Que el neoliberalismo es esencialmente un desconocimiento de la realidad de la falla de mercado, es un tema que tendrá que ser considerado debidamente junto con el freno a la regulación que esta negación conlleva, Esto lo ilustra dramáticamente la catástrofe climática. ¿Porque nuestros patrones de consumo están destruyendo el planeta pues consumimos demasiados carne o petróleo (o agua)? (comentando la encíclica Laudato si invitaba al lector a dejar no solo el carro sino también la carne). ¿Porque los precios de mercado no reflejan el verdadero costo de producción (como tampoco reflejan la escasez global de agua)? En este protuberante y muy actual caso de la falla de mercado desconocida por el neoliberalismo la responsabilidad de consumidores es en gran medida una responsabilidad que se desplaza a la falla de mercado que causa que el sistema de precios no refleje el horror del costo de esa catástrofe que están causando nuestros patrones de consumo, esencialmente porque el mercado no funciona en forma de forzarnos mediante precios que reflejen el verdadero costo a cambiar esos patrones. De nuevo una vez reconocida dicha falla de mercado el problema se desplaza al de una regulación adecuada que alinee los precios con los costos sociales forzando a los productores de carne y de combustibles fósiles a asumir esos costos, lo que se traducirá en precios que nos forzarán a reducir nuestro consumo como lo requiere la supervivencia del planeta para nuestros nietos desconocida por la miopía del mercado En general, esencial a la regulación es llenar la brecha entre rentabilidad privada y rentabilidad social con un impuesto/costo si es positiva y con subsidio/beneficio si es negativa, lo cual permite apreciar que la regulación lo que hace es complementar el mercado para que este funcione al alinear incentivos privados e incentivos sociales.
La parte 1 examina la historia del neoliberalismo, sus elementos constitutivos y sus debilidades analíticas (su supuesta justificación en teoría económica), respondiendo así a la fracción de la profesión económica que sostiene que el neoliberalismo no existe pues no pasa de ser un insulto político o un término sin contenido analítico o empírico alguno (es una entelequia creada por sus críticos). Con este fin la parte la parte 2 continúa esta crítica del neoliberalismo considerando sus consecuencias y actual crisis en Latinoamérica y globalmente
1. El neoliberalismo
- Historia y componentes
El neoliberalismo, en una primera aproximación familiar a todos, es el conjunto de políticas que se extendieron por el mundo, y especialmente por Latinoamérica, consistentes esencialmente en un paquete de reformas que en varios terrenos de la economía y de la sociedad, disminuían la influencia estatal y generalizaba el uso de soluciones de mercado para los problemas económicos. Pero este aspecto de reforma económica hizo parte de una ideología política fundamentalista de mercado que en efecto desplazaba el ingreso y la riqueza del trabajo a hacia el capital y concentraba el ingreso en la cúpula social fetichizando el mercado como un mecanismo omnipotente en la solución de problemas sociales. Así, por una parte, hizo de las reformas un objetivo en sí mismo (olvidando que se trataba de mejorar el bienestar de todos y no solo de los más ricos) y por otra, se volvió una receta universal a aplicar en su conjunto en todos los países.
El adjetivo neoliberal se aplica indiscriminadamente a un modelo conjunto de estrategias económicas basadas en la operación de las fuerzas del mercado libres de toda intervención estatal; a la ideología fundamentalista de mercado; y en forma equivoca a cualquier propuesta que enfatice la importancia de los incentivos y la competencia de mercado y de la respuesta empresarial a estos como pivotal para el desarrollo. Así, el significado del término neoliberalismo y el contenido de la noción neoliberalismo han sido erosionados por su uso ligero y fundamentalista por parte de sus críticos de izquierda. No se necesita ser neoliberal para enfatizar el poder del mecanismo de mercado para generar prosperidad y progreso, para reconocer la importancia en esta dirección de la competencia y de los incentivos que el provee para los incrementos en la productividad (descenso de los precios) y la innovación motivados por la presión de la competencia y la búsqueda empresarial de los beneficios. Por otra parte, un uso común es el de globalización neoliberal el cual tiene la importancia de destacar como se dió otra forma de globalización: si bien las condiciones económicas de apertura y liberación comercial y financiera fueron fundamentales para la globalización, estas fueron aplicadas en forma menos fundamentalista y comprehensiva en las economías del Este asiático las cuales tuvieron un crecimiento inclusivo muy superior.
