Duque resaltó varios temas centrales de su gobierno, como lo relacionado con los efectos de la pandemia; las supuestas oportunidades para los jóvenes; la inversión social; la infraestructura; transición energética y conectividad, la transformación digital o la relativa reconstrucción de Providencia, entre otros temas que se podrían evaluar para encontrar allí muchas inexactitudes, pero hubo tres temas en especial, que en medio de esa cascada de imprecisiones y falacias, resultaron particularmente ofensivos: 1. Los avances en la implementación del Acuerdo de Paz, su relación con la JEP y las garantías a los desmovilizados; 2. Crecimiento e inversión social; y 3. El asesinato de líderes, sociales. Este último, es un tema en extremo sensible y mortificante, al que Duque se refirió con una explicación banal que, sin afirmarlo directamente -porque rara vez un mandatario reconoce errores- parecía indicar un fracaso rotundo en su lucha contra las drogas y el narcotráfico.
Hacer triza la paz fue la consigna
El presidente Duque habló sobre su programa “Paz con legalidad” y de los supuestos avances sociales de su Gobierno, y cuando lo hizo el recinto estalló en rechiflas, y la mesa directiva del Senado tuvo que hacer un llamado al orden y exigir silencio y respeto. El Salón Elíptico del Capitolio empezaba a hervir de indignación, y las reacciones atravesaron las pantallas y se reflejaron también en las redes sociales.
A través de Twitter, uno de los primeros en pronunciarse fue Alfonso Prada, asesor del nuevo presidente Petro, quien dijo: “Que triste espectáculo de Iván Duque en un discurso que debería ser de unidad, provoca con mentiras y obvio, le gritan mentiroso los congresistas. Mal despedida”[1].
El senador Iván Cépeda también se pronunció, diciendo que nunca había escuchado “tantas mentiras juntas”, y señaló que el presidente se marchó del Capitolio sin escuchar a la oposición, que en buena medida es liderada por varios miembros del naciente Pacto Histórico.
“Oyendo al presidente Duque en el Congreso: nunca había escuchado tal cantidad de mentiras en tan poco tiempo”, afirmó el senador Cepeda, quien también agregó que, “después de su discurso en el que el país escuchó toda suerte de falsificaciones sobre su catastrófica gestión, el presidente Duque abandona el recinto del Congreso sin escuchar a la oposición. Nada distinto a lo que hizo durante cuatro años”[2].
“La senadora María José Pizarro publicó: “Que vergüenza, no le pueden caber más mentiras al señor Iván Duque en la boca. Su discurso en el Congreso es una vergüenza absoluta y un insulto para Colombia. Duque chao, Duque chao, chao chao!””[3].
Duque al habla sobre su llamada política de ‘Paz con Legalidad’ resaltó la extensión por 10 años la Ley de Víctimas (no tuvo alternativa) y la inclusión de 1.400 obras de los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET). Además, aseguró que se generaron oportunidades productivas para las más de 12 mil personas en reincorporación. “Regularizamos más de 1,3 millones de hectáreas y entregamos más de 50 mil títulos de propiedad rural convirtiéndonos en el gobierno que ha brindado más tierra a los campesinos de Colombia en nuestra historia reciente. Este proceso de equidad nos demostró que se puede hacer justicia social en el campo, sin expropiaciones ni prejuicios”. Además de la puya, necia y retórica, a Petro, las cifras dadas son cuestionables y su talante ajeno a la figura de unidad que debe encarnar el jefe de Estado.
Pero la mentira más sonora y que más indignó, fue cuando aseguró que durante su mandato se brindó “todo el apoyo necesario a la Jurisdicción Especial para la Paz y a la Comisión de la verdad. Lo hemos hecho desde el respaldo institucional y financiero para que sobre la base de sus hallazgos todas las víctimas sean incluidas y se instale en la sociedad un debate nacional que nos permita alcanzar una verdad sin sesgos”.
