Se necesitó más de medio siglo para llegar a este punto. El hecho será otro símbolo, éste muy potente, del logro de la solución política en Colombia, que ha tenido antecedentes y otros hechos igualmente relevantes en éste proceso y que requiere de algunos otros como los esperados con el ELN. Sin embargo, el justo optimismo y el parte de victoria hacia la paz de ambas partes al hacer referencia a este hecho, se ve opacado por el incumplimiento gubernamental en la adecuación de las zonas y puntos de concentración guerrillera. Ello a la vez constituye un campanazo de alerta sobre el efecto negativo que tal situación reviste para la confianza, la credibilidad y el éxito en la aplicación del conjunto del acuerdo.
La marcha guerrillera hacia su concentración final
Como elemento propio de la aplicación del acuerdo de paz estas marchas revistieron características muy especiales. Eran a la vez la despedida emotiva entre guerrilleros y pobladores de distintas zonas, el desmantelamiento efectivo y definitivo de los campamentos y de los dispositivos militares desplegados en las regiones y una especie de desplazamiento deliberado hacia un nuevo tipo de vida, con expectativas muy marcadas en cada combatiente. Si bien portaban armas de distinto calibre, uniformes y material de guerra, ya lo hacían no en posición combativa ni pre-combativa sino depositando confianza en el pacto asumido, de manera que se trataba más de una demostración política, en medio del necesario orden y la disciplina militar.
En tal sentido, podían verse situaciones realmente inusuales para el común de las marchas guerrilleras sostenidas por cinco décadas. Los mandos locales se ocupaban de revisar al inicio de las correrías que los fusiles no tuvieran tiros en recámara y a concentrar los proveedores. Con frecuencia se destacaban mujeres combatientes en embarazo o cargando a bebés o niños muy menores, dando una imagen muy diciente del cambio que aflora en relaciones de pareja, ahora desde las fases previas de la negociación, posibilitadas a consolidar roles y cotidianidades de las familias en consolidación. También resultaba curioso el que cargaran más allá de la logística guerrillera objetos domésticos, a la manera de un trasteo.
Impactantes resultaron las tomas en varias regiones de largas filas guerrilleras que sin orden previa, al encontrar en el camino algún miembro de la fuerza pública, todos le estrechaban la mano. Igualmente, como lo reportan imágenes que circularon por redes sociales, fueron frecuentes las concentraciones de pobladores en corregimientos y veredas a despedir con simpatía y entusiasmo a la guerrilla que marcha a la paz, de forma que pobladores y guerrilleros portaban banderas blancas, carteles y coreaban consignas.
Así mismo, como gesto de compromiso integral con el proceso y unidad en la fuerza guerrillera, los miembros del secretariado, comandancias e integrantes de la anterior mesa de negociación encabezaban los desfiles, portando las banderas del país y de las FARC EP. Más aún, al llegar a los sitios de concentración, hubo actos políticos, a los cuales también llegaron integrantes civiles y militares del gobierno, confraternizando alrededor de la paz con la guerrillerada. Así fue posible ver al Alto Comisionado para la Paz Sergio Jaramillo y al general Flórez comandante del Comando Estratégico de Transición, estrechando las manos con los integrantes de la guerrilla.
Los periodistas podían entrevistar en la ocasión a integrantes de la guerrilla de cualquier rango o rol y los propios contingentes guerrilleros han consolidado sus equipos de comunicaciones y prensa que actuaban con normalidad en tal labor, a la vez que como en cualquier demostración pública actual en la civilidad se veía a insurgentes tomando fotos y haciendo grabaciones desde las filas en marcha. Iván Márquez al igual que los otros comandantes hicieron énfasis en sus declaraciones e intervenciones los mensajes de “estamos cumpliendo”, “el proceso de paz está en marcha”. “No marchamos a desmovilizarnos sino a movilizarnos políticamente”.
Responsabilidad estatal en los territorios de anterior presencia guerrillera
Pero éste trascendental paso de la concentración guerrillera final, se vio opacado por el estado notoriamente atrasado de las instalaciones y adecuaciones necesarias de implementar en las Zonas Veredales Transitorias de Normalización y en los Puntos Transitorios de Normalización. Hecho por el cual, también los comandantes y demás intervinientes de la guerrilla fueron expresos en señalar incumplimiento gubernamental al respecto. Es de advertir, que desde la firma del acuerdo especial con sentido de convenio tipo armisticio, que firmaron el Gobierno y las FARC EP, el 13 de octubre anterior, una de las piezas claves para salvar el proceso de paz, implicó la implementación de las zonas de pre-concentración guerrillera que se mantuvieron hasta la firma del acuerdo en su versión final y definitiva y fueron dejadas precisamente para ahora poder pasar a las zonas y puntos de concentración final.
