Antonio García-Primer comandante del ELN
Néstor Gregorio Vera-Primer comandante de Disidencia de FARC
Iván Márquez-Primer comandante de Resurgencias de FARC
En mi condición de ciudadano en pleno ejercicio de derechos y deberes, y oficiando como Promotor de Paz, designado por los gobiernos de Juan Manuel Santos e Iván Duque Márquez para contribuir al buen hacer de las paces en Colombia, me dirijo a las comandancias, a las militancias y a las bases combatientes, así como a los jefes e integrantes de las organizaciones criminales; para invitarlos a reconocer el actual gobierno de Gustavo Petro Urrego como la expresión de la victoria más importante alcanzada por la izquierda social y política en doscientos años de historia republicana, así como el proyecto político democrático de las mayorías nacionales, de las mismas aunque llamándolas de diferente manera Ignacio Torres Giraldo, María Cano, Alfonso López Pumarejo, Jorge Eliecer Gaitán, Camilo Torres Restrepo, Manuel Marulanda Vélez, Manuel Pérez Martínez y otros tantos dirigentes políticos y sociales, lideraron en luchas que hoy confluyen, en la más importante gesta democrática librada por los excluidos del secular y oprobioso régimen bipartidista liberal – conservador.
En esta victoria se resumen también las luchas de las guerrillas liberales, las que lideraran Guadalupe Salcedo Unda, Eduardo Franco Isaza, entre otros lideres campesinos de los Llanos Orientales, así como también las de las organizaciones insurgentes de guerrillas urbanas y rurales que en los años noventa hicieran las paces con el gobierno y abrieran las compuertas para la ampliación de la democracia en nuestro país, en el marco de la Asamblea Nacional Constituyente, que produjo la actual Carta Magna que nos rige a todos los colombianos.
Pero en esta victoria también están reflejados los anhelos de cambio de las guerrillas farianas, que con el Acuerdo Final de Paz, hoy construyen paz y país mediante la lucha política sin armas.
Se refleja en esta victoria, un ejercicio de poder popular, el mismo que proclama y defiende el ELN, toda vez que las mayorías que han participado en los comicios electorales han otorgado un mandato democrático a Gustavo Petro Urrego, para gobernar en nombre de la más grande e importante alianza social y política de izquierda democrática jamás construida: el Pacto Histórico.
El pueblo ha hablado, el pueblo ha mandado; es la manera como debemos entender el cambio político en Colombia; lo cual constituye la gran oportunidad para dar el salto hacia adelante, que nos permita superar las violencias y otros tantos males iguales de perversos a la guerra como lo son el hambre, la corrupción, la miseria, la exclusión, el odio, el atraso y la acumulación desmedida de unos pocos en perjuicio de todos.
Dos grandes encrucijadas en el alma se anidan en los corazones de las organizaciones revolucionarias armadas como el ELN, que tendrá que definir entre hacer la guerra a un gobierno democrático de estirpe popular, o por lo contrario, pactar el fin de la guerra para cerrar el conflicto armado interno, y dar apertura a la construcción de más poder popular en la legalidad y en el Estado Social y de Derecho que nos rige a todos los ciudadanos; al tiempo que como fuerza política sin armas se vincula a la construcción de paz y país y a la ampliación de la democracia.
La otra encrucijada en el alma es la que se ha instalado en el pecho de algunos movimiento políticos y sociales de izquierda y de derecha, que ven con simpatía las acciones armadas de las guerrillas y grupos que genéricamente denominamos paramilitares; es hora de que se decidan por aceptar la victoria del Pacto Histórico como el proyecto democrático que realmente interpreta a la mayoría de los colombianos; pues no puede continuarse con la ambivalencia de corazones partidos entre la violencia y la legalidad.
Es hora de que todos transitemos por la gran avenida de la democracia, de frente y sin miedo, firmes y resueltos, por la mitad de la calle y a la luz del día, ya no es admisible la frase de “váyase por la sombrita”. Hoy se configura en el país el escenario que el proceso de planeación por escenarios Destino Colombia en 1997 construyó colectivamente y denominó ”La unión hace la fuerza”, destacando que la paz y los cambios son un asunto de todos, que a la hora de transformar el país involucra sin exclusiones a todos los colombianos.
Vengo de la guerra, conozco el dolor y las desgarraduras que causa, porque los infligí y padecí en carne propia; hice dejación individual de armas, he transitado por los caminos de la paz, solo llevo unos cuantos pasos adelante de ustedes. Hoy, con la misma convicción con la que hace muchos años me alcé en armas, me sumo a muchas ciudadanas y ciudadanos que luchan por días mejores para Colombia y sus gentes sin tener que acudir a la violencia.
Carece de sentido alguno ordenar operaciones militares que conducen a la muerte de soldados, policías, guerrilleros y civiles, que por lo general son campesinos de sus respectivas bases sociales; hoy cuando asistimos al final de la guerra y las violencias, hay que darle todo el sentido a la vida, a preservarla, a cuidarla, para construir entre todos paz y un mejor país.
Señores comandantes, hagan que la violencia sea asunto del pasado y que el presente sea de vida, de búsqueda, de diálogo, de entendimiento, de pacto, para que el futuro sea de prosperidad y justicia social; el Gobierno Nacional ha ofrecido la Paz Total para todos, que es lo que los colombianos deseamos, frente a lo cual queda ilegitimada la violencia.
Con fraternidad
Carlos Arturo Velandia Jagua, Promotor de Paz
Foto tomada de: El Colombiano
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