Sin embargo, en el primer Consejo de Ministros donde el presidente Petro sometió a consideración la propuesta de los Diálogos, el Alto Gobierno se vio enfrentado a una encrucijada: privilegiar la participación popular o conservar el rigor y la racionalidad de la planificación pública. Precisamente, allí los miembros del Gabinete se dividieron en dos bandos: de un lado están quienes apoyaban la amplia participación y movilización popular; y del otro lado están quienes propugnaban por mantener el rigor metodológico característico de los procesos de planificación económica y social. Para zanjar esta discusión, el Presidente le solicitó al recién nombrado director del DNP, Jorge Iván González, encargarse de preparar y conducir la orientación metodológica de la formulación del PND.
No obstante, una vez iniciados los primeros Diálogos, el Gobierno de vio obligado a suspenderlos ante la avalancha de participantes -que en la ciudad de Cali alcanzaron la cifra record de 10 mil inscritos- y la escasa preparación metodológica y operativa que tuvo la realización de estos primeros diálogos regionales.
Por estas razones resulta muy oportuno realizar una reflexión que contribuya a reorientar el rumbo y lograr mejores resultados, tanto en la realización de los Diálogos como en la preparación y cualificación de propuestas regionales que deberán ser vinculadas al PND 2022-2026.
Con el propósito de contribuir a esta reflexión, me propongo en estas notas hacer balance crítico, tanto del enfoque y alcance de los diálogos, como sobre la metodología para su realización práctica y operativa.
En relación con el enfoque conceptual, considero fundamental reorientar el propósito, para enfocarse en la creación de escenarios de diálogo donde las comunidades y los territorios puedan discutir, negociar y pactar con la nación unas agendas regionales. Estas Agendas deben contribuir efectivamente al logro de los grandes propósitos nacionales para el periodo 2022-2026.
Para ello, los actores sociales deben preparar y consolidar, previamente, sus apuestas regionales para que puedan ser llevadas a las mesas de diálogo con el gobierno nacional.
Las apuestas regionales deben superar el estrecho marco de las urgencias que, si bien pueden ser válidas en los momentos de crisis, generalmente conducen a la mera manifestación de malestares o listado necesidades que conocemos como las “listas de mercado”. Por lo contrario, se deben provocar y realizar discusiones que conduzcan a la construcción de una visión prospectiva de largo alcance. Para lo cual es importante aportar insumos y reflexiones (estudios, investigaciones y caracterizaciones) sobre las fortalezas o capacidades endógenas para afrontar los grandes desafíos regionales y nacionales.
En este escenario la nación y el territorio se pueden encontrar para construir conjuntamente alternativas de solución a los grandes problemas regionales. Los cuales se deben cobijar bajo los (5 o 6) grandes lineamientos o prioridades que ha establecido el DNP para la estructuración el PND.
Sin embargo, hay que advertir que los grandes desafíos o macro-problemas regionales, generalmente, no caben en los estrechos moldes de los lineamientos sectoriales. Como ha sido la costumbre inveterada en nuestro país, los procesos de planificación se realizan con un énfasis sectorial; de tal manera que el diseño de las políticas públicas nacionales queda atrapado en el “síndrome del Procusto”, o pueden caer en la falsa creencia de que todos los “cisnes son blancos”, proponiendo “soluciones” hechas a la medida.
Por el contrario, es necesario hacer una planificación al derecho, “de abajo hacia arriba”, y permitir que se desarrollen verdaderos procesos de concertación territorial – nacional, donde las regiones puedan expresar sus visiones y hacer sus apuestas para provocar una convergencia de intereses comunes y, finalmente, establecer acuerdos o pactos sobre lo fundamental.
Lo anterior se logra repensando la planificación como un proceso de intercambio de problemas, donde el énfasis en las urgencias y necesidades locales se va desplazando hacia definición de macro-problemas regionales que convergen con las prioridades y/o propósitos nacionales. Cómo lo expresara S. Boisier en su famoso libro la “Odisea 2001 del desarrollo territorial” (2002), se trata de construir misiones de largo plazo que nos conduzcan a alcanzar nuevas plataformas de desarrollo.
De acuerdo con Mazzucato (2021), las misiones como estrategias de desarrollo se conforman alrededor de (6) factores o capacidades endógenas que constituyen la plataforma para el despegue hacia una nueva senda de desarrollo (“path dependence”): en primer lugar, la capacidad para construir una visión propia de largo alcance o para adoptar estilos de desarrollo propios.
En cierto sentido se trata de disponer de una capacidad para “pensar localmente y actuar globalmente”; de tal manera que las comunidades locales puedan pensarse autónomamente y definir el rumbo hacia donde es posible encaminar su desarrollo; en contextos cambiantes y gran incertidumbre que representan los desafíos contemporáneos, tales como el cambio climático, la recomposición de los mercados internacionales, la sociedad del conocimiento, la 4ta revolución industrial (4ri) y la 3ra revolución agrícola, etc.
