Vale la pena examinar el aporte en materia de información que ofrece La Silla Vacía así como sus propuestas. Pero también conviene mirar qué dice explícitamente o implícitamente sobre las causas del hambre: ¿aporta La Silla no solo información sino también conocimiento y explicaciones? La Silla informa que escribieron tres notas, entrevistaron al periodista argentino Martín Caparrós y elaboraron un artículos sobre los problemas de las metodologías de medición del hambre en el Estado colombiano. Además entrevistaron a 36 protagonistas del sector. Finalmente elaboraron una lista de diez propuestas para un acuerdo sobre el futuro del hambre en Colombia.
La principal causa del hambre
La Silla Vacía hizo un descubrimiento que va a hacer época en la historia de las ciencias sociales: la pobreza es la principal causa del hambre. “Estas conversaciones revelaron que aproximarse al hambre requiere de una discusión más amplia sobre la pobreza, que es su principal causa.” Esta causa no la incluyeron explícitamente en su Acuerdo para el futuro, la dejaron para…después. Pero si la pobreza es la principal causa esto significa que hay causas secundarias y La Silla prefiere enfocarse en ellas. La lectura de las ideas-propuestas nos indica cuáles son esas causas, según La Silla:
- La carencia de transferencias monetarias suficientes que lleguen efectivamente a la población pobre que tiene hambre.
- La cobertura insuficiente de la alimentación gratuita o subsidiada a los estudiantes más pobres por medio del programa de alimentación escolar.
- Los precios elevados de los alimentos que se deben a: 1) carencia de vías terciarias; 2) carencia de tierras para producir por parte de los campesinos e instrumentos de desarrollo rural, como asistencia técnica; 3) la ausencia de incentivos a los jóvenes campesinos para quedarse produciendo en el campo; 4) El exceso de intermediarios que encarecen los alimentos.
- Las condiciones precarias de los campesinos, que tienen niveles de pobreza superiores a la población urbana, en materia de vías, asistencia técnica, incentivos a la juventud y promoción de compras públicas de alimentos a pequeños productores.
- La enorme pérdida y desperdicio de alimentos.
- La carencia de voluntad política y compromiso efectivo con una política pública de lucha contra el hambre.
Suponiendo que La Silla Vacía quiere hacer un esfuerzo serio de contribuir al diagnóstico y formulación de políticas, y no simplemente ganarse un premio Simón Bolívar a informes periodísticos especiales, es preciso señalar que a pesar del esfuerzo podrían ser más rigurosos. En columna anterior comenté una de las notas elaborada por Pablo Añez Held en la cual señalé que el énfasis se pone en las consecuencias y no en las causas y por tanto las propuestas apuntan a los efectos[2]. Se trata de remedios que mitigan los síntomas pero en ningún caso eliminan la enfermedad, algo que reconocen los autores del artículo: si las transferencias monetarias no se combinan con otras políticas… “realmente no eliminan la pobreza de fondo, solo la alivian temporalmente.”
En una primera aproximación es obvio que la pobreza es causa del hambre. Si las personas no tienen ingresos suficientes para comprar una cantidad adecuada de alimentos pues simplemente tendrán hambre. A pesar de las diferencias en las mediciones las cifras disponibles muestran que son millones de personas en Colombia las que sufren de hambre en uno u otro grado. Son personas extremadamente pobres. Según el DANE los pobres extremos son aquellos cuyos ingresos no alcanzan para comprar siquiera una canasta mínima de alimentos. En 2023 eran 5.785.529 personas, 11,4% de la población. Casi 6 millones de colombianos. Según otras mediciones la situación es peor. Por ejemplo, Andrés Bodensiek en nota publicada en el marco de la investigación de La Silla Vacía, con base en cifras del Programa Mundial de Alimentos afirma que “Esta semana alcanzó cifra récord durante el actual periodo de gobierno: 18,7 millones de colombianos no comen lo suficiente.[3]”
La Silla no profundiza en el tipo de personas (solo menciona que son más pobres los campesinos) en pobreza extrema y con hambre pero es evidente que son trabajadores por cuenta propia, trabajadores asalariados y desempleados, que no reciben ingresos o los reciben en niveles muy bajos: no son los capitalistas. Si se quisiera eliminar el hambre habría que eliminar, en principio, la pobreza extrema. La Silla Vacía, prudentemente deja este tema para después. Por lo menos en estas notas no se hizo la pregunta siguiente: ¿Por qué existe la pobreza y la miseria? ¿Por qué en niveles tan elevados?
