Está haciendo presencia en el escenario político un nuevo actor social urbano. No es que ese actor no existiera, sino que no se había manifestado con movilizaciones masivas, y expresiones políticas concretas. Las movilizaciones urbanas en Colombia, después del paro nacional de 1977, habían estado concentradas en el movimiento estudiantil, y movilizaciones puntuales en coyunturas específicas. En Colombia la movilización social de las últimas décadas ha estado concentrada en colectivos rurales, vinculados a la lucha por la tierra, demandas campesinas, y los grupos étnicos. Esas movilizaciones han estado atravesadas por la violencia del narcotráfico y el proceso de paz. De eso no se hablará aquí.
Con base en lo anterior quiero hacer algunas consideraciones sobre la orientación política que deben tener las fuerzas progresistas dentro de la coalición del gobierno:
1. Debemos ser conscientes que las reformas estructurales que estamos adelantando van a ser limitadas, porque la correlación de fuerzas no es lo suficientemente fuerte para hacer los cambios profundos que quisiéramos. Es claro que esos cambios están orientados a desmontar la apertura neoliberal de César Gaviria y sus reformas estructurales: pensiones, salud, código laboral, tributación, y estamos logrando avances significativos. Pero Gaviria contaba con una legitimidad ampliada (aparente legado de Luis Carlos Galán, convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente, proceso de paz, apertura económica frente a la caída del muro de Berlín). Nosotros debemos ser realistas, no tenemos tanta legitimidad.
2. Debemos concentrarnos en sembrar base social en los colectivos urbanos que es donde no se está trabajando de manera suficiente. Esto no quiere decir que no se siga haciendo lo mismo con los colectivos rurales, allí hay más trabajo, más tradición, otros problemas, de los que aquí no se va a hablar. Para ese objetivo tenemos las herramientas que nos da el PND, entre ellas las que arts. 59, 60 y 61 que permite apoyar el trabajo comunitario, y el artículo 91 que permite celebrar contactos directamente con la economía popular. Ahora se trata de hacer una pedagogía con los procesos sociales en los territorios para que exijan recursos públicos tanto de la bolsa del DPS, como los recursos que ejecuta el Estado los cuales podrán ejecutarse a través de la economía popular, tanto a nivel nacional como local. Allí están las bases materiales para la construcción de una base política del proyecto alternativo.
¿Que eso es politiquería? Es la acusación de los medios de comunicación a estas dos reformas, y de la Cámara Colombiana de Infraestructura (por ejemplo ver: https://www.eltiempo.com/economia/sectores/plan-de-desarrollo-corrupcion-expropiacion-expres-y-otras-alertas-765981 ). Politiquería sería si los recursos del DPS se manejaran a través de un asistencialismo individualizado, tal como hizo Uribe con los recursos del DPS. Pero si a esos recursos se les da un giro hacia lo comunitario podemos construir un sujeto social y político. Eso depende que nos movilicemos en ese terreno. Ese espacio también se lo puede tomar la extrema derecha que reinstalaría el asistencialismo clientelista. Sin embargo, lo comunitario es lo que le da un sentido diferente.
Una de las lecciones que trae el ejercicio político, es que la propuesta alternativa debe resolver los problemas de sobrevivencia de la gente. Eso fue lo que hizo el clientelismo, sólo que lo resolvía de forma individualizada y temporal. Aquí la solución pasa por lo comunitario y lo estructural. Las iglesias cristianas también han sido activas en la solidaridad y dan un sentido de vida a las personas (la salvación), por eso su fortaleza en los sectores populares, pero no dan una salida política, y cuando la dan está ligada a la derecha más conservadora.
3. Es preciso comprender las aspiraciones y valores de los sujetos sociales contemporáneos, y eso requiere trabajo en el territorio. Lo que se observa es un sentimiento de desesperanza, que refleja un rechazo al orden establecido. Llama la atención que muchos jóvenes señalan que no quieren tener hijos porque no le ven sentido a sus vidas y a la sociedad. Es una generación de “no futuro”. Eso no sólo sucede en Colombia, pasa en gran parte del mundo, y se expresa en movilizaciones urbanas. América Latina está viviendo un auge de movilizaciones, que ha sido bautizado como la “primavera latinoamericana”, dando a entender que hace parte de una ola que se está formando en el siglo XXI, la cual habría comenzado con las manifestaciones en Seattle contra la cumbre de la OMC a finales de 1999, el movimiento 15-M (conocidos en España como los Indignados), Occupy Wall Street, la primavera árabe, protestas en Grecia (2010-2011), los estallidos sociales latinoamericanos, entre ellos Brasil (con Rousseff), Colombia y Chile.
