La Paz Total: En busca de sus alcances
La Paz Total es una propuesta muy ambiciosa por parte del gobierno de Gustavo Petro, buscando una salida a los conflictos armados que se han presentado históricamente en el país, cambiándolos por la negociación y el sometimiento de los principales actores ilegales. No obstante, a medida que se daban avances en la materia, se han presentado limitaciones que cada vez ponen en duda la posible consecución de una Paz Total y la acercan a un proyecto de Paz Parcial.
Lo anterior se deriva de varios aspectos; el primero de ellos fue el hecho de utilizar la Paz Total como un significante que encerraba diferentes apuestas del gobierno. En un momento se alcanzaron a mencionar temas diversos y amplios como el relacionamiento jurídico con los jóvenes de la Primera Línea, pasando por el apoyo a poblaciones vulnerables, así como los procesos de negociación con las estructuras armadas y la implementación del Acuerdo de Paz con las FARC, todos temas fundamentales para la actual administración, pero que restaban fuerza al proyecto conjunto que se tenía bajo el nombre de la Paz Total.
Esta indefinición llevó a un aumento de expectativas, al tiempo que se dificultaba el cumplimiento de las mismas. De esta manera, la Paz Total era un proyecto político que estaba destinado, desde su misma concepción discursiva, a ir progresivamente reduciéndose para delimitar los alcances que tendría; lo que ha llevado a que cada vez más se asocie a la negociación y sometimiento con los grupos armados ilegales, dejando los otros alcances en otras políticas.
Aprendizaje constante para la obtención de resultados
Para el gobierno ha sido un aprendizaje constante la lectura de las motivaciones y características de los grupos armados ilegales, lo cual ha llevado a que se gesten nuevas formas de relacionarse y de comunicarse, teniendo en cuenta los contextos que se van presentando. El gobierno nacional ha mostrado desde el inicio su voluntad por lograr la paz y conseguir acuerdo con los diferentes actores; sin embargo, la forma en la que se ha llevado la negociación o el sometimiento ha cambiado a lo largo del tiempo en dos frentes:
- Debido a los aprendizajes sobre la forma y la manera en la que se llevan a cabo las negociaciones, debido a que las conversaciones con los grupos armados ilegales demandan de una burocracia y formas propias, que permitan la transmisión adecuada de mensajes y la llegada a acuerdos. Esto ha generado a que el gobierno confronte transformaciones dentro del equipo encargado del proceso, tal y como se vio con la transición entre Danilo Rueda y Otty Patiño, dos consejeros con el mismo objetivo, pero con dos estilos diferentes que se reflejan en los resultados.
- Derivado de los comportamientos con los diferentes grupos armados ilegales, se han dado dinámicas dependiendo de las características de cada uno de ellos, lo cual ha llevado a que adapten las estrategias para lograr los objetivos de la Paz Total. Los tres ejemplos claves al respecto son el ELN, las disidencias del Estado Mayor Central y el Clan del Golfo, con quienes se han tenido compromisos y se ha negociado los alcances de los procesos que se llevan a cabo.
Asimismo, la variedad de actores también gesta que no haya una perspectiva única sobre tiempos y avances, sino que son más difusos en medio de las diferentes acciones alrededor de los actores armados ilegales. Esto no permite la concentración de esfuerzos, así como no permite que la opinión pública vea el proceso que se está teniendo.
Después de dos años, la Paz Total, entendida como el proceso de negociación y sometimiento de los diferentes actores armados, tiene los mayores retos por enfrentar, los fundamentales son:
- El ELN, con quien tiene que lograr acuerdos fundamentales en dos años, siendo vital acercarlo a una salida desarmada del conflicto. Este es el proceso de paz más adelantado y que más se espera que pueda llegar a buen puerto en el gobierno (el hacerlo sería una tarea digna de admirar); sin embargo, las exigencias del grupo, la actual suspensión del cese bilateral y las dificultades en el diálogo, dejan entrever que aún puede demorar el proceso. En este es relevante, por las mismas características del grupo armado y sus ideales políticos, reconocer el escenario único que tiene Colombia en este momento con el gobierno actual para lograr una salida que sea favorable a las partes, reconociendo sus limitantes y posibilidades.
