Es falso que la ONU y sus organismos sean anti-israelíes: EEUU e Israel confunden la crítica con la enemistad. Por ejemplo, la Resolución 2334, que condena la colonización israelí, fue una burla a los palestinos, ya que la ONU nunca ha tomado ninguna medida para forzar a Tel Aviv a cumplir con la legalidad internacional. Tampoco es “anti-japonés” por incluir la Masacre de Nanking (violaciones y matanzas de 300.000 civiles y prisioneros de guerra chinos por el ejército japonés en 1937) en el programa “Memoria del mundo”. Tokio también ha amenazado en retirar sus fondos.
Entre los “delitos” de Unesco según EEUU, están:
- Considerar “sin valor jurídica” la anexión de Jerusalén oriental a Israel y exigirle la paralización de las excavaciones.
- Declarar “potencia ocupante” a Israel.
- Compararle con el régimen de apartheid de Sudáfrica.
- Reconocer la antigua ciudad de Hebrón y la mezquita de Ibrahimi como patrimonio palestino.
Aunque, los motivos reales apuntan a:
- Que las decisiones de una parte de los mandatarios de EEUU dependen de los “sobres” que reciben: se estima que el grupo “Configuración del Poder Sionista” (ZPC) ha regalado a los legisladores de EEUU unos 100 millones de dólares en los últimos 30 años. Decía Jack Straw, el diplomático británico que “Los grupos que desarrollan políticas en favor de Israel, como el AIPAC, cuentan con fondos ilimitados para canalizar la política de EEUU”, algo que el senador William Fullbrighth denunció en 1973:“Los israelíes controlan la política del Congreso y del Senado“. Cierto, el Senador Tom Cotton recibió cerca de 1 millón de dólares del Comité de Emergencia para Israel por firmar una carta abierta contra el acuerdo nuclear de Obama con Irán. La relación asimétrica entre EEUU e Israel es un caso singular en las relaciones internacionales. Existen numerosas leyes que condicionan la política de EEUU a los intereses del diminuto país y una de ellas restringe el apoyo de EEUU a los organismos de la ONU que reconocen a Palestina. ¿Se imaginan que España se retire de Unesco por sus críticas a Arabia o a Qatar?
- El triunfo de “Israel first”en la administración Trump. Su representante en la ONU, Nikki Haley, prometió al Lobby pro-israelí de AIPAC ser “un nuevo sheriff”, en la defensa de Israel (en otro país hubiera sido acusada de “traidora y agente de un país extranjero”). Haley ha advertido al Consejo de Derechos Humanos de la ONU (UNHRC) que frene sus críticas a Israel por el bloqueo a Gaza, anunciando que la agenda del Consejo de Seguridad en sus debates mensuales sobre Oriente Próximo se centrarán en Irán, Siria, Hamas y Hezbolá, que no en Israel.
- Que EEUU está haciendo un doble juego: mientars abandona la agencia (y conserva el puesto de observador) fortalece la posición de Israel: En marzo pasado, la jordana Rima Jalaf, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica y Social para Asia Occidental fue forzada a dimitir por negarse a retirar el informe que criticaba el trato de apartheid de Israel hacia los palestinos. De forma paralela, Unesco ascendió a Danny Danon, ex viceministro de Defensa israelí durante el ataque de Israel a Gaza en 2014 en el que murieron unos 500 niños palestinos, a la vicepresidencia de la Asamblea General de la ONU. Esta semana, la judía francesa Audrey Azoulay (e hija de un banquero) se convertía en la nueva directora de Unesco.
- Rehabilitar a Israel en los foros mundiales, a costa de su propio prestigio. Trump está logrando que EEUU recupere el estatus de paria que ganó a pulso en la era de Bush.
- Aunque no se atreve trasladar la embajada de EEUU a Jerusalén, Trump deja que Israel siga con sus proyectos. Él no hará reproches teatrales (al estilo de sus antecesores) contra su aliado.
- Preparar el terreno para abandonar el acuerdo nuclear con Irán, que es a petición de Israel (y a Arabia Saudi), aunque perjudique a EEUU.
- EEUU ya ha perdido la hegemonía en la agencia, ni siente necesidad en seguir en ella. La UESCO fue creada en 1945 por 37 naciones -sobre todo occidentales- con dos principales objetivos: la “desnazificación” de la educación en Europa y defender el sistema liberal capitalista frente al socialismo de la URSS. La situación cambia cuando en 1980 la mayoría de los cerca de 160 países que la componían eran de África y Asia y apostaban más por el bloque socialista que el capitalista. EEUU ya no veía utilidad en seguir pagando la factura de la UNESCO. Otro dato curioso: EEUU en 2003, mientras Bush era criticado por la invasión a Irak, regresó a la UNESCO tras 20 años de ausencia, como lavado de imagen. Ahora y en el aniversario del 11S, EEUU no ve necesidad de conciliarse con el mundo.
- Seguir con la política de retirarse de los convenios colectivos. Trump ya salió de la Convención de Medio Ambiente de París en junio. Quizás pretende que los antiguos tratados internacionales se rehicieran a la medida de los intereses actuales de EEUU, aunque ello cueste un desorden a nivel mundial. Desprecia abiertamente el principio de cooperación internacional con el fin de imponer su arbitraria voluntad.
- EEUU así aumenta la presión sobre la ONU para que se “reforme”, acatando sus políticas. Sin su dinero, la UNESCO tendrá que cortar programas y recurrir a los voluntarios. Hoy, la gran mayoría de sus empleados cobran un buen suelo y viven en Europa.
- Poner en aprieto a otras potencias ‘pagadoras’: O se alinean con Trump o tendrán que cubrir el déficit presupuestario que deja Washington. Así es: ¡Quien paga, manada!
- Trump aparenta cumplir con su agenda económica, ahorrando unos cuantos dólares para convencer a los contribuyentes su buen hacer, mientras les quita el pan para financiar sus vacaciones. Al salir de la UNESCO, Estados Unidos podrá negarse a pagar los 500 millones de dólares que le debe.
Israel aspira a tener un escaño en el Consejo de Seguridad. Sus sólidas relaciones con los BRICS -gracias al negocio de armas e intercambio de inteligencia- pueden hacer realidad este sueño, mientras los palestinos – más huérfanos que nunca– temen que los demás países les hagan responsables del colapso de las instituciones internacionales. Aun así, el gesto de EEUU e Israel se debe a su frustración: es una reacción a la resistencia palestina y a la sincera y creciente solidaridad internacional con este pueblo.
NAZANÍN ARMANIAN
Tomado: Publico.es
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