a ocultar las diferencias de clase existentes en la sociedad colombiana. Adicionalmente, considerar un problema el desempleo o la pobreza es también una forma muy precaria de analizar el asunto, muy de sentido común que no se compadece con el nivel de estudios de los autores de la nota.
Veamos cuáles son los “problemas” sociales y económicos del desarrollo en Colombia que se manifiestan en el mercado laboral, según los autores de la Nota.
- Proporción elevada de trabajo informal. En primer lugar, más del 55% (12,5 de los 22,2 millones de ocupados en mayo de 2023), enfrentan informalidad laboral, medida como ausencia de cobertura en el sistema pensional; este no es un problema nuevo, “ha sido históricamente elevada”. Los trabajadores informales son: a) en su gran mayoría trabajadores por cuenta propia que por tanto no tienen contratos con terceros (7,8 millones de los 12,5 millones de informales, el 62%); b) dueños o trabajadores de micronegocios, de hasta 10 empleados, (3,3 millones, el 26%); c) empleados de PYMES entre 10 y 50 empleados; d) empleados de empresas de más de 50 trabajadores (medianas o grandes) y cuenta propia con un contrato (es decir, no son tan cuenta propia) (en total 1,4 millones, casi el 12%). Como puede verse, incluso en empresas medianas y grandes se presenta la informalidad.
- Carencia de protección laboral. Los trabajadores informales carecen de protección laboral: no se aplican en su caso las normas laborales y por tanto no tienen estabilidad en el trabajo, ni vacaciones, ni una jornada máxima, ni pago de horas extras, ni indemnización por despido injustificado, ni cesantías. Un panorama terrible para esos millones de trabajadores. Advirtamos desde ahora que la gran mayoría de dichos trabajadores no tienen una relación salarial y por tanto no están cubiertos por un código que regula precisamente este tipo de relación.
- Bajos ingresos. Pero, además, los trabajadores informales “suelen recibir pagos muy bajos, con frecuencia sustancialmente por debajo del salario mínimo.” “Otro gran problema económico y social es la baja capacidad de generación de ingresos de muchas personas, que tiene manifestaciones tan preocupantes como una alta tasa de pobreza y una baja capacidad productiva de la economía.” Los autores encuentran que los trabajadores informales tienen los ingresos más bajos: la mayor concentración de bajos ingresos está en los trabajadores por cuenta propia sin contrato y en los trabajadores de micronegocios (menos de 10 trabajadores).
- El problema de baja generación de ingresos, como el de la informalidad, también se concentra en los segmentos productivos organizados como iniciativas de cuenta propia o micronegocios. Estos segmentos de bajo ingreso coinciden con la llamada economía popular según el Plan Nacional de Desarrollo.
- Los trabajadores de empresas formales ganan un poco más que la gran masa de informales, pero la mayoría tampoco tiene unos salarios muy altos, digamos del nivel de un profesor de economía de la Universidad de los Andes.
- Los grandes empleadores tienen algunas malas prácticas laborales, pero esto no explica la alta prevalencia de la informalidad y las malas condiciones de los trabajadores informales.
La nota macro No 51 tiene mucha información, aunque no suficiente, y poca explicación. No se presenta en la Nota información sobre los salarios relativos, es decir, sobre la participación de la masa salarial en el total del valor agregado y su proporción con respecto a las ganancias. Es posible que en términos absolutos los trabajadores en empresas formales tengan salarios más altos, pero su proporción con respecto al excedente bruto generado sea muy baja. Según el DANE en la industria manufacturera los salarios representan apenas el 20% del valor agregado.
De otra parte, parecería que la gran masa de informales y de trabajadores en micronegocios son una especie de desempleados disfrazados, de personas que tuvieron en algún momento un trabajo asalariado y lo perdieron, o que nunca lograron conseguirlo. Muy probablemente la mayoría de estos cerca de 10 millones de personas estaría dispuesta a emplearse si se le ofreciera un puesto estable con un ingreso adecuado. A los economistas se les enseña que la economía es la ciencia que trata de la utilización más eficiente de los recursos escasos, pero resulta que en el mercado laboral hay millones de personas que quisieran tener un trabajo (los desempleados) o un trabajo mejor (los subempleados e informales). Aquí no hay recursos escasos, por el contrario, hay una abundancia de recursos que el capitalismo no necesita, o solo necesita parcialmente. Tampoco menciona los casos de informales, cuenta propia y micronegocios que están al servicio de grandes empresas capitalistas.
