“La modernización de las Oficinas presidenciales es una tarea de enorme importancia porque se trata de un sistema que le fija el techo a la calidad y capacidad de gobierno”
Carlos Matus, El Líder sin Estado Mayor
En entrevista con los periodistas de la revista Cambio, Daniel Coronel y Federico Gómez Lara, el presidente Petro se refirió a los incumplimientos en su Agenda como una consecuencia de la inexperiencia – al principio de su mandato- y a la presión que ejercen sus equipos para atender todos los asuntos de gobierno y las reiteradas demandas de la ciudadanía -. Con este argumento puso en evidencia las debilidades en la Alta Dirección de su gobierno, puesto que si el presidente no conduce la pesada maquinaria del poder ejecutivo, termina siendo gobernado por las circunstancias.
Matus[1], exministro Chileno y experto en los temas de gobierno, sostuvo la tesis que los gobiernos no mueven bien los pies porque la cabeza no está adecuadamente preparada para conducir la pesada carga de los vetustos aparatos gubernamentales e incluso, expresó que a veces los gobernantes no creen que sea importante contar con buenos equipos y modernas herramientas de gobierno.
No es nada fácil vencer la inercia burocrática del Estado. En el caso del Estado colombiano, es más difícil pues piezas esenciales le fueron imputadas o simplemente cooptadas por la corrupción, el clientelismo y la delincuencia organizada; especialmente, durante los gobiernos neoliberales que abrazaron la ideología del “estado mínimo”.
De tal manera que el gobierno del Cambio se encontró con un Estado desvencijado y quebrado, que alberga prácticas políticas deleznables y la presencia de mentalidades depredadoras y rentísticas que solo buscan la oportunidad de enriquecerse, aupadas bajo el lema de “aprovechar el cuarto de hora”.
Por tales motivos, reformar la cabeza del Estado es una tarea importante y urgente. Pero no se trata de un problema de leyes ni de organigramas. Se trata de una tarea más compleja que involucra principalmente: un rediseño del sistema institucional público, la modernización del sistema de alta dirección y la organización de la Agenda Presidencial.
El rediseño del sistema institucional público se refiere a la necesidad de establecer un nuevo sistema de relaciones interinstitucionales que supere la tradicional compartimentalización sectorial, donde cada sector actúa como una rueda suelta, sin la más mínima posibilidad de lograr sinergias entre los diferentes sectores de la administración pública. Se logra esta coordinación macroinstitucional inicialmente en el Consejo de ministros, cuando el Presidente establece las prioridades y las estrategias de gobierno. Sin embargo, en la implementación de esas directrices los ministerios vuelven a la lógica sectorial. Esto ocurre, tal vez como consecuencia de un engorroso diseño macroinstitucional, que privilegia la diferenciación de los organismos públicos, sujetos a diversas reglas de gobernabilidad que facilitan el clientelismo y la corrupción de los grupos de presión.
Este rediseño institucional debería comenzar por acoger las recomendaciones del Consejo Gremial al Presidente de adoptar un esquema de coordinación supra ministerial que le permita al Gobierno conducir las acciones intersectoriales y la puesta en marcha de las estrategias del Plan Nacional de Desarrollo, que involucran a varios ministerios. En el caso de la ejecución de las estrategias del ordenamiento territorial alrededor del agua, se requieren la acción conjugada de, por lo menos, los ministerios de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Agricultura y Desarrollo Rural, Comercio, Industria y Turismo, Vivienda, Ciudad y Territorio y del Departamento Nacional de Planeación. Esta tarea podría quedar bajo la coordinación del DNP, un organismo que cuenta con la suficiente la capacidad y competencia técnica para orientar las acciones relacionadas con está estrategia del PND.
En segundo lugar, la modernización del sistema de alta dirección requiere de la incorporación de instrumentos y métodos de soporte a la alta dirección del Estado. Dentro de los cuales se destacan:
- La creación de un Centro de Pensamiento Estratégico (CPE), con capacidad para pensar la gran estrategia que pueda fijar el rumbo del gobierno. El DNP podría hacerse cargo de esta tarea, conformado un grupo de expertos en pensamiento prospectivo, que trabaje con el enfoque de Misiones Estratégicas v.g.: La Misión del Cambio Climático para evaluar los escenarios climáticos a corto, mediano y largo plazo y proponer las correspondientes acciones de mitigación y adaptación.
- El establecimiento de un Sistema de Seguimiento, Monitoreo y Petición de Cuentas por Desempeño (SSMPCD), que funcione adscrito a la Presidencia de la República y con capacidad para pedir y rendir cuentas por metas y resultados de los avances en la ejecución del Plan Nacional de Desarrollo; coordinar las acciones de las entidades descentralizadas; y servir de soporte tecno político al sistema de decisiones sectoriales, descentralizadas y territorializadas del PND.
- La adopción de un Sistema de Gerencia por Operaciones que permita establecer una gestión pública orientada a resultados y productos, en el marco de las estrategias y lineamientos del PND.
Finalmente, se requiere de manera prioritaria el rediseño de la Oficina y la organización de un Sistema de Agenda Presidencial, que le permita hacer más eficiente el uso de su tiempo, fijar el foco de atención en los asuntos estratégicos, servir de soporte a la toma de decisiones, realizar el seguimiento y evaluación de la gestión gubernamental, controlar los sistemas de coordinación, rendición y cobranza de cuentas por desempeño y realizar el control y monitoreo de la marcha general del gobierno.
Este conjunto de recomendaciones si se ponen en práctica, de manera eficaz, le pueden ayudar al Presidente a mejorar su capacidad de Gobierno y a recuperar la gobernanza y la gobernabilidad para conducir asertivamente las grandes reformas que el país requiere.
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[1] Carlos Matus, El Líder Sin Estado Mayor: La oficina del gobernante, 1997
Luis Alfredo Muñoz Wilches
Foto tomada de: El Espectador
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