Es común que en sus declaraciones oficiales y comunicados de prensa los empresarios destaquen estas características de su actuación, aparentemente muy meritoria. Cuando se sienten cuestionados y criticados responden haciendo énfasis en estas funciones sociales y se lamentan de la estigmatización y la persecución de la que son objeto, especialmente por políticos de izquierda, a quienes acusan de nunca haber hecho empresa, ni generado un empleo.
Según la imagen que quieren proyectar, se trata simplemente de un grupo muy especial de ciudadanos cuya misión en la vida es trabajar muy duro para crear riqueza y ofrecer empleo a otros ciudadanos que por diversas circunstancias de la vida no están en capacidad de crear empleo por su cuenta ni de contratar a otros.
Pero detrás de estas supuestas virtudes, de este destacable compromiso social, se ocultan objetivos, hechos y prácticos que parecen no coincidir con esta imagen de sí mismos. Por una parte, no es un secreto para nadie que las inversiones de los empresarios se realizan con el objetivo de obtener ganancias y, ojalá, la tasa de rentabilidad más alta posible. Los estudios de factibilidad de los proyectos de inversión están orientados por este propósito. El objetivo es generar riqueza y oportunidades, primera y principalmente para ellos. Cualquier empresario sabe que no invierte su dinero en una empresa con una finalidad filantrópica y cristiana de ayudar al prójimo, de dar de comer y beber a sus compatriotas menos favorecidos por la fortuna.
Todo empresario está guiado por la obtención de ganancias que es la razón de ser de su inversión, la finalidad de su actividad. Algunos lo reconocen abiertamente, no sienten vergüenza alguna, como Luis Carlos Sarmiento Angulo. Y tienen justificaciones para esto: no van a arriesgar su capital si no obtienen a cambio una retribución. Si renuncian a comerse su capital en lujos, si se abstienen de consumirlo, lo mínimo es obtener un premio.
Y por supuesto que lo obtienen. Año tras año nuestros empresarios obtienen una masa enorme de ganancias, se enriquecen cada vez más, acumulan propiedades en empresas de todo tipo, aumentan sus activos personales de todo tipo, compra uno que otro avión (nada del otro mundo), o una casa en las Bahamas. Y mientras tanto, la mayoría de sus trabajadores son pobres de solemnidad, obtienen salarios modestos, logran subsistir y quizá uno que otro ahorrar y endeudarse para tener una casa modesta, quizá un carro o una moto.
En sus cálculos y en su práctica el trabajador es un costo. En los proyectos de inversión se estiman los costos laborales y todo el tiempo el capitalista está midiendo y tratando de reducir estos costos. Puede que como ser humano tenga sentimientos de afecto y consideración por sus trabajadores, pero como capitalista debe tratar de reducir lo más que pueda el costo con el fin de que le queden mayores utilidades. Bruce Mac Master no dice que ellos generan empleo con salarios altos para todos, ni tampoco informa sobre la proporción de las ganancias con respecto a los salarios.
Además, los capitalistas, presionados por la competencia con el fin de sostenerse en el mercado, aumentar su participación e incrementar las ganancias, hacen todo lo posible por mejorar sus técnicas productivas y organizativas para bajar costos, lo cual se logra, en gran medida suprimiendo empleos. Los capitalistas crean empleo pero también desempleados.
Evidentemente los capitalistas generan riqueza y empleo, pero con el objetivo de obtener ganancias y aumentar su riqueza. Además, los más grandes y poderosos concentran la mayor parte de la producción y de las utilidades.
Los datos del DANE en la Encuesta Anual Manufacturera muestran claramente que la industria colombiana, aunque enana en comparación con la industria coreana, y a pesar de representar un porcentaje bajo con relación al producto interno bruto, es una fuente permanente de ganancias para un puñado de empresarios (capitalistas).
Por ejemplo, en el año 2016 según el DANE, los capitalistas industriales en Colombia (es decir sus trabajadores) produjeron una riqueza total por valor de $243 billones, de los cuales la riqueza nueva (valor agregado) fue de $88 billones. ¿Cómo se distribuyó esta riqueza entre los capitalistas y los trabajadores? Los capitalistas se quedaron con el 79% del total (obviamente parte de esto tienen que compartirlo con el Estado por la vía de impuestos) y los trabajadores, apenas con 21%. Como dice Mac Master, crearon empleo y riqueza (sus trabajadores) pero se quedaron con la gran mayoría. El número total de empresas industriales era en ese momento de poco más de 9.000 y el número total de trabajadores 711.000. Los creadores directos de la riqueza (98% de las personas) recibieron apenas 21% mientras que el 2% se embolsilló el 79%. Además, un puñado de grandes empresas industriales se queda con la gran mayoría del excedente bruto de explotación.
Estas tendencias del capitalismo no las menciona la ANDI. La generación de empleo, riqueza y oportunidades para ellos se logra a costa de salarios bajos, de reducida participación de la masa salarial en el total del valor agregado y de desempleo. Esto, por discreción no se menciona. Y además en vez de llamarse abiertamente capitalistas prefieren esconderse bajo el engañoso término de empresarios. La empresa aparece así como algo general, necesario en cualquier forma de producción, sin vínculo con su contenido específico: la relación capitalista de producción.
Es cierto es que los capitalistas, en el modo capitalista de producción, son los directores y coordinadores de la producción y por tanto si generan riqueza y empleo. Pero la generan a partir del trabajo de sus trabajadores. La generan dentro del marco de un tipo de sociedad donde la relación fundamental es la valorización del valor, en la cual la estructura y el proceso exigen este tipo de comportamiento. No es algo inventado por los capitalistas, es una estructura creada por los seres humanos que los condiciona y establece límites a su comportamiento. Si quiere sobrevivir en el mercado tiene que comportarse de un determinado modo. Puede ser más o menos humano, pero tiene que moverse dentro de dichas reglas del juego.
Tanto los capitalistas como los economistas se esfuerzan por hacer énfasis en el contenido material e ignorar las formas sociales. De este modo se plantean como grandes propósitos el desarrollo de la producción, el crecimiento de la riqueza material, el incremento del producto interno bruto. En toda sociedad la riqueza material está conformada por la masa de valores de uso, objetos y servicios útiles que satisfacen necesidades. Entre más valores de uso más riqueza; entre más valores de uso producidos por un trabajador en un tiempo determinado, mayor productividad.
Pero la riqueza en la sociedad capitalista no está conformada solamente por valores de uso; es una riqueza compuesta por mercancías, es decir, por valores de uso que tienen valor de cambio. Y la riqueza capitalista se produce con base en una relación de explotación y en condiciones de no planificación, de no dirección consciente de la producción.
Promover el desarrollo del capitalismo no es promover la creación de riqueza en términos abstractos: es estimular la creación de riqueza a partir de la expropiación de los productos del trabajo a millones de trabajadores.
Puede ser que el país no tenga un gran desarrollo industrial pero los objetivos de los dueños del capital industrial se logran plenamente.
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[1] https://www.eltiempo.com/economia/sectores/bruce-mac-master-andi-queremos-senales-de-confianza-694536
Alberto Maldonado Copello
Foto tomada de: Bloomberg Línea
Tiberio Gutirrrez says
Será que es absolutamente necesario desarrollar el capitalismo feudal y atrasado colombiano para poder tener las condiciones que le den la salida a un cambio socialista, de un modo de producción que sea un capitalismo de Estado, con una clase y trabajadora moderna, tecnificada y organizada, que dirija el mercado y la economía del país a favor del desarrollo para las mayorías nacionales?