Y no solo entre la derecha recalcitrante. Algunos sectores de pensamiento liberal se acercaron al nuevo gobierno, calculando una debilidad política, para negociar prebendas a cambio de respaldo. El más notorio es el expresidente liberal, César Gaviria, a quien Gustavo Petro derrotó en todas las contiendas electorales del 2022, y a quien le confirió una dignidad que ya había perdido, al reconocerlo como su interlocutor, y como jefe del liberalismo. En tal calidad asumió el programa de gobierno, recibió una considerable participación burocrática, y se asumió como partido de gobierno. Situación similar sucedió con el Partido de la U, y con el Partido Conservador. Pero, a pesar de mediar la declaratoria de partido de gobierno, estos aliados se dedicaron a negociar cada paso de la agenda legislativa del gobierno, poniendo un peaje de torta burocrática en cada trámite en el Congreso.
Así resultó que estaban y no estaban, en las reformas fundamentales. Que apoyaban, pero les surgían reparos de última hora; que la reforma sí, pero que la ministra no; que los habían escuchado, pero que no les habían tomado nota… hasta que el Presidente decidió romper, declaró disuelta la coalición de gobierno.
Entonces surgieron los coros declarando el fracaso del Gobierno del Cambio. La ruptura tocó también al expresidente Juan Manuel Santos, que tenía en puestos claves a algunos de sus alfiles, y fueron removidos. Entonces, afirmó que el santismo no existe, porque en Colombia para darle consistencia a algo se afirma por sus promotores que no existe, así como el paramilitarismo, el narcotráfico institucional, o el fascismo criollo. Afirmó también que Petro estaba acorralado, y que eso era peligroso.
Entonces el coro empezó a clamar el acorralamiento del presidente, otra fase del fracaso que le auguran. Sin embargo, el primero de mayo de este año, los trabajadores salieron a las calles a manifestar su respaldo a la agenda reformadora del ejecutivo. Aunque esa prensa trató de minimizar la participación en las movilizaciones, no pudo soslayar el hecho, y tuvo que admitir el respaldo de los proletarios. Eso ya le pareció una amenaza para la democracia, pero, le acabó el cuento del presidente acorralado.
Igual con la agenda internacional. Donde quiera que gustavo Petro va es recibido como un líder de alcance mayor, aun en los Estados Unidos, lugar en el que la reacción parroquiana esperaba indisponer al presidente Biden contra Petro. Curiosa pretensión, luego que la derecha extrema de Colombia se jugara groseramente contra la aspiración del Partido Demócrata, luego de que el presidente norteamericano evitó por todos los medios al presidente de los godos colombianos, y para que Duque lograra una foto con Biden tuvo que emboscar al norteamericano saliendo de un baño. A pesar de esos mensajes inequívocos sobre lo indeseables que son para el ejecutivo gringo, y a pesar de que Petro fue a EEUU invitado por el presidente de ese país, cometieron la perfidia de enviar cartas pidiendo repudio contra el presidente de Colombia. El resultado fue éxito arrollador de Petro en la USA.
Desde enero, cuando Petro habló en Davos, la godarria con sus medios corporativos extendió partida de defunción a la propuesta de cambiar deuda por cuidado ambiental. Lo menos que le dijeron fue ridículo por hacer semejante propuesta, a la que le encontraban toda la inviabilidad del mundo. Sin embargo, en la cita con Biden no sólo logró Petro que la potencia del norte se comprometiera con esa propuesta, la que ha llevado a las Naciones Unidas, sino que se dispone a considerar la lucha contra las drogas ilícitas desde un nuevo paradigma, como propuso el presidente colombiano.
Tal punto de vista es uno de los de mayor controversia con la oposición que la derecha hace en el país, porque la lucha contra las drogas que lleva como bandera, se reduce a fumigar campesinos y encarcelarlos, mientras los grandes capos gozan de reverencia en los círculos de poder, como el caso del militante del uribismo alias “El Ñeñe Hernández”. O el tratamiento de contravención que le dan a un embajador cuyo emprendimiento en su finca son tres laboratorios de producción de cocaína a gran escala, o los vuelos “Azcárate”, con aviones cargados de droga en las bases antinarcóticos de la Policía. Enhorabuena los campesinos colombianos dejaron de ser chivos expiatorios, y los jefes ya no pasan desapercibidos. Por lo demás, esa política de perseguir a los magnates del narcotráfico va presentando resultados, ya se decomisa un promedio de tonelada y media de cocaína diaria, factor que enfurece a la oposición.
Si la gira por EEUU fue exitosa, la que realiza gustavo Petro por España lo es también. Allí se da otro punto de encuentro de los sectores reaccionarios de los dos países: De casi un siglo atrás, el fascismo español inspira al fascismo colombiano. Y la minúscula bancada del franquismo pretendió desairar al presidente de Colombia, mientras los 350 congresistas restantes lo aplaudieron de pies.
Puede parecer un dato menor, pero algo va desde cuando a los presidentes del uribismo les hacían mítines, protestas, calles de escarnio, gritándoles asesinos, ahora cuando Petro es recibido como un presidente amigo, como portador de la esperanza.
Igualmente, el programa de Paz Total del gobierno goza de total apoyo en el mundo entero. Apoyos que no son sólo retóricos, sino que se han materializado en recursos para llevar a cabo tal empeño. Los enemigos de la paz se reducen a la godarria criolla.
Mientras el Presidente sigue en España, ocultan los medios de la oposición que él va a recibir un título Honoris Causa otorgado por la Universidad de Salamanca; mientras desarrolla el periplo, el Senado colombiano ha aprobado el Plan Nacional de Desarrollo, contra los pronósticos de quienes vienen cacareando el fracaso de un gobierno vital, y para nada acorralado, como lo quisieran.
¡Por fin pasan cosas en Colombia!, donde antes, pasara lo que pasara no pasaba nada. Eso de ser el gobierno del cambio resultó algo más que retórica, y hay revuelo en el gallinero de la godarria colombiana, que cada vez está más acorralada…
José Darío Castrillón Orozco
Hernan Pizarro says
Los logros contundentes del actual gobierno, dejan en el desespero a la derecha que opera en Colombia, ahora es más evidente su incapacidad para salir de lo ridículo.