La Nota señala los bajos ingresos de los trabajadores informales, pero no dice nada sobre las características de las actividades que realizan; usualmente se trata de actividades muy competidas, con bajas barreras de entrada, en las cuales una gran masa de trabajadores lucha por conseguir un pedazo del mercado en la venta de sus productos o comercialización de productos de otro. No menciona las condiciones de la producción campesina, por ejemplo. Es decir, no explora las serias limitaciones que enfrentan estos trabajadores que hacen que sus expectativas en la mayoría de los casos no se cumplan. Adicionalmente, como en muchos casos la manera para obtener un ingreso medianamente adecuado pasa por jornadas de trabajo larguísimas (como en el caso de taxistas o tenderos, por ejemplo).
La Nota no separa claramente los mercados. Por un lado, está la venta y la compra de fuerza de trabajo, es decir, de las relaciones contractuales entre capitalistas y trabajadores asalariados. Por el otro un mercado que no es propiamente laboral, aunque puede tener elementos disfrazados. La gran mayoría de los trabajadores por cuenta propia y de los dueños de micronegocios no venden su fuerza de trabajo, venden o comercializan un producto (bien o servicio). Su vínculo con el mercado es por medio de la venta o comercialización de mercancías diferentes a la fuerza de trabajo. En mi opinión no puede llamarse a esto mercado laboral.
La Nota hace una mención exculpatoria de las grandes empresas. Dice que pueden cometer a veces algunos atropellos laborales, pero que no son los responsables de la informalidad. Evidentemente las empresas individuales no son responsables. Pero sí la lógica de funcionamiento del capitalismo en su conjunto. La sociedad colombiana está dominada por el modo de producción capitalista que se caracteriza, entre otras cosas porque: 1) Su razón de ser es la búsqueda de ganancias y por tanto su preocupación central es por reducir los costos, especialmente los laborales; 2) En esta sociedad, los trabajadores antes que seres humanos son un factor de producción que cuesta, son un costo laboral; 3) En su competencia y búsqueda de ganancias las empresas capitalistas tratan de reducir lo máximo posible dichos costos laborales lo cual implica la reducción absoluta o relativa de trabajadores; el capitalismo tiende a crear un excedente permanente de trabajadores. Desde que Colombia es capitalista siempre ha existido este excedente; 4) Este excedente es beneficioso para los capitalistas porque hace que el mercado laboral esté cargado en favor de los patronos; 5) La situación es peor en países con menor desarrollo relativo donde la expansión del capitalismo no cubre tan ampliamente la masa de trabajadores ni todas las regiones; 6) El excedente de trabajadores busca alternativas por su cuenta para sobrevivir: a) viajan al exterior buscando trabajo; b) rebuscan en diversas actividades precarias de pequeña producción y comercialización; c) se vinculan a actividades productivas ilícitas; d) se dedican a la delincuencia; e) caen en la mendicidad o la prostitución.
El desempleo, el trabajo por cuenta propia, la informalidad, los bajos ingresos, etc., no son hechos aislados. Hacen parte de un sistema. Son situaciones inherentes al desarrollo del capitalismo, consecuencias inevitables y no “problemas” de la sociedad en su conjunto. Obviamente son un “problema”, un drama, una tragedia, para los trabajadores que los padecen. Pero para los objetivos del sistema incluso son beneficiosos. Recientemente a un millonario australiano afirmó que era necesario tener un nivel de desempleo más alto para dominar mejor a los trabajadores[2].
Los profesores de la facultad de Economía de la Universidad de los Andes no se hacen las preguntas de fondo y por tanto tampoco tienen respuestas. Para ellos es apenas natural vivir en una sociedad en la cual millones de personas se convierten en mercancías que se venden en el mercado laboral y se ven forzadas a vender su capacidad de trabajo son pena de no tener como sobrevivir.
La Nota no presenta explicaciones suficientes sobre los datos que incluye. ¿Por qué no se genera más empleo formal? Este sería uno de los temas centrales que se deberían abordar teniendo en cuenta que la estrategia fundamental, en un país cuya Constitución señala que todas las personas tienen derecho a un trabajo digno, es generar empleos decentes para todos. ¿Cuál es la razón por la cual los capitalistas colombianos no contratan más trabajadores asalariados? La respuesta casi automática es el elevado costo laboral. Sin embargo, una parte de los trabajadores es contratada en un monto superior varias veces al salario mínimo y de otra la participación de los salarios y prestaciones en el valor agregado es baja. Estas empresas aportan la mayor parte del producto interno bruto del país a pesar de tener costos laborales absolutos más altos.
