Pero es indudable, no se puede negar que, tanto los errores cometidos por el gobierno (y el entorno de Petro) como la estrategia mediática y el bloqueo de la oligarquía, han debilitado –en parte– al gobierno progresista. Se ha mermado el apoyo y entusiasmo.
No obstante, ello no significa que sus enemigos y contradictores estén muy fuertes, dado que a ellos se les han destapado grandes escándalos de corrupción (Odebrecht, Ecopetrol, otros) y sus terribles crímenes y asesinatos del pasado han quedado en evidencia.
De tal manera que, por ahora, la oligarquía y sus enemigos van a tener que aguantarse a Petro gobernando. Vamos a ver qué ocurre con las reformas, sobre todo la de servicios públicos que es un problema que afecta a amplios sectores de la sociedad con el impacto de las altas tarifas.
Con sólo que Petro logre aprobar unas dos de ellas (lo que no será fácil antes de elecciones locales y regionales), irá ganando puntos entre el pueblo mientras va avanzando en otras materias relacionadas con la reforma agraria, la violencia y la inseguridad.
Lo más seguro, por todo lo que se observa, es que en las grandes ciudades el Pacto Histórico no logrará elegir muchos alcaldes, pero en gobernaciones y en bastantes municipios de muchas regiones, van a ser elegidos un buen número de gobernantes que comparten las propuestas de Petro.
Hay que insistir en que Petro debe conquistar para la causa del Cambio a otros sectores sociales y productivos que todavía están a la expectativa y que –hasta ahora– no han sido atraídos con propuestas y proyectos concretos, como son los pequeños y medianos productores del campo (cafeteros, paneleros, fruticultores, etc.) y los profesionales precariados de las ciudades (“emprendedores”).
Sin esos sectores sociales y productivos, el gobierno del Cambio puede quedar en una especie de “sándwich”. Puede contar con el apoyo de sectores populares que dependen de “subsidios improductivos” pero sometido al ataque feroz (y el bloqueo económico y político) de los grandes capitalistas que tratarán –como lo hacen actualmente– de hacerle la vida insoportable, mermándole su gobernabilidad e impidiéndole su gestión a favor del pueblo y de la nación.
Lo de ayer es un buen intento de apoyarse en la gente, pero es aún insuficiente. Falta más y mejor organización social, y se requiere avanzar con base en realizaciones y acciones contundentes. El llamado al “acuerdo nacional” es pertinente pero la oligarquía no va a ceder fácilmente y va a seguir con su estrategia de desgaste.
Por ello, hay que apretar los dientes y continuar en la brega, sin triunfalismos, pero con la convicción de la necesidad del Cambio, de la paz y de la justicia social.
Fernando Dorado
Foto tomada de: Luis Guillermo Pérez en X
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