Existió en Antioquia un personaje llamado Nacianceno Arias, más conocido como Cheno Arias, que a mediados del siglo pasado vendió, en varias ocasiones, el aeropuerto Olaya Herrera, el parque de Bolívar, la gobernación de Antioquia, el Ferrocarril de Antioquia, … se alzó con el dinero de más de uno, y estuvo en la cárcel por ello. Era un episodio más de la picaresca paisa, que ha venerado a personajes como Cosiaca, quien por apañar plata ingenia diversos modos de engaño, y cuyas truhanerías se relatan y celebran por generaciones.
Ernest Hemingway dijo que “la realidad supera a la ficción”, así la picaresca antioqueña inunda la realidad, y se termina vendiendo a la empresa insignia del departamento, el Ferrocarril de Antioquia, se dijo que su pasivo pensional la llevaría a la quiebra, pero perdieron los antioqueños el medio de transporte que fue pilar de la industrialización de inicios del siglo XX, y factor de prosperidad del agro antioqueño, para terminar en manos de políticos conservadores dueños del transporte de carga por carretera. Las marrullas de esos paisas avispados menoscabaron la economía del departamento.
Al final del siglo XX, Cosiaca y Cheno Arias reencarnan en Álvaro Uribe, quien feria lo que le quedaba al departamento, menos la Fábrica de Licores de Antioquia por la espartana defensa que de ella hicieron los trabajadores y la ciudadanía. El departamento todavía conserva el himno, el escudo, y la bandera, porque Uribe no gobernó sino un período. Necesario es afirmar que el realizado de aquellas ventas se volvió humo.
Cuando el gobernador Uribe no encontró forma de vender las escuelas y colegios, recurrió al sombrero de mago de los neoliberales y, tras golpear con su varita de mágico, sacó los bonos educativos.
El mecanismo de la estafa se funda en el engaño. Cheno Arias se presentaba como dueño del aeropuerto, o de la alcaldía, y convencía a alguno del beneficio que recibiría comprando aquellos bienes. El estafador siempre se muestra como quien sabe hacer negocios, un técnico que hace favores al prójimo. Por ejemplo, la bolita, donde con la artimaña de un juego de tres recipientes entre los cuales hacen correr una esfera pequeña, que luego la tapan con cualquiera de los recipientes, mostrando lo fácil que es acertar dónde quedó la bolita, y ganar dinero apostando. Cuando alguien se decide a apostar desaparecen del todo la bola, y el dinero el incauto. En el caso de las privatizaciones se arguye que el Estado es mal administrador, además de corrupto, y que las empresas estatales, las que dan utilidades, quedan mejor en manos de algún privado, un técnico que las cuidará bien, y dará un dinero que el político privatizador sabrá administrar, como en el caso de la Ruta del Sol II, que se debería realizar con la venta de la red de trasmisión eléctrica a un emporio particular. Así quedamos sin ISA, y sin Ruta del Sol II.
Los bonos de Inversión Social son otra modalidad de estafa un tanto menos tangible, ya que se trata de vender como mercancía lo que es un derecho, por lo cual necesitan echar más cuento. Parten del mismo presupuesto, de que el Estado es ineficiente y corrupto, el neoliberal, como todo estafador, necesita esconder sus intenciones no declara que pretende volver mercaderías los derechos, sino que va a mejorar la prestación de los servicios. Siempre se anuncia como benefactores de la víctima.
Para hacer ese bien prometido se recurre a la “Alianza público privada”, donde el Estado se reconoce incapaz de reformarse, y de cumplir con su misión, para lo cual delega (contrata) a un tercero (privado) que ejecute esa misión que no pudo hacer. Parte del dogma de que el sector privado es eficiente, muy pulcro, para lo cual se olvida que la corrupción del sector público la generan los privados, sobornando funcionarios, el Grupo Aval y demás cacaos, saben de eso. Esto lo ejemplifica bien la antigua fábula del negocio que pretende montar la alianza de la gallinita con el cerdo, para vender huevos con jamón, donde la gallina pone los huevos… En el caso de la alianza púbico privada, el Estado pone el jamón. Siempre alegando que es por el bien de la ciudadanía.
Además, los “técnicos” dicen que ellos sí saben quiénes son los pobres, pues, según los del Centro democrático, existen muchísimos multimillonarios disfrazados de menesterosos, viviendo en barrios subnormales. También dicen que ellos sí se saben autoevaluar, y mostrar resultados. Artimañas.
Entonces proceden a trasladar a los copartidarios negociantes los dineros destinados a atender la ciudadanía en estos campos. El actual sistema de salud se construyó bajo estos ardides, por la mala gestión de la salud pública, mejor se giran los recursos a un privado para dar la atención que, en teoría, el gobierno es incapaz. En salud se llamó unidad por capitación, UPC, que es una cuota que reciben por cada uno de los afiliados para su atención, y la utilidad del privado se incrementa en la medida que preste menos servicios, y disminuye en cuanto se preste mejor el servicio. Así nació el paseo de la muerte.
O los bonos de agua, que el avispado exministro Alberto Carrasquilla, de la mano de Álvaro Uribe, se inventó para tomar los recursos que reciben los municipios para construir acueductos. El resultado fue la defraudación de 117 de municipios que se quedaron sin acueducto, y el enriquecimiento de Carrasquilla en más de dos mil millones de pesos.
Ahora la senadora que proponía dividir el Departamento del Cauca con un muro, se alinea con su mentor Uribe, con Cosiaca, y Cheno Arias, y retoma el paquete chileno que el primero metió cuando fue gobernador de Antioquia, los bonos educativos. Que es trasferir a los establecimientos privados los recursos de la educación, para que ellos hagan un mejor trabajo. Se dice que es por el bien de los estudiantes, para que los colegios de élite dejen de ser para hijos de negociantes y de traquetos, y abran sus puertas a estudiantes de clases bajas, como si en ellos quisieran ver pobres.
Claro que esa maturranga la hizo Uribe en Antioquia, donde desvió presupuesto de educación llamándolo Becas Paces, para favorecer a negociantes amigos, que se alzaron con el dinero en colegios piratas, birlando la tal educación de calidad, razón por la cual el departamento de Antioquia tiene una de las peores educaciones del país. La Valencia que desde las tripas odia a los indígenas, a los negros, a los trabajadores, y a los maestros por encima de todas las cosas, ahora les muestra lo fácil que es adivinar dónde quedó la bolita, que apuesten el jamón, que ella y sus mercaderes ponen los huevos.
José Darío Castrillón Orozco
Foto tomada de: diario Querétaro
Amelia Sanchez Durango says
Son unos magos para robar, hicieron el mismo curso de los descendientes de muchos árabes, pícaros y ladrones. Que belleza de gobernantes tenemos.