Me parece relevante examinar las explicaciones de Montenegro sobre las causas del hambre; la formulación de un programa eficaz debería basarse en una comprensión de dichas causas.
Nos dice que “es indispensable considerar que, como señalan los expertos, la desnutrición no solo es causada por falta de recursos monetarios o carencia física de alimentos. Los aspectos de saneamiento y de salud pública son fundamentales, al igual que la calidad nutritiva de los alimentos y no solo su cantidad (esto puede ser compatible con las propuestas tributarias sobre alimentos saludables.”
En primer lugar, reconoce que el hambre y la desnutrición son causados por la falta de recursos monetarios; es algo obvio: si no tengo dinero para comprar los alimentos suficientes para nutrirme adecuadamente, pues sufriré de hambre y de desnutrición. La pregunta siguiente que debería hacerse un especialista de los quilates de Montenegro sería por qué millones de personas no tienen suficientes recursos monetarios. Pero…no se hace esta pregunta y, por tanto, tampoco la responde.
En segundo lugar, afirma que la desnutrición es causada por la carencia física de alimentos. ¿Por qué millones de colombianos carecen físicamente de alimentos? Esto no se lo pregunta Montenegro… y tampoco lo responde. En buena medida es la misma supuesta causa que la anterior: si las personas no tienen dinero suficiente para comprar alimentos, pues carecerán físicamente de alimentos. Montenegro tampoco va a la causa.
Finalmente parecería que también una causa de la desnutrición son los aspectos de saneamiento básico, de salud pública y la calidad nutritiva de los alimentos; no es muy claro esto, la exposición es confusa. Pero todo nos lleva a un mismo punto: millones de personas no tienen el dinero suficiente para tener acceso a servicios de salud y de agua potable y saneamiento básico adecuados.
La “explicación” de Montenegro es una manera usual de no comprometerse ni de criticar a fondo el sistema económico dominante; reconoce que son los bajos ingresos, pero luego añade otras supuestas causas menos precisas. El maravilloso sistema de libre mercado, el democrático capitalismo colombiano, no puede garantizar algo tan elemental a millones de ciudadanos como alimentarse bien. Obviamente, si están mal alimentados, no será difícil imaginar en qué viviendas habitarán dichas personas, qué tipo de muebles y ropa tendrán, etc., etc. El capitalismo produce abundantemente pobres en Colombia. Somete a millones de asalariados a vivir con salarios de hambre y condena a millones de trabajadores por cuenta propia a vivir con ingresos de hambre.
Pero, esto no lo quiere decir ni lo puede decir Montenegro. Y entonces invierte por completo la lógica y termina afirmando que la causa del hambre y la desnutrición es el Estado. No lo dice explícitamente, pero está implícito en sus planteamientos: se deduce de las propuestas que plantea para luchar contra el hambre. Propone: 1) que los programas estatales se enfoquen en las mujeres embarazadas, y en los niños en sus primeros años de vida y en la educación preescolar, con medidas complementarias como tratamientos antiparasitarios y acceso a agua potable; 2) transferencias directas a los pobres condicionadas a actividades de nutrición; 3) cupones para comprar alimentos nutritivos; 4) mantener una abundante oferta agrícola con bajos precios.
Lo fundamental, en su propuesta para luchar contra el hambre, es que el Estado entregue comida a quienes tienen hambre; es decir, la causa del hambre es que el Estado no alimenta a los ciudadanos. Pero ¿no vivimos en una sociedad capitalista de libre mercado? ¿No es responsabilidad del mercado alimentar a las personas? El Estado puede intervenir para tratar de paliar los efectos, pero no es la causa. Los economistas tradicionales, como Montenegro, señalan que el mercado, aunque es maravilloso, el mejor mecanismo existente para asignar los recursos económicos, en forma democrática y respetando las libertades, tiene fallas. Una de esas “fallas” es la pobreza de millones de personas.
La estrategia intelectual es clara: ocultar el hecho de que es una característica inherente al sistema capitalista.
Es comprensible que Montenegro, partidario del capitalismo y beneficiario privilegiado del sistema, no lo critique. Pero, no lo es tanto por parte de analistas progresistas. Maureen Maya en artículo en Revista Sur[2] sobre el derecho a la alimentación, comparte con Montenegro la idea de que la causa del hambre y la desnutrición es el Estado.
