Aunque la inflación ha descendido de tasas del 12.13%, su nivel más alto el año pasado, al 7.18% en su variación anual según el último reporte del DANE, no solo se revierte la tendencia a la baja, sino que aún nos mantenemos lejos del rango meta promedio del 3% establecido por el Banco de la República.
Variación mensual, año corrido y anual del Índice de Precios al Consumidor (IPC) Total, nacional
2023 – 2024 (junio)
Según el DANE, el crecimiento de precios ha sido impulsado principalmente por las divisiones de arrendamientos, agua, electricidad, gas y otros combustibles, transporte, restaurantes y hoteles, y alimentos y bebidas no alcohólicas. Se ha insistido mucho ante la Junta Directiva del Banco de la República que la inflación que nos afecta obedece más a restricciones de oferta que a una excesiva demanda de la población por bienes y servicios cuyos precios están en aumento. Sin embargo, la ideología enceguece y se mantiene una política de altas tasas de interés para reducir la inversión y el consumo. Lo más extraño es que quienes defienden esta política especulativa se preguntan: ¿por qué se ha reducido el consumo y la inversión? Y todos, al unísono, responsabilizan al gobierno.
Variación anual del IPC por divisiones de gasto Junio 2024
Causas del aumento en los precios que impulsan la inflación
Los arrendamientos han experimentado presiones alcistas debido a la escasez de vivienda, agravada por la caída del sector de la construcción, especialmente en el área de vivienda, como consecuencia de las altas tasas de interés del Banco de la República. Esta situación contradice la tesis neoliberal que sostiene que las altas tasas de interés del Banco Central ayudan a reducir los precios de bienes y servicios, pues en este caso, las altas tasas de interés han tenido un efecto inflacionario. También ha incidido en el crecimiento especulativo de los precios de la vivienda la compra de casas, apartamentos y fincas por parte de empresas y personas extranjeras que aprovechan la mayor capacidad de compra del dólar y el euro frente al peso. Esto último debería ser intervenido por el gobierno nacional y los gobiernos de las entidades territoriales para establecer límites y controles que eviten el desplazamiento de la población nativa de estos territorios.
Por su parte, las tarifas de energía y de los servicios públicos domiciliarios son determinadas por las Comisiones de Regulación creadas por la Ley 142 de 1994: la Comisión de Regulación de Agua Potable y Saneamiento Básico (CRA)[i] y la Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG)[ii]. Estas comisiones han funcionado más al servicio de la rentabilidad de las empresas del sector que en la protección de los derechos de los ciudadanos. Esta situación ha motivado al gobierno a proponer una reforma a la Ley de Servicios Públicos Domiciliarios[iii] para garantizar el acceso a estos servicios en condiciones de calidad y a precios razonables para toda la población y la actividad productiva del país. El costo de la energía es una variable clave en la competitividad del sector empresarial, y los problemas de alto costo representan un factor adverso para el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas, que deberían ser la base del tejido empresarial del país. En el control de precios de la energía eléctrica y de los servicios públicos domiciliarios, la política especulativa de altas tasas de interés del Banco de la República resulta igualmente ineficaz.
La variación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) en transporte y combustibles se deriva de la política del gobierno para equiparar los precios internos con los precios internacionales, con el objetivo de reducir el déficit del Fondo de Estabilidad de Precios de los Combustibles (FEPC)[iv]. La subida en los precios internacionales de los hidrocarburos y de la tasa de cambio en la postpandemia, han ampliado la brecha entre los precios internacionales de los combustibles líquidos y los precios nacionales. Esta política de equiparación de precios ha tenido un impacto inflacionario, que se va a agudizar por la disminución de las reservas de petróleo y gas, resultado de la caída en la inversión en estas actividades. Además, el sector de alimentos se ve afectado por el aumento en el costo de los fertilizantes y otros insumos agrícolas necesarios para la producción nacional. El costo de producción de fertilizantes, por ejemplo, está influenciado por el precio de insumos como el gas natural. Tanto la producción como la importación de alimentos impactan en los costos internos, que dependen de variables externas como la tasa de cambio, fenómenos naturales y tensiones geopolíticas globales. La volatilidad e incertidumbre en la tasa de cambio no se resuelve elevando la tasa de interés de referencia, sino que requiere políticas de control de cambios y paridad monetaria, como las implementadas por el Banco Central de Bolivia.
Las elevadas tasas de interés en los préstamos hipotecarios, a pesar de los anuncios de algunas entidades financieras de reducirlas, así como en los préstamos destinados al sector empresarial, son responsables de la contracción en la inversión en construcción y en la modernización de equipos, lo cual afecta la dinámica empresarial.
Claves para combatir la inflación en Colombia
La inflación en Colombia, aunque ha venido descendiendo se encuentra en niveles superiores al resto de países, excluyendo los casos de Argentina y Venezuela, lo cual no solo afecta el poder adquisitivo de la población, sino que genera incertidumbre económica. En este contexto, resulta fundamental analizar las estrategias más efectivas en la experiencia internacional para combatir este fenómeno y promover un crecimiento económico sostenible e incluyente.
- Reorientar la política económica y energética:
- Tasa de interés de fomento: Reducir las tasas de interés para reactivar el aparato productivo. Esto se logra estableciendo tasas por debajo de la rentabilidad de los negocios, especialmente para las empresas de la economía real.
- Tasa de cambio estable: Implementar controles de cambios y de capitales para evitar ataques especulativos contra nuestra moneda y establecer un tipo de cambio paritario del peso con el dólar, siguiendo el modelo exitoso utilizado en Bolivia para el control inflacionario.