Es probable que La Silla Vacía haya leído que el Banco Mundial considera que se necesitan 100 años para eliminar la pobreza y de 30 a 40 años la pobreza extrema en el mundo. Por esto quizá prefiere no meterse con este problema tan difícil de resolver en su acuerdo nacional: prefiere aportar un granito de arena. Pero nos deja con hambre a los lectores deseosos de una mayor profundidad.
Entonces La Silla decide no proponer para el acuerdo nacional que se dupliquen los salarios de los trabajadores, los ingresos de los cuenta propia y que se le dé un trabajo digno a todos los desempleados. No son metas estrambóticas: sería simplemente pedir que se cumpliera la Constitución que, supuestamente es el gran Acuerdo Nacional o el contrato social por excelencia. Mucho menos propone suprimir las causas de fondo.
La Silla Vacía entonces aborda el asunto desde la perspectiva del gasto estatal. En el fondo sabe que la causa del hambre, de la pobreza, de los bajos salarios e ingresos, del desempleo, es el modo de producción capitalista, pero no le interesa reconocerlo. Es mejor asumir que la causa es el Estado que no compensa adecuadamente dichos ingresos. No toca la estructura y la dinámica económicas que genera pobres y hambrientos sino que se asume que se pueden paliar dichos efectos. Es como dar un remedio para curar los síntomas sin apuntar a la causa de la enfermedad.
Desde esta perspectiva, idealmente, se podría resolver el síntoma, sin tocar la causa fundamental. Basta simplemente con determinar cuánto dinero necesitan las personas que padecen hambre para dejar de tenerlo, multiplicar esta cifra por el número de hambrientos, conseguir los recursos y transferirlos. Desafortunadamente La Silla Vacía no buscó ni nos ofrece esta información.
Con base en la cifras del DANE sobre pobreza extrema podría haber intentado hacer estos cálculos. Son aproximadamente 6 millones de personas que no logran comprar la canasta básica de alimentos; si el faltante fuera de $400.000 por persona al mes serian 2,4 millones mensualmente. Esto nos da una cifra de $29 billones anualmente. Habría que restar lo que actualmente se dedica por parte del plan de alimentación escolar y de otras transferencias monetarias a los más pobres. Busqué el dato en el artículo de La Silla Vacía pero no nos ofrece esta información. Supongamos que actualmente se destinan $ 10 billones[4]. Nos quedarían faltando en este ejercicio hipotético $19 billones anuales, una cifra enorme. Milei diría plata no hay. Luis Guillermo Vélez diría lo mismo.
Pero quizá no es tan grande la cifra y de pronto plata si hay. El proyecto del Acuerdo para el Futuro de La Silla cuenta con el apoyo de unas empresas capitalistas muy poderosas: Movistar, Organización Corona, Bancolombia, Sistema Coca-Cola y Grupo Sura. A todos ellos hay que agradecerles por preocuparse por el hambre del prójimo.
Solamente Bancolombia al cierre del tercer trimestre de 2024 llevaba ganancias por más de $4 billones. ¿Cuánto ganan los otros cuatro grandes patrocinadores? Según cifra de la Superintendencia de Sociedades de las 1.000 empresas más grandes del país (sin incluir el sector financiero) 861 tuvieron ganancias en 2022, por un total de $147 billones. Si destinaran el 13% a la lucha contra el hambre cada año se podría resolver el “problema” o por lo menos los síntomas; podría ser menor este porcentaje si incluimos las ganancias de las demás empresas del sector real y del sector financiero y se toman otras medidas como un impuesto específico a los salarios y pensiones superiores a 20 millones mensuales, un aumento del impuesto del IVA a alimentos y bebidas de lujo, viviendas de lujo y carros de lujo, o un impuesto al patrimonio con destinación específica a eliminar el hambre.
Los capitalistas tienen la plata en sus bolsillos para resolver el “problema” del hambre ya mismo y no en 15 años. ¿Estarán dispuestos a hacerlo? Curiosamente La Silla Vacía no exploró si los grandes capitalistas se vincularían a este objetivo de país haciendo esta modesta contribución. No preguntó, por ejemplo, si Quala está dispuesta a entregar todos los años un porcentaje de sus ganancias con destino a la erradicación del hambre.
