Con ello, muy seguramente se va a profundizar la competencia tributaria entre países, trayendo como consecuencia una reducción impositiva a las multinacionales; un incremento de los impuestos indirectos; o, un reajuste de la provisión de los bienes públicos esenciales para los ciudadanos.
La reducción de la tarifa impositiva, manteniéndose intacta la base tributaria, implica necesariamente un menor recaudo fiscal. Para mantener el nivel actual del resultado fiscal, se requiere aumentar otros impuestos, como los indirectos, o reducir la provisión de bienes públicos, tales como salud, educación, capacitación laboral, entre otros.
La promesa de construir el muro en la frontera con México, como fortalecer el presupuesto de defensa, implican nuevas erogaciones y, por tanto, un aumento del gasto público. En este escenario, es bastante probable un aumento del déficit fiscal de los Estados Unidos; una reducción de las condiciones de vida de los ciudadanos más necesitados; y una mayor concentración de la riqueza en las élites.
Los “ajustes de frontera” han sido un instrumento muy utilizado en el impuesto al valor agregado (IVA) como es la no aplicación del impuesto a los bienes que se van a exportar o el gravar a los bienes importados. En la propuesta del nuevo Presidente, Donald Trump, no serán deducibles los costos de los bienes importados, pero si los ingresos de las exportaciones. En palabras del nuevo mandatario de la Casa Blanca: “Las compañías no se marcharán de Estados Unidos sin ninguna consecuencia”.
Ahora bien, ese ajuste en frontera es eficiente en países con tipo de cambio fijo, y “no es aplicable a países con tipo de cambio flotante, porque la consiguiente apreciación de la moneda anula los efectos de la devaluación fiscal” (Farhi, Emmanuel; Gita Gopinath y Oleg Itskhoki. 2017. Trump´s Tax Plan and the Dollar).
En otras palabras, los instrumentos de política fiscal para mejorar la competitividad internacional en un país con tipo de cambio flexible como los Estados Unidos no van a ser neutros, pues “menos del 85% de sus pasivos externos están denominados en dólares, mientras que cerca del 70% de sus activos externos están en moneda extranjera. Como los activos externos de Estados Unidos”equivalen”al 140% de su PIB, y sus pasivos externos equivalen al 180% del PIB, una apreciación del 20% del valor del dólar provocaría una minusvalía cercana al 13% del PIB” (Farhi y et. al).
Así pues, los ajustes en frontera muy factiblemente van a aumentar el recaudo fiscal, pues las importaciones son mayores que las exportaciones, la cual se va a ver limitada con la política fiscal de reducirle las tarifas de renta a las Corporaciones.
Por estas y muchas otras razones, es que se califica al nuevo mandatario como un líder que no se enreda en consideraciones morales: “Es precisamente lo que el historiador griego Tucídides definió como un líder inmoral: una persona de ¢carácter violento¢ que ¢conquista a los hombres engañándolos¢ y explotando ¢sus emociones y sus rabias¢” (Ben-Ami, Shlomo. 2017. Trump´s Unrealpolitik); o “símbolo de la amenaza populista al modelo democrático occidental” (Sierakowski, Sławomir. 2017. The Five Lessons of Populist Rule).
No en vano, hay quienes califican el año 2016, como el año donde comienza el fin de las democracias liberales y, entre las razones que encuentran están: el aumento global del nacionalismo; el rechazo a la globalización y sus políticas neoliberales; la profundización de la desigualdad y la pobreza; la amplificación de la corrupción y su relación con el poder (Panama Papers); el desorden institucional con la proliferación de medios de comunicación o entidades públicas independientes; la inmigración; entre otros. Aspectos estos sobre los cuales el nuevo populismo hace énfasis con el apoyo de Rusia.
Adicional a lo anterior, se publica el informe del Banco Mundial, Doing Business 2017: Equal Opportunity for All, donde, entre sus contradicciones e imprecisiones, aparece el impulso a la reducción de las tarifas impositivas a las Corporaciones pues ello estimula el crecimiento económico, promoviendo la competencia impositiva, olvidándose que ello perjudica a la población y a los países más pobres. De igual manera señala que la tributación es sumamente importante para proveerle bienes públicos esenciales a los ciudadanos; y, lo que es peor, exagera la carga fiscal que las Empresas pagan:
“Para empezar, considera todos los tipos de impuestos que las empresas deberían pagar y no sólo el impuesto a la renta corporativa.
Específicamente, las estimaciones del informe para la «tasa impositiva total como proporción de las ganancias» incluye impuestos para seguro médico y pensiones de los empleados; propiedad y transferencias de propiedad; dividendos, ganancias de capital y transacciones financieras; y servicios públicos como recolección de residuos e infraestructura. Esos son impuestos que deberían categorizarse como contribuciones sociales o cargos por servicios.
Al aumentar más las estimaciones, Doing Business no mide solamente los pagos de impuestos esperados. Considera que el costo (en tiempo de personal) de actividades como declarar impuestos, presentar reclamaciones y, a partir de este año, iniciar procesos post-declaración, son parte de la carga impositiva sobre las empresas”, pasando por alto el fraude fiscal, la elusión y la evasión (Fitzgerald, Edmund y José Antonio Ocampo. 2016. Doing Business debería dejar de promover la competencia impositiva).
Esta situación, como el anuncio de Donald Trump de imponer grandes aranceles a las compañías Ford, General Motors y Toyota comienza a tener efecto sobre los planes de Inversión de las empresas. La Ford canceló una inversión por US$1.600 millones en una nueva planta y la Toyota señaló: “Consideraremos nuestras alternativas cuando veamos qué políticas adopta el nuevo presidente”; sin embargo, la expansión en México no provocará una reducción de la producción ni del empleo en los Estados Unidos donde tienen 10 plantas que generan 136.000 empleos.
Sin haberse posesionado el nuevo presidente de los Estados Unidos, sus decisiones están rompiendo una pauta para mantener buenas relaciones internacionales: “no hacer daño”, con lo cual, el panorama de las relaciones entre América Latina y los Estados Unidos tienen un alto nivel de incertidumbre. “Incertidumbre bien podría ser el segundo nombre de Trump” (Castañeda, Jorge. 2016. El nuevo mundo incierto de Trump).
Jorge Espitia Zamora, Economista
Bogotá enero 10 2017
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