Por neoliberalismo se entienden entonces varios elementos, los cuales tienen en común la idea de que el mercado es el principio organizador de la economía (en sus versiones menos fundamentalistas) y de la sociedad (en las más fundamentalistas). Así se consideran neoliberalismo: 1) el conjunto de políticas basadas en la idea de que en todos los aspectos de la economía es necesario maximizar el uso del mercado y minimizar (eliminar) la intervención estatal, tal como el paquete de reformas implementadas en Latinoamérica que fueron reunidas en el decálogo del consenso de Washington (lo correcto para los organismos internacionales basados allá). 2) La idea subyacente de que mientras la falla de mercado (como mecanismo de coordinación) es muy excepcional (inexistente) la del estado es omnipresente; 3) la inspiración de la reacción conservadora al keynesianismo al entrar éste en crisis a finales de los 70, la cual tuvo sus raíces en el pensamiento de algunos economistas (Viner, Knight ) y filósofos políticos (Hayek) desarrollado simultáneamente con el keynesianismo (de la depresión a la postguerra ) que entonces perdieron el debate con éste, para buscar retribución con las crisis de los 70 que puso fin a la era de crecimiento keynesiano. 4) La radicalización del fundamentalismo de mercado por Hayek y por economistas de Chicago (como Coase) quienes ven en el mercado, por un lado, una mente superior que resuelve no solo todos los problemas de coordinación económica sino también social ( limitaciones de las instituciones y procedencia de estas de un proceso de optimización paretiana); y por el otro, el contenido y el sentido de la libertad humana realizada por el mercado y toda interferencia en este como camino a la servidumbre de la dominación dictatorial.
Se trató pues de un resurgimiento, como ideología fundamentalista en el siglo XX, de las ideas del siglo XIX asociadas con el liberalismo económico de laissez-faire y el capitalismo de libre mercado, el cual contribuyó a un cambio de paradigma del consenso keynesiano de posguerra que había durado desde 1945 hasta 1980 al paradigma neoliberal impulsado por la sociedad de Mont Pelerin (economistas Hayek, Friedman y Buchanan, junto con políticos y funcionarios como Thatcher, Reagan y Greenspan). Hayek absolutizó y universalizó la mano invisible de Adam Smith a toda la vida social rompiendo con los límites morales que éste le había fijado hasta llevar a extremos sin precedentes la reificación del mercado como una potencia superior, sosteniendo que cualquier interferencia (incluidas las políticas keynesianas de reactivación) en el libre juego de las fuerzas del mercado es una ruta a la dictadura. Algo refutado por Polanyi quien mostró como históricamente el desarrollo de las economías de mercado había estado basado en una red institucional (en oposición de la tesis de Coase de que las correspondientes soluciones de mercado hacen redundante la política económica y las instituciones evolucionan para maximizar la eficiencia de Pareto); y por Keynes quien adujo que la economía de mercado carecía de un mecanismo que llevara al pleno empleo y el estado tenía un papel en la activación de la demanda agregada.
Hayek, enaltecido por Thatcher-Reagan como inspirador de lo que confusamente puede llamarse neo conservatismo neoliberal, recibió el apoyo de economistas de la escuela de Chicago: Knight, Viner y después Friedman quien alcanzó una gran influencia, incluyendo a los Chicago boys de Pinochet. Así 40 años de keynesianismo, la edad de oro del crecimiento capitalista logrado gracias a las regulaciones propuestas por Keynes, fueron seguidos por 40 años de hegemonía de sus detractores que eliminando a esas regulaciones sumieron a la economía en la inestabilidad de crisis financieras/cambiaras resultantes de la volatilidad de los flujos de capital y de los mercados financieros causada por esa desregulación.
La idea obvia de que el mecanismo de mercado permite el funcionamiento económico, al transmitir información a los participantes coordinando así sus múltiples acciones descentralizadas, es convertida en una fetichizarían del mercado como el único mecanismo para alcanzar toda forma de coordinación social gracias a su carácter omnisciente, omnipresente y omnipotente. Libertad es una política que adopta competencia, mercados y precios como sus principios ordenadores y toda interferencia estatal que afecte esta libertad pone a la sociedad en el camino de la servidumbre: la competencia es el único principio organizador legítimo para la actividad humana.
Pero en la realidad el empresario responde a los incentivos de mercado concentrándose exclusivamente en la rentabilidad del corto plazo como agente de los accionistas, su única función social (Friedman) sin consideración alguna por la sostenibilidad de largo plazo o cualquier otro aspecto de bienestar social. Asimismo, la rentabilidad privada se absolutiza como objetivo de la política económica por encima de cualquier otra consideración social. Reformas tributarias que transfieren recursos del trabajo al capital (como la Ley de crecimiento de Carrasquilla) y privatización sin regulación que genera baja inversión y concentración en maximización de beneficios y reducción de costos a expensas de la calidad del servicio, son ejemplos. La exclusiva concentración en el corto plazo lleva una miopía frente a posibilidades de crecimiento gracias a la innovación y los efectos de largo plazo (ambientales y sociales) de su gestión, como la acumulación de capital humano mediante capacitación (que una extrema liberalización y flexibilización laboral desanima).
