Hay dos cosas relacionadas con Trump en las que todo mundo, amigos y enemigos, parecen estar de acuerdo. Nadie puede estar seguro de qué es lo que va a tuitear la siguiente vez. Y quiere mantenerse en el poder.
Trump ha hecho tres riesgosas apuestas geopolíticas: conseguirá que Corea del Norte se desnuclearice; será capaz de forzar a Irán a que renuncie a cualquier intento de tener armamento nuclear; desmantelará el TLCAN para beneficio de Estados Unidos.
Es totalmente improbable que él logre las dos primeras cosas. Y es apenas marginalmente posible que pueda reemplazar el TLCAN con algún arreglo más ventajoso para Estados Unidos.
Así que llega la segunda certeza. Quiere mantenerse en el poder. Si fallan todas sus apuestas, ¿qué hará para mantenerse en el poder? Aquí no hay ningún acuerdo, ni entre amigos ni entre enemigos. Un grupo piensa que está patológicamente loco y que arrastrará al mundo consigo. El otro grupo dice que podría modificar sus prioridades con tal de mantenerse en el poder.
Así que resulta que los riesgos son nuestros. ¿Le apostamos a su patología o a sus propios intereses? Si escogemos la opción incorrecta, perdemos y perdemos en grande. No podemos apostarle a ambas clases de respuesta con Trump. Es una o la otra.
Resumiendo: Trump fallará en sus riesgosas apuestas. Responderá de algún modo. ¿Pero cuál? Tiendo a favorecer la predicción de sus propios intereses. Pero me da miedo equivocarme.
Traducción: Ramón Vera-Herrera
Immanuel Wallerstein
Fuente: https://www.jornada.com.mx/2018/09/23/opinion/026a1mun
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