Estas acciones se manifestaron con hechos desconcertantes que marcaron rupturas en medio de las políticas el gobierno, representando las dificultades que se afrontan en los diferentes procesos de seguridad del país.
La violencia en reconfiguración
Lo que ocurre hoy en el Catatumbo es una manifestación de las nuevas dinámicas de los grupos armados y su violencia en el país, la cual ha encontrado maneras de reconfigurarse en medio de la Paz Total y la Seguridad Humana. Esta afirmación no quiere decir que sea una problemática que surja en la presente administración; por el contrario, es importante mencionar que esta es una configuración que se puede rastrear desde la desmovilización de las FARC como consecuencia del acuerdo de 2016.
Partiendo de la anterior afirmación; la violencia no ha sido ajena en la región a lo largo de la historia. Sin embargo, una idea clave es reconocer que las prácticas de los grupos que hacen presencia en el territorio se han adaptado a las nuevas realidades, que se derivan de la ausencia de un actor como las FARC, la incapacidad del Estado por llegar a los municipios (especialmente en el sector rural, en los corregimientos y las veredas), la crisis en Venezuela (país con el que se tiene frontera en dicha región) y una focalización de los actores armados en la economía ilegal.
Esto va a llevar a que el Catatumbo, al igual que otras regiones del país, se vea en la constante pugna de los actores armados ilegales, en una configuración permanente por el predominio y el control de las rentas ilícitas, así como de los pasos estratégicos. Los grupos armados hacen presencia en dicha zona y llegaron en los últimos años a una coexistencia de la criminalidad entre las FARC y el ELN, la cual era tensa y podía desembocar en una escalada de violencia (como la que se está evidenciando) por el asentamiento en la zona.
Este no es un comportamiento nuevo por parte de la criminalidad, por el contrario, ha sido una constante en la disputa por la ocupación de los territorios. Esto lo convierte en uno de los retos del sector seguridad, el cual viene desde el gobierno de Juan Manuel Santos en la reconfiguración del escenario estratégico, al cual todavía no se le logra dar una respuesta que permita acercarse a estas problemáticas.
Esto se confronta con un escenario de la Paz Total en el que se ha logrado que dichos grupos entren en procesos de negociación, así como hagan acuerdos de ceses bilaterales con el Estado. Empero, la problemática que de allí se deriva es que pueden concentrar sus esfuerzos en una recomposición a nivel territorial, aumentando los enfrentamientos entre dichas organizaciones ilegales y dejando a la población civil en medio de los mismos.
Esta problemática que vive el Catatumbo no es permanente, al contrario, ya tuvo su punto culmen e irán reduciéndose las cifras de violencia en los próximos meses, siendo especialmente relevante la reducción que se pueda dar en la de homicidios. Esto no quiere decir que los grupos armados hayan desaparecido, sino que muestra el asentamiento de uno de ellos (en este caso, el ELN) y su predominio en la región; por lo cual, el reto de la administración Petro es lograr en la intervención del territorio un cambio rotundo que permita la transformación de las condiciones que facilitan este fenómeno.
La importancia de Venezuela en el análisis
Venezuela es un factor clave que se debe tener en cuenta al momento de hacer un análisis sobre la paz en Colombia, partiendo de la idea que muchas de las organizaciones ilegales tienen acciones en el país vecino, aprovechando las carencias del Estado venezolano en los estados y las municipalidades. La organización que más ha logrado encontrar espacio en dichos vacíos ha sido justamente el ELN, la cual tiene un comportamiento de guerrilla binacional (e incluso, en algunos territorios, actúa como una especie de grupo paramilitar), teniendo una relación con algunas esferas institucionales de ambos países.
De igual manera, este hecho, según los informes de inteligencia y el propio presidente de Colombia, demandó el transporte de tropas del ELN desde Arauca hasta el Catatumbo, siendo la ruta más probable la que transita por Venezuela (aspecto que ha negado la organización armada). Este movimiento plantea la necesidad de una cooperación efectiva con el país vecino por evitar cualquier tipo de acción armada, especialmente en la frontera entre ambas naciones.
Desde el gobierno de Venezuela (derivado de las raíces propias del chavismo), siempre se ha planteado que la paz de Colombia es la paz del país vecino. No obstante, en la actualidad se tiene que hacer también especial referencia a una idea complementaría: La paz en Colombia pasa inexorablemente por Venezuela. Se necesita del país vecino para poder enfrentar, tanto por la vía negociada como por la militar, cualquier tipo de acción que se lleve a cabo en la frontera, señalando al ELN como el grupo que se encuentra más arraigado en buena parte de este territorio, con quien, además, Venezuela es un país garante dentro de las suspendidas conversaciones.
La Paz Total en entredicho
Se ha dicho que este es un golpe definitivo a la política de Paz Total del gobierno Petro, sin embargo, esto desconoce la complejidad que demanda el accionar del Estado, así como procesos paralelos que se están llevando con organizaciones diferentes al ELN (grupo con el que se han suspendido los diálogos). No obstante, también se podría caer en no reconocer el impacto que tiene para esta política lo ocurrido en el Catatumbo, ya que ha puesto en entredicho las bases mismas de los procesos que se están desarrollando.
Lo primero, la posibilidad de un acuerdo con el ELN se reduce notablemente. Según los informes de inteligencia, las acciones desarrolladas por dicha organización en el Catatumbo cuentan con un nivel de planificación que involucra meses para su concepción, lo cual indica que se han aprovechado de los periodos de diálogo en la Paz Total para continuar desarrollando acciones armadas en los territorios.