En un país periférico como el nuestro, con el grado de exclusión y violencia que padecemos, las movilizaciones tienen connotaciones específicas. Para tener una noción del sentimiento de los jóvenes colombianos que expresaban su descontento se puede partir de lo que reclamaban en el paro 28A. Mirando los videos se pueden observar las siguientes reivindicaciones:
– Falta de oportunidades: reclaman acceso a la educación, quienes tienen educación reclaman un trabajo decente, los profesionales se quejan de la precarización con los contratos de prestación de servicios. Los que logran alguna vinculación laboral son tercerizados de manera que el imaginario de ascender en la empresa o institución está destruido. Los jóvenes de hoy son más educados e informados, y observan que quienes ascienden a las cúpulas del Estado o de las empresas son quienes se han educado en instituciones de élite que pocos pueden pagar. Saben que el sistema educativo es un instrumento para mantener y profundizar la desigualdad social, ven con claridad que la educación ya no cumple la función de ascenso social. Para muchos es difícil abandonar el hogar de sus padres porque los ingresos son bajos e inestables y el precio de los arriendos muy alto.
– Rechazo a la economía criminal. El vincularse a la economía de la droga permite a algunos lograr mayor status que se expresa en el vestuario, la moto y el acceso a consumo suntuario. Pero la mayoría resiste a esa presión vinculándose al arte, a lo comunitario, a la agricultura urbana. Pero la tensión es fuerte, y los espacios de resistencia se agotan si no logran un apoyo real del Estado, y dada la ausencia del Estado esa resistencia se termina expresando en el estallido social.
El Estado ha aparecido como un agente hostil. La acción de la policía es la del acoso permanente a los jóvenes. Esa actitud de la policía se ratificó con los disparos que hicieron a la multitud durante las protestas y el hecho de dirigir las balas de goma a los ojos de los manifestantes para reventarlos. En el territorio la policía es con frecuencia comprada por el microtráfico que a su vez está ligado al gota a gota, y termina extorsionando a la economía popular, que es la que ejercen la mayoría de los padres de los jóvenes. Una muestra del odio al Estado fue de la sublevación espontánea el 8 de septiembre del 2020, cuando fueron quemados la mitad de los CAIs de Bogotá, tras el asesinato por parte de la policía de Javier Ordoñez.
No ha existido un reconocimiento del Estado de la economía popular porque la considera por fuera de la ley, y por tanto la excluye de la construcción de las políticas públicas, y la aborda desde el derecho punitivo. El Estado se convierte en un enemigo para la mayoría de los ciudadanos.
– Existe un reclamo por el abandono de “sus abuelitos”, que no tienen pensión, ni acceso a salud, ni condiciones de vida digna.
– Un elemento común en las protestas colombianas es la defensa de la vida y el rechazo al asesinato generalizado de los líderes sociales y de los firmantes del acuerdo de paz. En todas las movilizaciones había presencia de representaciones alegóricas contra la cultura de la muerte, que es una marca de las generaciones actuales.
4. Hay expresiones que dan pistas para interpretar las aspiraciones del sujeto social contemporáneo, pero es preciso más trabajo en el territorio para poder construir una propuesta y una base políticas que permitan construir y sostener un proyecto alternativo:
– Explosión de expresiones culturales en las marchas tales como carteles con leyendas satíricas, representaciones escénicas, baile, tambores, entre otras. Esas expresiones reflejan una nueva estética, otra visión del mundo, y una subjetividad que hay que comprender. El hecho que los CAIs hayan sido convertidos en bibliotecas en medio de la protesta tiene un significado muy simbólico.
– Actividades comunitarias que se tejieron en torno al cuidado durante el paro, que se expresaron en las ollas populares, brigadas de salud, trabajo de apoyo a la protesta en la retaguardia. En las ollas no sólo estaban los jóvenes sino las madres que apoyaban a los muchachos. Se apreciaba un compromiso de la comunidad que da pistas para la construcción de proyectos colectivos, y la visibilización del trabajo de la mujer.
– El volver a la naturaleza y el respeto por el medio ambiente. Iniciativas como las huertas urbanas son una expresión de ello. No sólo la huerta es un espacio de trabajo que crea pertenencia al territorio y a un colectivo social, sino la reivindicación de volver a los alimentos frescos y verdaderos, el respeto por la naturaleza y el rechazo de los alimentos ultraprocesados.
Estas notas no pretenden hacer un análisis completo, son más los vacíos que hay que llenar, simplemente quieren llamar la atención que además de las reformas que se pueden hacer desde el gobierno, y que se están haciendo, hay que tener una visión de largo plazo y sembrar para que el proyecto político tenga un sujeto social que lo defienda y se movilice por él, pero se precisa entender quiénes son los nuevos sujetos sociales que nos han llevado al poder y a quienes no podemos fallar. Así decía un cartel en la posesión del Presidente, que nos quedó a todos en la retina: “No nos Fallen”.
César Giraldo
Foto tomada de: Portafolio
Carlos Martinez says
Canalizar la indignación de los movimientos sociales para fortalecer políticas públicas incluyentes.
Pedro says
Excelente, gracias.
Ofrece pistas para construir procesos alternativos de país y de política social.