En otra nota publicada en la misma fecha El Tiempo titula: “Uno de cada cuatro niños colombianos sufre de desnutrición oculta[2], con base en un informe del Instituto Nacional de Salud”. Con fecha de 5 de marzo de 2019, Caracol informó: En Colombia hay más de 560.000 niños con desnutrición crónica: “Cifras alarmantes sobre la situación de desnutrición crónica de los niños en Colombia se entregaron durante la firma de una alianza para combatir esta problemática en el país. El presidente de la Fundación del Grupo Éxito, Carlos Mario Giraldo, reveló las cifras que demuestran que el 10,8% de la primera infancia (entre los 0 y 5 años) padece condiciones de hambre extrema en Colombia. “Tenemos que sacudir la mentalidad de la gente y hacerla consciente del problema. Que 1 de cada 9 niños en Colombia tenga desnutrición crónica es gravísimo, son 560.000 niños en el país“, alertó Giraldo, quien confirmó que en Bogotá, se encuentran más de 90.000 menores en esta situación.
Este tipo de noticias se repiten periódicamente, cada vez que una entidad internacional o nacional saca un informe sobre el tema o cuando muere algún niño por desnutrición. Usualmente los artículos se concentran en las cifras o casos dramáticos y muy poco se exploran las causas del hambre y la desnutrición o simplemente se plantean razones superficiales. Después de la nota algún columnista se indigna y trata de sacudir la mentalidad de la gente para hacerla consciente del problema como propone el presidente de la Fundación del Grupo Éxito. Como la mentalidad de la gente no se sacude los medios pasan a otros temas.
El hecho concreto es que el Estado colombiano no es capaz de garantizar el derecho a la alimentación equilibrada de todos los niños como lo establece el artículo 44 de la Constitución Política. Además, astutamente, para no incumplir otras normas, la Constitución no incluye el derecho a la alimentación equilibrada de los adultos.
Les va mejor a las mascotas
Aunque la Constitución no establece el derecho a la alimentación de las mascotas les va mucho mejor a muchas de ellas que a los 560.000 niños con desnutrición crónica o a las 2,4 millones de personas con hambre. La prensa registra también con mucha frecuencia noticias sobre esto:
- “Tres billones de pesos, el gasto de las familias en sus mascotas”, El Tiempo, 12 de junio de 2018[3]. Esta cifra es superior al presupuesto total del programa de alimentación escolar que cubre a 5, 6 millones de niños[4].
- En el 40% de las familias (aproximadamente 3,5 millones de hogares) hay mascotas y el presupuesto que gastan al año es de 700.000 millones solo en alimentos y en promedio en todos los gastos $170.000 mensuales. Señala la nota que se ha desarrollado una industria que “busca de garantizar la nutrición de las mascotas”. El director de estudios económicos de FENALCO, Rafael España menciona que es un mercado en crecimiento, “lo que representa una gran oportunidad de negocios”. Los niños desnutridos, desafortunadamente no lo son.
- Los recursos destinados a las mascotas se acercan al valor de la canasta definida por el DANE para los humanos: “Para dar una idea de su dimensión: los 170.000 pesos mensuales que gasta cada familia en promedio en una mascota equivalen al 68 por ciento del ingreso individual establecido por el Dane(250.000 pesos) para ubicar a un colombiano por debajo de la línea de pobreza.”
- Se produce una gran cantidad de alimentos para mascotas: “Según las estadísticas de Kantar Worldpanel, en términos de volumen representó una producción de 126’914.000 toneladas de productos. Esto porque el consumo medio por año es de 34 kilos (varía según el tipo de mascota).” Pero además se complementa la alimentación con concentrado “con los ‘snacks’, ‘doypacks’ o enlatados, que son pedacitos de carne que complementan la nutrición”
- Además de la alimentación se producen otros servicios para garantizar un buen nivel de vida a las mascotas: “Por ello, para su atención ya hay todo un movimiento productivo en diferentes sectores, que incluye desde ropa, juguetes y múltiples accesorios hasta servicios especializados como peluquerías, guarderías,restaurantes, seguros, salud, descanso, diversión (‘spas’) y asistencias funerarias.” “Por ejemplo, la compañía Los Olivos cuenta con un plan exequial que ofrece hasta servicio de incineración, si así lo elige el tenedor de la mascota.”
- Se han creado seguros para las mascotas: “la agencia de seguros Falabella, por su parte, ofrece varios tipos de seguros para mascotas que incluyen orientación médica y servicios veterinarios a domicilio”.
Economía eficiente pero inhumana
Resulta entonces que por un lado millones de personas sufren hambre y 560.000 niños entre 0 y 5 años padecen desnutrición crónica, al tiempo que 5 millones de mascotas domésticas se nutren adecuadamente y además reciben una gran cantidad de productos y servicios complementarios. La sociedad colombiana a pesar de tener una Constitución garantista de los derechos y de ser una “democracia” genera este tipo de situaciones. Por un lado, millones de personas con muy buenos sentimientos humanos cuidan amorosamente a sus mascotas al tiempo que millones de personas y niños no pueden satisfacer sus necesidades mínimas nutricionales[5].
Para el famoso economista ganador del premio Nobel, Paul Samuelson[6], esta situación es una muestra de que el mercado funciona de manera muy eficiente. Nos enseña en su famoso texto de introducción a la economía:
“El gato de un hombre rico puede beberse la leche que un niño pobre necesita para estar saludable. ¿Sucede esto porque el mercado está fallando? De ninguna manera porque el mecanismo del mercado está haciendo su trabajo, poniendo los bienes en las manos de aquellos que tienen los votos en dólares. Si un país gasta más fertilizando sus prados que alimentando a los niños pobres esto es un defecto de la distribución del ingreso, no del mercado” (p. 39).
El asunto no puede ser más claro. Vivimos en una sociedad fundamentada en un sistema de mercado en la cual es ¡eficiente que se mueran niños de hambre! Samuelson se lava las manos trasladando el asunto de la eficiencia del mercado a la distribución del ingreso, como si la generación y distribución del ingreso no fuera un asunto económico y elude el asunto de la distribución de la propiedad. Estas son las teorías que aprenden nuestros economistas que además se niegan a investigar a fondo las causas de estas situaciones y se quedan en explicaciones superficiales.
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Alberto Maldonado Copello
Foto obtenida de: https://www.elmundo.es
[1] https://www.eltiempo.com/economia/sectores/informe-de-la-fao-sobre-el-hambre-en-colombia-388772
[2] https://www.eltiempo.com/vida/salud/desnutricion-infantil-en-colombia-uno-de-cada-cuatro-ninos-sufre-de-desnutricion-388892
[3] https://www.eltiempo.com/economia/finanzas-personales/dinero-que-invierten-las-familias-colombianas-en-el-cuidado-de-sus-mascotas-228908
[4] https://id.presidencia.gov.co/Paginas/prensa/2018/180919-Recursos-Programa-Alimentacion-Escolar-aumentaran-48-por-ciento-2019-y-cruzaran-umbral-2-billones-pesos-Presidente.aspx
[5] Para ser justos, quienes no tienen mascotas gastan también parte de sus ingresos, especialmente los ricos, en mercancías de lujo que podrían servir para resolver los problemas de nutrición y alimentación. El propósito es llamar la atención sobre los resultados sociales que resultan de decisiones individuales.
[6] Samuelson, Paul y William Nordhauss, Economics, Mc Graw Hill, 17 edición, 2001, página 39.
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