El país no olvida, que luego de tratar de recortar su presupuesto de la JEP y poner en tela de juicio la idoneidad de sus magistrados, en 2019 presentó una serie de objeciones a varios de sus artículos; hecho que fue rechazado tanto nacional como internacionalmente. La agencia France 24, se refirió al tema en su momento: “La Ley Estatutaria de la Justicia Especial para la Paz (JEP), que es la piedra angular del acuerdo firmado en noviembre de 2016 entre el entonces gobierno de Juan Manuel Santos con la antigua guerrilla de las FARC, recibió un gran espaldarazo por parte de la Cámara de Representantes.
Luego de que seis de los 159 artículos que hacen parte de dicha ley fueran devueltos al Congreso por parte del presidente Iván Duque el 10 de marzo tras declarar que no garantizarían la implementación de la verdad, justicia, reparación y no repetición del conflicto que dejó cerca de ocho millones de víctimas, 110 congresistas votaron a favor del rechazo a las objeciones del mandatario. Con 110 votos a favor, la Cámara de Representantes de Colombia rechazó las objeciones presentadas por el Gobierno del presidente Iván Duque a seis de los 159 artículos de la Ley Estatutaria de la Justicia Especial para la Paz (JEP)”[4].
El portal la Silla Vacía destacó las doce frases más polémicas pronunciadas por Duque en su discurso de cierra, y además de las objeciones mencionadas y por fortuna derrotadas, incluyó otros hechos que demuestran que no apoyo a la JEP ni acompañó la implementación del Acuerdo de paz. Todo lo contrario.
“Frente a la JEP, Duque presentó seis objeciones contra de la ley estatutaria que reglamenta su funcionamiento, cuando ésta ya había sido aprobada por el Congreso y la Corte Constitucional, y cuando la misma JEP le había pedido no objetarla para poder empezar a trabajar en forma. Además, ese mismo día Duque anunció un proyecto de reforma constitucional para excluir tres puntos más de ella.
Con la objeción, Duque abrió la puerta para desbaratar la JEP, ya fuera porque vía objeciones se podía hundir toda la ley o porque se abría la puerta para una reforma constitucional que la cambiara. Aunque Duque finalmente firmó la ley cuando la Corte Constitucional le ordenó hacerlo, en todo ese proceso en el que buscó hacer cambios de fondo o incluso cambiar la JEP, y que en todo caso demoró su puesta en marcha, son lo contrario a brindar “todo el apoyo necesario en términos institucionales”.
Y en término financieros también: en 2019, las tres entidades del Sistema Integral (la Comisión de la Verdad, la JEP y la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas) recibieron una carta del Ministerio de Hacienda que les informaba de una reducción de casi el 30% en el presupuesto para inversión para el 2019.
Frente a la polémica por esa noticia, finalmente lograron un aumento de cerca de 8,9%, de 35,1 mil millones de pesos a 35,2 millones de pesos.
Duque tampoco asistió al acto de entrega del Informe Final de la Comisión, ya que se encontraba fuera del país, y lanzó pullas contra el documento. Dijo que esperaba que no fuera “un informe de posverdad” y que “la verdad no puede tener sesgos, ni ideologías, no puede tener prejuicios”[5]
Su guerra contra la paz fue denunciada en el exterior. En octubre de 2021, la nueva presidenta de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), Carolina Jiménez Sandoval habló en una entrevista sobre la urgencia de implementar plenamente el histórico Acuerdo de Paz para aliviar la grave situación que en materia de derechos humanos vive Colombia y sobre las relaciones bilaterales con Estados Unidos tras los abusos policiales que acapararon la atención internacional en medio de las jornadas de protestas contra el gobierno Duque en 2021. “Para nosotros la implementación del Acuerdo de Paz, que cumple cinco años, es prioritaria. Contrario a lo que dijo el presidente Duque en la ONU, sabemos que el Acuerdo de Paz firmado por Colombia no es un acuerdo débil, lo que creemos es que él ha insistido en debilitarlo, y esas son dos cosas muy distintas. Cuando uno mira el Acuerdo de Paz, desde una perspectiva histórica, la verdad es que es uno de los acuerdos más completos e integrales que uno puede ver. Entonces, culpar al Acuerdo de ser débil es carecer de perspectiva histórica. Si Duque hubiese tenido una verdadera voluntad de implementación, en este momento estaríamos en otro lugar.