Por otro lado, una comprensión adecuada del neoliberalismo requiere una perspectiva histórica sobre el contenido y contexto de su implementación entre los más fieles discípulos del Washington Consensus: nosotros en Latinoamérica donde tuvo un impacto y consecuencias únicas, como fue también única la rapidez e intensidad con la cual la agenda neoliberal se extendió, lo cual tenía su causa histórica en la postración en la cual se encontraban las economías latinoamericanas a finales de los 70, urgentemente necesitadas de financiación externa. Las reformas eran necesarias tanto financiera como económicamente. Financieramente en razón de que los organismos de crédito cumpliendo el primer principio de la banca (no prestarle sino a quien no presenta un riesgo de incumplir) no podía financiarle a LA su desproporcionada deuda si no: 1º ajustaba sus desordenados balances macroeconómicos (superaba sus déficits interno y externo) y 2º ganaba la capacidad de repago incrementando su capacidad y competitividad exportadora. Esto último está relacionado con el factor económico: el crecimiento en Latinoamérica se había estancado a partir del primer shock de los 70, con el agotamiento de la industrialización por sustitución de importaciones y el freno al crecimiento causado por una excesiva intervención estatal generadora de distorsiones. Después de ese shock de principios de los 70 (fin de Breton Woods y primer shock petrolero) vino el del final de la década (segundo shock la drástica subida de las tasas de interés conocida como Volcker shock), con lo que la expansión del déficit de los países importadores de petróleo estuvo acompañada por un severo encarecimiento del crédito. El endeudamiento externo había venido acumulándose peligrosamente y una vez más en Latinoamérica esta acumulación se tradujo en una crisis. La deuda acumulada por los desequilibrios externos se volvió impagable con lo que se precipito la crisis de la deuda (varios países cayeron en default de su deuda) que sumió a Latinoamérica en la década perdida de los 80 hacia cuyos finales se tomaron unas medidas de alivio conocidas como el Brady plan, una restructuración de la deuda que abrió un alivio a los deudores moderando el riesgo para los acreedores. En este contexto de postración por la necesidad de financiación externa y de carencia de salidas para impulsar su crecimiento un economista inglés (Williamson) produjo un decálogo que resumía los cambios en políticas en la dirección de liberar que recomendaban los organismos multilaterales, con lo que su implementación se volvió condición para poder recibir ayuda. Simultáneamente los Chicago boys de Pinochet siguiendo a Friedman introdujeron las similares 7 modernizaciones, al tiempo que otros seguidores, Thatcher y Reagan, introdujeron políticas en la misma dirección e impulsaron el credo del WC alrededor del mundo en alianza con los organismos multilaterales.
Todas las medidas del decálogo de WC eran convenientes y necesarias: disciplina fiscal y re-direccionamiento del gasto público y reforma tributaria, liberación de tasas de interés y tasas de cambio competitivas, liberación del comercio y el ingreso de inversión; desregulación introduciendo competencia de mercado y privatizaciones; y reformas financiera y laboral. El problema estuvo en su concepción como receta inmodificable y panacea para todas las situaciones que convirtieron a las reformas de un medio a un fin en sí mismo a imponer sin dejar rastro de regulaciones, incluso de las necesarias para que funcionaran las reformas mismas.
Chile se había ido adelante con sus reformas y, después de dos muy severas y costosas socialmente contracciones como resultado de las medidas de choque y con la crisis de la deuda, y otra con la crisis internacional precipitada por la crisis asiática que se extendió a Latinoamérica, ha alcanzado un crecimiento que puede denominarse milagroso. Aunque este crecimiento muy por encima de la región (Colombia ha crecido más establemente) puede atribuirse en parte a la rapidez e integridad de las reformas, dos cosas deben anotarse:1) No ha sido estable, interrumpido (después de la catastrófica contracción de los 70) como lo fue en toda la región por el contagio de la crisis asiática 98-00, la crisis financiera de 2208-9 (que redujo la llamada década de Latinoamérica al quinquenio 02-07) y en 2015-16 como resultado del descenso de los precios y la demanda por exportaciones (especialmente a China); 2) lo extremo de la introducción del paquete como tratamiento de choque produjo una severa contracción muy costosa socialmente con la cual se inició un agudo proceso de concentración de la riqueza debido a una combinación de factores, incluyendo políticas totalmente en favor del capital y en contra del trabajo y una privatización corrupta que concentró parte de los recursos privatizados en los cronies de Pinochet
1.2 La crítica del neoliberalismo: ¿Fundamento teórico?
Frente sus críticos la primera línea de defensa de los economistas neoliberales es que este ni existe. pero la contrapartida real de la noción de neoliberalismo está a la vista de todos: la extensión de las 7 modernizaciones de Chile a todo el continente vía las reformas del Washington Consensus (comercial, cambiaria, financiera, laboral/seguridad social) y su impacto; la ola de privatizaciones que limitó la Inversión extranjera directa a compras de empresas sin mayor inversión greenfield; la docena de crisis gemelas cambiarias/financieras traídas consigo por reformas en ambos aspectos sin la implementación de las necesarias regulaciones; la desindustrialización y reprimarización; el colapso de buena parte de la industria por la combinación de apertura con revaluación resultante de priorizar la fluidez en la cuenta de capital sobre el empleo y a competitividad; el contraste de los resultados de la receta en Latinoamérica con el crecimiento más dinámico e inclusivo (mediante una estrategia no Neoliberal de integración a la economía global) de las economías del Este Asiático que no la siguieron tan de cerca la receta.
La segunda línea de defensa del neoliberalismo es sostener que las fallas de mercado a compensar regulatoriamente son despreciables y debe confiarse en el mercado esperando que la solución de este emerja en vez de regular. Pero negar la forma como las falla de mercado (por externalidades, bienes públicos, mercados imperfectos por RC, economías de coordinación y complementariedades) erosionan la optimalidad atribuida a éste es otro intento de tapar el sol con las manos.