Como lo ilustra en reciente informe el efecto de la concentración guerrillera progresiva es muy grande y debe ser atendido con alta responsabilidad por el Estado, en clave del cumplimiento de lo pactado. Dejaron el despliegue y las zonas de control y presencia en más de 200 municipios, para pre-agruparse en 35 zonas, para ahora avanzar hacia la veintena de zonas y puntos pactados. “Las FARC pasaron de operar en 242 municipios a agruparse en 26 veredas, quedando libre más del 90% del territorio que antes ocupaban. Debe recordarse que desde el pasado mes de diciembre se pre-agruparon en cerca de 35 puntos, lo cual significó un repliegue de las zonas tradicionales en las que operaban”[1].
Muchas voces internas y del exterior han reclamado al Estado y al Gobierno nacional la gran responsabilidad que les cabe históricamente para que en las regiones despejadas por la insurgencia de las FARC se proyecte una presencia y una actuación oficial garantista e integral, que impida que sean objeto de espacios de ilegalidad y de control por las expresiones subsistentes del paramilitarismo, por redes mafiosas, por los frentes guerrilleros del ELN e incluso por las propias disidencias al pacto de paz de las FARC que han aflorado en varias regiones. Lamentablemente la experiencia en los anteriores pactos de paz con las guerrillas del M19 y del EPL y con varias fracciones guerrilleras y milicianas regionales fue negativa en tal sentido, pues en la mayoría de los territorios ocurrió precisamente este tipo de problemáticas ante la incapacidad de obrar por parte del Estado en el sentido reclamado.
No es un simple atraso sino un campanazo de alerta
Si bien podría afirmarse que se trata de un atraso explicable por las complejidades y dificultades presentes y que se circunscribe a un asunto logístico, en verdad se trata de un campanazo por cuanto refleja una forma de actuación oficial que no se compadece con la dimensión del hecho histórico del proceso de paz en curso y con el compromiso debido de cumplimiento cabal de los acuerdos suscritos. Aunque el gerente del gobierno para la instalación de las zonas y los puntos convenidos, Carlos Córdoba, afirme que en general se ha avanzado en un 50%, y que voceros del alto gobierno afirmen sin acierto que muy pronto se superará la situación, se trata de improvisación, falta de planeación, de gestión y de realización oportuna de las obras requeridas.
Se sabía de las complejidades y dificultades. Más aún, a diferencia de anteriores procesos de paz donde se facilitó la logística por ubicarse las zonas de concentración a partir de cabeceras de corregimientos, el propio gobierno de manera deliberada presionó por veredas distantes y aisladas, como parte de su política de evitar la integración de la guerrilla con las comunidades en los eventos del proceso de paz, ante lo cual debió ser coherente con su efectiva preparación.
Por tanto, ojalá esta problemática no se exprese en la aplicación de otros puntos del acuerdo, ojalá no se repitan las imágenes de los primeros años 90 de los colectivos de ex guerrilleros amnistiados e indultados que en distintas ciudades del país tenían que tomarse las instalaciones gubernamentales del programa de reinserción, en protestas, con consignas y pancartas, para demandar el cumplimiento de lo pactado. Que sirve de advertencia, puesto que en positivo a favor de superar tal tipo de situaciones, resta agregar que gracias nuevamente a la disposición a la paz y al entendimiento logrado, contratistas y personal oficial con apoyo en los contingentes guerrilleros de las FARC EP, habrán de buscar como lo convinieron, resolver pronto conjuntamente las dificultades existentes. Esto permitirá avanzar entonces a las fases de dejación de armas y preparación de la reinserción y reintegración de personas excombatientes, otros hechos que serán definitivos en lo relativo a los compromisos del fin del conflicto, parte también sustancial de la agenda de la construcción de la paz.
Álvaro Villarraga Sarmiento, directivo CNMH, integrante FUCUDE, catedrático.
Bogotá, DC., 8 de febrero de 2017.
Imagen tomada de: http://www.farc-ep.co/comunicado/precarias-condiciones-en-zona-veredal-cooperativa-de-vista-hermosa-meta.html
[1] Informe de la Fundación Paz y Reconciliación, citado por Marcela Osorio, “Radiografía de la concentración de las FARC”, El Espectador, 1 de febrero de 2017, página 6.
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