Esto muestra una voluntad por parte del ELN que no permite llegar a ningún tipo de acuerdo político en el corto plazo; lo cual se suma a las anteriores crisis de la mesa, la desconfianza entre las partes y discursos contrarios respecto a los mismos hechos. Asimismo, aumenta significativamente el costo político por continuar con conversaciones con dicho grupo armado, lo cual reduce la posibilidad de que el gobierno quiera nuevamente entablar cualquier tipo de diálogo, a pesar de que no descarta una salida por la vía negociada.
Lo segundo, es necesario que, una vez se logre avanzar en el Catatumbo en el restablecimiento de condiciones, se tenga una discusión sobre los mecanismos para reducir los riesgos en los territorios afectados por el conflicto en medio de la Paz Total, haciendo énfasis en aquellos en los que se presentan alertas sobre acciones humanitarias que podrían tener ocurrencia. Esto va a llevar a un replanteamiento de apartados de la política que son necesarios para su mejoramiento.
Lo tercero, esta también es una alerta para el sector seguridad, la cual reconoce el gobierno Petro. Estas acciones debieron ser detectadas previamente por inteligencia y generar mecanismos de prevención a nivel territorial; sin embargo, muestran un vacío desde el que es necesario accionar para fortalecer una política que reduzca las posibilidades de ocurrencia de este hecho en las regiones del país. Las disputas por el control de los territorios van a seguir entre los actores armados ilegales, por lo que es necesario tener una capacidad disuasiva que impida cualquier tipo de acción que genere impactos como los vistos en la actualidad.
Lo ocurrido en el Catatumbo debe tomarse como una alerta a la Paz Total, otro hecho con características similares no puede ser permitido. En ese sentido, la toma de acciones por parte de la presente administración es fundamental para evitar que sectores vean este proceso como permisivo con los actores armados ilegales.
La conmoción interior
En medio de las respuestas que ha dado la institucionalidad se ha privilegiado la vida, teniendo en cuenta las acciones humanitarias como el primer pilar para lograr que el territorio sufra el menor daño posible. Asimismo, se ha puesto en primer lugar a la protección de la sociedad civil, reduciendo en la medida de las posibilidades el impacto que pueda tener la entrada de las Fuerzas Militares y la Policía a territorios estratégicos del Catatumbo (en donde se han comenzado a tener confrontaciones entre el ELN y la Fuerza Pública).
Entre las acciones desarrolladas por el gobierno se encuentra la conmoción interior, un mecanismo excepcional que otorga facultades extraordinarias al presidente para resolver una situación de perturbación al orden público que exceda las capacidades ordinarias del Estado. Más allá del debate de si la medida es o no necesaria, así como su sustentación en el Decreto 0062 de 2025 (y los subsecuentes), la sociedad colombiana puede estar en tranquilidad de que las acciones expedidas van a tener al poder judicial y legislativo ejerciendo control.
Asimismo, se debe señalar que la conmoción interior no se ha reducido a la región del Catatumbo, sino que contempla el Área Metropolitana de Cúcuta y los municipios de Río de Oro y González en el departamento de César. Esta es una medida que busca también el reconocimiento de los efectos de las acciones armadas en el territorio, debido a que es una crisis humanitaria que golpea a varios municipios de la zona circundante.
De igual manera, el gobierno nacional ha centrado sus acciones en la recaudación y destinación de recursos para la emergencia, la garantía de medidas como el transporte y el abastecimiento, la protección de la población civil, la promoción de la economía en el territorio, y las acciones de la Fuerza Pública con soporte en campo. Este tipo de enfoque muestra el carácter que se le quiere dar desde el gobierno nacional al uso de la medida y reduce las desviaciones hacia otras problemáticas nacionales.
En estas circunstancias es fundamental que las acciones que se van a llevar a cabo se realicen de manera conjunta al interior de la institucionalidad, partiendo de las realidades territoriales, para que se reduzcan las causas que facilitaron la ocurrencia del hecho. El Catatumbo se vuelve un laboratorio de paz para que el gobierno nacional actué de forma coordinada en un territorio que ha sido relegado y ha sido dominado en las últimas décadas por diferentes actores armados ilegales. Es allí donde la Paz Total debe verse desde su concepción y trabajar para mostrar un caso exitoso en el que se logra el desplazamiento de la violencia.
La población civil en medio de los actores armados
El caso del Catatumbo presenta cifras variables (las cuales no dejan de ser críticas) que aumentan con el paso de los días; sin embargo, se puede señalar que a la fecha se tienen más de 50 mil personas desplazadas, 30 mil más confinadas y más de 60 asesinatos (dentro de ellos firmantes del acuerdo de paz y líderes sociales), que dejan ver una crisis que no tiene parangón hace más de dos décadas, en cuanto al tiempo y la intensidad de los hechos.
Este es un caso que se debe tomar y ver reflejado en lo que puede ocurrir en otras regiones como el Norte del Cauca, el Pacífico Nariñense, el Sur de Córdoba, el Sur de Bolívar o Arauca, siendo una realidad que debe ser enfrentada con acciones coordinadas por parte de la institucionalidad. Al final, tanto por acción como por omisión, la población civil es la más afectada y queda en el centro de los enfrentamientos. Esta debe ser una alerta a todos los organismos y servir como una alarma sobre la crudeza que aun tiene el conflicto.
Farid Camilo Rondón Raigoza, Magister en Estudios Políticos de la Universidad Nacional, profesor ocasional y miembro del Grupo de Investigación en Seguridad y Defensa.
Foto tomada de: efe.com
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