Se consideran ahora las debilidades neoliberalismo como la ideología fundamentalista del mercado que le da el carácter de panacea en su carencia de una fundamentación en teoría económica. En la próxima sección se considera el resultado de la implementación fundamentalista de paquetes de reformas económicas que desconocen dichas falla de mercado y la necesidad de compensarlas regulatoriamente. En cuanto al fundamento teórico del neoliberalismo, sus defensores se ufanan de que su ideología tiene una sólida fundamentación en teoría económica. Pero el neoliberalismo como ideología fundamentalista de mercado está basado en una versión muy primitiva obsoleta (sin imperfecciones de mercado y otros comunes fenómenos como rendimientos crecientes y economías de coordinación). Casos en los cuales hay una severa desalineación de lo que beneficia a la sociedad y lo que beneficia al individuo erosionan la validez del postulado neoliberal que (siguiendo a Adam Smith) ve el mercado como capaz de conciliar el interés privado y el interés social. Son falla de mercado protuberantes que permiten entender en qué consiste esta falla de coordinación y la gravedad que acarrea, como la elección de tecnología en condiciones de externalidades extendidas y difusas, y complementariedades entre decisiones de inversión que determinan sinergias entre los proyectos. Por otra parte, está la insubstancialidad de los supuestos del equilibrio competitivo que establecen las condiciones para que este sea un óptimo paretiano: en realidad el mercado no optimiza el bienestar social en condiciones tan comunes como competencia imperfecta (estructuras de mercado más frecuentes como la competencia monopolística y el oligopolio), o externalidades, o asimetrías informativas, o rendimientos crecientes dinámicos. O sea que la maximización del bienestar social se reduce a una situación cuya existencia resulta en realidad algo descabellada: el mercado en general falla y esta falla de mercado no es la excepción sino la generalidad. Es común pues y no excepcional que las falla de mercado desalineen los incentivos privados de los sociales al punto de que el sistema de mercado no funciona como lo presumen los neoliberales siguiendo a A Smith. Y desconocer así la gravedad y la abundancia de falla de mercado y la necesidad de su compensación regulatoria es muy mala economía. Como dice Stiglitz, el fundamentalismo del mercado neoliberal siempre fue una doctrina política que sirvió a ciertos intereses, nunca fue apoyado por la teoría económica.
En realidad, el neoliberalismo es un muy mal uso de la teoría económica, de cuya fundamentación se ufanan los neoliberales. Esta consiste esencialmente en dos elementos: 1 la optimalidad paretiana del equilibrio general competitivo formalizando la mano invisible de A Smith; y 2 el poder de los mercados como mecanismo eficiente de coordinación económica y social. Argumentos profundamente conectados como aspectos de una misma visión pro mercado y anti intervención, aunque son dos momentos separados con metodologías analíticas diferentes en la evolución del análisis económico del siglo XX. 1 es un desarrollo analítico de la idea de que el mercado hace posible que agentes interactuando cada cual buscando su propio beneficio sean coordinados por el mercado para beneficio de todos. Esta es la idea genial de la mano invisible que acertadamente captó la esencia del mecanismo de mercado en el capitalismo poniendo en movimiento el análisis de éste en la ciencia económica. En su formalización moderna del equilibrio competitivo, que un equilibrio general exista y sea un óptimo paretiano (por W Pareto, economista italiano) significa que la competencia perfecta asigna los recursos de forma tal que es imposible mejorar la condición de un agente sin deteriorar la condición de otro (en el óptimo de Pareto). Con matemáticas avanzadas se demuestra pues que el equilibrio general competitivo resultado de la coordinación de decisiones descentralizadas por el mercado es la mejor asignación posible de los recursos. Sin embargo el asunto es que esta demostración puede considerase en realidad una elucidación del conjunto alucinante de supuestos que son necesarios para obtener ese resultado: mercados completos (para todo en toda futura contingencia), competitivos, es decir total ausencia de estructuras no competitivas generalizadas (monopolio, competencia monopolística oligopolio); completa información de todos los agentes (ausencia de asimetrías informativas); así como inexistencia de externalidades, rendimientos crecientes, economías de coordinación y complementariedades (o sea de los mecanismo más importantes que dan cuenta del crecimiento).
En realidad estos economistas ortodoxos habitan en un universo de su propia creación según ¨el ser de las cosas es ser concebidas¨ del idealismo de Berkeley: lo que no sea formalizable en estos modelos de equilibrio resultante de la optimización por agentes atomísticos no existe. Entre las varias instancias de desconocimiento de la falla de mercado (por externalidades, bienes públicos, mercados imperfectos, economías de coordinación y complementariedades) que erosionan los resultados atribuidos al mercado una es especialmente significativa pues se trata del núcleo del proceso de crecimiento: los rendimientos crecientes, los cuales no solamente resultan naturalmente en competencia imperfecta sino que derrumban muchos resultados de la economía ortodoxa que fundamentan la postura anti-intervencionista. Como los RC perturbaban la demostración de la existencia y optimallidad paretiana del equilibrio competitivo, este fenómeno tan fundamental, no existió por décadas. En realidad, la histórica negación por los economistas de los RC es tan absurda como su negación actual de la falla de mercado por los economistas neoliberales, y ambas negaciones están ligadas por el mencionado hecho de que los RC paran en la cabeza la mayoría de los resultados de la economía ortodoxa en contra de la intervención.