Para WOLA no ha sido una sorpresa que Duque carezca de voluntad política para implementar el Acuerdo, pero lo que sí nos sorprende aquí en Washington es que él pretenda mostrar logros y avances del Acuerdo que ni siquiera han dependido de su voluntad, sino más de las comunidades, de las organizaciones de la sociedad civil, de gobiernos amigos que siempre han acompañado este proceso y de las Naciones Unidas, que ha cumplido un papel tan fundamental en Colombia”[6].
Duque nunca defendió el proceso de paz, ni su implementación ni mostró preocupación por la seguridad de los excombatientes desmovilizados; todo lo contrario. Y el mundo lo sabe.
Agenda social inexistente
Duque, sin sonroja alguna, afirmó que su Gobierno dio prioridad a la equidad, y buscó lograr hitos en campos como: el gasto social, la educación, incluyendo la universidad pública gratuita, y afirmó que se logó “la mayor cobertura de salud en su historia”.
“Hoy nuestro país consolida políticas para derrotar el hambre y la desnutrición, crece en generación de energías renovables, es ejemplo de política migratoria, lidera la acción climática en la región, avanza en su infraestructura y crea oportunidades con la Paz con Legalidad”, aseguró. Afirmación en extremo ofensiva y dolorosa, cuando se reconoce que en el país hay más de 22 millones de personas en condición de pobreza, 9 o más en indigencia, y varios hogares carecen de alimentos. El mismo Dane lo informó en 2021 cuando aseguró que hay “2,4 millones los hogares que ingieren menos de tres porciones diarias de alimento, 2,2 millones de familias en el país comen dos veces al día, 179.174 hogares se alimentan solo una vez y 23.701 hogares a veces no tienen un plato diario”[7].
Regresando al detector de la Silla Vacía, allí se indica que su afirmación “Somos el Gobierno que sacó a más de un millón 400 mil colombianos de la pobreza monetaria en el último año”, no es tan cierta del todo. “Según el informe más reciente de incidencia en la pobreza monetaria del Dane, en 2021 la pobreza monetaria fue 39,3%, 3,2 puntos porcentuales menor a la registrada en 2020, cuando fue 42,5%. Esto significa que 1,4 millones de personas salieron de esa situación, tal como afirmó Duque en su discurso. Sin embargo, esta reducción se dio después de que en 2020 más 3,5 millones cayeran en la pobreza monetaria. Es decir, para el 31 de diciembre había 2,1 millones que no eran pobres dos años antes y que lo seguían siendo.
Además, durante el Gobierno Duque, la pobreza monetaria aumentó en comparación con años anteriores. En 2018 Duque recibió el país con una pobreza monetaria de 34,7% y en 2019, antes de la pandemia, había subido a 35,7%. En 2020, a causa de la pandemia, se disparó a 42,5% y en 2021 se recuperó parcialmente, al 39,3% ya mencionado”[8].
La negativa de su gobierno y de su bancada a garantizar la Renta Básica Universal, como pedía la oposición política, varias organizaciones sociales, y como se llamó también desde la Corporación SUR, a fin de contener los daños del creciente desempleo y la reducción de ingresos en los hogares colombianos, que llevaron al hambre a millones de familias, confirman que el bienestar de las mayorías empobrecidas y redireccionar la inversión social, nunca fue su prioridad.
