El ingreso solidario que está desembolsando el gobierno a través del Departamento para la Prosperidad Social DPS no va al fondo de la tremenda desigualdad que afecta a millones de ciudadanos, especialmente al denominado precariado que incluye millones de desempleados, a jóvenes profesionales sin trabajo y a personas en condiciones de discapacidad.
En ese sentido hay que profundizar el debate público sobre la construcción de una Renta básica decente y adecuada a las necesidades de millones de personas colocadas en situación de desempleo. Se trata de una renta incondicional e indefinida que no debe verse como algo parasitario e inviable en el razonamiento de algunos.
Pero además del debate público es necesario construir una “voluntad de poder” que convoque a todo el movimiento social para que luchemos por dicha Renta básica (un ingreso mensual de carácter individual, modesto e incondicional), pues ninguna sociedad puede funcionar bien si una creciente proporción de sus miembros se encuentra en la pobreza y tiene inseguridad económica.
Tenemos que ver la Renta Básica como un elemento de una estrategia redistributiva en la que se da un papel importante a las nuevas formas de representación colectiva democrática y participativa, sin exclusiones. Lo que debemos tener claro es que hay que organizar fondos públicos con los que ofrecer salarios básicos de forma masiva y sin ninguna clase de condicionamientos políticos, raciales, étnicos, sexuales o religiosos. Adicionalmente se deben suprimir todas las ayudas y exoneraciones de impuestos de las grandes empresas y de la elite millonaria.
Alcanzar la Renta básica será el resultado de un proceso denso de organización del precariado y de su movilización consciente con unos objetivos claros y unos instrumentos de negociación eficaces para evitar su manipulación por políticos inescrupulosos y tramposos.
Lo único cierto es que sin una lucha sostenida no se lograra materializar este gran propósito de lucha contra la miseria y pobreza en momentos en que se agudiza la recesión económica y la inflación golpea los precios de la canasta básica alimentaria.
Horacio Duque
Foto tomada de: Federación Médica Colombiana
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