- El Clan del Golfo, con el que se tiene una experiencia inicial para entablar diálogos, pero que todavía es necesario profundizar y lograr acuerdos al ser el grupo armado ilegal más grande del país. No se tiene un proceso de aprendizaje y lecciones con esta organización en específico, por lo que los siguientes meses son de construcción, teniendo claro que se tiene un tiempo acotado. En este aspecto el tener el sustento suficiente para lograr un proceso de sometimiento debe ser la base de articulación de los esfuerzos, dejando en claro los límites sobre lo que se quiere lograr tanto políticos, como jurídicos y sociales.
- El Estado Mayor Central, el cual se encuentra desarticulado debido a los intereses disimiles que tienen en el marco de la negociación y la consecución de recursos ilegales. Esto se presenta en la división entre el grupo liderado por “Calarcá”, que tiene todavía un acercamiento con ideales políticos y con quien se mantiene un proceso de negociación; mientras que, por el otro lado, están los liderados por Iván Mordisco, con especial presencia en el Suroccidente y que han focalizado esfuerzos en ejercer presión por medio de acciones criminales. En estas conversaciones es fundamental dejar sentadas las líneas rojas y lograr una mesa que se mantenga en el tiempo, debido a que es de las más inestables y accidentadas, además que ha desembocado en acciones armadas por parte de los grupos ilegales.
- La Segunda Marquetalia, organización que se encuentra debilitada con la que se tiene que emprender un proceso que permita su salida definitiva del conflicto armado. Al respecto es fundamental encausar las acciones y buscar salidas jurídicas, políticas y sociales para facilitar el diálogo, aprovechando el momento histórico en el que está dicha organización, así como la presión ejercida por otros grupos, especialmente el Estado Mayor Central; sin embargo, por los tiempos esta es una carrera contrarreloj.
Estos puntos son fundamentales, sin contar los respectivos frentes que se deban entablar a nivel territorial con grupos como las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada o las Bandas Criminales de Medellín, Buenaventura y Quibdó.
Asimismo, se debe afirmar que, a pesar de los aprendizajes y las lecciones que se han tenido en este proceso, así como la importancia que tiene la Paz Total para la actual administración, no hay un documento en el que se tenga clara la política, apareciendo todavía esfuerzos que no tiene líneas rojas, con direccionamientos que no terminan de ser claros y en constante revaluación.
Cabe resaltar que el tiempo para la planificación debería estar concluyéndose, pasando a un periodo donde se dé una mayor muestra de resultados y en el que se refleje la solidez de las conversaciones. Esto debido a que solo se tienen dos años para lograr estas apuestas, de otra manera queda a la voluntad de los futuros mandatarios. Lo mejor para la actual administración sería no hacer un cálculo de continuación del proyecto de Paz Total después de su mandato.
Una relación inconclusa Paz Total y Seguridad Humana
Después de dos años de gobierno, las conexiones entre la política de paz y de seguridad no se han concretado. Mientras que la Paz Total ha abogado por los diálogos con las diversas organizaciones armadas ilegales, ya sea para establecer un proceso de sometimiento o de negociación; en la política de Seguridad Humana no se ha tenido claro un accionar sobre los grupos armados ilegales.
Esto parte de la misma base de las definiciones de ambas políticas, las cuales, como se ha mencionado en el caso de la Paz Total y se repite en la Seguridad Humana, abarcan un entramado amplio que integra diferentes tipos de acciones estatales. En este aspecto el aterrizaje operacional de la política de seguridad y su relación con la de paz no genera suficientes puntos de interconexión para lograr resultados conjuntos.