- Inversión en petróleo y gas: Ampliar la inversión en la exploración y producción de petróleo y gas para reducir nuestra dependencia de las importaciones de mercados volátiles afectados por incertidumbres geopolíticas. Aprovechar tanto el gas como el petróleo para el desarrollo industrial, incluyendo la producción de fertilizantes, otros insumos agrícolas y el sector petroquímico.
- Control de tarifas de servicios públicos domiciliarios: Se debe revisar la rentabilidad sobre los activos de las empresas del sector energético, autorizada por la Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG) que es demasiado alta. Es necesario controlar los precios de generación de energía, que actualmente otorgan excesivas ganancias a las generadoras, así como los costos de distribución, comercialización y transporte. Se debe controlar el precio del gas y del carbón utilizados por las termoeléctricas que se utilizan como respaldo cuando por fenómenos climáticos se agotan las reservas hídricas[v]. Finalmente, se debe reducir el nivel de pérdidas a estándares internacionales.
- Inversión en infraestructura económica:
- Mejorar la conectividad y logística: Invertir en carreteras, ferrocarriles, puertos, aeropuertos, canales y túneles es crucial para reducir los costos de transporte, agilizar el comercio y facilitar la distribución de bienes y servicios. Una infraestructura moderna y eficiente permite a las empresas reducir tiempos de producción, optimizar recursos y aumentar su capacidad productiva. Esto se traduce en una disminución de los precios al consumidor final y contribuye a una mayor oferta de bienes y servicios a precios más competitivos.
- Atraer inversión extranjera para la producción industrial: Un país con una infraestructura adecuada genera confianza en los inversionistas extranjeros, quienes se ven incentivados a invertir en sectores productivos, lo que dinamiza la economía y genera empleo.
- Fortalecimiento de la educación pública:
- Mejorar la calidad educativa: Elevar la calidad de la educación pública desde la educación básica hasta la superior permite formar una fuerza laboral más calificada, capaz de innovar, desarrollar nuevas tecnologías y aportar a la productividad del país.
- Desarrollar habilidades para el siglo XXI: La educación debe enfocarse en el desarrollo de habilidades como la innovación, el pensamiento crítico, la resolución de problemas, la comunicación efectiva y el trabajo en equipo, esenciales para el éxito en la economía actual.
- Reducir las brechas educativas: Es necesario cerrar las brechas educativas existentes entre diferentes regiones, grupos sociales y niveles socioeconómicos para garantizar que todos los colombianos tengan acceso a una educación de calidad.
- Inversión en ciencia, tecnología e innovación:
- Promover la investigación y el desarrollo: Invertir en investigación científica y desarrollo tecnológico es fundamental para generar nuevos conocimientos, crear productos y servicios innovadores y mejorar la competitividad de las empresas colombianas.
- Fortalecer la formación en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM): Es necesario impulsar la formación en estas áreas desde la educación temprana para preparar a las nuevas generaciones para los desafíos del futuro laboral.
- Transferencia tecnológica: Fomentar la transferencia de tecnología como condición para la inversión extranjera, así como desde el sector académico y científico hacia el sector productivo, permitirá que las empresas incorporen nuevos avances en sus procesos y productos.
- Trabajo decente
- Promover el trabajo formal: Una política laboral de formalización, con empleos estables y bien remunerados, contribuye a la estabilidad económica de las familias y facilita el acceso a la seguridad social.
- Respeto a los derechos laborales: Garantizar el respeto a los derechos laborales fundamentales, como la libertad sindical, la negociación colectiva y la seguridad en el trabajo, crea un ambiente propicio para el diálogo social y tiene un impacto favorable en la productividad del trabajo.
- Capacitación y formación continua: Invertir en la capacitación y formación continua de los trabajadores permite actualizar sus conocimientos y habilidades, adaptándose a las nuevas demandas del mundo del trabajo.
Conclusión
La lucha contra la inflación en Colombia requiere una estrategia integral que combine medidas de corto y largo plazo. La reorientación de la política económica y energética, la inversión en infraestructura económica, la educación pública de calidad, el fomento de la ciencia, la tecnología y la innovación, y la garantía del trabajo decente son pilares fundamentales para reducir los costos de producción, aumentar la productividad, mejorar la calidad de vida de los trabajadores y fortalecer la economía en su conjunto.
Es falso que incrementar las tasas de interés que se cobran a las empresas y consumidores va a controlar la espiral inflacionaria. Solo una política de mejora permanente de la productividad del trabajo, como hemos señalado, es el camino adecuado para el control de precios. Estas estrategias no solo contribuyen a combatir la inflación, sino que también sientan las bases para un desarrollo económico sostenible y equitativo, beneficiando a todos los colombianos en el presente y en el futuro.
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[iii] https://www.superservicios.gov.co/Sala-de-prensa/Columnas-de-opinion/La-reforma-a-la-ley-de-servicios-publicos
[iv] https://www.minhacienda.gov.co/webcenter/ShowProperty?nodeId=%2FConexionContent%2FWCC_CLUSTER-192817%2F%2FidcPrimaryFile&revision=latestreleased
[v] Pese a los avances de las renovables, datos de XM (https://www.xm.com.co/) señalan que la energía hidráulica pesa 66,3% en la matriz de generación del país y la térmica 31,2%; mientras que la energía solar, en 2023, tuvo una participación de 2,4% y la eólica 0,1%. Acabar con las termoeléctricas en este momento nos podría someter a un apagón.
Carlos Julio Diaz Lotero
Foto tomada de: Forbes Colombia
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