El ignorado asesinato de líderes sociales
Una de las características del gobierno Duque que más dolor e indignación han causado en Colombia, ha sido su elocuente indiferencia al asesinato de líderes sociales, habiendo tolerado, e incluso apoyado las extralimitaciones de sus más altos funcionarios, algunos de los cuales llegaron públicamente a justificar los asesinatos o a lanzar ridículas hipótesis sobre su causa. Bajo su gobierno, según Indepaz, fueron asesinadas casi mil personas reconocidas por su liderazgo social en los territorios. Todas estas muertes fueron ignoradas por Duque, quien jamás se pronunció con vehemencia rechazando los crímenes, brindando apoyo a las familias y a las comunidades afectadas, o al menos prometiendo exhaustivas investigaciones, ordenando celeridad en las mismas u ofertando onerosas recompensas para dar tanto con los gatilleros como con los autores intelectuales de los crímenes.
El Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indpeaz) en su informe sobre los asesinatos a líderes sociales en el país, con fecha desde el 7 de agosto del 2018, cuando se posesionó Iván Duque, hasta el pasado 4 de junio, indica el asesinato de 930 líderes sociales y defensores de derechos humanos. “De esta cifra, 126 eran mujeres. “Desde el primer periodo de Álvaro Uribe no se han registrado años más violentos en Colombia”, aseguró el informe de Indepaz. De igual forma, 245 excombatientes de las Farc han sido asesinados durante este periodo de tiempo, informó el balance.
Cauca, Antioquia, Nariño, Valle del cauca y Putumayo son las regiones más afectadas y donde se han registrado la mayor parte de las masacres. Indepaz tienen un total de 261 registros de masacres, de los cuales hay 1.144 víctimas. Además, solo en el departamento del Cauca se han registrado 330”[9].
El informe comparativo de Indepaz advierte sobre un incremento en el asesinato de líderes y lideresas sociales, masacres, personas asesinadas en dichas masacres en este año, y sobre una ligera disminución en el asesinato de los desmovilizados de la guerrilla firmantes del Acuerdo de Paz.[10] Duque en lugar de brindar mayores garantías, anuló las pocas que habían.
Para nadie es secreto que hoy más que nunca, buena parte del territorio nacional está dominado por los carteles de la droga, los grupos armados disidentes y reincidentes en su violencia extrema, y que ello es posible gracias a la red de financiamiento y complicidades que se tejen con otros sectores que operan desde la legalidad, tanto al servicio del Estado como de la empresa privada o de multinacionales.
Duque aseguró que el narcotráfico es una amenaza a la seguridad del país, la equidad y la conservación del medio ambiente, y responsabilizó a los grupos que se dedican a esta actividad ilegal de ser los responsables de los asesinatos de los líderes sociales en Colombia, evadiendo así su responsabilidad tanto en esos crímenes selectivos como en los retrocesos de su gobierno.
“Han sido el narcotráfico, los cultivos de coca, la corrupción, y los grupos armados ilegales los verdaderos enemigos y los culpables de los asesinatos de nuestros líderes sociales. Es una realidad que nos llena de dolor. Como Gobierno actuamos ante ella, brindando a más del 88% de los líderes de nuestras comunidades garantías para su protección, por medio del Plan de Acción Oportuna”, aseguró, refiriéndose también a los operativos en los que se dieron capturas tales como las de ‘Otoniel’.
Esa afirmación llevó a algunos congresistas a levantarse de sus sillas y a señalar al mandatario de cínico y mentiroso.
Sin embargo, responsabilizar al narcotráfico de los asesinatos, degradando en ello la condición política de los crímenes y el valor social de las víctimas, además de ir contra toda evidencia, desconocer las voces de las víctimas y las valientes denuncias de organizaciones sociales, permite a algunos inferir que allí está declarando, de manera soterrada, que el narcotráfico campea, pese a sus esfuerzos, en buena parte del territorio nacional y que el problema lo superó. Quizás el informe anual sobre el monitoreo que realiza la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito a los cultivos de coca en Colombia, en el que se reconoce un aumento de más del 12% en las hectáreas cultivadas, poniendo fin a la tendencia de disminuir que se obtuvo en 2018, llegó a sus selectivos oídos.