Nos dice, con mucha ternura que: “En La Silla Vacía estamos convencidos de que vale la pena que los colombianos nos pongamos de acuerdo sobre unos objetivos básicos, que todos trabajemos para conseguir porque nos parecen vitales más allá del gobierno de turno. ¿Por qué lo queremos hacer? Porque tenemos la esperanza en que hay un futuro posible y mejor. Un futuro que se construye entre todos y que no depende del presidente o gobierno de turno. Y que un camino para lograrlo es teniendo más conocimiento y conciencia sobre los desafíos que uno enfrenta.”
Hablar de todos los colombianos es simplemente dificultar el asunto y dilatar su solución: poner de acuerdo a 50 millones es bastante complicado. Bastaría con que los 1.000 capitalistas más grandes aportaran el 5% o el 10% de sus ganancias anuales. Parece más fácil poner de acuerdo a 1.000 personas. No debería ser ideológicamente muy difícil convencerlos dado que la mayoría seguramente son católicos o cristianos y ya están comprometidos con que es necesario practicar la caridad cristiana y de dar de comer al hambriento. ¿Por qué La Silla Vacía no incluyó esto dentro de sus propuestas ¿Se les habrá pasado inadvertidamente?
Prefirieron nuevamente enfocarse en el Estado. Señalan que se necesita una gran presión ciudadana para resolver el problema del hambre: “Por eso, la ciudadanía juega un papel muy importante para exigirle a aquellos que se presentan a una elección, que la alimentación sea un tema ineludible. Caparrós dice que ciudadanos no deberían votar a un candidato sin ese propósito o voluntad para erradicar el hambre — que hoy afecta a uno de cada cuatro colombianos. Y que es un problema con solución.” ¿Por qué no exigirle a los capitalistas que tienen el dinero para resolver el problema que se metan la mano al bolsillo?
¿Por qué no proponerse un objetivo sustancial y no dilatarlo? Todos los grandes capitalistas juntos, tomados de la mano como piensa La Silla Vacía, podrían ya mismo solucionar el problema.
Nota complementaria
Dentro de las 10 propuestas para eliminar el hambre La Silla Vacía incluye varias relativas a la producción, comercialización y oferta de alimentos. Son medidas relacionadas con un programa de desarrollo rural integral, muchas de las cuales hacen parte del Acuerdo de Paz del Estado colombiano con las FARC. Pero en su conjunto no tienen nada de novedoso: se encuentran casi iguales en el Plan Nacional de Alimentación y Nutrición (PAN)[5] y en el Programa de Desarrollo Rural Integrado (DRI) de comienzos de la década de los setenta, hace más de 50 años.
Se dice en el documento del PAN: “El Gobierno Nacional ha identificado la desnutrición como uno de los problemas que requiere la más urgente solución.” Parece un chiste. El DRI tenía dentro de sus objetivos: Aumentar la capacidad de consumo del 50% más pobre de la población colombiana y a la vez mejorar la calidad y la capacidad de asimilación de la dieta alimentaria, especialmente de los niños y las madres embarazadas y lactantes; y Aumentar el ingreso del productor campesino y el empleo rural.” Parece otro chiste.
Dichos programas no alcanzaron los objetivos propuestos. Valdría la pena que La Silla Vacía investigara por qué.
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[1] https://www.lasillavacia.com/especiales/diez-ideas-para-acabar-con-el-hambre-en-colombia-en-15-anos/
[2] https://www.sur.org.co/lucha-contra-el-hambre-se-atacan-los-efectos-pero-nunca-las-causas/
[3] https://www.lasillavacia.com/red-de-expertos/red-rural/el-gobierno-del-cambio-cambia-metodologia-de-medicion-del-hambre-pero-no-la-disminuye/
[4] Un estudio del Banco de la República estima que las transferencias monetarias a población pobre representan cerca del 1,13% del PIB. https://repositorio.banrep.gov.co/server/api/core/bitstreams/a5a7c62f-1cd4-4e08-a4e5-c339d3750a19/content. El presupuesto del Programa de Alimentación Escolar se acerca a los 2 billones anuales: https://www.mineducacion.gov.co/portal/salaprensa/Comunicados/417830:Gobierno-del-Cambio-incrementara-en-25-el-presupuesto-para-el-PAE-en-2024
[5] https://colaboracion.dnp.gov.co/CDT/RevistaPD/1974/pd_vVI_n2_1974_art.1.pdf; https://colaboracion.dnp.gov.co/CDT/Conpes/Econ%C3%B3micos/1523.pdf; https://colaboracion.dnp.gov.co/CDT/RevistaPD/1974/pd_vVI_n2_1974_art.2.pdf
Alberto Maldonado Copello
Foto tomada de: Ecospolíticos,com
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