Ha habido progreso y cambio social
Gaviria presenta algunas cifras y evidencias anecdóticas para demostrar que ha habido progreso y cambio social durante la vigencia del modo de producción capitalista en Colombia. Menciona lo siguiente: a) La eliminación del cocinol[2] y su reemplazo por el gas natural que trajo diversos beneficios a la población más pobre: “un avance social impresionante”; b) El incremento en la estatura de los colombianos en los últimos 60 años con base en investigaciones de Adolfo Meisel; c) La disminución de la desnutrición crónica (baja estatura para la edad) desde 1965 con base en las cifras de la encuesta de demografía y salud; sin embargo, sigue siendo de 10% lo cual nos dice “desde un punto de vista ético quizá es inaceptable”; d) La protección financiera en salud, para lo cual pone como ejemplo la cobertura de tratamientos de diálisis que son bastante costosos (“hoy en día hay 20.000 pacientes en el régimen subsidiado en salud con enfermedad renal crónica que reciben sus diálisis cada semana a cero costo”); e) La vinculación de las mujeres al sistema educativo y en especial a la educación universitaria.
Pero, a pesar de los progresos sociales, reconoce que persisten brechas: 1) entre las regiones del centro y de la periferia, dado que no ha habido convergencia económica en el PIB por habitante ni convergencia social en algunos indicadores: en la historia del desarrollo de los últimos 50 o 60 años es “una gran mácula”; 2) la restricción de acceso a empleos formales y la persistencia de cifras enormes de informalidad laboral; los resultados son malos en cuanto a desarrollo de industrias generadoras de empleo formal; 3) la desigualdad de ingresos que no mejora; el GINI calculado por Miguel Urrutia para 1967 es 0,55 el mismo en la actualidad. No ha mejorado en casi 60 años, a pesar de que el PIB se ha multiplicado enormemente en términos reales; 4) las diferencias en resultados económicos entre las personas cuyos padres tienen educación superior y quienes no la tienen.
Gaviria reclama la necesidad de apreciar el progreso y el cambio social de mediano plazo. Menciona en su charla que en 2004 escribió una columna criticando a Antonio Caballero quien había escrito un artículo en revista Semana diciendo que Colombia estaba en el peor de los tiempos afirmando que nunca había habido tanta pobreza y desigualdad. Gaviria contó que había controvertido a Caballero con datos.
Aunque Gaviria no lo dice explícitamente se está refiriendo al progreso social dentro del capitalismo (no utiliza el concepto de modo de producción capitalista). No es un progreso o cambio social en abstracto sino dentro de unas estructuras específicas determinadas históricamente. Si leyera El Capital de Marx encontraría explicaciones como las siguientes:
1) En la búsqueda de obtención de plusvalor el sistema capitalista desarrolla extraordinariamente las fuerzas productivas mediante métodos como la cooperación, la división técnica del trabajo y la maquinaria y la gran industria; en el Manifiesto del Partido Comunista en 1848 ya Marx y Engels habían destacado el papel revolucionario de la burguesía con respecto al aumento de la capacidad productiva, el desarrollo técnico y la aplicación de la ciencia. En alguna parte señala Marx que la misión histórica del capitalismo es el desarrollo de las fuerzas productivas;
2) Sin embargo este desarrollo de la capacidad productiva se produce en gran medida deteriorando las condiciones de vida de los trabajadores en diversos aspectos y destruyendo la naturaleza; es por tanto un desarrollo contradictorio;
3) La acumulación del capital, es decir, la reinversión del plusvalor obtenido se realiza mediante tendencias a la concentración y centralización de la producción, generando un ejército económico de reserva (desempleo, subempleo, degradación de capas de la población trabajadora), y creando un polo de riqueza en un extremo y de pobreza y de miseria en el otro;
4) El enorme desarrollo de la capacidad productiva del trabajo permite en determinadas circunstancias aumentar los niveles absolutos de vida de los trabajadores, especialmente de ciertas capas, aunque aumente el plusvalor e incluso la participación en el total agregado.
El progreso social capitalista es claramente contradictorio. Se observan mejoramientos absolutos en algunos aspectos de la calidad de vida pero esto no suprime las condiciones de sometimiento de los trabajadores ni la extracción de excedentes crecientes por parte los capitalistas ni las relaciones de dominio despóticas al interior de las empresas. Es por tanto absolutamente normal observar mejoramientos (crecimiento real de salarios en determinadas épocas, acceso a educación y salud, mejoramientos en nutrición, etc.) al tiempo que no se resuelven situaciones fundamentales para los trabajadores como mayor igualdad, acceso a la propiedad, ingresos decentes o trabajo digno para todos, derechos establecidos en la Constitución Política colombiana. Se observa que la pobreza multidimensional disminuye pero casi el 70% de los trabajadores se encuentra en miseria, pobreza y vulnerabilidad.