2 es la idea desarrollada por los economistas de Chicago (incluyendo a Hayek) de que el mercado no solamente permite coordinar decisiones de agentes con conocimiento descentralizado sino también su libre funcionamiento constituye una condición de libertad que es erosionada con cualquier intervención. 1 es correcto: los horrores de la implosión del comunismo en Europa del Este y del populismo de izquierda en LA (Venezuela, Argentina), como el colapso económico de Cuba y Corea Norte son suficientes para mostrar la importancia de los incentivos de mercado. El mercado es una innovación institucional de la importancia del fuego, la rueda, la imprenta, el parlamento, la democracia liberal, el internet; y el capitalismo es una fuerza cuya dinámica ha sacado de la pobreza a billones de personas. No se ha descubierto un mejor mecanismo de coordinación económica que el mercado (no es sino considerar la catástrofe de la planificación socialista); ni otra forma más eficiente de generar prosperidad que el capitalismo (no es sino considerar la forma de L invertida que tienen las curvas históricas de productividad e ingreso, o la explosión del crecimiento en China). Pero 2 es una forma de fundamentalismo ideológico (el demiurgo Hayekiano que organiza todo el funcionamiento social) el cual implícitamente es asumido por buena parte de los economistas y políticos que creen que el mercado es la panacea, desconociendo o considerando inocuas las fallas de los mercados y la consiguiente necesidad de compensarlas institucionalmente, cuando ellos fallan severamente y dejados a su propia dinámica, sin control regulatorio ninguno, generan catástrofes como las mencionadas y concentran sus beneficios y sus costos en los más ricos y en los más pobres, respectivamente.
- Consecuencias y crisis del neoliberalismo
Desde luego las reformas de la agenda neoliberal trajeron consigo beneficios: reducción de la pobreza extrema con la expansión del comercio mundial, transferencia de know how por la IED, prestación de servicio más eficiente por empresas privatizadas. Pero a estos beneficios se oponen costos en desigualdad (especialmente la apertura financiera y la austeridad) y en inestabilidad por el impacto de la fluidez de la cuenta de capital en el sistema financiero desregulado. Los flujos de capital se dispararon, las exportaciones crecieron rápidamente, el producto creció ligeramente y el empleo se estancó, sumando a esto la agudización de la concentración/exclusión y de la inestabilidad cíclica. Así el efecto positivo se vio compensado con costos en inestabilidad ligada a la financialización, concentración y exclusión a la que contribuyeron las crisis financieras y cambiarias que alcanzaron un nivel pandémico. La liberación de la cuenta de capital totalmente exenta de regulaciones es un caso prototípico de una estrategia avanzada en forma neoliberal pues ha desconocido que un impuesto (de Tobin) a los flujos de corto plazo es una forma simple de sesgar la estructura de los flujos de capital a los más beneficiosos (IED) en contra de los más nocivos (los de corto plazo). Las consecuencias en términos de crisis que minan las posibilidades de crecimiento y agudizan la desigualdad se pueden apreciar en la secuencia México 94, Este asiático 97, Rusia 98, Brasil 99, Argentina 01 con su impacto adicional por contagio del riesgo. Lo que muestra más las debilidades en el enfoque neoliberal de las reformas (sin complementos regulatorios y todo de un golpe sin secuencializar) que en las reformas mismas.
2.1 En Latinoamérica
En general los resultados en la región han sido ligera y no uniformemente positivos en crecimiento del producto y las exportaciones, pero los resultados en pobreza, inequidad e inestabilidad demeritan grandemente esos logros. Como se mencionó las reformas eran necesarias pero ese fundamentalismo ideológico las presento como suficientes, es decir como no necesitadas de medidas que, por una parte, compensaran sus costos sociales; y por otra, incluyera mecanismos regulatorios que impidieran resultados como los considerados. Ejemplos son la apertura de la cuenta de capital privilegiando su fluidez sobre la competitividad y el empleo y como la privatización sin regulación limito ingreso de IED a la toma de activos privatizados sin Inversión greenfield; así como la concentración de tales activos en los grandes grupos económicos en forma excluyente (privatización en Chile favoreciendo a los cronies de Pinochet).
La historia de la crítica de izquierda a la globalización en Latinoamérica es desde luego muy larga terminando en los recientes gobiernos populistas nacionalistas anti globalización en Argentina, Venezuela, Ecuador y Bolivia, así como el de izquierda de Brasil. Pero en la dirección de destacar la crisis del modelo en Latinoamérica deben señalar a dos cosas: 1) La crítica de los economistas estructuralistas sobre como el modelo neoliberal significaba una regresión a la inestabilidad generada por los ciclos de las materias primas y de los flujos de capital (que se había intentado superar con la sustitución de importaciones), ganó actualidad con las crisis: de finales del siglo XX y principios del XXI (Brasil y Argentina) por la de estos flujos; la gran recesión de 2008-9 y la consiguiente contracción en la demanda que culminó con la caída de la de China en 20015-16 que afectó a todos los países exportadores de materias primas por los ciclos de estas. 2) Los dos grandes beneficiarios del modelo neoliberal, Chile precediendo en las reformas y en el crecimiento, y México tan favorecido por Nafta, mostraron los límites del modelo. Chile con los disturbios en contra de la concentración y la inequidad y México con la elección de AMLO, el mismo descontento popular que llevó al poder a Lula, Morales, Correa, Mujica, un descontento que expresa la protesta de los marginados por la globalización neoliberal.