Maya considera que “La situación de hambre es una constante dolorosa que afecta a millones de seres humanos en el país, y que, pese a los diversos planes de erradicación con sus reducidos avances estadísticos, se ha mantenido gobierno tras gobierno, desdibujando nuestra democracia (el hambre es incompatible con la democracia, y en ella la población más vulnerable debe ser objeto de especial atención política), generando violencia, conflictos, y profundizando el abismo social.”
En una misma frase señala que el hambre es incompatible con la democracia y que la desdibuja, lo cual realmente no ayuda a entender el fenómeno. ¿Significa que no hay democracia en Colombia o que simplemente está desdibujada? Los hechos claramente muestran que la supuesta democracia colombiana, como ella misma la dice, ha podido vivir con millones de hambrientos. Aparentemente el sistema alimentario colombiano “profundiza el hambre”, lo que implicaría que no es la causa principal sino un factor adicional; pero, no queda muy claro qué es el sistema alimentario colombiano. Reconoce que el poder adquisitivo es determinante en la seguridad alimentaria, pero luego le da mayor peso al desperdicio de alimentos. Repite que “no hay paz con hambre y tampoco existe la democracia cuando una buena parte de la población no cuenta con las garantías fundamentales para su existencia en condiciones de justicia, equidad, bienestar y dignidad.”
No es posible encontrar en todo el artículo un intento de explicación de las causas del hambre, pero el énfasis está en los proyectos de ley y las acciones que puede adelantar el gobierno de Petro; por tanto, implícitamente está aceptando, como Montenegro, que la causa del hambre es la deficiente gestión por parte del Estado: deficiencias operativas, mal diseño de políticas, etc. Pero, además nos dice que el desafío es “también moral y de conciencia ciudadana”.
Felipe Roa en artículo en La Silla Vacía[3] le da mucha importancia a la moral. Considera que la situación de hambre es una crisis social pero que “ha surgido otra crisis: una crisis de valores. Pareciera que como sociedad hemos normalizado las situaciones en las que personas mueren de hambre”, “pareciera que el sufrimiento por hambre se hubiera vuelto normal”. Y cita a Martin Caparros en su libro “El hambre”, quien al ver las diversas situaciones en el hambre se pregunta “¿Cómo carajos podemos vivir así?” Roa hace suya la pregunta de Caparros con relación a la situación en Colombia: niños y niñas muriendo de hambre diariamente en el país, familias en la miseria buscando alimentos en los basureros y corruptos robando los recursos de la alimentación escolar.
Roa hace la pregunta, pero no la responde.
Señala que al Acuerdo Nacional contra el Hambre le falta algo: una sociedad menos indolente con la tragedia humana que es el hambre. Una sociedad que se una para condenar esta situación”…una sociedad que “considere que en este territorio el hambre y la inseguridad alimentaria son algo moralmente inaceptable.” Considera que es necesario que en el Acuerdo contra el hambre la sociedad deje de ser insensible y se transforme en una sociedad activa que contribuya a evitar la tragedia del hambre. Plantea que es una contradicción que en un país con enorme capacidad de producción de alimentos millones de personas tengan hambre.
Roa no nos explica las causas de la “crisis de valores” ni mucho menos hace algún planteamiento concreto para conseguir dichos cambios en las actitudes y comportamientos de esta sociedad. De otra parte, enfocarse en la indignación moral no contribuye en nada a entender el fenómeno del hambre. Ya hace muchos años un autor hoy desterrado de las facultades de economía explicó la tendencia del modo de producción capitalista a crear un polo de riqueza junto a un polo de pobreza y de miseria. Creo que le convendría estudiarlo.
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[1] https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/armando-montenegro/la-lucha-contra-el-hambre/
[2] https://www.sur.org.co/lucha-frontal-contra-el-hambre-pilar-del-gobierno-petro/
[3] https://www.lasillavacia.com/historias/historias-silla-llena/lo-que-le-falta-al-acuerdo-nacional-contra-el-hambre/
Alberto Maldonado Copello
Foto tomada de: Actualidad RT
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