La mirada de analistas como Gaviria es unilateral. Examina los fenómenos aislados de la naturaleza del modo de producción capitalista y por eso adopta una postura no muy seria para un investigador de su nivel: el capitalismo tiene cosas buenas y cosas malas, con lo cual no se dice nada sobre qué es el capitalismo. Aunque mejoren los salarios reales y las condiciones materiales de vida, los trabajadores continúan siendo propietarios de una mercancía, su capacidad de trabajar, que deben vender forzosamente a los capitalistas. Siguen ocupando un papel subordinado y de sumisión a los patronos. Pero además, los mejoramientos alcanzados se pierden en ciertos casos cuando los capitalistas aumentan su poder político, como han mostrado las políticas neoliberales en todo el mundo. El propio Gaviria fue subdirector del Departamento Nacional de Planeación del gobierno dirigido por Álvaro Uribe que eliminó derechos laborales que habían adquirido los trabajadores.
Gaviria no utiliza el concepto de modo de producción capitalista. Si menciona un par de veces el término capitalismo pero no es claro qué entiende por él. Sin embargo, es evidente que se está refiriendo al desarrollo del capitalismo en Colombia.
El enfoque teórico de Gaviria, como de la gran mayoría de economistas de la escuela neoclásica dominantes en las facultades, consiste en quedarse en la superficie y en hacer lo posible por no hacerse preguntas de fondo ni intentar comprender realmente qué es el capitalismo. Gaviria, por ejemplo, nunca se ha preguntado por qué razón la sociedad está dividida en capitalistas dueños del dinero y trabajadores asalariados propietarios solo de su fuerza de trabajo obligados a venderla a los primeros para poder vivir. Este tipo de preguntas sobre la desigualdad esencial en el capitalismo no se le han pasado por la cabeza. Y si en algún momento lo han hecho ha preferido no investigarlas. Gaviria intenta explicar los “problemas” de los trabajadores recurriendo a la noción de externalidades sociales, como si no fuera la explotación económica un asunto interno del capitalismo.
Su enfoque teórico lo lleva a planteamientos poco sustanciosos. Termina haciendo énfasis en posturas optimistas o pesimistas (incluso catastrofistas). ¡Cómo si el asunto fuera de estado de ánimo y no de conocimiento y explicación de la realidad! Con apariencia de seriedad termina su exposición diciendo que él es un ferviente creyente del “posibilismo hirschmaniano” que consiste en ir gradualmente resolviendo un problema tras otro.
La tozuda realidad le muestra que el capitalismo a pesar de sus mejoramientos no logra resolver “problemas” esenciales como la desigualdad, la carencia de propiedad de los trabajadores, los niveles de ingreso insuficientes y la carencia de trabajo digno para todos. Si estudiara El capital entendería por qué no tienen solución en el capitalismo. Pero incluso sin necesidad de este estudio la evidencia empírica y las anécdotas le mostrarían que durante décadas de capitalismo estos problemas no se resuelven. Gaviria ha estado durante toda su vida en cargos directivos en el sector privado y en el Estado y seguramente se ha dado cuenta de que a pesar de todos los discursos en favor del capitalismo la Constitución de 1991 continua escrita en lo fundamental. El mismo concluye que en casi seis décadas el GINI de la distribución de ingresos no ha mejorado y seguramente conoce mejor que cualquiera los datos sobre concentración de la riqueza, carencia de propiedad de los trabajadores, niveles de ingreso salariales y por cuenta propia de la gran mayoría alrededor del salario mínimo y carencia de un trabajo digno para la mayoría de los trabajadores.
Por supuesto que hay desarrollo social, progreso social, cambio social, pero desarrollo social capitalista. Lo esencial no cambia.
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[1] https://t.co/doIagtwBRP
(https://x.com/agaviriau/status/1842965809880281341?t=XvLSFdDYZWXCPq2RkrLKQw&s=03); https://www.youtube.com/watch?v=2tjTimJNXBk&t=2428s
[2] Un combustible derivado del petróleo
Alberto Maldonado Copello
Foto tomada de: Radio Nacional
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