“Con eso, el presidente Iván Duque pierde el único indicador que tenía para mostrar en su lucha contra las drogas. En materia de sustitución de cultivos no logró vincular más familias y en cinco de las regiones más cocaleras del país (Catatumbo, Cauca, Nariño, Putumayo Y Guaviare), académicos y líderes concuerdan en que los cocaleros sienten que el programa de sustitución no dio frutos y en cambio minó la confianza de las comunidades con el Estado. Así, el aumento en hectáreas es solo la cereza sobre el pastel del fracaso de la política antidrogas de Duque, que parte de un garrote sin futuro y una zanahoria sin fuerza”[11]
El discurso de Duque, en forma y fondo, no sólo confirmó su talante autoritario y su infantilismo en el ejercicio del poder público, también reveló la pobreza de su espíritu democrático y de quienes le siguen apegados a una bandera que hoy se desdibuja bajo el sol de la renovación y la esperanza, luego de un cuatrienio de abusos y despilfarro por parte de un gobierno indolente e indiferente a la miseria, el sufrimiento y la violencia padecida por las mayorías.
La columnista Ana Bejarano, escribió para la revista Cambio un texto en el que analiza con acierto lo que fue y representó su mandato, tan pobre como su discurso de despedida. “¿Cuántas horas hemos dedicado a ridiculizar la economía naranja de Iván Duque? Símbolo perfecto de su intrascendencia, de la pequeñez y mezquindad de su mandato. Fue lo poco que trajo a la Presidencia. Un discurso vacío que nadie sabe muy bien qué significa, pero que se sustenta en conceptos aparentemente atractivos, novedosos, y a la postre no lo son. Hasta escribió un libro. Y, por supuesto, fue la fuente de innumerables burlas y viralizaciones ridículas del presidente explicando lo que ya existe hace rato y es el impulso de las artes y la tecnología como factor de crecimiento empresarial y social. Cómo olvidar su célebre aparición de los siete enanitos. Era gracioso por lo pomposo y fantasioso, pero ante todo porque Duque piensa que descubrió una teoría económica revolucionaria cuando simplemente pintó de naranja cosas que hace rato se saben.
Pero como ya es costumbre en este gobierno —al que afortunadamente le quedan solo catorce días—, mientras nosotros reímos ellos se encargan de hacer de las suyas en la oscuridad. Ahora el inocuo discurso de la economía naranja le sirvió también para perfeccionar su empresa de destruir y vaciar los acuerdos de paz.
Como resultado del proceso de justicia transicional con las FARC se reconoció la existencia de zonas abandonadas por el Estado que permanecen en enorme pobreza y su población desprovista de derechos y garantías. La desidia conduce a que esos territorios sean más fácilmente cooptables por economías ilegales, porque de qué más van a vivir. Atender estos lugares a donde no ha llegado el Estado sino a dar bala ocasionalmente es tanto un compromiso con los derechos humanos como un asunto de pragmatismo: dejar a los narcos y grupos armados sin tanto terreno en donde sembrar su veneno.
[…] Claro que Duque falta a la verdad cuando dice que consolidó la paz. ¡Mentiroso! La desvalijó como carro abandonado; sigilosamente retiró los ladrillos sobre los cuales se estructuró. En esta ocasión le salió en moñona porque pretende avanzar su anodina política de la economía naranja a costa de la paz, y ahí sí está pintado su ADN”.[12]Si bien los efectos de la pandemia fueron devastadores en todo el mundo, en algunos países más que en otros, y la crisis fue generalizada, la reactivación económica que prometió Duque estuvo dirigida a las élites empresariales o mafiosas que le han acompañado en su inocua carrera política, no se evidenció avance en los procesos de paz, las oportunidades para los jóvenes fueron tan nulas como la inversión social para mejorar las condiciones de vida de las personas; de hecho, nunca habíamos asistido a un gobierno que criminalizará de modo tan violento y extremo la protesta ciudadana, que persiguiera a la juventud y la convirtiera en blanco de sus operativos antiterroristas, y no es que los anteriores gobiernos reconocieran la legitimidad del malestar social, no, pero jamás se había llegado a tales niveles de desconexión entre la realidad social, económica, política y cultural de la nación y el gobierno nacional, y fue tanto que hasta miembros de su partido cuestionaron su gestión como su capacidad y liderazgo. Duque, de principio a fin, vivió confinado en su delirio de grandeza (que exigiera alfombra roja para salir a votar con su esposa es un acto simbólico que exhibe sin pudor su delirio) dedicado a favorecer a sectores minoritarios y a desconocer tanto la angustia del pueblo como sus derechos conquistados durante décadas de resistencia a los malos gobiernos, siendo el suyo el más nefasto que se recuerde en la historia del país.