2.2 Global
Desde luego la difusión epidémica del neoliberalismo alcanzó todos los continentes. En general las consecuencias han sido economías más abiertas y más proclives a crisis financieras/cambiarias (de las cuales hubo una epidemia como consecuencia de la liberación financiera y de la cuenta de capital sin adecuada regulación), y el alto nivel de concentración/exclusión e inequidad que ha acompañado a la globalización neoliberal, siendo que, por otra parte, las reformas constituyeron los cambios institucionales que, junto a los tecnológicos en transporte y comunicaciones, hicieron posible la globalización.
Una consideración de largo plazo permite entender más adecuadamente las consecuencias y la crisis del neoliberalismo en la economía global. Después de que la edad de oro de crecimiento del capitalismo en la cual el empleo y el ingreso crecían más rápido que las exportaciones (los flujos de capital restringidos), el shock petrolero y el derrumbe de Bretton Woods dieron paso a un nuevo periodo de liberación impulsada por la extensión de la visión neoliberal, la cual dio lugar a una nueva fase de la globalización caracterizada por una dinámica de los flujos de capital y las exportaciones muy superior al empleo y el ingreso. En contraposición con la fase previa de crecimiento estable regulado esta nueva fase significó un crecimiento desregulado muy inestable, precisamente por esa dinámica de los flujos de capital. Esta fase de apertura de las economías estuvo determinada por condiciones institucionales (las reformas aperturistas), tecnológicas (los avances en las tecnologías de la comunicación y del transporte) y financieras (innovaciones institucionales y en instrumentos propias de la financialización) de la globalización. La extensión del modelo neoliberal fue pues un componente muy importante de la dinamización de los flujos de comerciales financieros y tecnológicos constitutivos de esta fase de la globalización.
Pero la promesa de un crecimiento inclusivo no se cumplió pues la trickle down economics no funcionó y el largo plazo en el cual la filtración tendría lugar realmente no llegó. El crecimiento se concentró en la cúspide (los salarios estancados y el mercado de valores disparado) en vez de filtrarse hacia abajo. Como lo Plantea Siglitz los países eran notificados: deben entregar el control democrático de sus políticas, si Uds. buscan una protección social adecuada, salarios dignos, impuestos progresivos, o que se regule el sistema financiero el país perderá competitividad. Similarmente, la creencia en mercados desregulados y ausencia de externalidades contribuyó a la gran recesión del 2008-9 por las consecuencias globales del manejo imprudente, equivocado y deshonesto del riesgo por los financistas estadunidenses.
Otra falla del neoliberalismo destacada por Rodrik es la creencia de que los principios económicos de primer orden se mapean en un conjunto único de políticas, la agenda estilo Thatcher-Reagan. El régimen legal que proporciona los incentivos apropiados puede ser muy diferente del estilo estándar de USA: Alemania, Japón, China, pueden producir niveles comparables de riqueza y productividad bajo modelos muy diferentes de capitalismo; y en estos se modera la fetichización de los mercados como el fundamental y suficiente mecanismo de coordinación, extendida por el resto del mundo por Thatcher Reagan con la agencia de los organismos internacionales (BM, FMI). Ya se mencionaron los resultados sociales como la catástrofe climática y la depredación, agotamiento y contaminación/destrucción de recursos naturales como el aire y el agua, los bosques y la fauna marina (como expresión de y en combinación con la codicia capitalista que tanto fetichiza). Ellos incluyen escándalos como el de los costos ambientales de la producción de carne; el caso Boeing que destruye el mito de la auto-regulación y devela la connivencia industria-regulador que trajo consigo más de 300 muertos; la crisis financiera de 2008-9 que se extendió de USA a muchas economías (incluyendo las Latinoamericanas) y de la cual Europa no se acaba de recuperar; las docenas de crisis financieras y en muchos casos también cambiarias, que siguieron una liberación financiera y de la cuenta de capital sin regulación adecuada; Facebook y su la mercantilización de nuestra información personal y las prácticas monopólicas de los gigantes Facebook, Google y Microsoft; el genocidio de los enfermos de sida en África (10’) por parte de las multinacionales de drogas por defender sus precios monopólicos; niveles de inequidad/concentración/exclusión y marginalidad /miseria que se extiende por el tercer mundo (particularmente en África); la erosión de la democracia con la globalización, su impacto y el actual bandazo anti/globalización/democracia. Todo a lo cual ha contribuido la ideología de fundamentalismo de mercado que rechaza toda intervención estatal incluyendo los mecanismos regulatorios y redistributivos que pudieran impedir esos catastróficos resultados.
