Situación que se suma como evidencia, al único consenso que se vocea desde la rebelión ciudadana de octubre de 2019: el gobierno de Moreno es el peor de la historia del Ecuador; lo que ayuda a comprender que los candidatos presidenciales aupados por el mismo desgobierno, escrutados el 90% de los votos, alcanzan un lapidario 2.4%.
Así lo atestiguan la improvisación en el manejo de los mínimos mecanismos de bioseguridad en una elección en medio de la pandemia del Covid-19, que hace solo 10 meses, en la que ciudad de Guayaquil, produjo escenas dantescas de muertos e infectados desamparados por un Estado inmundo y desobligante, actor principal de las imágenes de porno miseria política conocida como los días y las noches de los ataúdes de cartón, que superan la ficción.
A los vectores políticos y de bioseguridad, que avivan la pandemia social, se adhirió un diseño mediático agenciado por poderes económicos financieros, que acribillan la política, la estigmatiza y presenta como una acción inmoral y grotesca. Contra todo pronóstico, la ciudadanía acudió masivamente a los puestos electorales, pero se quedaron sin llegar a la urna y atestados en colas larguísimas porque las autoridades de gobierno y electorales, por ineptitud, impidieron su derecho al voto. No pocos la señalan como maniobra deliberada, que califican como fraude a la voluntad del elector. Sin embargo, miles de ciudadanos derribaron puertas cerradas de los recintos, superaron las barreras físicas policiales e impusieron su voluntad popular en los tarjetones.
El clima político, suficientemente caldeado, eleva su temperatura; en las redes sociales y en los medios de comunicación privada, se anuncia que Yaku Pérez, candidato del partido político indígena Pachakutik, enfrentará en segunda vuelta a Andrés Arauz (32%), heredero del proyecto de revolución ciudadana que señalan traición de gobierno de Lenin Moreno.
A contramano, la realidad de los guarismos presentados por el Consejo Electoral, no necesariamente van en esa dirección. Primero, porque la diferencia entre la votación de Yaku (19.4 %) y el banquero Guillermo Lasso (19.2 %), es de dos décimas, y aún faltan cerca de 800 mil votos por escrutar.
Una suerte de paradoja macondiana emerge en los altares de las toldas políticas ecuatorianas: los seguidores de Arauz, rezan para que a la segunda vuelta pase el banquero Lasso, mientras Lasso reza para que pase Yaku.
A la par, la Confederación de Organizaciones y Nacionalidades indígenas del Ecuador, CONAIE, entre las que se encuentra EUCUARUNARI, que agrupa a todas las organizaciones indígenas de la Sierra, de la cual Yaku fue presidente, esta invitando a sus comunidades a marchar hacia Quito y Guayaquil.
Lo único predecible, es que no era posible avanzar a un paradigma nuevo, sin pasar por un terremoto; los majestuosos volcanes nevados Pichincha, Tungurahua, Cotopaxi y otros, tutelan la decisión final del Consejo Nacional Electoral del Ecuador.
José Miguel Sánchez
Foto tomada de: https://www.eluniverso.com/
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