En segundo lugar, la existencia de una capacidad endógena de acumulados o núcleos de experticia (conocimiento + experiencias) que constituyen el “saber hacer” de las regiones. Donde confluyen los avances en la investigación, el desarrollo tecnológico y las innovaciones sectoriales y regionales que se expresan en la existencia de núcleos de innovación y desarrollo tecnológico, producto del trabajo conjunto entre los centros de investigación, la academia, los sectores productivos y las comunidades locales.
En tercer lugar, se debe disponer de la capacidad del dinamismo organizacional y empresarial, producto de la adopción de nuevos modelos de trabajo colaborativo entre el sector público, privado y las comunidades. No se trata solo de la existencia de alianzas público-privadas, sino de la incorporación de experiencias exitosas de colaboración y gestión mancomunada en la prestación de servicios o en la oferta de bienes públicos.
En cuarto lugar, la capacidad de los territorios para generar y apropiarse los excedentes económicos, irrigando y distribuyendo equitativamente los beneficios económicos. Para ello es necesario desarrollar procesos de integración intersectorial e intrarregional que permitan agregar valor y compartir servicios que hoy en día son estratégicos para generar ventajas competitivas, tales como información, formación del talento humano local y dotación de equipamientos locales y regionales.
En quinto lugar, la existencia de un fuerte sentido de arraigo o cultura de identidad territorial, lo cual se manifiesta en una diversidad de expresiones sociales que enriquecen la vida cultural y generan lo que los genetistas denominan la “fortaleza de lo hibrido”.
En sexto lugar, es indispensable contar con la capacidad de liderazgos locales para conducir las misiones regionales. Liderazgos donde el Estado y los actores sociales regionales juegan un papel fundamental como promotores de procesos de diálogo abierto, democrático y participativo que permitan establecer Agendas Comunes de Desarrollo (ACD), y se conviertan en acuerdos o Pactos Regionales.
En general, estos factores constituyen las ventajas competitivas de una región sobre las cuales es posible construir apuestas regionales ganadoras.
Para facilitar la construcción de las Agendas Comunes de Desarrollo (ACD) y la suscripción de los Pactos Regionales en necesario contar con una metodología participativa que permita organizar y conducir adecuadamente los Diálogos Regionales Vinculantes (DRV).
Con base de las lecciones aprendidas en este proceso de Diálogos, tanto en el ámbito nacional como regional, es posible proponer las siguientes pautas metodológicas y operativas:
- Identificar los liderazgos regionales existentes tanto en los sectores sociales, académicos, gremiales, gubernamentales y de la sociedad civil.
- Realizar una convocatoria amplia para establecer mecanismos de coordinación y colaboración entre las diferentes iniciativas y/o liderazgos regionales.
- Establecer un cronograma o agenda de Mesas de Trabajo preparatorias que combinen las temáticas sectoriales y subregionales, donde los diferentes actores locales y/o regionales puedan converjer en la discusión de los grandes desafíos del desarrollo territorial.
- Previa a la realización de estas Mesa de Trabajo se deben identificar y acopiar información, estudios, investigaciones, mapeos o caracterizaciones de las problemáticas sectoriales y territoriales que sirven de insumo para alimentar y enriquecer las discusiones que se abordan en las Mesas de Trabajo
- Para la realización de las Mesas se debe contar con una batería de preguntas (2 o 3) orientadoras de las discusiones, referidas a los retos y desafíos que enfrenta el desarrollo de la región y las posibles alternativas de solución. En este aspecto se recomienda apoyarse en la experiencia pedagógica de las universidades o centros de formación regionales.
- Igualmente, importante es establecer una organización mínima para la preparación, conducción, moderación y relatoría de las Mesas. De ser posible, se recomienda que sean los mismos equipos académicos que hayan trabajado en la preparación de los insumos.
- Los organizadores de las Mesas de Trabajo deben recoger y sistematizar la información de estas Mesas de Trabajo y procurar elaborar un documento de caracterización, con las propuestas que salgan de estas mesas.
- En la sistematización del trabajo de las Mesas y, especialmente, en la definición de las apuestas regionales es necesario definir indicadores de impacto que permitan medir y monitorear la contribución de las apuestas regionales a las metas y propósitos del PND, en materia de:
- ordenamiento territorial;
- seguridad humana y la justicia social;
- seguridad alimentaria y la lucha contra el hambre;
- reconversión productiva y el crecimiento verde;
- convergencia socio-territorial; y
- estabilidad macroeconómica de las finanzas públicas
- Estas conclusiones y propuestas priorizadas deben ser presentadas en el Diálogo Regional Vinculante respectivo y ser enviadas al DNP
Luis Alfredo Muñoz Wilches, Economista, MSc en Análisis de problemas económicos, políticos e internacionales, experto en planificación estratégica y Presidente de la Corporación Propósito Boyacá
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