El 2 de enero el ELN se abalanzó contra los disidentes de las FARC en Arauca, luego de varios meses de tratar de conciliar un orden de convivencia en un territorio que ambas organizaciones conocen a fondo desde hace más de cuatro décadas, esa confrontación se abrió, está en curso y pararla implicará mucha presión ciudadana, acción del Estado que debe proteger a las comunidades, asumir que Arauca tiene enormes conflictos sociales y políticos por tratar y que la respuesta no es enviar más soldados, a un territorio que ya tenía la mayor presencia militar por kilómetro cuadrado, antes del 2 de enero.
Lo de Arauca es grave, porque es violencia entre conocidos y más grave por que vuelve a colocar nuevos ingredientes a la crisis entre los gobiernos de Colombia y Venezuela, que están trenzados en mutuas recriminaciones y señalamientos de ser tolerantes y patrocinadores de ilegales de lado y lado. El presidente Duque acusa al presidente Maduro de patrocinar y dar protección al ELN y el presidente Maduro riposta que desde la casa de Nariño hay planes para desestabilizar a Venezuela, temas de la mayor complejidad y gravedad, en una frontera de más de mil doscientos kilómetros.
El gobierno venezolano, al igual que el gobierno colombiano, no tienen soberanía plena sobre el conjunto de sus territorios, en ambos países hay estructuras armadas no estatales que ejercen poder sobre el territorio y se imponen o están ligadas a las comunidades, una pérdida de sus labores básicas como Estado, que las ejercen los irregulares: seguridad, justicia y tributación a su manera ilegal, eso ha ocurrido en la frontera Colombia-Venezuela desde hace tres décadas por lo menos y ninguno de los dos Estados y sus gobiernos han logrado superar esa usurpación de los ilegales, los han combatido, los han perseguido de lado y lado y nada, ahí siguen y hoy son más fuertes en esos territorio fronterizos de lo que lo eran hace diez años para colocar una temporalidad.
El ejército venezolano se propuso desalojar a las disidencias de las FARC del estado de Apure y no lo logró, por el contrario, sufrió la humillación de sus soldados capturados y hoy las FARC siguen en Apure, para que coloquemos contexto a lo delicado de la situación.
La pelea ELN Disidencias de las FARC, se libra del lado colombiano en Arauca y del lado Venezolano en Apure, esta semana hemos visto por la televisión a helicópteros Venezolanos patrullando frente a Arauquita y los pobladores de este municipio y de Saravena, escuchan las ráfagas de los combates a lado y lado.
Es de tal dimensión, la grave situación en la frontera, que ya ésta juega y desde hace años en el ajedrez de la confrontación entre los Estados Unidos y Rusia, estos últimos en la reunión en el Concejo de Seguridad de Naciones Unidas sobre el acuerdo de paz entre el Estado colombiano y las FARC de 2016, dijeron que el gobierno colombiano debía retomar las relaciones diplomáticas con Venezuela y volver al camino de la solución dialogada y negociada con el ELN, lo que algunos interpretan como: Estados Unidos me hostiga en mis fronteras, caso Ucrania y yo, Rusia, tengo iniciativa en las Américas, de hecho hay en curso en este momento ejercicios militares entre el Ejercito Venezolano y las fuerzas armadas Rusas en el Caribe, el ajedrez de la geopolítica en acción.
En lo que va de enero han sido atacados puestos militares y de policía en Acarí, San Calixto, Ocaña, Abrego y Tibú, todos en el Catatumbo y zona de frontera, son persistentes las acciones en varios puntos de frontera, lo cual evidencia que hay graves temas de seguridad que este gobierno agónico del presidente Iván Duque no pudo resolver y que si agravó, tareas pendientes para el próximo presidente colombiano, que desde el primer día debe restablecer las relaciones diplomáticas con Venezuela y trabajar por un dialogo constructivo y respetuoso de las condiciones políticas en cada país.
Luis Eduardo Celis
Foto tomada de: Eltiempo.com
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