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[1] El Colombiano: “Mentiroso” y más reacciones al discurso de Duque en la posesión del Congreso”. Medellín, 21 de julio de 2022. Ver en: https://www.elcolombiano.com/colombia/le-gritan-a-ivan-duque-mentiroso-en-el-discurso-de-posesion-del-congreso-EK18124514
[2] Infobae; “Iván Cepeda criticó el discurso de Iván Duque en el Congreso: “Nunca había escuchado tantas mentiras en tan poco tiempo”. Bogotá, 21 de julio de 2022.
Ver en: https://www.infobae.com/america/colombia/2022/07/21/ivan-cepeda-critico-el-discurso-de-ivan-duque-en-el-congreso-nunca-habia-escuchado-tantas-mentiras-en-tan-poco-tiempo/
[3] Op. Cit., El Colombiano;
[4] Frabce 24; “Colombia: objeciones de Duque a la Justicia Especial para la Paz fueron rechazadas por la Cámara”. Abril 9 de 2019. Ver en: https://www.france24.com/es/20190409-colombia-duque-jep-objeciones-paz
[5] Silla vacía; “DETECTOR A LAS 12 AFIRMACIONES MÁS POLÉMICAS DE DUQUE EN SU ÚLTIMO DISCURSO”. Bogotá, 21 de julio de 2022. Ver en: https://www.lasillavacia.com/historias/silla-nacional/detector-a-las-12-afirmaciones-mas-polemicas-de-duque-en-su-ultimo-discurso/
[6] Wola; “El Acuerdo de Paz de Colombia no es débil, es Duque quien insiste en debilitarlo”. EE.UU. 21 de octubre de 2021. Ver en: https://www.wola.org/es/analisis/el-acuerdo-de-paz-de-colombia-no-es-debil-es-duque-quien-insiste-en-debilitarlo/
[7] Revista Portafolio; “2,4 millones de hogares ya no comen tres veces al día”. Bogotá, marzo de 2021. Ver en: https://www.portafolio.co/economia/dane-2-4-millones-de-hogares-ya-no-comen-tres-veces-al-dia-en-colombia-550416
[8] Op. Cit., La Silla Vacía
[9] El País; “Indepaz señaló que más de 900 líderes sociales han sido asesinados durante el gobierno Duque”. Madrid, junio 6 de 2022. Ver en: https://www.elpais.com.co/judicial/indepaz-senalo-que-mas-de-900-lideres-sociales-han-sido-asesinados-durante-el-gobierno-duque.html
[10] INDEPAZ; “Informe comparativo – Primer trimestre de 2021 y 2022
[11] La Silla vacía; “Más hectáreas de coca: el fracaso final de la lucha contra las drogas de Duque”. Bogotá, julio 6 de 2022. Ver en: https://www.lasillavacia.com/historias/silla-nacional/mas-hectareas-de-coca-el-fracaso-final-de-la-lucha-contra-las-drogas-de-duque/
[12] Revista Cambio; “El ADN de Duque”. Por Ana María Bejarano. Bogotá, julio 24 de 2022. Ver en: https://cambiocolombia.com/opinion/los-danieles/el-adn-de-duque
Maureén Maya
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