Estos reflejan la negación de la falla de mercado y la necesidad de su corrección regulatoria que incentive o imponga la consideración de efectos sociales y ambientales además de los resultados exclusivamente de mercado (o para beneficio de los accionistas). Este es insuficiente como mecanismo de coordinación, particularmente en estos casos en que los incentivos/beneficios privados están muy desalineados con los sociales. No es el mecanismo adecuado para resolver todos los problemas económicos y sociales (mucho menos los del desarrollo) según la fetichización neoliberal de ese mecanismo que lo reifica enajenando en él las capacidades de gestión social.
La conciencia de lo costoso socialmente de las limitaciones y fallas en los resultados del neoliberalismo fue dramáticamente expandida con la crisis financiera del 2008-9. El descontento con la globalización se extendió entonces de Latinoamérica a los países desarrollados dando lugar al bandazo antiglobalización que vimos crecer en la década pasada hasta culminar en el nacionalismo-populismo extremo de Trump y Brexit. La crisis en Latinoamérica no fue tan severa como en USA y sobre todo en Europa que no ha logrado despegar de nuevo; en realidad en Latinoamérica fue pospuesta para cuando la contracción económica alcanzó a China y entonces se derrumbaron los precios de los commodities, lo que redujo los ingresos externos de los exportadores de materias primas (caso típico las dificultades enfrentadas por nosotros en 20025-16 con el impacto de la caída del petróleo, en las la cuales estamos recayendo).
La crisis global del neoliberalismo tiene pues dos aspectos. Primero el analítico, el cual es como siempre en estos cambios de paradigma un proceso prolongado y complejo. En teoría económica las dos décadas de hegemonía Monetarista-Neo Neoclásica (Friedman, Lucas) fue sucedida por una creciente influencia de la respuesta Neokeynesiana (Krugman, Stiglitz, Romer, Mankiw) que desarrollaba la fundamentación microeconómica (rigideces de salarios y precios) de la teoría de la demanda agregada de Keynes, destacando fallas de coordinación como las externalidades de demanda agregada: todos nos beneficiamos de un mayor nivel de actividad y la intervención de un agente coordinador puede hacer entrar la economía en un circulo virtuoso que conduce, gracias a la superación de la falla de coordinación, a un nivel de crecimiento o bienestar superior. También desde el punto de vista analítico la crítica estructuralista (Taylor, Ocampo, French-Davis) y la de economistas como Stiglitz, Rodrik y Krugman destacaron las debilidades en la concepción neoliberal de las reformas y lo deficiente de su implementación. Finalmente la crítica postkeynesiana (Minsky) mostró por qué las crisis financieras son otra falla de coordinación inherente a la dinámica expectacional de la economía capitalista.
En el otro aspecto, el histórico, la concentración y exclusión e inestabilidad resultantes ha conducido a la crisis del neoliberalismo globalmente a consecuencia de la toma de consciencia en todas las latitudes de sus efectos adversos desatando el rechazo de los excluidos de la cúpula en la cual se concentraron sus beneficios, rechazo que ha resultado en una erosión de la democracia liberal por los autoritarismos iliberales impulsados por populistas nacionalistas. ¿Cómo seguir sosteniendo que el mercado no se equivoca dadas estas consecuencias devastadoras de las crisis financieras?
Final y contundentemente, la epifanía de la catástrofe climática y el deterioro ambiental: estos ponen de manifiesto que lejos de ser un mecanismo de coordinación perfecto, con capacidad de resolver todos los problemas sociales, su miopía y su exclusión de toda consideración diferente al beneficio capitalista determina una severa divergencia entre la rentabilidad privada y la rentabilidad social, que dada su incapacidad de internalizar externalidades (ponerle precio a las negativas en el caso ambiental), trae consigo catástrofes como la climática. Casos como estos de desalineación de lo que beneficia a la sociedad y lo que beneficia al empresario individual derrumban el postulado neoliberal del mercado como capaz de conciliar el interés privado y el interés social. Esta catastrófica ilustración de las falla de mercado desconocidas por el neoliberalismo permite entender en que consiste esta falla de coordinación y que gravedad acarrea el mito por el cual desconoce que el mercado falla severamente en situaciones que no son excepcionales sino muy comunes (particularmente en los países en desarrollo y en el curso del proceso de desarrollo), así como que el por sí mismo no extiende los beneficios del crecimiento.