En otra Nota macroeconómica la número 36 se examinan con más detalle las causas del bajo nivel de contratación de trabajadores asalariados en Colombia. En próximo artículo examinaremos la argumentación allí contenida.
La intención de la Nota es claramente atacar la reforma laboral de Petro en lo fundamental, con lo cual se ubican en el bando de los gremios económicos y los capitalistas. Aparentemente se preocupan por la situación de los informales y sostienen, sin evidencia, que la reforma, que apenas va a incrementar en algunas migajas los salarios de los trabajadores formales, va a ser causante de mayor informalidad por los mayores costos laborales. Estos son los mismos argumentos utilizados por los gremios de la producción.
Deberían, si tanto saben, más bien hacer propuestas al gobierno sobre cómo aumentar el empleo, pagar mejores salarios y formalizar a los trabajadores que no lo están. Es muy probable que toda la sabiduría económica de la facultad de economía de los Andes no pueda hacer propuestas concretas. De hecho, durante décadas sus economistas han ocupado cargos públicos desde los cuales podrían haber resuelto estos “problemas” y lo concreto es que no lo han logrado.
Los profesores de la Universidad de los Andes no tienen mucho interés en profundizar en el conocimiento del mercado laboral; su labor principal consiste en darle apariencia de conocimiento académico a las ideas básicas y sencillas que tienen los capitalistas que pagan salarios con respecto a la reforma. Evidentemente no quieren pagar más y para no reconocerlo de frente se convierten de repente en los defensores acérrimos de los trabajadores por cuenta propia e informales y los propietarios y trabajadores de micronegocios. Les preocupa profundamente la suerte de estos trabajadores que no tienen protección laboral y ganan muy poco. Critican la propuesta de reforma, que se enfoca en los trabajadores asalariados formales, porque no incide en las condiciones de vida de los no asalariados; al encarecer los costos de contratación de los asalariados aleja más las posibilidades de mejorar el trabajo formal; y beneficia solo a unos pocos privilegiados. Exactamente lo mismo que dicen los patronos. En la Nota no se demuestra por ningún lado cómo mejorar las condiciones de vida de los asalariados perjudica a los demás. De otra parte, es claro que para los profesores de los Andes los asalariados más que seres humanos que tienen derechos, son un costo.
Finalmente, plantean algo que es común entre los economistas que consiste en exponer objetivos y buenos deseos como si fueran estrategias o líneas de acción concretas[3]. Afirman que la solución de las deficiencias del “mercado laboral” “solo se solucionan si la economía desarrolla una mejor capacidad para absorber trabajadores en el segmento formal de alto valor, lo que implica también un mayor crecimiento del empleo en PYMES y grandes empresas y un tránsito hacia estas de trabajadores que hoy están en la economía popular.” En términos sencillos, los problemas de elevada informalidad y bajos ingresos se resolverían si hubiera más trabajo formal con ingresos más elevados. No suena como el planteamiento de unos especialistas en economía, todos ellos doctores muy destacados de prestigiosas universidades extranjeras. A ver, si tanto saben del asunto, deberían elaborar un proyecto de ley de y unas estrategias complementarias al actual plan de desarrollo, para alcanzar tan loables objetivos.
Me temo que a pesar de su profundo conocimiento de la economía no tienen ni idea de qué hacer. Ni tampoco es que les interese mucho el asunto. Les basta con su defensa del capitalismo.
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[1] https://economia.uniandes.edu.co/sites/default/files/notamacro/nota-macroeconomica-51.pdf
[2] https://www.sur.org.co/la-estrategia-del-capitalismo-colombiano-para-domesticar-a-los-trabajadores-asalariados/
[3] Ver por ejemplo las estrategias que proponen economistas como Alejandro Gaviria y Roberto Angulo: https://www.sur.org.co/mauricio-botero-y-la-miseria-de-los-economistas-colombianos/
Alberto Maldonado Copello
Foto tomada de: El Tiempo
Luis GonzálezRubio Ibarra says
Colombiano es el vivo ejemplo de lo qué receta el millonario australiano. Desempleo por doquier para tener mano de obra barata y con ganas de trabajar a cualquier precio.