Esta carencia parte de una lectura que no ha terminado de comprender el relacionamiento de los actuales grupos con la economía ilícita y los ideales políticos. Esto debido a que, con la excepción discutible del ELN, los grupos armados ya no realizan sus acciones debido a la articulación por un proyecto social, sino que están más afinados con los intereses propios y sus rentas ilegales. De igual manera, muchos de ellos mantienen relaciones con el Crimen Organizado Transnacional, el cual es necesario enfrentar más allá de las negociaciones con el Estado de los grupos armados ilegales.
Al respecto, es fundamental ver que las acciones por parte del Estado como el principal contendor armado dentro del conflicto son fundamentales para generar un efecto al interior de los diálogos con las diversas organizaciones. Sin embargo, no se ha logrado concretar una relación que permita que los diálogos se vean impulsados por la capacidad disuasiva del Estado.
Asimismo, la política de seguridad se limita en la medida que se presentan ceses bilaterales con los actores armados, mas no hay ningún tipo de disuasión que impida que estos se enfrenten por conseguir el control territorial, aspecto que afecta especialmente a la población civil. Esto genera que se sigan presentando secuestros, reclutamientos de menores, víctimas civiles y desplazamientos masivos. Asimismo, se ha presentado un fortalecimiento de los grupos armados ilegales, lo cual, a largo plazo, puede representar un riesgo superior para el que se debe estar preparados en caso de que ocurra lo que aconteció con el Estado Mayor Central en el ala de Iván Mordisco, en la medida que se pueden romper los diálogos y aumentar el nivel de conflictividad.
La Fuerza Pública debe estar dispuesta de manera permanente y tener una estrategia para lograr controlar el territorio nacional, con indiferencia de los logros que tenga la Paz Total. Se tienen dos años y el país que se deje a la siguiente administración debe tener mejores condiciones de orden público, y eso implica tener todos los caminos posibles abiertos.
Quedan dos años
La buena y mala noticia sobre la Paz Total es que quedan dos años para su implementación. Esto confiere un margen para que se avance en la medida de las posibilidades por parte del gobierno nacional, teniendo en cuenta los objetivos ambiciosos que fueron trazados y las perspectivas realistas de los mismos. Sin embargo, también los diversos grupos armados deben reconocer en la voluntad de diálogo de la administración una ventana de oportunidad para que abandonen la ilegalidad, especialmente en el caso de la Segunda Marquetalia y del ELN, las cuales tienen una posibilidad histórica que es mejor no dejar al azar del sucesor del gobierno de Petro.
El tiempo para que se dieran los aprendizajes es necesario concluirlo y, si bien se van a presentar situaciones complejas en medio de la negociación y el sometimiento, se debe partir de las lecciones aprendidas para lograr generar resultados de manera eficiente. Al respecto, es rescatable el nivel de diálogo y resolución de situaciones complejas que ha alcanzado el actual equipo del gobierno, en el que es fundamental redoblar esfuerzos para la Paz Total. Cabe resaltar que, si bien la mayoría de los medios y la opinión pública van a juzgar a la administración nacional por las demoras y los tiempos que se tengan en estos diálogos, la realidad es que se tiene un cumulo de acciones que buscan adelantarlos, así como se depende de la voluntad e intereses de las organizaciones armadas ilegales.
En esa misma incertidumbre que tiene la Paz Total se requiere generar lazos con la política de seguridad, de tal manera que funcione como factor disuasivo y, con indiferencia de la resolución de los diálogos, se tenga un mayor control territorial al finalizar el mandato del actual gobierno.
Petro ha hecho en varios escenarios referencia a que su proyecto puede tomar más tiempo del pronosticado, afirmación que aplica para la Paz Total. Sin embargo, es necesario partir de la realidad de dos años y dejar adelantado lo más que se pueda en este camino.
Farid Camilo Rondón Raigoza, Magister en Estudios Políticos de la Universidad Nacional, profesor ocasional y miembro del Grupo de Investigación en Seguridad y Defensa
Foto tomada de: RTVC Noticias
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