La dramática ilustración dada por la falla ambiental de la forma como el mercado, que en la ideología neoliberal mistifica la voracidad depredadora por la ganancia capitalista, falla como mecanismo de coordinación, tiene varias manifestaciones, cuyo conjunto refleja su gravedad: el mercado no incentiva o impone a los contaminadores a internalizar esas externalidades negativas (poniéndoles un precio a su impacto y cobrándoselo como un costo) ni transmite información entre agentes para buscar formas de acción colectiva que compensen la falla de mercado; esto se generaliza a nivel planetario constituyéndose en un factor determinante de la catástrofe climática, la más pavorosa falla de coordinación de la historia moderna (una falla que se extiende del mercado a gubernamental, de gobernancia global, e institucional), en la pasmosa incapacidad de adoptar e imponer mecanismos compensatorios globales. Empezando por la miopía de las estrategias empresariales, los mercados ni incentivan ni agencian la transición a tecnologías verdes , y el sistema financiero no ayuda con su sesgo a favor de las tecnología establecidas basadas en carbón y en contra de éstas; sesgo que los gobiernos replican al no subsidiar los últimos y gravar los primeros (imponiéndoles pagar los costos de la contaminación) de manera que los de energía limpia puedan competir en precios con ayuda mientras avanzan en una suficiente reducción de costos. Son más sensibles al poderoso lobbying de la industria de energía basada en carbono que al limitado de la de las energías limpias y no implementan medidas obvias para catalizar la transición (imponer impuestos a los contaminadores para financiar la I&D de los defensores del medio ambiente). Ni la catástrofe climática ha sido capaz de remover la confianza neoliberal (excluyente de regulación) en algunos empresarios/gobiernos, lo cual raya dadas sus catastróficas consecuencias, en una ceguera demencial como la del climate denier par excellence D Trump.
Cuando, resumiendo las implicaciones del fundamentalismo de mercado, Friedman afirma que (en contra de toda consideración social) la función social del empresario es esencial y exclusivamente generar beneficios para pagar dividendos, está desconociendo la enorme variedad y magnitud de externalidades entre las que la gravedad de las negativas ambientales tiene particular actualidad. El cortoplacismo de empresarios y gobiernos se ha combinado con la influencia de la ideología neoliberal fundamentalista de mercado, y sus gurús en economía como Hayek y Friedman, para descartar la consideración de las externalidades futuras de manera que el crecimiento continuará siendo sobre la base de créditos en recursos tomados de las generaciones futuras.
Pero con el tiempo los empresarios encontrarán que cada vez más los costos de la inacción son más altos que los de la acción, no solamente desde el punto de vista social sino también del privado, pues la disrupción del funcionamiento económico causada por la incapacidad de limitar el calentamiento a siquiera a 1.5 gc (siendo que tiende ya hacia los 2 o a los 3 de no haber modificaciones drásticas ya) tiene un impacto dramáticamente contundente: inundación de los principales centros financieros del mundo, el impacto sobre la salud (extensión de cólera y malaria) y la alimentación (por sequias e inundaciones); el impacto real y financiero de la inminente extensión de los incendios de California y de Australia, de los huracanes de la Florida Filipinas y Puerto Rico y de la sequias de Sudan, India y Australia. Perdidas económicas monumentales que presionarán la industria de los seguros en forma de disparar los precios de los riesgos y debilitar la estabilidad del sistema financiero. Los efectos de una severa y extendida escasez de agua, especialmente potable. Y la falla de coordinación por el mercado y por los gobiernos se ve agravada por una de gobernancia e institucionalidad globales manifiesta en la secuencia Kioto-Madrid-Paris en la que cada vez más los renuentes a comprometerse, India Brasil, China. Rusia, Polonia, junto con USA, frenan los acuerdos.
Este privilegiar los beneficios empresariales en el corto plazo sobre las consecuencias de la actividad empresarial sobre el medio ambiente en el largo desconociendo dichas externalidades contra la sociedad o las futuras generaciones tendrá consecuencias desastrosas: hambrunas por inundaciones/sequias e imposibilidad de encontrar alimentos no contaminados o agotados; colapso /caos social por desplazamientos masivos (especialmente el alza del nivel del mar); conflicto por estos y recursos naturales severamente escasos. No es pesimismo, es ciencia, las tendencias son ya irrevocables pues el liderazgo internacional no reacciona efectivamente implementando formas de gobernancia global capaces de imponer correctivos a tiempo. Son consecuencias de la falla de mercado como mecanismo de coordinación, miope, incapaz de percibir en la sociedad nada que no sea mercantilización para el beneficio privado de corto plazo, ceguera que permea gobiernos y la gobernancia institucional, los cuales tampoco han respondido gestionando una acción colectiva adecuada.
Es significativo que las sociedades que más han avanzado en adoptar medidas compensatorias y transitar a la Green economy son las socialdemocracias del Norte de Europa (Suecia y Alemania), que son países en los que la complementación y el control democrático de los mercados característicos de la socialdemocracia están más avanzados e imbricados en instituciones y en el funcionamiento social (de carácter Lutero-Kantiano: basado en la responsabilidad personal en sociedad). Lo que nos conduce a una palabra final sobre la alternativa al neoliberalismo. Esta está dada no por el populismo sino por la social democracia que compensa las fallas de mercado y complementa estos con regulaciones que lo ordenan para el bien común imponiéndoles su control democrático, siendo que aspectos básicos como la difusión tecnológica y el freno al cambio climático requieren de intervenciones a nivel nacional y a nivel global. Estas requieren de formas de regulación análogas a las desarrolladas en Europa del Norte que equipan a gobiernos, empresarios y otros agentes institucionales para enfrentar los problemas de coordinación no resueltos por el mercado. Pero esto supone desmistificar la fetichización neoliberal de éste reconociendo que como, decían los laboristas británicos, él es muy buen sirviente pero pésimo amo.
Ricardo Chica
Foto tomada de: https://www.france24.com/
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